Ford Focus 2.0 TDCi Sport

Ford lanzó la actual generación del Focus en el año 2011 y ahora recurre a un profundo restyling para actualizar un modelo que había visto como algunos de sus principales rivales en el segmento se renovaban por completo desde entonces. Esta actualización, profunda tanto a nivel estético como mecánico, no puede considerarse, no obstante, un cambio de generación y la prueba de esta versión 2.0 TDCi de 150 CV en acabado Sport nos lo confirma. El Focus sigue siendo el mismo y conserva las virtudes del modelo anterior pero con la mayoría de sus defectos claramente corregidos.

Estéticamente, la gran parrilla delantera define a esta nueva versión. Enmarcada por un junquillo cromado, la parrilla asemeja al Focus a otros modelos de la gama del fabricante como el Fiesta, que la luce desde su renovación a finales de 2012 o el nuevo Mondeo, que presenta un frontal similar. Además de la parrilla, más parecida a la que ya tenía la versión ST, también renovada ahora y con más opciones mecánicas (tenéis aquí el contacto), en el Focus se han renovado también los faros, la parte inferior del parachoques e incluso el capó que ahora tiene unos nervios centrales en forma de V.

En la parte trasera cambian tanto los pilotos, más pequeños, como el diseño de portón y parachoques aunque visualmente se aprecia menos la renovación que cuando observamos el coche de cara. Como es habitual en estos casos, elementos como los retrovisores o los diseños de llantas cambian también. Nuestra unidad de pruebas llevaba, en este caso, llantas opcionales de 18 pulgadas que cuestan 250 euros extra sobre las de 17 que lleva de serie.

También el interior cambia de manera apreciable. La novedad más notable es la llegada de una nueva pantalla táctil de 8 pulgadas en la parte superior de la consola central. Esta pantalla sustituye a la anterior de 5 pulgadas que se mantiene en el resto de modelos de la marca salvo el Mondeo y que Ford justificaba en su momento "porque distraía menos al conductor". La nueva tal vez distraiga más (yo creo que en absoluto) pero lo que es evidente es que resulta más fácil de manipular y de consultar y que ha permitido "limpiar" de botones la propia consola central.

En la mencionada consola hay más cambios. Los botones del climatizador son más prácticos, se mantienen las salidas de aireación y en la zona inferior se ha creado un pequeño hueco portaobjetos. Los botones que antes estaban en la zona baja de la consola, la mayoría para elementos opcionales, pasan al lado del pomo del cambio gracias al hecho de que la palanca del freno de mano se ha retrasado (Ford sigue, de manera incomprensible, sin ofrecer freno de estacionamiento eléctrico en el Focus). Eso ha obligado a reposicionar los posavasos, que ahora tienen una tapa de persiana y ha permitido diseñar un nuevo reposabrazos central deslizante con una bandeja debajo y un cofre debajo de ésta.

También el volante, de tres brazos, y su botonería auxiliar son nuevos mientras que la instrumentación se mantiene sin cambios. La presencia de la pantalla de 7 pulgadas no ha comportado cambios en la disposición del ordenador de a bordo, que sigue usando la pantalla de 5 pulgadas a color que hay en la instrumentación. Esta pantalla es muy buena y tiene una visibilidad notable pero el acceso a los menús mediante los botones y teclas de la parte derecha del volante sigue siendo complicado y obliga a apartar mucho la vista de la carretera cuando se desea consultar algo.

El habitáculo del Focus no es ni de los más amplios ni de los menos habitables del segmento. Las plazas delanteras son cómodas con asientos grandes de buen mullido que pueden tapizarse parcialmente en cuero si pagamos los 1.000 euros extra que cuesta el Paquete Cuero que incluye regulación eléctrica para el asiento del conductor, calefacción en los asientos delanteros y unos adornos en color negro en las puertas. Esto para la versión Sport que hemos probado ya que la Titanium sí ofrece tapicería completa de cuero.

Detrás la distancia para las piernas es normal, ni muy amplia ni escasa y la distancia al techo permite que personas de cierta altura viajen con comodidad. El Focus, no obstante, adolece de una parte trasera un tanto estrecha y es de los coches del segmento menos aptos para usar las tres plazas traseras, Muy cómodo para dos y menos para tres por la anchura de la banqueta y la forma de los asientos, claramente pensada para dos ocupantes.

Por lo que respecta al maletero, la capacidad es de 363 litros (1.148 con el respaldo trasero abatido). Tiene unas formas muy regulares y la habitual posibilidad de abatir la banqueta trasera en proporción de de 60 a 40 pero hay otros compactos con más capacidad de maletero y con el umbral de carga un poco más bajo. En el Focus es elevado y eso obliga a levantar mucho el equipaje para cargar y descargar.

Para esta puesta al día, Ford ha retocado la dirección y la suspensión del coche con la idea de mantener el excelente comportamiento dinámico propio del modelo y mejorar el confort de marcha. En mi opinión esto se ha conseguido en dos aspectos. En primer lugar, la suspensión me pareció menos enérgica pero igual de eficaz, lo que significa que, efectivamente, el confort estaba entre los objetivos de los cambios realizados y, en segundo lugar, me dio la sensación de que el coche es más refinado que antes, con menos ruido de rodadura y un aislamiento tanto acústico como de vibraciones muy mejorado.

A nivel dinámico, el Focus sigue siendo una referencia en el segmento. Tiene una dirección muy precisa, frena realmente bien, con un pedal que modula muy bien el esfuerzo de frenada necesario y mantiene esa agilidad de que siempre hizo gala y que, a mi modo de ver le convierte, junto al Seat León y al Peugeot 308, en el más deportivo de los actuales modelos compactos. En carreteras de montaña, es un coche que ataca las curvas con precisión, con una motricidad siempre muy buena y con muy poca ingerencia de los controles electrónicos.

Además, transmite mucha confianza al volante ya que el coche hace lo que realmente se le ordena, con un eje delantero incisivo pero fácil de situar y un eje trasero que, lejos de mostrarse pasivo, cierra las curvas con eficacia. Incluso con motores de buen nivel de potencia como este 2.0 diésel, que tiene mucho par, el eje delantero asume perfectamente la llegada de los caballos sin apenas inmutarse y con una muy buena calidad de tracción.

En autopista y autovías es un coche cómodo y al mismo tiempo estable, que asume los baches y las juntas de dilatación sin sobresaltos y su motor de dos litros le convierte en un viajero de primer nivel, con unas prestaciones notables, especialmente a la hora de recuperar en marchas largas y un consumo que sin ser muy bajo, si puede considerarse lógico.

Por alguna razón los ingenieros de programación de Ford no consiguen sacar de este dos litros de última generación la misma eficiencia que sus colegas de PSA, que es quién fabrica estos motores diésel. La marca anuncia para este Focus un consumo medio de 4 litros pero, en condiciones normales de uso, superará los 5,5 en la mayoría de ocasiones. Eso sí, el rendimiento del propulsor es excelente, tanto que, para aquellos que no deseen practicar de vez en cuando una conducción deportiva, les diré que seguramente les sobrará motor y que el 1.6 de 115 CV, que gasta menos y es más barato, puede ser una alternativa de lo más razonable en la mayoría de casos.

Ford es de las marcas que más tira de opciones en sus coches. El precio base de este Focus 2.0 TDCi en acabado Sport es de 24.925 euros, un precio bastante competitivo teniendo en cuenta su nivel de potencia y más si tenemos en cuenta que con el descuento en vigor se queda en unos muy atractivos 21.825 euros. El equipamiento, no obstante, es menos completo que el de algunos de sus rivales y obliga a tirar de opciones para completar la dotación o para darnos algunos caprichos, la mayoría en forma de nuevas tecnologías. Y es que Ford ha aprovechado la renovación de su superventas para dotarle de numerosos gadgets que han aparecido en el mercado en los últimos años. Vamos a repasar algunos. Si equipamos al Focus con todo lo disponible, caso de nuestra unidad a la que sólo le faltaba el techo y los pedales de aluminio, este Sport 2.0 TDCi se va a los 28.075 euros con el descuento en vigor.

En el campo de las ayudas a la conducción, podemos completar los airbags y el ESP de serie (con ayuda al arranque en pendiente) con elementos como el aviso y asistente de cambio de carril, que cuesta 550 euros dentro del llamado Pack Active Vision que, además, dispone del identificador de señales de tráfico y del cambio automático de luces cortas a largas. Estos dos últimos trabajan bastante bien pero el asistente de cambio de carril es de aquellos que los desconectas a los cinco minutos. El asistente actúa de inmediato cuando observa que el coche abandona el carril y mueve el volante para recuperarlo pero no hay un lapso de tiempo entre la advertencia y la acción sobre el volante de manera que parece que conduzca él.

Así, en maniobras de cambio de carril, hay que poner siempre el intermitente (ya sé que es de perogrullo pero hay quién, en algunas ocasiones, especialmente en ciudad, no lo hace) si no queremos tener que forzar la dirección para vencer la acción del volante en sentido contrario y lo mismo sucede en carreteras estrechas donde es fácil pisar la línea discontinua central y en las que el Focus se empeña en corregir nuestra conducción.

Otro paquete incluye la advertencia de presencia en el ángulo muerto y el sistema de detección de movimiento marcha atrás. Este detector es especialmente útil al dar marcha atrás para salir de un aparcamiento en batería, por ejemplo, cuando la visibilidad es siempre muy limitada. Y funciona francamente bien. Su precio de 600 euros no es descabellado pero hay que sumar los 200 que cuesta la cámara de marcha atrás que, con la nueva pantalla y en una versión alta como ésta debería ser de serie.

Otro de los paquetes opcionales disponible es el City que incluye los sensores de parking traseros, los retrovisores plegables eléctricamente, el cierre completo, elevalunas incluidos al cerrar con el mando y los elevalunas traseros eléctricos lo que, sinceramente, está fuera de lugar porque estos últimos no deberían exigir un desembolso aparte. El paquete cuesta otros 600 euros.

Finalmente, también podemos encargar el Paquete Invierno (450 euros), ideal en climas fríos que incluye el volante calefactado, los asientos delanteros con calefacción y el parabrisas térmico. Este parabrisas en los Ford tiene pequeñas rayas por las que pasan las resistencias caloríficas y yo no puedo con él. Puedo estar tres días sin darme cuenta que las rayas existen pero, cuando por alguna razón (un contraluz, un fondo diferente) las veo por primera vez, ya no dejo de verlas cada vez que miro hacia delante. Sería lo último que montaría en mi Ford pero admito que este es un tema muy personal ya que en la redacción hay compañeros a los que las rayas de marras no molestan en absoluto.

Otras lagunas importantes en el equipamiento son, por ejemplo, el climatizador y los sensores de luz y lluvia que deben pagarse aparte (van en un paquete con el retrovisor interior antidesmulbrante que cuesta 500 euros, que es mucho), las luces diurnas de LED (400 euros junto a los pilotos traseros también de LED y los cristales traseros sobretintados) o el control de crucero, que cuesta 200 euros.

Sí lleva, en cambio, unas llantas de 17 pulgadas, que como he dicho más arriba pueden ser de 18 en opción, un equipo de audio con Bluetooth y puerto USB y el sistema My Key que permite programar una serie de prestaciones del coche para determinados usuarios. Por ejemplo, si dejamos el coche a los hijos, podemos programar su llave para que el coche no supere una determinada velocidad, avise antes de la reserva de combustible o el volumen del sonido no supere ciertos decibelios. La gran pantalla táctil de 8 pulgadas hay que pagarla (cuesta 450 euros o 850 si añadimos el navegador con guía Michelin). También la pintura metalizada se paga aparte (500 euros o 725 si es rojo eléctrico) al igual que el techo solar eléctrico (600 euros).

En definitiva que este Focus ha mejorado apreciablemente. Es más atractivo estéticamente, con un frontal con más personalidad. Es más confortable sin que ello haya significado perder agilidad y deportividad en su comportamiento dinámico, es más refinado y sigue teniendo un precio competitivo aunque hay que tener en cuenta que su equipamiento de serie es mejorable. Por lo tanto, el Focus se reposiciona en el segmento ofreciendo las virtudes que ya tenía y aportando, en materia de diseño interior, equipamiento y confort, aquello en lo que algunos de sus rivales le superaban.