Efecto mariposa
El efecto mariposa, aquella teoría que señala que una pequeña acción puede generar un gran cambio a corto o medio plazo, ha sido fuente de inspiración de los ingenieros de Ford a la hora de diseñar algunas de las características de este Focus movido por baterías. En concreto, es lo que explica que el Focus Eléctric sea el único vehículo eléctrico que muestre imágenes de estos preciosos lepidópteros en una pantalla cuando la forma de conducir es sostenible y responsable con el medio ambiente.
Esto es sólo un pequeño detalle de las muchas particularidades del Focus Electric, pero da una idea de la filosofía que impregna a un vehículo de este tipo. También tiene su importancia si sois de los que pensáis que una actitud individual, (en este caso intentar conducir de la forma más eficiente y además con un vehículo eléctrico), puede provocar una perturbación en el universo automovilístico que genere un gran cambio futuro, es decir, un "efecto mariposa".
De hecho, la popularización del coche eléctrico (aunque lentísima y puesta en duda en múltiples ocasiones) ya está empezando a generar un punto de inflexión sobre cómo entendemos la movilidad sobre ruedas. La llegada a Europa, el año pasado, de esta versión eléctrica del Ford Focus, es otro ejemplo que confirma que las marcas están cada día más centradas en ofrecer versiones eléctricas, algunas de ellas basadas en sus coches más populares. Existe un pequeño hueco de mercado para este tipo de vehículos de cero emisiones, y se espera que crezca paulatinamente. Sólo falta convencer al público.
Argumentos a favor y en contra
Sobre las ventajas y desventajas del coche eléctrico hemos hablado en múltiples ocasiones. Aquí podéis ver una videocomparativa centrada en la oferta de modelos existente en la actualidad y nuestra opinión sobre ella.
En este sentido, el Ford Focus no se desmarca claramente de lo que ofrecen sus competidores. Su autonomía, precio y características generales están en la línea de lo que se espera en un coche de sus condición, sin sobresalir en ningún aspecto pero también sin grandes defectos. No obstante, tiene un punto a favor que no todos sus rivales ofrecen: la discreción. No parece un coche eléctrico. Su imagen exterior es idéntica a la de un Ford Focus de cinco puertas convencional. Sólo cambia el frontal, que tiene una parrilla y un paragolpes diferente. Y en la trasera, como es lógico, no hay escapes. Esto es, desde mi punto de vista, una ventaja. Nadie percibe que llevas un coche eléctrico, no demuestras a los demás que te mueves de una forma alternativa. Lo haces, y punto.
Habrá quien prefiera conducir un coche eléctrico con estética más vanguardista. Pero para ello ya están modelos como el Nissan Leaf y sobre todo, el BMW i3, por ejemplo. Ford, de la misma manera que ha hecho Volkswagen con el e-Golf, ha creado una versión eléctrica partiendo del modelo convencional.
Base conocida
El Focus Electric está basado en el Focus berlina, sólo que con un motor eléctrico en el vano motor en lugar de un motor de gasolina o diésel, y un pack de baterías situado entre los asientos traseros y el maletero. Y aquí encontramos una de las principales desventajas de este modelo eléctrico frente a cualquier versión con motor térmico: su poca capacidad de maletero, sólo 316 litros, cuando el Focus convencional tiene 363 litros y la mayoría de coches del segmento ofrecen casi 400 litros de capacidad. El pack de baterías, a diferencia de otros eléctricos, no está en el piso del coche, y ocupa buena parte del espacio de carga. Debemos tener en cuenta que el Ford Focus Electric se ha construido con la misma plataforma que se utiliza para el Focus convencional, y que no está diseñada para colocar las baterías en el piso. Para solucionar este inconveniente, Ford deberá elaborar una nueva plataforma que permita esta disposición, probablemente en la futura generación del Focus (la actual es de 2011 y el nuevo Focus, del que podéis leer aquí un primer contacto, es un rediseño).
Exceptuando este aspecto, la habitabilidad interior es equivalente a la del Focus estándar y por lo tanto, cabe calificarla de excelente. Hay buen espacio en todas las plazas, el coche es muy confortable y la atención al detalle está cuidada. Sólo hay un punto susceptible de crítica: el salpicadero. Su diseño está obsoleto, corresponde al del Focus del 2011. Podéis ver, por ejemplo, su compleja y criticada consola central atiborrada de pulsadores, además de la pequeña pantalla digital del centro que obliga a desviar en exceso la vista de la carretera. Por lo tanto, si os decidís por esta versión eléctrica del Focus, debéis tener en cuenta que no disfrutaréis del “restyling” que la marca americana ha hecho al Focus este mismo año. Es una situación que deja a este modelo algo obsoleto, y que me parece injusta. No es la mejor decisión para un coche que requiere ser promocionado, precisamente.
A pesar de ello, no deja de ser una versión bien equipada. Tenemos, por ejemplo, un sistema de acceso y arranque sin llave, a botón, climatizador, asientos muy cómodos realizados con material reciclado, sistema de conectividad Ford Sync que permite la introducción de comandos por voz, cámara de marcha atrás o llantas de 17 pulgadas, todo ello de serie. Sólo se comercializa un acabado, por lo que no hay posibilidad de escoger.
Todo suavidad y par
Al sentarte al volante, y una vez “arrancas” (no hay ruido, sólo un testigo en el cuadro de instrumentos te confirma que está listo para emprender la marcha) ves rápidamente que estás a los mandos de un coche un poco diferente.
Lo primero que sorprende son las dos pantallas digitales, a mano derecha e izquierda del velocímetro, que nos ofrecen información que en un primer momento, resulta un poco extraña. La pantalla de la izquierda muestra el estado de la carga de la batería, el “presupuesto” disponible (la autonomía necesaria estimada para llegar a destino) y la desviación que llevamos en función de ese “presupuesto”. Esta desviación será positiva (es decir, ganamos autonomía) o negativa (restamos) en función de nuestro estilo de conducción. Si hilamos fino, aprovechamos las inercias y sabemos recuperar energía en las frenadas, podremos mantener una autonomía razonable, que puede ser de hasta 162 kilómetros (en teoría) siempre que hayamos salido con la carga de la batería al máximo. Si conducimos con brusquedad, nos volvemos adictos de las contundentes aceleraciones y recuperaciones o circulamos a alta velocidad, la autonomía teórica se reduce rápidamente. Puedes ver hasta dónde llega el Ford Focus Electric en comparación con sus rivales más directos en esta videocomparativa.
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Si conducimos de forma correcta, manteniendo al máximo el nivel de carga de la batería y aprovechando la frenada regenerativa, en la pantalla de la derecha nos aparecerán más o menos mariposas, indicador de que nuestra conducción es “ecológica”. Cada mariposa de más indica un kilómetro de autonomía ganado. Es una especie de juego que contribuye y estimula a ahorrar energía más de lo que parece. También porque nos interesa. No hay sensación más angustiante que rodar con un coche eléctrico al que se le está agotando la carga de su batería y todavía no has llegado al destino. Además, sabiendo que no hay puntos de recarga cerca que te permitan aumentar esa autonomía. Esta sensación la experimenté durante nuestra comparativa de eléctricos, en la que el Focus llegó el primer día, como algún otro competidor, muy justo al circuito de Castellolí (Barcelona).
Haciendo números
El coche viene de serie con un cargador de 6,6 Kw que podemos enchufar directamente a la toma de corriente de casa (de unos 10 A) y recargar la batería al completo en unas 11 horas, según indica Ford. Si lo hacemos en una toma de 16 A el tiempo se reduce a 7 horas. Y si utilizamos una toma de corriente de 32 A (carga rápida) en 4 horas habremos recargado a tope la batería. Lo normal es hacerlo en el enchufe del garaje, y para ello la rutina habitual es dejar el coche por la noche cargando, como si fuese un móvil. Estos tiempos de recarga obligan a calcular con precisión el recorrido que vamos a hacer con el coche. En el caso de pretender hacer un desplazamiento superior a esos 162 kilómetros de autonomía máxima, debemos prever algún punto de recarga rápida por el camino, si es que lo hay. En ese caso, podremos hacer una pausa de 2 horas (a la hora de comer, por ejemplo) e incrementar la autonomía en 50 kilómetros.
Como podéis ver, la autonomía y su gestión sigue siendo el gran inconveniente de los coches eléctricos como el Focus. Son coches para tener muy controlado el uso que se les va a dar. Si vais a utilizarlo como coche para ir y volver a diario del trabajo, en un recorrido que para la mayoría de españoles no suele superar los 50 kilómetros de media, es perfecto. Si se pretende hacer un largo desplazamiento de fin de semana, por ejemplo, a la segunda residencia, su uso es francamente limitado.
Si aceptamos y somos conscientes de estas limitaciones, el Ford Focus, como cualquier otro eléctrico, puede dar muchas satisfacciones. Es uno de los eléctricos del mercado con mejor chasis. En carretera se comporta como el Focus convencional, con el añadido de la tremenda elasticidad y entrega de par de su motor eléctrico, que hace la conducción muy placentera e incluso deportiva. Este motor ofrece una potencia de 143 CV, y permite alcanzar una velocidad máxima de 136 km/h. Lo mejor está en la entrega de par, instantánea desde 0 revoluciones, que favorece arrancadas fulgurantes en los semáforos y recuperaciones instantáneas a cualquier régimen. Es un coche “monomarcha”, no hay caja de cambios. La palanca nos permite insertar Directa, marcha atrás o bien la posición “Low”, que incrementa la retención del motor y permite ir cargando la batería con mayor intensidad en las desaceleraciones. Es la posición ideal para circular por ciudad, con arranques y paradas constantes a baja velocidad.
Mantenimiento reducido
La conducción de este Focus es muy agradable. La linealidad en la respuesta, la ausencia de ruidos excepto el de rodadura a alta velocidad y el ser consciente de que ruedas con un coche que no contamina directamente, genera un buen placer al volante. No es un coche que se perciba especialmente pesado, a pesar de la carga de la batería, y permite una conducción muy alegre, casi deportiva. Las suspensiones tienen el punto justo de rigidez, la dirección es precisa y directa (es de asistencia variable) y el coche se percibe potente y rápido. En este sentido, poco difiere de un Ford Focus de gasolina de 150 CV, por ejemplo.
Como buen eléctrico, tiene una gran potencia de frenado, con un tacto correcto, gracias a su sistema regenerativo que recarga la batería en las desaceleraciones y cuando pisamos el pedal de freno. El coche nos informa, a través de una de las pantallas en el cuadro de instrumentos, el porcentaje de energía cinética que recuperamos en las frenadas. Nos examina constantemente.
Este sistema de frenada regenerativa evita que las pastillas de freno se desgasten como lo harían en un coche con motor térmico. Y es que una de las ventajas de esta versión respecto a las de gasolina o diésel es su bajo mantenimiento: no hay que hacer cambios de aceite, ni de filtros, ni apenas cambios de pastillas, no hay caja de cambios… y su punto de desgaste más crítico, la batería, está garantizada 5 años.
Eso sí, la tarifa del Ford Focus Eléctric es elevada: 39.990 € sin contar las posibles ayudas a la compra. Esto disuadirá a muchos posibles clientes, está claro. Es otro de los inconvenientes de este tipo de coches, que todavía tienen unos costes de fabricación que incrementan su precio de venta. Cuesta más que un Ford Focus 2.0 ST de 250 CV, y se convierte en la versión más cara de la gama. Con la ayuda actual en vigor del Plan Movele, el precio final del coche se sitúa en 34.490 euros.
Así es el primer eléctrico fabricado por Ford para Europa, desde la fábrica de Saarlouis, en Alemania. En breve se acompañará de otro semi-eléctrico, el Ford Mondeo Híbrido, que también contribuirá a aumentar la todavía escasa gama de vehículos “ecológicos” del fabricante norteamericano a la que se añadirá, más adelante, un tercer integrante, el Ford C-Max Hybrid Plug-in, basado en la remodelación de este monovolumen compacto.
Cuanto sabe, cuantos datos atesora, en su gran memoria, que forma tan perfecta de redactar.........mi admiración por él es infinita........evidentemente me refiero al gran Don Paolo el Avulense