Marcada personalidad
Si en algo destacan los cupés y deportivos italianos es que reflejan como nadie el carácter de las personas que los crean, la vitalidad y la energía y el amor por lo bello que se respira en el sur de Europa. Cuando hablamos de un deportivo que nace en los alrededores de Módena y viene firmado por Maserati, ese carácter es sinónimo de deportividad y autenticidad, de pura raza en definitiva.
El Maserati GranTurismo Sport es el mejor representante del espíritu deportivo que está latente en Maserati desde que en 1914 Alfieri Maserati decidiese dedicarse a la competición automovilística. Siguiendo pasos similares a los de Ferrari, Maserati decidió finalmente dedicarse a fabricar automóviles deportivos en serie, de grandes prestaciones, con tecnología derivada de las carreras. A diferencia de Ferrari, que llevó esta filosofía hasta el extremo, Maserati apostó rápidamente por combinar en sus vehículos esa deportividad con el lujo y el confort a partes iguales, algo que ha mantenido en muchos de sus modelos.
Pero qué duda cabe que las raíces son las raíces, y la marca del tridente siempre ha tenido presente que sus coches debían también transmitir ese amor por la potencia, la velocidad y las prestaciones que vieron nacer a la marca.
El nuevo Maserati GranTurismo Sport es un claro ejemplo de ello, y ejemplifica la positiva evolución que han sufrido los supercoches que han salido de la fábrica de Maserati en Módena desde el lanzamiento del Maserati Coupé y posteriormente el GranSport, que fueron sustituidos en 2007 por el actual GranTurismo. Todos ellos forman parte de una estirpe de cupés de 4 plazas, con motor V8 en posición frontal y tracción trasera, que han hecho y siguen haciendo soñar a los incondicionales de la marca.
Cambia la denominación: de S a Sport
El GranTurismo Sport es la nueva versión del ya conocido Gran Turismo S, que nuestro compañero Narcís Reixach probó hace un par de años. Maserati ha sustituido la S por la denominación “Sport”, para remarcar todavía más su carácter deportivo, y ha introducido algunas mejoras estéticas y mecánicas que sólo advertirán los muy entendidos.
Como ya es norma en la mayoría de restylings, los faros incorporan ahora una tira de luces LED, mientras que el paragolpes tiene unas entradas de aire un poco más grandes que optimizan la refrigeración. El frontal de este Maserati sigue siendo tan atractivo como siempre, con esa gran parrilla ovalada que recuerda los Maserati de los años 50, con la marca del tridente justo en el centro.
De hecho, este coche es mucho más atractivo frontalmente que visto por detrás. La zaga del GranTurismo es poco convincente, no aporta tanto como el frontal, que es a donde se dirigen nuestros ojos. De todos modos, en la trasera podemos ver un único cambio: las ópticas traseras se han oscurecido y también incorporan la típica tira de luces LED.
Su motor es el conocido V8 atmosférico, el mismo que montó en su día el Alfa Romeo 8C Competizione, pero potenciado hasta los 460CV, 21 CV más que el anterior GranTurismo S. ¿Los necesitaba? Quizás no, pero de esta manera se acerca más al grupo de superdeportivos que le hacen la competencia y cuentan con cerca de 500 CV o incluso los superan: Nissan GTR, Jaguar XKR-S, Aston Martin DB9 o Porsche 911 Carrera 4S Coupé, entre otros. Esta potenciación también incrementa su posicionamiento en la gama respecto al GranTurismo de 405 CV, que es la versión de acceso. La potenciación de este motor también lo ha hecho más adecuado para la versión del GranTurismo “aligerada”, más radical y que emula a los Maserati del Trofeo: el GranTurismo MC Stradale.
Artesanía interior
Maserati también ha pulido algunos detalles del interior, y en el GranTurismo Sport podemos ver unos nuevos asientos con reposacabezas integrado, que tienen un look más deportivo, son más cómodos en los largos viajes y ofrecen un mayor poder de sujeción. El volante también ha sufrido un pequeño cambio en el diseño de su corona, que mejora el agarre, un detalle que es importante en un coche que requiere buenas manos para ser conducido a ritmo rápido. La tapicería, como podéis ver, puede parecer un poco estridente si eres de gustos clásicos, pero qué duda cabe: hace juego con el carácter más extremado y rácing de este Maserati.
Estos asientos tipo “backet” potencian la sensación de deportividad que nos llega de forma instantánea cuando ajustamos nuestra postura al volante. Adoptamos una posición suficientemente baja como para recordarnos en todo momento que este coche se conduce, pero que también puede ser pilotado. La visibilidad frontal y trasera es muy limitada para una persona de talla media, y condiciona el uso de este coche en ciudad. El morro está muy allá, y la luneta trasera es casi anecdótica. Es cuestión de acostumbrarse.
Para las maniobras contamos con sensores de proximidad en el frontal, pero aún así deberemos prestar especial atención como encaramos el morro en las rampas o en los bordillos, porque el spolier delantero roza con mucha facilidad. Como curiosidad, en este coche la primera velocidad y la marcha atrás se insertan mediante un botón en la consola central, al más puro estilo Ferrari.
Materiales nobles
En el interior se percibe una buena sensación de lujo y refinamiento. Los materiales de calidad abundan en el habitáculo, especialmente la piel, suministrada por Poltrona Frau, que podemos ver hasta en el techo. Numerosos detalles demuestran que estamos ante un superdeportivo bastante exclusivo; el tridente grabado en los cabezales, el cuero con doble pespunte de los asientos, la prominente consola central que diferencia claramente la zona del conductor y la del pasajero y acerca la palanca de cambio a nuestra mano. El GranTurismo que veis en las fotos, además, equipaba el paquete MC Sport Line, que incluye carbono en la moldura de las puertas, la cubierta del túnel central, las levas y palanca de cambio o el marco del cuadro de instrumentos. Un claro aire rácing se respira a bordo ….Todo ello contrasta con un reloj de agujas en el centro del salpicadero, un volante de gran diámetro o un sistema de refrigeración en los asientos que recuerdan su carácter de GT antes que de superdeportivo puro y duro: es un mix siempre presente en Maserati.
No obstante, y a pesar de la calidad de los materiales, a bordo de este coche no esperes encontrar un diseño de lo más vanguardista, ni unos ajustes perfectos ni un equipamiento del más alto lujo. Algunos compactos alemanes lucen un mejor acabado. Los pulsadores tienen un tacto más tosco del esperado, el sistema de infoentretenimiento es muy parecido al que montaban algunos modelos de Citroën hace unos años y, por ejemplo, nos dan con el coche una llave más propia de un vehículo comercial del grupo Fiat que de un coche que cuesta cerca de 150.000 euros.
Un motor para recordar
Pero estos detalles, que podrían llegar a desmerecer el coche, pasan por alto cuando le damos al botón de arranque. Maserati es una marca que nació como fabricante y preparadora de motores de altas prestaciones, y este background que ha mantenido con el tiempo ha ayudado sin duda a crear propulsores como el que equipa este GranTurismo, el verdadero corazón y la esencia del modelo.
Este Maserati es todo motor. El V8 atmosférico da al GranTurismo unas respetables prestaciones: 460 CV a 7.000 r.p.m., 300 km/h de velocidad máxima y un 0 a 100 en 4,7 segundos.
Estas magníficas prestaciones se acompañan de una sonoridad mecánica que difícilmente encontrarás en otro vehículo, y que llevan la experiencia de conducción a un grado máximo.
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Al dar a la llave de contacto surge de los escapes un poderoso bramido, y el motor continúa su magnífica sintonía con un perfecto compás de su mecánica, desde el mismo ralentí hasta el corte de inyección, si es necesario. Funciona finísimo, fruto de un estudio de ingeniería que ha decidido, por ejemplo, revestir los taqués y los lóbulos del árbol de levas con un material especial para reducir la fricción. Pero esto sólo es un detalle. Sólo hay que ver cómo se fabrican los motores de Maserati en la fábrica de Ferrari en Maranello para entender parte del secreto de su perfecto funcionamiento.
Este V8 atmosférico es un motor cargado de par (520 Nm) y de potencia en toda la gama de r.p.m., que entrega de forma elástica y lineal, sin brusquedades pero con muchísima contundencia. Es un motor con carácter, pero que a la vez permite un uso tranquilo, acorde con la filosofía Gran Turismo de este Maserati.
Botón mágico
Esta dualidad en el comportamiento del motor y del propio coche es posible gracias a la “magia” del botón "Sport” que tenemos a nuestra disposición en el salpicadero. Al pulsar “Sport” el coche modifica la respuesta del motor al acelerador, endurece las suspensiones a través del sistema Skyhook de amortiguación adaptativa que equipa de serie, da mayor rapidez al funcionamiento del cambio, modifica la actuación del control de estabilidad y abre unas válvulas situadas en los silenciosos traseros para ofrecernos una sonoridad de un auténtico coche de carreras. De esta manera, el cupé elegante y refinado que puede llegar a ser el GranTurismo se transforma en una verdadera máquina de devorar asfalto, cuanto más rápido mejor.
Uno de los elementos que pueden contribuir al placer de conducción es el cambio de marchas MC-Shift. Cuando se trata de apretar los dientes y exigir al coche el máximo de lo que eres capaz, este cambio actúa de forma impecable y sorprendentemente rápida. Se trata de un cambio manual robotizado, que ofrece un funcionamiento similar al de un cambio de doble embrague ya que avanza la fase de engranado y desengranado de las marchas para acelerar el proceso. En menos de 100 milisegundos cambia de relación, siempre que llevemos el motor por encima de las 5.000 revoluciones, con el acelerador al 80% de su recorrido y con el cambio en modo manual. Así, el MC Shift se convierte en la mejor opción para disfrutar en conducción deportiva.
De lo contrario, si rodamos a bajas vueltas y a ritmo de paseo, el MC-Shift se comporta como cualquier cambio manual pilotado, es decir, con brusquedad y una cierta imprecisión cuando rodamos a bajas vueltas, por ejemplo, en ciudad. Esto es especialmente perceptible si utilizamos el cambio en modo automático, ya que decide cambiar por sí solo y muchas veces cuando no es necesario. En ocasiones se hace hasta desagradable. Si utilizamos el cambio en modo manual el comportamiento mejora.
Maserati ofrece la opción de montar en el GranTurismo un cambio automáticoa base de convertidor de par, que recomiendo a aquellos que prefieren un tacto de conducción más confortable, aunque no llegue a ser tan efectivo en conducción deportiva como el secuencial robotizado. En cualquiera de las dos versiones, las magníficas levas fijas detrás del volante, inspiradas en los coches del Trofeo Maserati, son toda una referencia y nos ayudan insertar las relaciones con rapidez y precisión y como si de un juego de consola se tratase.
Devora el asfalto
Este deportivo se deja llevar con mayor facilidad de lo que parece. Aplicar 460 CV al eje trasero sin pérdidas de motricidad es en teoría una tarea difícil, pero tanto los controles de estabilidad y tracción como el diferencial bloqueable ejercen perfectamente su función para controlar su tendencia natural al sobreviraje.
Con esta transmisión, el GranTurismo se conduce casi como un GTI compacto en carretera de montaña, donde hace el paso por curva de forma impecable. La dirección es bastante dura de accionar, pero a cambio ofrece una buena información sobre dónde pisa el tren delantero. La gran elasticidad del propulsor y la eficacia del cambio pilotado a altas vueltas permiten hacer fuertes recuperaciones y enlazar las curvas con celeridad. Eso sí, necesitas mucha carretera para llevar este motor cerca del corte de inyección. Para ello, mejor un circuito.
También ayuda a la estabilidad el casi perfecto reparto de peso (47/53) que tiene esta versión con la caja de cambios MC Shift, que está colocada delante del eje trasero. En el GranTurismo con cambio automático convencional, el reparto es algo diferente (49/51) y carga más peso delante.
Este coche calza neumáticos 245/35 ZR 20 delante y 285/35 ZR 20 detrás, unas medidas perfectas para rodar en seco pero que hacen su conducción un poco delicada en mojado debido a su anchura, tal y como pudimos comprobar durante el “diluvio” que cayó el día de la sesión de fotos.
Para frenar, confía en un equipo de discos ventilados Brembo con pinzas de 6 pistones en las ruedas delanteras y 4 en las traseras, necesario para detener las casi 2 toneladas que pesa, aunque en marcha no lo parezca.
Carácter ligeramente rutero
A diferencia de otros superdeportivos, una vez abandonas tu carretera de curvas favorita o tu circuito preferido, el GranTurismo está acondicionado para que te desplaces con suficiente comodidad a la segunda residencia o simplemente, de vacaciones, incluso en compañía. Es un 2+2, pero sus plazas traseras son perfectamente aprovechables por niños, y adultos, aunque en este caso sólo de forma ocasional. El maletero ofrece una capacidad de 260 litros, más que correctos en un coche de su estilo.
Por lo tanto, el Maserati más prestacional del momento, sólo superado por el MC Stradale, permite un uso diario que, de alguna manera, viene a ser el gancho de la marca del tridente para muchos clientes que buscan un deportivo pero también una cierta discreción y practicidad de uso.
149.549 euros te separan de esta joya mecánica. Eso, sin contar ninguna opción de personalización con las que Maserati te seduce cuando configuras el coche. Una de estas opciones es el paquete MC Sport Line, que puedes ver montado en la unidad que hemos probado. Este paquete incluye carbono en el spoiler delantero y trasero, retrovisores exteriores, tiradores de las puertas, faldones traseros y tubos de escape. El kit se completa con un juego de llantas “Neptune” en negro brillante, para así inspirar la línea del GranTurismo en los vehículos del Trofeo Maserati, competición destinada a auténticos Gentleman Drivers.
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