Ford Focus 2.0 TDCI Ghia 5p
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Ford Focus 2.0 TDCI Ghia 5p

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4 opiniones

Madrid.- El punto fuerte del Ford Focus, alabado por todos los conductores y la prensa especializada, ha sido esa rigidez torsional del chasis que lo ha hecho todo un referente en el mercado y que ahora, en la segunda generación, acentúa esa calidad para continuar como el emblema de ventas en la marca del óvalo. Los trabajos en ese chasis han hecho del Focus un coche con una estabilidad en ruta difícilmente superable, y a lo máximo que se ha llegado es a una igualdad en los recién llegados del segmento compacto, lo que tampoco deja de tener su mérito. Ese más difícil todavía de la superación de lo ya de por sí bueno lo ha cumplimentado la propia Ford con el nuevo modelo de esta gama, aumentado en un 10% la rigidez torsional del subchasis. Si el coche ya iba sobre raíles, ahora es todo un tren express porque su rodadura no se sale de los trazos marcados por mucho que se exija a su estructura o por mucho que se circule en carreteras viradas. Conducirlo es todo un ejercicio de agilidad rutera, perfectamente demostrable en cada paso de curva, donde el aplomo y los apoyos del coche vuelven a ser el santo y seña de la gama. Las tolerancias de los trenes tanto en entrada como en salida de curvas es total y el tarado de la suspensiones adquiere la dureza justa para que en el interior no asomen las irregularidades del terreno. Como es lógico se han operado mejoras fácilmente perceptibles desde la condición de conductor y pasajero, como el mayor diámetro del que se ha dotado a las barras estabilizadoras y el mayor grosor de los amortiguadores. En definitiva, todo un Focus mejorándose así mismo. Cierto es que en meses atrás ya se vislumbraban algunas de las propiedades que podría ofrecer el nuevo Ford, ya que se tuvo un anticipo con el monovolumen C-Max o con otras creaciones del grupo como el Mazda3 o el Volvo S/40-V/50, puesto que comparten idéntica plataforma. El éxito es de naturaleza conservadora. Los cuatro millones de unidades vendidas en todo el mundo de la primera generación inducían a no ser atrevidos en los cambios externos. El Focus II conserva las esencias de diseño de su predecesor con una delantera y una trasera más afiladas, pero sin radicalismos. Sí es perceptible la sensible ganancia en cotas como la longitud, con 17 centímetros más (la misma que la del C-Max) y anchura que la eleva en otros cuatro centímetros, además de una leve ganancia de 2,5 cms en la distancia entre ejes. Estos reajustes operan en la habitabilidad que se traduce en una comodidad grande de conducción, bien apoyada por la buena visibilidad panorámica y una accesibilidad ergonómica muy mejorada a la instrumentación, tanto manual como visual del coche. Una sutileza en este campo es la ganancia en altura de solo tres centímetros de la palanca de cambios, ahora mucho más al alcance de la mano. Detrás, pasaje para dos personas, comodidad; o para tres, apreturas. Pero el punto flaco es que se trata de un espacio que puede resultar incómodo para las alturas bien alimentadas de la actual generación que tenderán al leve coscorrón con el techo, fruto de la sensible caída de ángulo del techo en la parte posterior, donde se vuelven a ubicar en los bordes en trayecto lineal de arriba a abajo los cuadros ópticos, en esta ocasión algo más refinados que en la primera generación. El maletero se beneficia de los cambios de cotas operados y cubica 385 litros, un registro por encima de la media del segmento, pero que está condenado a reducirse si se opta por la rueda de repuesto normal (a un precio extra de diez euros), ya que la de serie es del tipo galleta que, desgraciadamente, se impone cada vez más entre los fabricantes. El Focus trasluce una sensación de buen acabado y la primera impresión surge al abrir la puerta donde se denota peso y solidez y que se corroboran cuando se oye el sonido del cierre. En la visión interior tiene continuidad esa calidad de materiales con un muy buen equilibrio entre tonalidades, luminosidad y accesibilidad y hasta con alguna concesión a guanteras de capacidad extra con facultad de refrigeración en algunas de las versiones de equipamiento. El acuerdo de colaboración en la fabricación de motores entre los Grupos Ford y PSA estaba cantado que iba a tener traducción en el nuevo Focus. La prueba en esta ocasión ha correspondido a una mecánica diesel de inyección directa de segunda generación de 2.0 litros y 136 CV de potencia, la más alta del ciclo gasóleo encuadrada en las berlinas compactas de las distintas marcas que se benefician de la alianza. Antes de entrar a fondo en el comportamiento de este motor en ruta, una alusión a lo bien que se ha aislado el habitáculo y al óptimo trabajo en la eliminación de rozamientos para conseguir un silencio que añade un plus de confort innegable al coche. El propulsor se muestra muy similar en comportamiento al resto de modelos de Ford, Peugeot y Citroen que lo equipan, pero se revela algo más alegre en bajos regímenes que, por ejemplo, en el recién probado Citroen C4. Sus mejores resultados están en el tramo entre los 2.500 y las 4.000 vueltas donde la recuperaciones en los desarrollos más largos son casi instantáneas. Es una buena mezcla de fuerza y refinamiento. Esta mecánica está asociada a una caja manual de seis relaciones bien engranadas con los distintos desarrollos del motor que estira con bastante elasticidad. La cuarta y la quinta velocidad son de amplio recorrido y permiten lanzar el coche hasta velocidades puntas muy altas. La sexta queda para una conducción más tranquila en carretera llana economizando con buen sentido. Los elementos dinámicos, ya ensalzados antes, tienen sus apoyos en una dirección muy precisa y que se beneficia de un sistema de asistencia electrohidráulica, en el que una bomba accionada por un motor eléctrico controla las velocidades del motor y del volante y, al tiempo, calcula la cantidad de asistencia precisa. La frenada también ha sido mejorada al introducirse discos (delante) y tambores (detrás) con mayor grosor. El consumo, bien a secas. Durante la prueba rozó los ocho litros cada cien kilómetros. Muy en consonancia con las prestaciones que ofrece este motor. La vertiente económica del precio tiene como factor favorable una ajustada tarifa nominal comparada con las recientes llegadas de otros modelos al segmento de más competencia al mercado, pero el Focus ofrece un equipamiento de serie un tanto exiguo y, sobre todo, con ausencia de elementos de seguridad vitales como el ESP (no se echa tanto de menos gracias a su impresionante estabilidad) o el airbag de cortina.

Por Angel Alonso (EFE)

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AJ
Aaron Jhon

**837372

AJ
Aaron Jhon
| 2 respuestas

Hola buena, estoy interesado en el coche. 67383737 llámeme cuando pueda

Y
Yeison

Ola buenas mándame su número

Y
Yeison

En la foto de mi perfil viene mi teléfono

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