La nueva generación del Mazda3 ha supuesto un importante paso adelante de este modelo en calidad acabados, equipamiento y disponibilidad de tecnología. Siguiendo las directrices del diseño Kodo de la firma japonesa, ha sido diseñado para “emocionar”, tanto a nivel estético como a la hora de conducirlo.
Mazda no esconde su intención de competir con modelos Premium del segmento como pueden ser el BMW Serie 1, el Audi A3, el Mercedes-Benz Clase A o el Volkswagen Golf. Y para ello, además de la tecnología, recibe cambios estéticos con líneas suaves en el frontal pero sin abandonar las zonas musculosas del resto de la carrocería, con unas líneas francamente atractivas. En mi opinión, es uno de los más elegantes del segmento.
Diseño atractivo
En el exterior, los cambios se concentran en el frontal, con un paragolpes de formas más fluidas, una parrilla más ancha y mas baja y unas ópticas LED de mirada más rasgada. Lateralmente destacan las llantas de 18”, la alta línea de las ventanillas traseras y, sobre todo, la caída del techo, la inclinación de la luneta trasera –que comienza bajo un notable alerón negro- y el enorme pilar C que le otorga un aspecto muy personal.
En la zaga un paragolpes en negro piano –como el alerón- y una salida de escape -auténtica- a cada lado, forman la trasera del nuevo Mazda. En esta nueva generación las dimensiones son casi identicas, con una longitud de 4,46 m, una anchura de 1,79 m y una altura de 1,43 m pero con una batalla de 2,73 m -casi 3 cm mayor que su antecesor-. Entre los colores de carrocería disponibles hay un nuevo color azul que Mazda no ha empleado antes en ningún modelo y dos nuevos grises.
Interior de calidad
El interior del Mazda3 no es espectacular ni innovador, sin embargo, ofrece una sensación de calidad y de “haber hecho muy bien las cosas” muy notable. El estilo minimalista que acompaña a los últimos lanzamientos de la marca está presente también en el Mazda3 para lograr un espacio cómodo y funcional. El salpicadero está orientado ligeramente hacia el conductor y el cuadro de instrumentos, con tres áreas circulares, es de fácil y clara lectura.
Las laterales corresponden al cuentarrevoluciones, temperatura del motor y nivel de combustible, mientras la central -digital de 7”- ofrece el velocímetro e información de las ayudas de conducción y otros parámetros del coche. En el centro del salicadero sobresale la pantalla 8,8” de clara visión pero no táctil. Dispone de la última evolución del sistema de infoentretenimiento Mazda Connect, nuevo navegador y conectividad compatible con Android Auto y Apple CarPlay.
Todo fácil
El sistema de la información de la pantalla es muy intuitivo, rápido y de fácil manejo a través del mando situado en la consola central que es muy preciso y uno de los mejores del segmento. El puesto de conducción lo preside un volante de un grosor muy acertado, con el resto de mandos situados también de un modo muy práctico y cómodos, a los que hay que sumar el head-up display. Todos los elementos señalados, junto al climatizador bi-zona, el reconocimiento de señales y el cambio involuntario de carril, son de serie en este acabado.
Las opciones quedan para el Pack Safety que tiene un precio de 1.000 € y que lo compone el control de crucero adaptativo, detector de tráfico trasero con frenada activa y monitor de 360º, y el Pack Black que con un coste de 1.800 € incluye asiento del conductor con ajuste eléctrico, lumbar y memoria, asientos delanteros con calefacción, tapicería de cuero y retrovisores con memoria.
Espacio mejorable
Si la zona delantera nos parece todo un acierto tanto por espacio como por calidad ergonomía, en las traseras se mantiene la sensación de buen acabado y calidad pero no de espacio. La caída del techo provoca que debamos prestar atención a la hora de acceder a las plazas traseras, aunque la apertura de las puertas es considerable. Es espacio para las piernas es correcto y tampoco echaremos en falta espacio en anchura. El problema llega con la distancia al techo para las personas un poco altas y con la sensación de poca visibilidad y claridad que proporcionan las ventanillas traseras que, ciertamente, son pequeñas.
Tampoco su mejor registro lo encontraremos en el maletero. Los 385 litros de volumen útil si se incluye el doble fondo disponible, no permiten que destaque en este apartado. Aunque la boca de acceso es amplia y las regulares formas del interior son muy aprovechables, el umbral queda algo alto y se echa en falta ganchos para la carga. Abatiendo los asientos traseros -que están divididos en dos secciones-, la capacidad aumenta hasta 1.026 litros.
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Hibridación ligera
Nuestra unidad montaba la versión básica de gasolina -existe también la nueva opción de 180 CV- y se trata de un 4 cilindros atmosférico de dos litros de cilindrada, denominado 2.0 Skyactiv-G, equipado con tecnología de desconexión de cilindros que alterna el funcionamiento con dos y cuatro cilindros y "microhibridación" mediante una red de 24 V con la batería situada bajo los asientos traseros. Esta solución permite disfrutar de un sistema que recarga energía cinética cuando se está conduciendo, ya sea frenando o en condiciones de desaceleración. De esta forma se logran consumos de combustible contenidos y se disfruta de las ventajas que ofrece el distintivo ECO de la DGT.
Asociado a un cambio manual de seis velocidades -también está disponible con caja de cambios automática-, el conjunto ofrece una potencia máxima de 122 CV a 6.000 rpm y un par máximo de 213 Nm obtenidos a 4.000 rpm. Acelera de 0 a 100 km/h en 10,4 segundos y alcanza una velocidad máxima de 197 km/h. La suavidad de funcionamiento es uno de sus puntos fuertes y aunque en la zona baja la respuesta no es contundente, sí es muy suave y constante, algo que lo hace muy agradable de conducir.
Muy suave
No podemos hablar de un motor explosivo ni muy potente, sin embargo, la respuesta del Mazda3 enamora. Es suave, silencioso, va subiendo de vueltas con con firmeza pero con una suavidad exquisita y transmite una sensación muy agrdable de conducir. A ello colabora el buen tacto del cambio y una dirección rápida y precisa. Lógicamente en la zona baja no podemos esperar sensaciones fuertes y no debemos olvidar que es un atmosférico en el que, si queremos “chicha”, tendremos que recurrir al cambio y a la zona alta del cuentavueltas.
Pero si lo deseamos, podremos rodar a buen ritmo y disfrutar de él también en una conducción decidida gracias, sobre todo, al buen hacer del chasis, del que ahora comentaremos. El capítulo de consumos es otro de los argumentos que juegan a favor del Mazda 3. La media oficial homologada es de 6,2 litros a los 100 km, un registro bastante real si se circula a velocidades legales y que se sitúa un poco por encima de los 7 litros si forcamos el pedal del acelerador.
Buen chasis
Dotado de un chasis aligerado y reforzado respecto a la anterior generación, el Mazda3 trasmite muy buenas sensaciones tanto en zonas rápidas como en carreteras viradas. La suspensión, totalmente revisada en su geometría, tiene un tarado firme -pero cómodo- que “sujeta” bastante bien el balanceo de la carrocería a la vez que demuestra buena capacidad para copiar las irregularidades del asfalto. El conjunto es muy eficaz, gira bastante plano, es rápido en la entrada a los virajes y la capacidad de tracción en curvas lentas es buena. El sistema de vectorización de par -que se encarga de minimizar el subviraje frenando la rueda interior del viraje- genera una modulación idónea y ayuda a la efectividad del nuevo Mazda3.
Lástima que la suspensión trasera recurra a una barra de torsión, una solución que, aunque efectiva, no ofrece las mismas sensaciones y rendimiento de un paralelogramo deformable. Buena efectividad de los frenos, buen aplomo en carreteras rápidas y autopistas y una suavidad de marcha exquisita.
Ignoro si la marca conseguira que se considere al Mazda3 un vehículo "premium" del segmento, pero lo que sí sé es que han hecho un gran trabajo, que tienen un coche con personalidad, con buenos acabados y con un comportamiento dinámico muy bueno.
El precio del Mazda 3 con este motor, cambio manual y en acabado Zenith es de 23.415 euros.Con los packs opcionales, como el de nuestra prueba, se va a los 26.215 euros.
Será posiblemente mi próximo Mazda y no solo por diseño y acabados.