Nuevos horizontes
La llegada a la gama del Mazda3 del motor 1.5 Skyactiv-D de 105 CV le ha supuesto un paso adelante en materia de competitividad. Y es que, de esta forma, el compacto japonés puede rivalizar directamente con otros modelos con mecánicas equivalentes. La eficiencia es uno de los estandartes de este propulsor, que mueve con bastante soltura el vehículo pero que, ante todo, destaca por sus remarcables valores de consumo y emisiones. A ello cabe sumar otros puntos clave ya conocidos del Mazda3 como es su atractivo y deportivo diseño así como un interior cuya alta calidad percibida está fuera de dudas.
No hay que pasar por alto la eficacia del chasis y el confort de marcha que también atesora el modelo japonés. Con un precio de 25.265 euros para esta versión 1.5 Skyactiv-D de 105 CV en el acabado superior de la gama (Luxury), no se encuentra entre las alternativas más económicas del segmento. En cualquier caso, hay que valorar el largo listado de equipamiento que incorpora en este acabado. Entre sus principales rivales se encuentran compactos de la talla del Ford Focus, el Opel Astra o el Volkswagen Golf.
Diseño y personalidad
Disponible en carrocerías SportSedan y de cinco puertas, para esta prueba la escogida ha sido la segunda, que tiene una longitud de 4,46 metros así como una anchura de 1,80 m y una altura de 1,45 m. La estética es uno de los puntos fuertes de un modelo que no pasa desapercibido y que ha sabido diferenciarse de su competencia logrando un carácter propio de inspiración deportiva.
Para empezar, cabe destacar su frontal, dotado de una mirada agresiva con ópticas afiladas unidas mediante una franja cromada que bordea la zona inferior de la parrilla. También hay que señalar la presencia de un labio inferior que aporta una mayor personalidad visual. Al echar un vistazo a la silueta del modelo japonés se aprecia la considerable longitud del morro así como la línea de cintura ascendente.
Este último factor provoca que las ventanillas traseras tengan un tamaño bastante inferior a las delanteras, lo que deben tener en cuenta los pasajeros que viajen en esta zona. La fuerza visual que el compacto de Mazda pone de manifiesto en la parte delantera también se traslada a la zaga gracias a la forma afilada de los faros traseros. No hay que olvidar que esta unidad cuenta con llantas de aleación de 18 pulgadas de serie y que el color de carrocería Soul Red (600 euros) es opcional.
El vehículo cuenta con un puesto de conducción cómodo y de amplitud generosa, a lo que hay que sumar una notable facilidad para encontrar la posición más idónea al volante. Por su parte, la banqueta ofrece una satisfactoria sujeción lateral del torso durante la conducción. La buena ergonomía y los acabados de calidad son otros de los puntos clave que se aprecian desde el puesto de mando. Del panel de instrumentos llama la atención que, en este acabado Luxury, la velocidad aparece en formato digital en el costado inferior izquierdo del cuentarrevoluciones, en lugar de mostrarse en un velocímetro convencional.
Aunque en esta ubicación queda algo menos visible, este tema se compensa con el sistema Head-Up Display (de serie en esta versión), en cuya lámina transparente a modo de pantalla también se puede consultar la velocidad. Además, en este caso, no es necesario desviar la mirada del asfalto pues la lámina se despliega en el salpicadero, tras el volante. Este sistema también muestra algunas informaciones del sistema de navegación opcional (400 euros).
La segunda fila es adecuada para dos adultos, que viajarán de forma confortable tanto por anchura como por espacio para las piernas. La plaza central es menos cómoda debido a un mullido más firme. También hay que tener en cuenta que los pasajeros que superen la estatura de 1,80 m pueden notar que la altura al techo en esta zona trasera es algo justa. Cuenta con un maletero de 364 litros, que se sitúa en la media de su categoría y que puede crecer hasta los 1.263 si se abaten los respaldos traseros. Esta operación se puede realizar bien desde las propias plazas posteriores o bien desde el maletero, lo que facilita así la maniobra en función de las circunstancias.
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Entre el amplio equipamiento de serie del modelo se incluyen airbags frontales, laterales y de cortina, controles de estabilidad y tracción, asistente de cambio de carril involuntario, botón de arranque, pantalla táctil de 7 pulgadas, volante y pomo de palanca de cambios de cuero, Radio-CD MP3 con sistema de sonido Bose con 9 altavoces, entrada USB, Bluetooth, climatizador bizona, ayuda de arranque en pendientes y control de crucero. También incorpora asientos delanteros calefactables, sensores de lluvia y luz, cristales traseros oscurecidos, cámara de visión trasera y sensores de aparcamiento delanteros y traseros. Además del navegador, esta unidad también equipa opcionalmente el pack Premium Beige (1.625 euros), con tapicería de cuero de color beige y asiento del conductor regulable eléctricamente.
La gama mecánica diésel del Mazda3 se compone de dos alternativas mecánicas y, para esta prueba, la seleccionada ha sido la más ahorradora de ambas. Se trata del esperado motor 1.5 Skyactiv-D de 105 CV. Llegó hace unos meses a la gama del Mazda3, suponiendo un avance que permite al modelo nipón luchar de tú a tú con rivales con los que hasta la fecha no podía enfrentarse en términos mecánicos. Pese a que es un bloque ya conocido de otros modelos de Mazda, la marca asiática lo ha mejorado para este compacto.
Los numerosos avances, que optimizan desde el sistema de inyección hasta el propio turbocompresor de geometría variable, no sólo han permitido mejorar el rendimiento del motor sino también su eficiencia. Además, en comparación con otros modelos que también equipan este propulsor como por ejemplo el CX-3, se han reducido la sonoridad y las vibraciones, algo que se percibe fácilmente desde el interior del habitáculo. El motor, que entrega un par máximo de 270 Nm entre 1.600 y 2.500 rpm, tiene una buena respuesta desde bajos regímenes y es capaz de mover el automóvil japonés con una soltura más que razonable para su caballaje siempre y cuando que el coche no vaya a plena carga.
También cabe señalar la remarcable elasticidad y progresividad general del propulsor. En cuanto a prestaciones, permite al Mazda3 pasar de 0 a 100 en 11,0 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 185 km/h. Entre sus grandes bazas se encuentra su ajustado consumo, con una media homologada de 3,8 litros cada 100 km y unas emisiones de CO2 de tan solo 99 g/km. Una vez concluida la prueba, el registro fue de 4,9 litros, un valor realmente ambicioso. En esta versión, el motor va engranado a una caja de cambios manual de seis velocidades que se distingue por un escalonado muy equilibrado, con recorridos algo más cortos en las tres primeras marchas. A ello se añade un tacto suave de la palanca que hace muy sencillo su accionamiento.
En términos dinámicos, el Mazda3 saca provecho de un chasis eficaz y de un sistema de suspensión mejorado. En este sentido, cabe señalar que cuenta con un tarado bastante equilibrado y una amortiguación que absorbe de forma muy adecuada las pequeñas irregularidades del asfalto. Ello lo convierte en un vehículo cómodo en cualquier tipo de carretera, incluso cuando el firme no está en buen estado.
Al circular por carreteras reviradas, el modelo japonés pone de manifiesto un alto nivel de estabilidad que reduce al mínimo los balanceos de la carrocería. Estos se hacen algo más presentes a medida que se aumenta el ritmo, pero desarrollando una conducción a velocidades “normales” las escasas oscilaciones pasan desapercibidas. Por otra parte, la eficacia y la precisión de la dirección asistida eléctrica contribuyen a reforzar la sensación de control y seguridad que transmite el coche.
Y no hay que pasar por alto el aplomo que desprende el vehículo cuando llega la hora de rodar por autopista. Esta sensación, unida al bajo nivel de sonoridad que registra el Mazda3 lleva a pensar que se está conduciendo un automóvil de un segmento superior. Al mismo tiempo, debe subrayarse su agilidad al rodar por territorio urbano, por donde aprovecha su ligereza y su buena maniobrabilidad para moverse por calles estrechas como pez en el agua.
Con un diseño que le aporta un carácter propio y lo diferencia considerablemente de su competencia, el Mazda3 se convierte en una alternativa muy a tener en cuenta para los conductores que busquen un compacto confortable, bien acabado y equipado, además de ahorrador. Y es que, si bien no sobresale por un sorprendente nivel prestacional, con este diésel 1.5 de 105 CV, el modelo japonés logra un excelente grado de eficiencia que le sitúa entre los mejores de su clase en este ámbito. El precio de esta versión es algo elevado, aunque hay que considerar que se trata de la terminación más equipada de la gama.
Aggg, 364 litros para 4,46 de largo, y pagar por ello mas de 25.000 lereles, anda, justificar eso que me hace mucha gracia.
#141 Tampoco es muy espacioso para los pasajeros, pero oye que es un Mazda.