Conciencia ecológica
Desde Land Rover están dispuestos a apostar fuerte por la ecología en sus productos y el desarrollo sostenible y la primera medida se encuentra en su todocamino compacto Freelander, primero en abrir la veda de los todoterrenos que dejan de emitir emisiones de C02 cuando no se encuentran en movimiento. Para ello tira en su motor 2.2 litros diesel de 160 caballos del sistema de arranque y parada automático, que ayuda a contener el consumo sin tener que desembolsar una mayor cantidad de dinero. Hasta un total de mil millones de euros es la cantidad de dinero que Land Rover y Jaguar invertirán en tecnologías sostenibles, dentro del acuerdo de inversión que tienen firmado por un período de cinco años, dentro del cual tienen previsto crear sistemas de propulsión trasera eléctrica o motores diesel más eficientes, entre otros objetivos. El primer paso a realizar ya se ha dado como era el caso de optimizar la familia de motores TDV6 y 5.0 V8, ya estrenado por Jaguar y ahora aplicados al Range Rover y Discovery4, además de estandarizar el sistema Stop & Start, ya aplicado al todoterreno de este prueba. Lo mejor de este cambio, a bote pronto, es que no supone un peso adicional. Ni tan siquiera repercute en el precio. Si nos retrotraemos en el tiempo, Citroën fue el primero en montar dicho sistema, mientras el Grupo BMW, el primero en estandarizarlo, a través de sus marcas BMW y Mini. Sin embargo ninguno de estos fabricantes lo había aplicado a un modelo todoterreno. El primero ha sido Land Rover y ya se sabe el que da primero da dos veces... .
Diseño exterior
A primera vista no se percibe ninguna diferencia estética respecto al resto de los Freelander, salvo la inscripción TD4-e, que luce en la parte inferior derecha del portón trasero y en el caso de nuestra unidad probada los adhesivos del sistema Stop/Start en las puertas, como mera información publicitaria. El resto de elementos permanece invariable a este SUV de aspecto robusto, compacto y musculoso, cuyo poderoso frontal se encuentra inspirado en el Range Rover donde no faltan las ópticas rectangulares o la generosa calandra. Todo el conjunto forma un diseño geométrico en sus formas donde los tintes más deportivos los encontramos en las aberturas situadas en las aletas delanteras, la superficie acristalada de las plazas traseras, que presentan una tonalidad más ahumada o las llantas de 17 pulgadas.
Habitabilidad
Las cotas exteriores respecto a la versión que le precede apenas han variado y continúa ofreciendo una habitabilidad de primerr orden.
El puesto de conducción destaca por la posición elevada del asiento respecto al suelo, una característica propia de los todoterreno, pues llevamos las piernas en una posición muy vertical. Por lo demás, éste se encuentra bien resuelto pues a los amplios ajustes de unos asientos con reglaje eléctrico y de un volante regulable en altura y profundidad, se suma la amplia y buena sujeción de la banqueta, que proporciona un confort añadido. Si delante no plantea ningún problema de habitabilidad, detrás los pasajeros contarán con buen espacio para las piernas y una correcta anchura para los hombros. Además la posición elevada de la banqueta otorga a los mismos una mayor sensación de amplitud. Respecto al maletero ofrece 750 litros de capacidad y unas formas regulares para albergar la carga. En caso de necesitar una mayor capacidad podemos reclinar los asientos - en proporción 60/40 -. Bajo el piso del maletero encontramos un doble fondo, que nos permite guardar objetos de tamaño pequeño en un espacio concebido para estos menesteres, además de otro en el que alberga la rueda de repuesto, en nuestro caso de tamaño nomal, lo que es muy de agradecer.
Mecánica
De momento el dispositivo Stop & Start se encuentra sólo disponible en su flamante motor 2.2 diesel de 160 CV con cambio manual. Dicha mecánica, cuenta con 400 Nm a 2.000 rpm, turbo variable Garret - hasta 1.800 bares de presión -, inyección directa por conducto común de tercera generación con inyectores piezoelécitricos y ejes de equilibrado en el cárter, además del filtro de partículas que incorporaba nuestra unidad testeada. Aunque la mencionada tecnología de parada y arranque automático del motor lleva utilizándose en el mercado de turismos, Land Rover ha sido el primer fabricante en incorporarla a un todocamino. Gracias a la aportación de la misma ha permitido homologar un consumo de 6,7 litros cada 100 kilómetros, frente a los 7,5 litros del modelo qe monta dicho motorsi este sistema, lo que supone un ahorro del 10,7%. Cierto es que hay otros todocaminos de similar rendimiento, que ofrecen consumos equiparables, caso del Toyota Rav4 aunque ninguno con las cualidades camperas de nuestro protagonista. Al igual que los consumos, las emisiones también se reducen, aunque en un 8 por ciento hasta alcanzar los 179 gr/km. La inserción del sistema Stop & Start ha implicado la dotación de muchos elementos que no observamos a primera vista, siendo el motor de arranque, la batería y el equipo eléctrico los que perciben mayores cambios de cara al notable incremento del número de paradas y puestas en marcha. El primero de estos elementos cuenta ahora con una potencia de dos kilowatios y una mayor capacidad de engrase, a la vez que emplea un nuevo material de fricción cubre-tungsteno. En el caso de la nueva batería cuenta con fibra de vidrio absorbente, que no sólo proporciona ciclos de carga y descarga más estables sino que a la vez la convierte en más robusta. Por último se ha modificado la gestión del volante bimasa, la gestión de la alimentación en fase de arranque, gracias a una inyección más progresiva y una mejora del software de la tracción total con el objetivo de lograr una menor fricción a baja velocidad. ¿Cómo funciona el sistema? Al detener la marcha, el motor se para automáticamente, aunque para ello siempre tenemos que posicionar la palanca del cambio en punto muerto y pisar el pedal del freno. Tras soltar el pedal del freno y pisar el embrague del motor el sistema vuelco a arrancar de forma automática. El resultado de toda esta serie de mejoras lo percibimos al activar dicho sistema. Tras pulsar el botón con la inscripción "ECO", ubicado en la parte superior de la consola central, observamos que es rápido y suave, sin brusquedades de ningún tipo; de tal modo que la marcha se reinicia del mismo modo que si el motor se encontrara apagado. Aunque con la gran ventaja que supone estas paradas en el ahorro de combustible. Sin embargo hay situaciones en las que el sistema se desactiva: en el caso de pulsar nuevamente el motor "ECO" que apaga dicho sistema, cuando el nivel de carga de la batería se encuentra bajo, al activar un programa especial del control de tracción, cuando falta presión en el circuito hidráulico del servofreno o cuando la elevada temperatura dentro del habitáculo requiere la puesta en marcha del compresor de aire acondicionado. A lo largo de la prueba y en uso intensivo por ciudad hay que reconocer que podemos alcanzar los 8,5 litros/100 km, aunque claro siendo muy restrictivos a la hora de pisar el acelerador. No obstante lo normal es mantenernos entre los 10 y 11 litros - tal y como señalaba nuestra compañera de test Cristina Mallenco cuando realizó la toma de contacto -.
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Comportamiento
Fuera del asfalto mantiene las mismas cualidades camperas a las que el Freelander nos tiene acostumbrados mostrándose como uno de los mejores todocaminos sin reductora que se comercializan en el mercado español. Al ralentí se muestra capaz de sortear considerables obstáculos en primera, ya sean rampas o pedregales con relativa facilidad. Además su eficaz sistema de tracción "Terrain Response" con cuatro programas específicos: asfalto, grava, barro y arena; sumados a los aceptables recorridos de la suspensión convierten a este particular Freelander, al igual que el resto de sus hermanos en más que un todocamino. Ya en asfalto su buena batalla y una dirección con sólo 2,5 vueltas de volante permite inscribirlos en las curva con gran precisión y sin acusar demasiado el balanceo, gracias una firme y eficaz suspensión que filtra con eficacia lasa irregularidades que pudiera presentar el pavimento sin castigar a los ocupantes.
Seguridad
El hecho de disponer de un sistema Stop & Start tampoco supone ninguna merma en sistemas de seguridad. De hecho se ha incorporado un servofreno con acumulador de alto nivel y un sensor de vacío del circuito de los frenos para que pueden funcionar sin problemas, incluso cuando el motor se encuentra parado. A este elemento propio del sistema Start/Stop se suman otros como los controles de tracción (DSC), de descenso de pendientes (HDC), además el sistema de arranque en cuesta. Dentro de su habitáculo ofrece una abundante batería de airbags donde no faltan el de rodilla para el conductor, que se suma a los frontales, laterales delanteros y de cabeza, éstos últimos en todas las plazas.
Valoración final
La dotación del sistema Stop & Start ha sido todo un acierto por parte de Land Rover, sobre todo para aquellos que quieren contar con un buen todocamino, sin renunciar a utilizarlo en ciudad dado el inmenso tráfico que la impera. Aquí el consumo ha pasado de ser un inconveniente para convertirse en una ventaja, si sabemos sacar todo el partido al mencionado sistema. Todo ello sin repercutir el precio que se mantiene invariable con la versión a la que representa sus iniciales.
Nosotros tenemos uno y automatico y puedo decir que es un gran coche, va como la seda y en campo se defiende muy bien. De momento ni un solo problema. La gente se cree que los toyota no dan problemas por lo que veo, informaos primero. Lo recomiendo. En cambio tambien tenemos otro suv de marca reconocida y no va ni la mitad de bien y equipa el mismo motor. Saludos.