El turbo está de moda
El llamado "downsizing" -cilindrada pequeña aliñada con un pequeño turbo- no es una tendencia de futuro; es ya una realidad. Fiat primero probó con los motores alimentados con gasóleo y recientemente ha incorporado esta tecnología a las variantes que funcionan con gasolina. El ejemplo más radical es la versión objeto de esta prueba. Se trata del Bravo con motor 1.4 T-Jet en su variante de 150 CV. El resultado de la aplicación de esta tecnología a los motores de gasolina montados sobre carrocerías de corte dinámico y modelos de tamaño medio, como es el caso, ofrece interesantes argumentos, como los de este compacto, de claro carácter deportivo, destinado mayoritariamente a un público joven que busca placer de conducción y prestaciones a buen precio. Texto y fotos: Narcís Reixach
Respondiendo al apellido Sport de la versión, este Bravo incorpora algunos elementos que mejoran la ya de por sí dinámica estética del compacto italiano. Es el caso de los faldones laterales, las llantas de aleación de 17", un discreto spoiler trasero, la salida de escape cromada o las pinzas de freno pintadas en color rojo. El resultado es bueno, deportivo pero sin agresividad ni estridencias, mejorando una carrocería de diseño esbelto y agradable caracterizada por su estrecha parrilla frontal o los originales grupos ópticos traseros. No hay duda de que la maestría italiana en el diseño de automóviles es un hecho contrastado por ejemplos como el Bravo, estilizado y atractivo con la dosis adecuada de deportividad pero primando siempre el estilo, las proporciones y la elegancia.
Sólo algunos detalles interiores (pedales deportivos, tapicería específica, nueva instrumentación, detalles cromados) diferencian a esta versión Sport del resto. En lo que a habitabilidad se refiere, las plazas delanteras son más que suficientes mientras que en las traseras es mejor que sólo viajen dos adultos. El maletero es de los más grandes del segmento, con 400 litros de capacidad. Por su parte, el diseño interior es agradable, con materiales de buen tacto y una consola central bien organizada. La postura de conducción es correcta y los asientos recogen bien el cuerpo. En cuanto al confort, el Bravo está bien aislado acústicamente aunque el confort general se resiente de una suspensión demasiado dura para lo que se estila en el segmento, si bien es comprensible ya que se trata de una variante con bastante carácter que requiere ajustes específicos.
El motor alojado bajo el capó de este Bravo pertenece a la avanzada familia de motores gasolina Turbo-Jet. En este caso se trata de un bloque de 1.4 litros al que se le ha acoplado un turbocompresor. El objetivo es claro: obtener prestaciones de primer orden sin que los consumos se disparen. Aunque existe una versión de 120 CV, nos encontramos con la variante más potente de 150 CV y un par máximo de 206 Nm utilizable entre las 2.000 y las 5.000 rpm, un amplio margen de uso que siempre es de agradecer. Además, esta versión dispone de una particularidad: pulsando el botón Sport del salpicadero, la gestión de la centralita se modifica para elevar el par hasta los 230 Nm. De esta forma, la aceleración de 0-100 pasa de de 8,5 a 8,2 segundos. Sentados tras el volante, esta mecánica no defrauda en absoluto, pudiendo paladear el encanto de los motores sobrealimentados. Su respuesta es enérgica, muestra fuerza en casi toda la gama de revoluciones y, de hecho, no existen muchos rivales con prestaciones similares a igualdad de potencia y precio. Su caja de cambios es manual de 6 velocidades, de funcionamiento mejorable. Los consumos son inversamente proporcionales al placer de conducción. Es decir, el gasto de combustible será aceptable (7,1 l/100 km) si conducimos con cuidado. Pero fácilmente conseguiremos medias de 10 l/100 km al aprovechar todo el potencial del motor T-Jet.
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El bastidor del compacto italiano cumple sobradamente con las exigencias del motor. Con suspensión deportiva de serie, el Bravo tiene una excelente eficacia dinámica ya sea en una carretera de montaña, en vías rápidas o en ciudad. Es ágil, noble, con una estabilidad impresionante que aguanta sin rechistar los envites de energía procedentes del poderoso motor. Los frenos son correctos y la dirección es precisa, con el sistema de asistencia máxima "Dual Drive" ideal para recorridos urbanos. Sólo mejoraríamos la información que el eje delantero transmite al volante.
Buena nota para el compacto italiano en lo que a protección de ocupantes se refiere. Su dotación de serie es más que completa incluyendo airbags frontales y laterales delanteros, airbags de cortina, control de tracción y estabilidad, ayuda al arranque en pendiente y control de velocidad de crucero. También dispone de faros antiniebla con función cornering y fijaciones ISOFIX en los asientos traseros. La lista de opciones permite completar este capítulo con airbag de rodilla para el conductor, faros bixenón y control de la presión de los neumáticos.
El precio de salida del Bravo T-Jet 150 CV Sport roza los 23.500 euros (sin incluir la ayuda del gobierno). Por tamaño y prestaciones se trata de un precio muy bueno respecto a sus competidores. Pero no lo es tanto si echamos una mirada al resto de motorizaciones de la gama. Por ejemplo, la versión diésel de 150 CV es algo más económica y consume bastante menos. Además, las prestaciones son muy parecidas y el equipamiento es el mismo. De todas formas, el modelo aquí probado nos parece una excelente alternativa a los motores diésel. El Bravo es un compacto con uno de los mejores maleteros del segmento, su motor T-Jet ofrece unas prestaciones espectaculares y el comportamiento no defraudará a nadie.