Plantando cara
Cada vez que me pongo al volante de un Jaguar tengo una sensación un tanto especial. Una sensación que provoca el saber que estás conduciendo el último producto de una marca emblemática, de gran tradición y prestigio. Los Jaguar son coches muy respetables, fruto de una historia cargada de altibajos pero suficientemente prolífica que la ha convertido en una marca mítica en el mundo del automóvil.
Jaguar siempre se ha caracterizado por ser un fabricante especializado en berlinas y deportivos de lujo, y ese sigue siendo su guión más de 100 años después de su fundación. Y aunque desde 2008 forma parte del grupo indio Tata, que podría hacer pensar que la marca ha perdido parte de su identidad, la realidad es que desde entonces Jaguar vive un periodo de crecimiento e innovación que le ha llevado a renovar totalmente su gama con automóviles más interesantes que nunca.
Un claro ejemplo del buen momento que vive esta marca británica lo encontramos en su nueva berlina del segmento D: el Jaguar XE. Un modelo que es todo un Jaguar de pies a cabeza, con el que la firma del felino quiere plantar cara a automóviles tan prestigiosos como el BMW Serie 3, Mercedes-Benz Clase C, Audi A4, Volvo S60 o Lexus IS, como principales competidores.
Hacía años que Jaguar no entraba en este segmento. Concretamente, desde que dejó de comercializarse el Jaguar X-Type, hace seis años. Aquel era un modelo con un aspecto bastante refinado, en la línea de lo que se espera en un Jaguar, aunque en realidad su base era la de un Ford Mondeo. Tenía tracción integral y por primera vez, motor diésel. Era el Jaguar más accesible para el gran público.
El XE también cumple algunas de esas funciones, pero en mi opinión, con mayor acierto. Es un modelo que permite que la marca participe en un segmento de mercado del que no puede permanecer al margen si quiere aumentar su volumen de ventas; se posiciona como el Jaguar más asequible de compra y mantenimiento; cuenta de forma acertada con una versión diésel, como la que hemos probado, de buenas prestaciones y bajo consumo; y se construye con una plataforma de fabricación propia, en aluminio, muy ligera y rígida que genera un excelente comportamiento en carretera. Sus buenas prestaciones, eficiencia y acabado general permiten que plante cara a la competencia alemana que lidera las ventas en este segmento, algo que apenas consiguió el X-Type.
El Jaguar XE monta la nueva generación de motores Ingenium, construidos en la fábrica de Jaguar-Land Rover en Wolverhampton (Gran Bretaña). La versión que os presentamos lleva en concreto un diésel de 4 cilindros que da 180 CV, el mismo que podemos ver bajo el capó del Land Rover Discovery Sport o el Range Rover Evoque. Es un motor que destaca por su bajo consumo, que oficialmente es de 4,9 litros/100 km. En nuestra prueba se situó un litro por encima de media, en torno a los 6l/100km. Es, por lo tanto, un diésel de concepción moderna, poco contaminante, que además destaca por ser bastante silencioso y elástico en su respuesta.
Esta versión diésel del Jaguar XE se presenta, por lo tanto, como la idónea para los clientes más sensibilizados con el coste de utilización del coche, que también los hay en el mundo Jaguar. Para los que busquen prestaciones puras, la marca vende la versión con motor V6 de gasolina y 340 CV.
Esta variante diésel con cambio automático cuesta, en su acabado superior, Porfolio, 45.153 euros. Existe una versión diésel un poco menos potente, que da 163 CV, que parte de los 37.061 euros con cambio manual. En comparación, es un precio muy similar al que ofrecen sus competidores BMW Serie 3 y Mercedes Clase C en sus versiones diésel menos potentes, y está por encima de lo que vale un Audi A4, un Volvo S60 o un Lexus IS híbrido en sus versiones más básicas.
Un mini XF
Uno de los aspectos que se hacen valorar en este Jaguar es su cuidado diseño, obra de Ian Callum, que en su día participó en el diseño del Aston Martin DB9 y más recientemente en el de los Jaguar XF y XJ. Callum y su equipo han creado una berlina con formas muy fluidas y elegantes, que a la vez favorecen una baja resistencia al viento. Es el Jaguar más aerodinámico jamás construido. El XE combina perfectamente una imagen atlética y musculosa con la elegancia tradicional que se espera en un modelo de esta marca. Podéis ver que el capó es largo, el parabrisas está muy inclinado y la línea de techo cae hacia la zaga considerablemente. Es una silueta algo cupé, pero sin perder la imagen de una clásica berlina de tres volúmenes. La mezcla de deportividad, modernidad y clasicismo está bien conseguida en este Jaguar, y es uno de sus grandes atractivos.
Si lo miras de frente o tres cuartos, parece un Jaguar XF en pequeño. Ambos modelos coinciden en utilizar una gran rejilla en posición vertical, unos faros muy estilizados y agresivos con luces LED diurnas, un capó con marcadas nervaduras o detalles como las branquias en los laterales.
El interior es un reflejo de esta misma filosofía: no hay vanguardismos, pero sí se logra crear un habitáculo agradable, elegante y con algunos detalles deportivos como el volante de tres radios (con un diámetro demasiado grande para mi gusto), los relojes con visera estilo moto o la elevada consola central que divide claramente el espacio entre conductor y acompañante.
Los acabados en esta versión tope de gama son muy buenos. La impresión de calidad y refinamiento se refuerza con el forrado del volante y los asientos en piel, de color blanca en estos últimos, o perfiles cromados y molduras en color negro brillante en la consola central. En las plazas delanteras hay una buena sensación de espacio, aunque en las plazas traseras es mejorable el hueco para las piernas y la altura al techo. Como ya es habitual en los coches con tracción trasera, el túnel de transmisión también limita el espacio para las piernas, especialmente el que se destina al pasajero de la plaza central, que viaja un poco incómodo.
A la hora de dejar los bultos, el Jaguar XE ofrece 450 litros de maletero, que pueden ampliarse si se abaten los respaldos de la segunda fila. Para ello, Jaguar ha instalado debajo de la bandeja unos tiradores que desbloquean esos respaldos de forma automática. En realidad no resultan de gran ayuda, ya que obligatoriamente debes acabar la operación a mano desde las plazas traseras. Además, el acabado que presenta esa bandeja debido a la presencia de estos tiradores, en color amarillo, no es digno de una berlina de este calibre y precio. Jaguar podría haberse esmerado más en este aspecto, no es aceptable dejar la chapa a la vista (ver foto).
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Suave desde el inicio
La experiencia de arrancar este Jaguar conlleva darle al botón de arranque y a continuación observar cómo emerge el dial del cambio de marchas, un detalle ya típico en los últimos modelos de la marca del felino. El motor diésel que monta esta versión, un 2 litros turbo que ofrece 180 CV, suena perfectamente acompasado y con discreción al ralentí. Sale con fuerza desde parado, gracias a su buena cifra de par máximo (430 Nm desde 1.750 vueltas) y sube de régimen sin titubeos. La conducción se hace muy placentera, tanto para el que lleva el volante como el que va de pasajero. Es un coche muy cómodo, que tiene unas suspensiones muy efectivas y de respuesta progresiva, con un tarado muy equilibrado. Es una excelente berlina para viajar y tragarse kilómetros de carretera con un mínimo cansancio.
El XE es relativamente ligero (1.565 kilos en orden de marcha), una cifra que logra con el uso de aluminio en toda su estructura, una de las características que lo diferencian de sus competidores. Eso se nota al volante, tanto en las aceleraciones desde parado como en el negociado de curvas de montaña.
Las suspensiones son de doble trapecio en el eje delantero. Jaguar ha optado por un sistema mecánico más complejo y costoso que el tradicional Mc Pherson en el eje delantero, pero a cambio esta configuración beneficia la manejabilidad y estabilidad del coche. De la misma manera, en el eje trasero se monta un efectivo sistema multilink, que juega a favor de la estabilidad y la motricidad, algo importante teniendo en cuenta que se trata de un coche de tracción trasera.
El coche va como una lapa en carretera, entra fácilmente en la curva y sale de ella con decisión y total estabilidad. Es un coche que se guía con mucha seguridad, la dirección es muy incisiva y vira bastante plano. Nuestra unidad de pruebas venía bien calzada, con llantas de 18 pulgadas y neumáticos de bajo perfil 225/45 R18. El chasis de aluminio es muy rígido, y eso también es otro aspecto que hace muy precisa la conducción. Además se ayuda de sistemas como el Torque Vectoring by braking, que básicamente frena la rueda que va por el interior del viraje para hacer más rápido y seguro el paso por curva.
La dinámica del XE también se beneficia del Jaguar Drive Control, que permite escoger entre los programas Standard, Eco, Dynamic e Invierno, cada uno de ellos con una configuración diferente para la respuesta del acelerador, el motor y el cambio de marchas en el caso de las versiones automáticas como la que hemos probado.
La suspensión también es de tipo adaptativo, y se endurece de forma automática. En ninguna circunstancia el tarado es excesivamente firme, incluso puedes llegar a percibir pequeños balanceos en los fuertes apoyos en curva, aunque poco destacables. Esta versión diésel del XE siempre deja a relucir en mayor grado su faceta más aburguesada frente a la deportividad pura.
El cambio de marchas, de 8 velocidades, es rápido y preciso. En la posición Dynamic y cambiando de forma manual mediante las levas “bloquea” las marchas y permite estirar el motor hasta el límite de revoluciones.
Personalizable
Dejo para el final las cuestiones de equipamiento, que siempre en este tipo de coches quedan a merced del presupuesto disponible.
El acabado Porfolio trae de serie control de crucero, asistencia de arranque en pendiente, Jaguar Drive Control, control de reparto de par en curva, doble salida de escape, stop & Start, cromo en las branquias laterales y el contorno de las ventanillas, climatizador bizona con ventilación en las plazas traseras, pantalla táctil de 8", aviso de cambio involuntario de carril, acceso y arranque sin llave y el cambio automático de 8 velocidades, entre otros.
Hay opciones que, personalmente y para el precio del coche, creo que deberían venir de serie, como es el caso de los sensores de aparcamiento traseros y la cámara de marcha atrás, un pack opcional que se va a los 1.118 euros de coste. Otra opción es incluir el Highway Technology Pack, que incluye estos sensores junto con el detector de tráfico en marcha atrás, control de crucero adaptativo con alerta de alcance, monitor de ángulo muerto, freno de emergencia inteligente y los retrovisores exteriores del color de la carrocería, térmicos y con plegado y ajuste eléctricos, y que cuesta 3.203 euros.
Equipar con mayor o menor medida la versión básica del Jaguar XE Portfolio, la más lujosa, puede hacer que pase fácilmente de los 45.153 euros a los 51.906 euros, como es el caso de la unidad probada. Esto no es nuevo, es una característica que el XE tiene en común con sus competidores y que siempre conviene tener en cuenta.
El mes pasado compre un xe y en el concesionario no me dieron la opción de tapizar el maletero. ¿Como puedo reclamarlo sin coste alguno?