El 812 Superfast es el modelo más potente jamás fabricado por Ferrari si dejamos las series especiales a un lado. Está animado por un motor V12 de 6,5 litros que eroga 800 CV y suena como los ángeles.
Cuando me llamaron para proponer la prueba fue lo más parecido a recibir un regalo de los Reyes Magos, uno de esos que llevas tiempo esperando. Cuál fue mi sorpresa cuando dijeron que lo teníamos que recoger en Amsterdam y que durante tres días podíamos hacer lo que quisiéramos con él.

Lo primero que hice fue programar el final del viaje hasta Andorra, AnyosPark para ser exactos. No había escenario mejor para terminar la prueba que las sensacionales carreteras del Principado de Andorra, rodeadas por unas monumentales montañas, ya nevadas a estas alturas del año.
Lo siguiente fue plantear un trayecto por tramos de Autobahn sin limitación, la vía más directa no pasaba por Alemania, pero ya lo dice el dicho, sarna con gusto no pica. En este viaje de 2.000 kilómetros condujimos por las carreteras de 6 países distintos: Holanda, Alemania, Bélgica, Francia, Andorra y, por último, España donde lo devolvimos en la concesión Cars Gallery de Barcelona.
Antes de la prueba un poco de turismo
En Alemania sólo realizamos una parada, en el Classic Remise de Düsseldorf, un punto de encuentro para los apasionados al motor. En sus instalaciones hay tiendas especializadas en la venta de coches clásicos y deportivos de colección, talleres de restauración, storage para clientes particulares, tiendas de merchandising, una librería dedicada al motor… El sueño de todo petro-head.
El Classic Remise se encuentra en un edificio histórico, un taller de trenes de vapor, el mayor del antiguo Imperio Alemán. A través de sus 30 puertas de acceso los ferrocarriles accedían a una plataforma giratoria, en el lugar de la cual ahora hay un restaurante.
Yevgeny, propietario de Auto SL, y apasionado coleccionista nos mostró su joya más preciada, un Ferrari 250 TR de 1958 confeccionado en 1961 por Vignale a partir de un chasis original, con un motor original y todo de piezas originales de recambio.
Con esta auténtica joya sobre ruedas descubrimos que el nombre de Testarossa proviene de las culatas rojas de aquel coche de sport. Un elemento que se ha mantenido hasta nuestros días, como es el caso del 812 Superfast.
Tras la visita en Classic Remise volvimos a la Autobahn. Dada la naturaleza de la prueba sus llantas de 20” fueron equipadas con unos neumáticos de invierno Pirelli Sotto Zero. De hecho, en nuestro paso por Bélgica vivimos una nevada muy light.
Este tipo de neumáticos aportan un importante plus de grip por debajo de 7 grados positivos. No obstante, no son los más óptimos para un deportivo de 800 CV y mucho menos para disfrutar en la Autobahn.
Por encima de 250 km/h sientes que el coche flota en exceso, sabes que va recto pero hay un flaneo estilo lancha motora que no aporta el feeling necesario para disfrutar. Cabe decir que debería montar gomas de 275 de sección delante y 315 detrás, los Sotto Zero que calzaba eran de 255 delante y 305 detrás.
En mi vida he visto un coche con el que sea tan fácil acelerar de 200 a 280 km/h. En una recuperación a fondo logré rozar los 300 km/h, quedando registrados en el ordenador de a bordo 295 km/h.
Tras los momentos de velocidad absurda en la Autobahn cruzamos la frontera con Bélgica para terminar recalando en Francia. En ambos países de habla francesa nos ceñimos a los límites de velocidad correspondientes. Ya sabemos cómo las gasta la Gendarmerie…
Muy cerca de Reims, en el Hotel Chateau de Rilly efectuamos la segunda parada del viaje tras una primera jornada de 700 kilómetros. En sus históricas a la vez que confortables estancias de este palacete de finales del siglo 18 pudimos descansar tras un duro día al volante.
Elegancia y respeto a la tradición
Últimamente el equipo de diseño capitaneado por Flavio Manzoni nos está regalando verdaderas joyas. El 812 Superfast no es ninguna excepción. Parecía que mejorar el F12 sería difícil pero lo han logrado y con creces.
Ferrari actualmente crea supercoches con un diseño cautivador, pero al mismo tiempo elegante. Uno de sus secretos para lograr este equilibrio es la estrecha colaboración que hay entre el departamento de diseño y el de aerodinámica.
Unos diseños que aportan grandes dosis de carga aerodinámica y el mínimo coeficiente de resistencia. Todo ello se consigue integrando los alerones dentro de la carrocería.
Junto a los faros delanteros encontramos dos pequeñas entradas de aire que se encargan de aportar carga aerodinámica sobre el tren anterior. El flujo de aire que accede por ellas sale acto seguido por otras aperturas del capó.
En esta misma línea hay una solución muy parecida sobre el eje posterior, a ambos lados del pilar C. El propio portón del maletero ejerce como otro alerón para garantizar carga sobre la trasera. Bajo el parachoques trasero hay un difusor también 100% funcional.
A través de sus llantas de 20” puedes apreciar el potente equipo de frenos carbono-cerámicos fimado por Brembo con discos de 398 mm delante y 360 mm detrás. Sus pinzas mono-block delanteras son las mismas que usa el hiper-coche de Ferrari, el LaFerrari.
Con 4,65 metros de largo no es un coche muy grande, eso sí sus casi 2 metros de ancho hacen que maniobrar en calles estrechas tenga su miga… La distancia entre ejes es de 2,72 metros, una batalla que se altera con la dirección activa integral. Si bien Ferrari anuncia un peso en vacío de 1.525 kilos, la propia marca declara que en orden de marcha el conjunto asciende hasta los 1.630 kilos.
Su maletero declara 320 litros pero si queremos aprovechar al máximo su capacidad de carga con el hueco que hay detrás de los asientos alcanza 500 litros. Un volumen ideal para cruzar Europa de punta a punta.
El habitáculo del 812 Superfast ofrece lo que esperas encontrar en un coche de este precio. Buenos ajustes y materiales de primerísimo nivel. Dado que detrás del volante están las levas del cambio, aquí no hay mandos satélites. Todos los controles se integran en el volante. Arranque, luces, intermitentes, limpia…
No podía faltar el gran protagonista del volante, el Manettino. Un mando giratorio inspirado en los que usan los pilotos de F1 en sus monoplazas, que te permite seleccionar los distintos modos de conducción.
Los asientos tienen un diseño atractivo, pero al mismo tiempo ofrecen un buen confort. Si el respaldo tuviese algo más de mullido estarían todavía mejor. Cuando te toca maniobrar al volante de un deportivo como este se agradecen tanto los sensores de aparcamiento como las cámaras exteriores.
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Al igual que su antecesor, el F12, el 812 Superfast ofrece un display para que el acompañante pueda ver en tiempo real un sinfin de datos. Tanto de la navegación, de la conducción o incluso controlar el equipo de audio.
EL MOTOR
Así en mayúsculas es como se debe tratar a esta obra de arte de 12 cilindros en V. Una mecánica atmosférica de 6,5 litros de desplazamiento que declara 800 CV a 8.500 rpm y 718 Nm a 7.000 rpm.
Nunca había visto un motor con esta ansia por subir de vueltas. Es lo más parecido a un motor de carreras que parece no tener fin, bueno lo tiene a 8.900 rpm, momento en el que toca subir a la siguiente marcha para repetir esta experiencia casi mística.
Un día después de haberlo devuelto todavía podía escuchar el aullido de este V12 dentro de mi cabeza. Un sonido próximo al de los F1 de antaño, cuando no había sistemas híbridos, ni turbos, ni demás inventos. Un sonido adictivo que vale todo el oro del mundo.
No solo es equiparable al mejor instrumento musical jamás creado por el hombre. También empuja como ningún otro motor. Desde apenas el ralentí, inicia un in-crescendo que estalla a partir de 3.500 rpm cuando ya eroga el 80% del par. La fiesta sigue por encima de 5.000 rpm respondiendo casi como una moto de alta cilindrada.
En la Autobahn alemana a fondo logré hacer poco más de 200 kilómetros con un depósito de 92 litros de Sin Plomo de 100 octanos Shell V-Power. Pero menudos 200 kilómetros. Un consumo 2 litros a los 100 km inferior al del Mercedes-AMG G 63 con el hicimos nuestro German Job, apenas 46 l/100 km a un ritmo ostensible superior…
Es desquiciante. Puede sonar mal, pero es que me cuesta encontrar otro adjetivo mejor para describir este motor. Cada vez que aceleras a fondo parece imposible que pueda hacerlo con esa virulencia, con esa musicalidad. Y así una vez, y otra, y otra.
Después de más de 1.000 kilómetros a 130 km/h por autopistas francesas llegamos a nuestro destino final, Andorra. Lo primero, nada más llegar al pequeño principado de los Pirineos fue recalar en las instalaciones de AnyosPark para descansar del trámite por tierras galas.
A la mañana siguiente llegó la mejor parte del viaje. Disfrutar de este Gran Turismo en una carretera de montaña tan bella como es el Coll d’Ordino, en la Parroquia de Canillo (Andorra).
Hay súper-coches que parecen diseñados únicamente para disfrutarlos en circuito, mientras que en el mundo real decepcionan. Sin embargo, el Ferrari 812 Superfast es excepcional en el mundo real. Un deportivo perfecto para pasarlo en grande en carretera.
Con el Manettino en el modo Wet cualquiera puede conducir este supercar de 800 CV. Con Sport todo se acentua, y si quieres más picante puedes optar por el modo Race. Eso sí, es recomendable que sólo aquellos que sepan lo que están haciendo desconecten las ayudas para jugar con su zaga.
Su motor V12 tiene las bancadas de cilindros separadas por una inclinación de 65°. Un 6,5 litros atmosférico que anuncia una potencia específica de 123 CV/litro. Este es el Ferrari de calle con motor delantero más potente de todos los tiempos.
Un 12 cilindros que rinde 800 CV a 8.500 rpm, puede subir hasta 8.900 rpm y eroga 718 Nm a 7.000 rpm. Desde apenas 3.500 rpm ya disfrutas del 80% del par máximo. Sube muy rápido de vueltas y a medida que aumentan las revoluciones cada vez entrega con más virulencia.
Esta ha sido la primera vez que al volante de un coche moderno he tenido que ser cauto a la hora de acelerar. Sin controles debes hacerlo, de lo contrario, la zaga se mueve con suma facilidad.
Me encanta que incluso hoy, cuando prácticamente todos los coches sucumben a la electrónica todavía sigan quedando automóviles como el 812 Superfast, un coche que si tú lo deseas, desactivas las ayudas y quedas tú solo al mando. Un coche al que debes mostrar respeto, pero que como contrapartida te va a entregar toneladas de placer al volante.
El chasis es perfecto para pasarlo en grande. El 812 es efectivo, cómodo y lo más importante de todo, transparente. Hay poquísimos coches de este nivel de potencia que sean tan agradecidos a la hora de disfrutar en conducción deportiva.
La dirección activa integral permite que el tren trasero gire en sentido opuesto al tren delantero a baja velocidad, y en el mismo sentido que el delantero a alta velocidad. Con ello siempre estamos modificando la distancia de ejes, lo que Ferrari cataloga
Passo Corto Virtuale, una novedad que se introdujo en el F12 TdF y que hereda el 812. Todo ello se combina con el Side Slip Control 5, la última evolución del sistema de control de estabilidad de Ferrari.
La caja de cambios secuencial de doble embrague con siete relaciones es posiblemente una de las mejores que existen en la actualidad. Con acariciar una de sus levas sube o baja de marcha con una velocidad increíble. La relación de las marchas se ha acortado en un 6% para incrementar la reactividad del conjunto. En la misma línea se ha mejorado la respuesta del cambio en un 30%.
En resumidas cuentas
El 812 Superfast es un coche que vale todo lo que cuesta, del primer al último céntimo de euro. 334.000 euros sin ningún extra. Esta unidad ascendía hasta los 406.000 euros, sólo su pintura amarilla Giallo Tristrato supone 21.600 euros. Tiene uno de los mejores motores que jamás he conducido, con una musicalidad digna de la mejor filarmónica y con un nivel de potencia de otra galaxia.
Hace poco pude asistir a las jornadas de test Ferrari Corse Clienti, XX Programmes y F1 Clienti celebradas en el Circuti de Barcelona-Catalunya. De todos esos ultra-exclusivos coches me quedo con el aullido del V12 atmosférico del FXX, el primero de los programas XX.
Cada vez que conducía el 812 Superfast sentía un sonido prácticamente idéntico al del FXX y para colmo, su caja de cambios de doble embrague ofrece unas reducciones que parecen igual de rápidas. Es un Gran Turismo por configuración, pero por lo que transmite es lo más parecido a llevar un coche de carreras por carretera. Equiparable a un Porsche 911 GT3 con un sonido más embriagador y con muchísima más potencia bajo el pie derecho.
Es precioso, muy bonito, elegante y deportivo, aparte de la potencia que tiene, lo veo de los Ferraris mas bonitos de motor delantero.