Que el ritmo no pare
Rápido hasta la exhalación, adictivo hasta la extenuación, elegante e intrépido a su paso... así es el Gran Turismo de Maserati, un deportivo que no deja indiferente a nadie, incluso a aquellos neófitos para los que el automóvil sólo es un medio de locomoción. Cuando tienes el privilegio de testear deportivos artesanales que han sido diseñados para el disfrute de los más adinerados bolsillos es cuando te das cuenta lo afortunado que eres al poder saborear por unos momentos las mieles del éxito. Claro que debemos de dejar a un lado las emociones, por difícil que sea la tarea y analizar concienzudamente la máquina ante la que nos encontramos para valorar sus virtudes y defectos. En este caso la versión S del Gran Turismo, cuyo motor V8 arroja 440 CV - 35 CV más que el Gran Turismo - para empujar este "angelito" de manera descomunal, cuyo chasis ha sido concienzudamente elaborado para aguantar tal caballería.
Si en los años sesenta fuera Giorgetto Giugaro quien diera forma al primer Maserati GranTurismo ahora ha sido Pinifarina quien ha tomado el relevo seduciéndonos con unas líneas maestras que crean una bella silueta asentada sobre una estructura de aluminio. La versión "S" apenas difiere de su hermano menor potenciado del que toma el mismo nombre aunque sin tan insigne apellido. Visto desde fuera este producto creado para lo más exacerbados "tiffosi" de la marca del tridente muestra sus diferencias en sibilinos detalles estéticos que realzan su imagen deportiva tales como el reborde en negro de las ópticas delanteras, los estribos laterales, las llantas de 20 pulgadas, el discreto alerón trasero y las espectaculares salidas de escape. Todo un cúmulo de elementos dispuestos con tal armonía que podemos confirmar a ciencia cierta y durante los cuatro días que tuvimos ocasión de disfrutarlo, que hacía girar las cabezas de todo aquel que se cruzaba a su paso.
Dentro de su habitáculo el GranTurismo S ofrece un auténtico espacio para cuatro personas, sin embargo sus asientos nos han decepcionado un poco pues no son todo lo confortables que cabría esperar de un deportivo de estas características y nivel de lujo. Para empezar cuentan con un mullido demasiado duro y el respaldo puede llegar a ser un tanto estrecho. Tampoco ayudan los reposacabezas, que no pueden ser regulados en altura. Claro que no todos son penas, pues el puesto de conducción, verdadero protagonista es magnífico, ya que nos permite alcanzar una idónea postura al volante de manera inmediata. Para ello son de gran ayuda las múltiples regulaciones eléctricas del asiento, así como del volante - ajustable de manera eléctrica en altura y profundidad -. Aunque el asiento del conductor peca de no aportar una eficiente sujección lateral que requiere un deportivo de estas características. Tampoco está entre sus virtudes disponer de un gran maletero, sino más bien justo debido a la situación del depósito de combustible, que limita de manera fehaciente la capacidad del mismo. De hecho el espacio destinado para albergar la carga presenta poca profundidad quedando cifrado en unos escasos 260 litros, para un par de maletas de fin de semana y poco más.
Si bien una de las razones de ser de este apasionante deportivo que justifica los 16.350 euros lo encontramos en su motor, que ha sido meticulosamente optimizado para cautivar, de mayor manera, respecto al que monta su hermano menos el GranTurismo. Para empezar, parte del 4.2 litros de éste al que se ha aumentado tanto el diámetro como la carrera del cilindro para incrementar su cilindrada hasta alcanzar los 4.7 litros, sin que por ello se haga necesario variar el tamaño del bloque, gracias a la inclusión de unas paredes más delgadas y reforzadas. Para redondear la faena su distribución variable en admisión nos permite disfrutar del 82 por ciento del par desde las 2.500 vueltas. Este portentoso corazón V8 de origen Ferrari de considerables valores de potencia y par - 440 CV a 7.000 y 490 Nm a 4.750 rpm, respectivamente - ya nos embriaga desde el primer movimiento del cigüeña., pues sube de vueltas como un poseso, que parece no tener límite hasta que alcanzamos, las 7.500 vueltas, valor en el que el corte de inyección dice basta a tanto derroche - incluso antes dependiendo de la marcha empleada. Claro que es en esa transmisión automática de seis relaciones con modo manual secuencial donde la mecánica tiene su mejor aliado. Se trata de una transmisión manual de seis velocidades con embrague bidisco electro actuado, muy similar a la que emplea el F1 de Ferrari. Dicho cambio, solo manejable desde las levas en el volante, conserva los programas automáticos "normal" y "sport" que podemos gestionar mediante un botón situado en la consola central, ya nos encontremos circulando en modo normal o automático. A cambio recibe una nueva función denominada "MC-Shift", que reduce a 100 milésimas el tiempo requerido para cambiar de marcha, siempre y cuando vayamos a más de 5.500 rpm y con el acelerador pisado más de un 80 por ciento. Las reducciones son de auténtico infarto, pues la fuerza con la que siente el tirón del cambio es impresionante. Cabe señalar que es muy de agradecer la información detallada en el cuadro de instrumentación de la marcha que llevamos insertada en todo momento. Dicha información se precisa con un gran número reflejado en el display ubicado entre los dos grandes relojes correspondientes a velocímetro y tacómetro. En modo "Sport", además de la gestión del cambio se modifica el sonido producido por este V8, deleitándonos con todo un recital de broncos y armoniosos graves, sobre todo cada vez que reducimos velocidades. De tal manera que podemos elegir entre pasar relativamente discretos o emitir un sonido más propio de un "bólido de competición". En resumen su motor está tan logrado que no necesita ni de turbos ni de compresores para empujar con total decisión. Basta apuntar que bajar de cinco segundos en la aceleración de 0 a 100 km/h no presenta mayores problemas, al igual que rebasar la mágica cifra de los 300 km/h. Datos que nos dan buena cuenta de unas capacidades destinadas a aquellas máquinas muy particulares situadas en el exclusivo Olimpo de los dioses de altas prestaciones. El consumo camina a la par de las cifras y alcanzar medias que superen los 15 litros (15,2 litros/100 km) no es nada descabellado, pero acaso le importa a su adinerado propietario dispuesto a sacrificar economía de consumo por diversión a raudales.
Suscríbete a la newsletter
Si quieres estar al día de nuestras noticias, tienes que tener una cuenta en coches.net.
Al igual que ha ocurrido con el motor también se ha recalibrado el chasis de manera específica de forma que la suspensión es un 10 por ciento más firme para controlar de mejor manera el balanceo de la carrocería, si bien nuestra unidad testeada incorporaba la amortiguación adaptativa electrónica "Skyhook" (2.745 euros), que una vez pulsado el modo "Sport" para motor y cambio conmuta las misma hacia un modo más deportivo. Dicha suspensión sorprende de grata manera, pues aunque sea deportiva no resulta incómoda. Tanto es así que aunque cuenta con largo recorrido sujeta bien al vehículo. Cuando la carretera se retuerce el GT S sorprende la manera en la que responde a las adversidades, pues sus casi dos toneladas de peso y generoso tamaño parecen una tarea difícil de sortear en tales situaciones. Nada más lejos de la realidad pues su reparto entre pesos casi ideal (49/51 por ciento) junto a su notable motricidad, permiten disfrutar las sensaciones que ofrece el mismo entre curva y curva a un nivel altísimo de adherencia y aunque se muestra claramente sobrevirador, los controles de tracción y estabilidad conectados les sujetan con total eficacia sin llegar a ser en ningún momento intrusivos. De ofrecer tan elevado límite de adherencia tiene gran parte de culpa sus generosos "pepinazos" montados en llanta de 20 pulgadas (245/35 delante y 285/35 detrás), además del diferencial autoblocante tarado en un 25 por ciento y aceleración y al 45 por ciento en retención. También ayuda una dirección muy directa. Claro que si queremos buscarle las cosquillas se la vamos a encontrar y ¡de qué manera!, pues en ese momento la zaga tratará de adelantar al morro del vehículo. No hay que olvidar que tanto derroche de potencia y par muestran su contundencia. Además quitar los controles de tracción y estabilidad queda destinado para las manos más experimentadas, pues a la poca contemplación que hagamos con el acelerador y sino sujetamos bien el volante para contener la derrapada de la zaga, el trompo lo tendremos asegurado.
También los frenos tienen su evolución con la dotación de nuevos discos delanteros de 360 mm - en lugar de los 330 mm de su hermano -, que combinan acero - para cubrir la zona de fricción - con aluminio -. Estos se muestran consistentes en todo momento, si bien en conducción deportiva ante y ante un trato más exigente las prestaciones de su fantástico V8 sumadas a sus dos toneladas de peso le hacen perder algo de eficacia, aunque para llegar a esta situación deberemos ser realmente muy exigentes. Por lo demás el equipamiento en esta materia se encuentra a la altura de las circunstancias y si a ello unimos la buena nota en comportamiento dinámico debido a sus eficaces controles de estabilidad y de tracción, no cabe duda que este particular modelo del tridente no defrauda.
Tras parar vuelve mi ritmo cardíaco a la normalidad y es que una vez te enfundas en este GranTurismo no quieres que la marcha se detenga, para dar paso a las emociones que transmite este particular deportivo, cuya sigla S es toda una antesala de intenciones para indicarnos que estamos en un nivel superior, como si de un juego de la "Play Station" se tratara... Claro que la realidad nos pone en su sitio, como así lo indican los 142.918 euros que cuesta. Esa es la cantidad que tendrá que desembolsar su afortunado propietario por tener unos de los coupés más deportivos y exclusivos del mundo.
Esta obra de arte me cautivo por la navidad de 2008 en el garaje del Hotel Baia de Estoril. Era el normal en negro y como sonaba. el S es brutal. Desde aquel dia lo tengo entre ceja y ceja. Espero que en el verano del 2012 o 2013 poderle incar el diente a un S asi en blanco o en negro.