Fiat Freemont: El primogénito

La asociación entre Chrysler y Fiat ya ha dado lugar a su primer fruto con una nueva incorporación al catálogo de la marca italiana. Se trata del Freemont, un versátil monovolumen para siete ocupantes y de 4,89 metros de longitud basado en la estructura Dodge Journey. Las numerosas mejoras introducidas por Fiat en aspectos tan importantes como las motorizaciones, los acabados y la conducta dinámica lo convierten en un vehículo bastante distinto al que conocíamos bajo la enseña norteamericana. El nuevo modelo ya está a la venta en dos versiones diesel originarias de Fiat, una de 140 y otra de 170 CV. De junio a diciembre de este 2011 se prevé comercializar unas 30.000 unidades del Freemont en Europa, unos números bastante optimistas, muestra de la confianza depositada por la firma de Turín en este lanzamiento. PVP Freemont Multijet II 140 CV 24.450 € Freemont Urban Multijet II 140 CV 25.550 € Freemont Urban Multijet II 170 CV 26.900 €

A pesar de haber pasado por la influencia del diseño italiano, la apariencia externa del Freemont sigue emanando robustez, pues dispone de unas líneas musculosas que se unen a un tamaño cercano a los cinco metros. El nuevo parachoques, más prominente, y la rejilla de panal de abeja con detalles cromados suponen las principales incorporaciones en el frontal del vehículo. Por si el cambio de logotipo de marca no fuera suficiente, uno de estos cromados lo rodea y se encarga de resaltarlo. La vista de perfil del monovolumen se caracteriza por unos pasos de rueda esculpidos que, si bien no resultan exagerados, sí reafirman su imagen poderosa. Por otro lado, también destaca su línea de cintura, que se va elevando progresivamente, y los listones en negro mate en los montantes. Con la presencia de éstos se disimula la separación visual de las puertas y se pretende dar la sensación de una única ventanilla integrada. En la parte trasera del vehículo también se observa un parachoques rediseñado, con el que se amplía el voladizo de la carrocería, y una salida de escape cromada. Ésta se integra en una protección inferior de plástico que da una idea del carácter de vehículo para todo, del monovolumen Fiat, pensado incluso para moverse por algunas carreteras sin asfaltar. También se hallan los nuevos pilotos LED y un amplio portón que cuenta con un pequeño spoiler en la parte superior.

Nada más entrar en la cabina del Freemont se observa el gran salto realizado en materia de acabados. Aquel diseño simplista y de calidad justa con que nos recibía el Dodge Journey ha dejado paso a una renovación propia de los gustos europeos. Plásticos de tacto agradable aderezados con numerosos detalles en aluminio y con un diseño sobrio pero acertado, acercan al Freemont al nivel de algunos de sus rivales de segmento. Además del volante multifunción, la mayoría de las botoneras disponen de una buena accesibilidad. Sin embargo, sería mejorable una posición algo más adelantada de la palanca de cambios. Al sentarse a los mandos de este monovolumen se percibe una postura de conducción elevada, que genera la impresión de dominación sobre el asfalto. Para hallar la posición más adecuada, lo ideal es escoger el acabado más equipado (Urban) de los dos disponibles, pues viene de serie con múltiples regulaciones eléctricas del asiento del conductor. En la segunda fila, la plaza central es algo justa, pero si viajan solo dos ocupantes dispondrán de un espacio más que adecuado. Estos pasajeros se sitúan en una posición algo más alta que los delanteros, ya que las plazas están diseñadas en disposición de teatro. Es decir, cada fila es algo más elevada que la anterior. A diferencia de algunos de sus competidores, el Freemont no dispone de puertas correderas, lo que puede parecer una desventaja en el acceso a la tercera fila. Sin embargo, esto queda compensado con un ángulo de apertura de las puertas traseras de 90º y un sencillo desplazamiento de los asientos de la segunda fila. De todos modos, cabe tener en cuenta que las plazas sexta y séptima no están pensadas para adultos pero, por su tamaño, serán muy prácticas para alojar a niños. Con estas plazas ocupadas, el maletero es de sólo 145 litros, pero dicho volumen crece hasta los 540 litros si las plegamos. Si hacemos lo propio con la segunda fila, el espacio llega nada menos que hasta los 1.461 litros.

Como era de esperar en una evolución de la mano de Fiat, los motores provienen directamente de la firma de Turín. Los conductores podrán elegir entre dos opciones diésel basadas en un 2.0 Multijet II. La primera de ellas cuenta con una potencia de 140 CV y un par motor de 350 Nm entre 1.750 y 2.000 rpm. La segunda alternativa ofrece 170 CV y un par motor de 350 Nm, pero en este caso su entrega se produce entre 1.750 rpm y 2.500 rpm. La diferencia de caballaje no va paralela a un incremento de combustible, pues los dos bloques registran un consumo medio de 6,4 litros cada 100 Km. Al conducir ambas versiones se comprueba que los dos motores están muy bien capacitados para sacar un buen partido al vehículo. Pero teniendo en cuenta que estamos ante un automóvil de 1.874 kilos pensado principalmente para familias, es probable que viaje con bastante peso adicional. Valorando esta cuestión, el bloque más potente se convertirá en la elección más acertada, sobre todo teniendo en cuenta que ambos consumen lo mismo. Donde hay cierta diferencia es en las prestaciones, ya que el motor de 140 CV completa el 0-100 Km/h en 12,3 segundos, mientras que el de 170 lo hace en 11,0 segundos. Los dos motores se asocian a un único cambio manual de seis velocidades, que distingue por ser muy progresivo y bien escalonado. Además de las comentadas alternativas con las que se ha lanzado el modelo, a finales de 2011 está prevista la llegada del diésel de 170 CV con caja de cambios automática de seis velocidades y tracción integral y de un nuevo 3.6 V6 de gasolina de 276 CV, también automático y 4x4.

El Freemont monta una estructura integrada por suspensión independiente en las cuatro ruedas, de tipo McPherson con resortes helicoidales, amortiguadores y barra estabilizadora en el tren delantero. Por su parte, el trasero cuenta con sistema Multilink también con resortes helicoidales, amortiguadores y barra estabilizadora. A pesar de tratarse de la misma estructura que su predecesor, el Dodge Journey, los ingenieros de Fiat han rediseñado las suspensiones para optimizar el comportamiento dinámico. Entre los retoques se encuentra el refuerzo de los anclajes, el calibrado general de los amortiguadores y la mejora de la geometría de la suspensión delantera para reducir el ángulo de balanceo. Gracias a todo ello se ha logrado un mayor confort de marcha, que se materializa en mínimas oscilaciones de la carrocería en los apoyos al enlazar tramos revirados y un copiado más eficaz de las irregularidades del firme. Tampoco hay que pasar por alto el calibrado específico que ha recibido la dirección, que le otorga un comportamiento más directo. De esta manera, el Freemont da un paso adelante en comodidad, pues la diferencia con el modelo americano es más que evidente. Su evidente espíritu de automóvil para largos viajes se percibe tras hacer unos kilómetros por autopista. La extensa batalla de 2,89 metros contribuye a generar una sensación de aplomo general. Además, por este tipo de vías se percibe otro de los aspectos mejorados, como es la sonoridad percibida desde el interior del vehículo. El descenso de decibelios se debe, no sólo a unos bloques más silenciosos, sino también a la utilización de materiales insonorizantes más efectivos.

El equipamiento orientado a la seguridad del Freemont incorpora ABS y EBD (distribución de frenada electrónica), airbag frontales, laterales delanteros y de cortina. En materia de ayudas dispone de control de estabilidad ESP, ayuda de arranque en pendiente (Hill Holder) y sistema antivuelco. También equipa cinturones delanteros con pretensores regulables en altura, sistema de anclaje Isofix para sillitas infantiles y el sistema Child Booster. Dicho sistema está pensado para elevar la posición de niños que, por edad o por altura, ya no están obligados a viajar con sillita. De esta forma, el cinturón queda abrochado a la altura más idónea para su seguridad.

Con la llegada del Freemont a los concesionarios aparece una alternativa actualizada que, pese a fabricarse en México, se ha concebido bajo algunas de las premisas básicas europeas como son el confort de marcha, la versatilidad, la economía de consumo y el amplio equipamiento. Aunque no estamos ante un vehículo de acabados Premium, el salto realizado en comparación con el antiguo Dodge es significativo, sobre todo teniendo en cuenta que se sitúa entre los monovolúmenes de siete plazas más económicos del mercado. Es por ello que su excelente relación calidad-precio se confirma como una de sus bazas más relevantes.