El Mercedes-Benz CLA es el derivado cupé del Mercedes Clase A. También existe la variante familiar Shooting Brake, pero hoy nos centraremos en la versión de tres volúmenes. Es, a mi parecer, una de las berlinas compactas más bonitas que se pueden encontrar en el mercado si hablamos sólo de diseño. Según la propia firma alemana, desde su lanzamiento al mercado allá por 2013, ha sido todo un éxito de ventas, sobretodo en Estados Unidos, donde ha calado especialmente bien.
No podemos decir lo mismo de España. Aquí las berlinas de tres volúmenes han perdido gran parte del protagonismo. Somos más de compactos, y ahora de SUVs. Y el cliente que se decide por un vehículo de tres volúmenes suele poner la vista en modelos más grandes, de segmentos superiores. En el caso de Mercedes, en un Clase C o incluso Clase E.
¿Qué pasa entonces con el Mercedes CLA, el Audi A3 Sedán o el BMW Serie 2? Pues que estos tres rivales alemanes apenas se venden en nuestro país, pero sí en otros mercados. Es por este motivo que Mercedes lanzó a mediados del año pasado una versión ligeramente retocada del CLA para hacerlo aún más atractivo y continuar con ese buen nivel de ventas.
Las siete diferencias
No será nada fácil que logréis daros cuenta a simple vista de si el CLA que estáis viendo es un modelo de anterior a junio de 2016 o si se trata del nuevo modelo lanzado después. Los cambios son mínimos, pero los hay. Presta atención.
Comenzamos por la parte delantera. En el frontal se añade la parrilla diamantada, que era exclusiva hasta la fecha para los acabados AMG, en color negro para todas las versiones de serie. De esta forma se consigue aportar un toque un poquito más deportivo. Le acompaña un nuevo detalle en el paragolpes a modo de embellecedor horizontal que será cromado, negro o plateado según el equipamiento elegido.
Si nos decantamos por añadir el paquete AMG Line, como el que monta nuestra unidad de pruebas, el paragolpes cambia completamente introduciendo un nuevo diseño más deportivo con entradas de aire de mayores dimensiones y la parrilla central con acentos cromados.
En la parte trasera se añade otro embellecedor en la parte baja del paragolpes que será negro o cromado nuevamente según el equipamiento elegido. Por su parte, los embellecedores del escape también son un poco más grandes.
Otros detalles que encontramos en esta actualización son la inclusión de 5 nuevos tipos de llantas y de un nuevo color para la carrocería, el azul Cavansita metalizado, que precisamente monta esta unidad cedida por Mercedes y que se factura a parte por el módico precio de 871 euros. Como siempre, en la parte final del artículo tenéis detallada toda la lista de extras que montaba el modelo de la prueba.
En el habitáculo los cambios son igual de sutiles que en el exterior. La gente de Mercedes propone nuevos tapizados para los asientos, molduras y embellecedores para el salpicadero y las puertas, botones metalizados, un nuevo cuadro de instrumentos que, aunque mantiene prácticamente el mismo diseño, ahora es más vistoso y una renovada pantalla central más estilizada. Nada más.
Poco espacio para sus más de 4,6 metros de longitud
La razón por la que no ha acabado de cuajar en nuestro país es, quizás, por tratarse de un coche poco práctico. Por un lado tiene el hándicap de haberse fabricado sobre la misma plataforma que el Mercedes Clase A y Clase B, con una distancia entre ejes claramente inferior a la de un Clase C, por ejemplo. Esto se traduce en un habitáculo no muy grande que penaliza en exceso el espacio en las plazas traseras.
Detrás, apenas podrán viajar un par de adultos de no demasiada estatura ya que el espacio para las piernas es poco y la altura libre al techo se ve condicionada por la marcada caída del techo hacia la parte trasera. La plaza central será anecdótica ya que cuenta con una banqueta más alta (menor altura al techo), un túnel de transmisión muy intrusivo y un respaldo duro e incómodo si montamos el reposabrazos con portabebidas.
No ocurre lo mismo en las plazas delanteras ya que sus dos ocupantes gozan de un buen espacio en todos los sentidos. Tampoco se percibe muy ancho pero uno no se siente agobiado en ningún momento. A ello contribuye también el buen nivel de acabados que presenta en su gran mayoría de elementos, aunque sí es cierto que algunos plásticos duros desentonan un poco con el conjunto y algún ajuste puntual podría estar mejor rematado.
La posición de conducción es bastante baja y eso incomodará a la hora de salir del vehículo a los más mayores. Por su parte, los asientos de corte deportivo recogen bien el cuerpo. Si elegimos la regulación eléctrica de los mismos, que se factura aparte, contaremos con memoria para guardar nuestra propia configuración.
Me ha gustado especialmente el tacto del volante, tanto por el grosor que ofrece como por la ergonomía en la zona de las manos y el cuero utilizado para su revestimiento. No me gusta nada de nada la palanca del cambio automático situada justo detrás del volante a la derecha. Esta es una solución que sí gusta a los americanos pero no aquí en Europa. Y como este coche se vende mayoritariamente allí, pues nada más que decir.
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El maletero es bastante generoso. Según la ficha técnica ofrece 470 litros de capacidad (que se pueden ampliar abatiendo los respaldos posteriores) y eso significa que tiene más volumen de carga que un Clase A (340 litros), que un Clase C Coupé (400 litros) e incluso que un Clase C (400 litros). El problema del CLA es que la boca de carga es horrible por sus formas y nos dificultará mucho el poder cargar bultos de gran tamaño. Ya se sabe, diseño y practicidad es difícil que vayan de la mano…
El diésel más potente
La gama mecánica está compuesta por cuatro variantes de gasolina: CLA 180 (122 CV), 200 (156 CV), 250 Sport (218 CV) y Mercedes-AMG CLA 45 (381 CV). Sin embargo, en cuanto al diésel la oferta queda reducida únicamente a dos posibles motorizaciones: 200d (136 CV) y 220d (177 CV).
Mercedes-Benz España nos ha cedido una unidad que equipaba bajo el capó precisamente esta última mecánica. Se trata de un motor diésel de cuatro cilindros en línea y 2.146 centímetros cúbicos que desarrolla 177 CV de potencia entre las 3.600 y las 3.800 rpm, y un par máximo de 350 Nm entre 1.400 y 3.400 vueltas.
En cuanto a las prestaciones declara una aceleración de 0 a 100 km/h en 7,7 segundos y una velocidad máxima de 232 km/h, mientras que en el tema del consumo y las emisiones de CO2 homologa 4,1 l/100 km y 106 g/km respectivamente. Todo ello asociado a un cambio de doble embrague y siete relaciones 7G-DCT con levas en el volante. Durante una semana de pruebas, el consumo medio obtenido fue de 6,3 l/100 km.
En marcha se percibe como una mecánica correcta, bastante llena desde bien abajo y que se mueve aún mejor en la zona media del cuentarevoluciones. No se estira demasiado, pasadas las 3.500 vueltas poco nos queda, y además el cambio automático tampoco nos deja apurar demasiado las vueltas. En este aspecto, el rango de utilización es bastante limitado por lo que la caja de cambios actúa más de lo deseado. Las recuperaciones no son fulgurantes pero se agradece que al menos muestre un empuje constante.
Es un motor que no presenta demasiadas vibraciones y además su sonido es bastante agradable. Recordemos que estamos hablando de un diésel… Y por si fuera poco el nivel de aislamiento del habitáculo ayuda a reducir algunos decibelios procedentes del motor. Sin embargo, también hay que decirlo, se debería haber puesto un poco más de empeño en las juntas de las puertas porque al rodar a altas velocidades, en nuestra unidad de pruebas, se escuchaba ligeramente el viento.
Es una lástima porque pienso que este coche ganaría muchos enteros con un propulsor de gasolina. La puesta a punto del chasis, la dirección precisa y unas suspensiones con un destacable matiz deportivo hacen del CLA un coche preparado para afrontar una conducción a buen ritmo. Pero sinceramente, el motor diésel no encaja con esa filosofía. Nos ayudará a ahorrar unos euros en repostajes (aunque de entrada pagaremos más por la versión diésel) pero elimina la posibilidad de divertirse al volante de este coche. Una lástima.
Precio y equipamiento
No estamos ante un vehículo precisamente barato. Es un Mercedes, y por ese simple hecho ya deberemos rascarnos un poco el bolsillo. La gama arranca en 33.250 euros para la versión de gasolina 180 Coupé, pero la variante que probamos, un 220d Coupé con cambio automático 7G-DCT, cuesta de entrada 40.425 euros.
A partir de ahí deberemos acudir al extenso configurador que nos propone la firma alemana para acabar de configurar nuestro CLA al gusto. Un claro ejemplo de esto que os comento es la unidad de pruebas que nos ha cedido Mercedes para esta prueba, que equipa un total de 20 elementos extra en su configuración.
A continuación tenéis la lista de equipamiento opcional con su respectivo precio: Linea AMG Line (2.269 €), paquete confort keyless-go y hands-free Access (732 €), paquete exclusivo AMG (2.184 €), paquete de retrovisores (405 €), paquete night (478 €), paquete de alumbrado y visibilidad (490 €), pintura azul Cavanista metalizada (871 €), llantas AMG multiradio de 18 pulgadas (375 €), techo de cristal (1.283 €), iluminación ambiente en diferentes tonalidades (163 €), climatización automática thermotronic (696 €), asiento del conductor con ajuste eléctrico y memoria (424 €), asiento del acompañante con ajuste eléctrico y memoria (351 €), apoyabrazos con posavasos en plazas traseras (224 €), sistema de infoentretenimiento Command online (3.636 €), sistema de sonido Harman Kardon Logic 7 (817 €), cámara de marcha atrás (430 €), control del ángulo muerto en retrovisor (611 €), tren de rodaje con amortiguación ajustable (1.004 €) y… chalecos reflectantes (36 €). ¿En serio hay que pagar por los chalecos en un coche de 40.000 euros?
Con todo este equipamiento nuestra unidad de pruebas eleva su precio final hasta unos más que excesivos 57.904 euros.
Mi opinión es que el Mercedes-Benz CLA es un coche la mar de interesante. Me ha gustado mucho su dinámica de conducción, no tanto el motor diésel, y a su diseño exterior parece que no le ha afectado el paso del tiempo. Además, el interior es acogedor y la sensación de calidad es generosa (con detalles a mejorar), pero evidentemente falla en cuanto a la habitabilidad de las plazas traseras. Con todo esto, el CLA es una buena opción para un cliente más joven de lo normal en Mercedes, que guste de un coche de tres volúmenes bien trabajado estéticamente y que no precise demasiado espacio en el interior. Sin embargo, en mi opinión, creo que está unos cuantos euros por encima de su precio real.
Se venderá poco pero yo lo veo por todos los lados. Será que solo se vende en mi zona geográfica...
Razón llevas no se donde vivirán estos de coches.net, pero en mi ciudad raro es el día que no veo 2 o 3 cla.