Ford Focus RS

Imagínate una carretera serpenteante, curva, contracurva, escuadra izquierda, falso peralte,... donde la adrenalina se dispara a raudales y el genio del motor te deja pegado al asiento, o mejor dicho bacquet. Esto es lo que se vive a bordo del Ford Focus RS una máquina de devorar el asfalto, que sólo su propia sombra será tu mayor rival ¡Acompáñanos y disfruta, que vamos a despegar!

Tras seis años de impaciente espera, Ford nos vuelve a deleitar con un endiablado producto como es la versión Racing Sport de su mítico Focus, sucesor del RS200 que viera la luz en 2003 y cuyo primogénito destacaba por la facilidad para cambiar de carril a golpe de gas. Un carácter que la marca del óvalo ha perfeccionado y domado por un efectivísimo diferencial autoblocante.

Diseño exterior

Cuando llegamos a Ford para recoger este purasangre del asfalto se nos hacía la boca agua sólo de pensar lo que era capaz de hacer, aunque antes de nada nos paramos a observarlo con todo detalle y sin disimulo alguno recorrimos cada rasgo de su silueta. Desde su enorme y llamativo alerón trasero hasta el contundente paragolpes delantero, que incluye una enorme toma de aire, como si de un World Rally Car se tratara. Llamaban también nuestra atención las sugerentes tomas de aire bajo las ópticas delanteras, el protuberante difusor trasero o las armoniosas llantas de 18" pulgadas, exclusivas para la versión RS. Por no decir de las cantosas falsas rejillas de ventilación, tras los pasos de rueda. Para colmo su color verde metalizado "Ultimate Green" le sienta "de cine" a nuestro compañero de viaje. En definitiva todo un acierto, por parte del departamento de competición de Ford, ya que ha sabido trasladar a la calle todo lo que hace sugerente un coche de competición, al menos en su estética.

Habitabilidad

En cuanto abres la puerta y echas un vistazo al habitáculo te quedas prendado de todo lo que observas a tu alrededor: los asientos tipo bacquet, casi de competición, firmados por Recaro, el pedalier de aluminio, los relojes de presión y temperatura del aceite, al igual que los de la presión del turbo. Vamos que por un momento te sientes Mikko Hirvonen a los mandos de su Ford Focus WRC. Bien, nos posicionamos al frente del volante y una vez sentados nos damos cuenta de lo bien que sientan estos asientos, donde los pétalos del respaldo te fijan en el mismo como una lapa. Vamos que son una delicia, ya que además de sujetar perfectamente al cuerpo y ser cómodos ayudan a ofrecer una perfecta disposición a los mandos. Postura al volante que se complementa con una pedalier correctamente situado y un volante regulable en altura y profundidad. El acceso a las plazas traseras no plantea mayores problemas, ya que el respaldo de los asientos delanteros se puede abatir lo suficiente como para no perjudicar la entrada a las mismas. Aunque cabe señalar que las banquetas no cuentan con regulación eléctrica, que ayuden a permitir un paso más confortable al mismo. En dicha parte trasera hay espacio suficiente para dar cobijo a dos personas, pues la plaza central queda penalizada por la estrechez del asiento y el duro mullido del respaldo. En cuanto al maletero, nada que objetar, ya que es lo suficientemente amplio para albergar la carga de cuatro pasajeros, además presenta formas regulares y una buena boca de carga.

Mecánica

Su motor turboalimentado, de origen Volvo que apenas cabe en el vano, se encuentra basado en el 2.5 litros de cinco cilindros del Focus ST de 225 CV, al que se han realizado toda una serie de mejoras para alcanzar esos 80 caballos "extra". Cambios que afectan a bielas, pistones, árboles de levas y correspondiente reprogramación de la centralita. Aunque la principal de todas ellas se centran en el turbo, que ahora es un Borg Warner K16, capaz de doblar la presión máxima de soplado, respecto al que monta el 2.5 ST - de 0,7 a 0,14 bares de presión -. También ha sido convenientemente mejorado tanto el intercooler como el sistema de admisión y escape. El resultado de toda esta labor de optimización ha sido una potencia y par de auténtico deportivo de pura raza: 305 CV a 6.500 rpm y 440 Nm entre 2.300 y 4.500 rpm. Incluso, gracias a este reprogramación de la centralita, puede subir de vueltas hasta las 7.050 rpm durante unos pocos segundos. ¡Por fin llega el momento de la acción! Arrancamos tras pulsar el botón Power situado al lado del cambio y oímos un sonido diferente del resto de los Focus. Una melodía que evoca, cuando le apretamos de verdad, a aquellos míticos Grupo B de los ochenta, entre los que competía el Audi Quattro y el Lancia 037. Y eso que al ralentí apenas manifiesta su verdadero rugido, pues apenas suena a deportivo. Sorprende el RS por la contundente respuesta del motor, bastante condicionado por la respuesta del turbo, cuya entrada a plena carga es tan bestial, que te deja literalmente pegado al asiento. Todo ello se suma a un cambio suave en sus inserciones, rápido, preciso y cuyos cortos recorridos de la palanca permiten ganar velocidad con tanta premura, que las marchas se nos agotan. Elástico, potente y enérgico, pero que muy enérgico así se comporta el propulsor de este Focus, que ofrece una magnífica respuesta desde bajas revoluciones, un comportamiento que facilita y mucho su conducción en ciudad, ya que nos permite hacer uso de las marchas largas y así contener sus consumos. Aún con todo ello el gasto de carburante es considerable cuando en ciudad alcanzamos los 13,2 litros/100 km. Cifra que se aproxima a una conducción normal por carretera y autovía con 9,5 litros/100 km. No digamos si hacemos una conducción más agresiva en carretera de montaña donde alcanzar los 17 litros no es una cifra descabellada.

Comportamiento

Transmitir más de 300 caballos de potencia al suelo en un coche de tracción delantera como es este Focus no es nada fácil. Para ello Ford ha tenido que hacer un laborioso trabajo de puesta a punto. Para empezar y con vistas a limitar el subviraje se ha cambiado la geometría de la suspensión del tren delantero reforzando la misma. Incluso dicho tren delantero cuenta con diferencial autoblocante Quaife tarado al 35 por ciento. Mientras, en el tren trasero se ha montado una barra estabilizadora 3 mm más gruesa, con el objetivo de que esta sea lo más receptivo posible a los cambio de apoyo. También la dirección ha sufrido cambios ofreciendo hasta tres tipos de configuraciones de la asistencia hidráulica: normal, confort, ideal a la hora de aparcar y sport, más enfocada a una conducción más incisiva. Llegados a este punto decidimos poner toda esta teoría en marcha en una enrevesada carretera de montaña. Aceleremos a fondo en recta y el huracán mecánico de su 2.5 litros turboalimentado se desata con un rugido estremecedor. Salimos de cada curva abriéndonos todo lo posible sin rebasar la línea central, reducimos de marcha cuarta, tercera, segunda, frenamos en pleno apoyo y comenzamos a acelerar dejando que el morro se deslice, mientras observamos como las gomas Conti Sport Contact3 muerden el asfalto. De pronto una horquilla, ahueco soltando el pie del acelerador y noto como la parte trasera empieza a deslizar... ¡uff!, por un momento parezco quedarme sin aliento. ¡Esto es maravilloso! Incluso en la sesión de fotos me indican que el Focus levantaba rueda, algo alucinante si observamos su anchura. ¡Agotador! Ir tan deprisa hace que mantengamos una continua "lucha" con el volante, puesto que al tren delantero se le acumula el trabajo y es mucha la potencia a digerir. Claro que para rodar en este tipo de trazados tortuosos hay que trazar muy fino si queremos rodar al límite. En este momento y sin las ayudas electrónicas las pérdidas de motricidad son una constante en curvas de tercera, incluso de segunda velocidad. Aquí, como es lógico el coche tiene una clara tendencia al subviraje, pero los firmes reglajes de la amortiguación junto a la gruesa barra estabilizadora trasera han permitido un tren trasero de lo más juguetón insinuándose en más de una ocasión. Cansados de quemar tanta adrenalina y ya en autopista o autovía, la dirección responde con rapidez y precisión a cualquier cambio de trayectoria, resultando una máquina de lo más eficaz. A medida que bajamos el ritmo, el enérgico tarado de los amortiguadores nos pone al día del deportivo temperamento que manifiesta este Focus RS.

Seguridad

A nuestro querido angelito frenos no le faltan para no desfallecer pues a sus grandes discos ventilados delanteros de 336 mm delante se suman detrás otros macizos de 302 mm, que como apreciamos han sido sobredimensionados para la conducción deportiva. Cuando llega el momento de detener este purasange dichos frenos responden de libro, pues no solo mantienen el tipo en toda la trayectoria, sino que además aguanta ncada envite con entereza y sin desfallecer. No me ha dejado de sorprender la habilidad y buen tarado del control de estabilidad, que cuando interviene siempre lo hace con discreción permitiendo no sólo derrapar el tren delantero sino que la zaga deslice.

Valoración final

Si quieres vivir sensaciones únicas al volante de un auténtico deportivo, este es tu coche, un compacto temperamental donde los haya, pues pocos coches hay en el mercado que ofrezcan tanta diversión por poco dinero. Lejos de ser un coche equilibrado y razonable, el Focus RS es una máquina de devorar trazados sinuosos que cuanto más la exiges, más te impresiona la facilidad con la que actúa su diferencial autoblocante para sortear cada curva. ¡Aunque cuidado!, intentar apurarlo al máximo puede dejar de ser tan agradable, ya que implica jugar con fuego y nos podríamos quemar.