La importancia de golpear primero
Durante los últimos años, prensa y público veníamos acusando a Mercedes-Benz de ser una marca poco atrevida en el diseño de sus automóviles menos costosos, que a menudo resultaban demasiado anodinos. Otro problema para Mercedes había sido retrasar tanto su incorporación al segmento de los compactos premium, dominado hasta la fecha por los también alemanes Audi A3 y BMW Serie 1.
Con su reconvertido Clase A, Mercedes supo aplicar el remedio adecuado para ambas situaciones, lanzando al mercado un compacto atractivo que incluso dejaba atrás la línea continuista de sus rivales. Con un solo gesto, Mercedes-Benz dio la vuelta a la tortilla. Pero lo cosa no ha quedado ahí: aprovechando la misma plataforma del Clase A, la fábrica de Stuttgart se permite ahora inaugurar toda una nueva categoría: la de los sedán cupé compactos de cuatro puertas.
Para un público joven -y no necesariamente europeo-
El Mercedes-Benz CLA reproduce a menor escala las claves conceptuales de la berlina cupé CLS, para trasladar al segmento compacto la experiencia de conducir un sedán con aspiraciones deportivas. Y es que, con este coche, la marca alemana pretende captar un nuevo perfil de cliente: joven, seguro de sí mismo y con un marcado sentido estético, pero que quizás nunca se planteó adquirir un Mercedes.
Estas consideraciones, aún siendo válidas para el público europeo, no son las únicas que se plantea una marca como ésta. Hay que pensar en vender muchas unidades en China y Estados Unidos, países donde los compactos hatchback no gozan del favor del gran público. Razón de más para producir una versión sedán del Clase A...
Un coche del que enamorarse
Su línea exterior es impactante. Desde el frontal de perfil recto flanqueado por faros de gran tamaño, hasta una trasera contundente con pilotos en forma de pico de águila; pasando por su silueta marcadamente aerodinámica (Cx de sólo 0,23) cuya elevada cintura concede mucho más espacio al metal que a la superficie acristalada. Todo en este diseño de Gorden Wagener parece dedicado a impresionarnos.
Visualmente, las diferencias en su mitad delantera son pocas si lo comparamos con un Clase A: paragolpes y faros adoptan líneas más angulosas; la parrilla recibe un patrón de diseño diferenciado mientras que el capó presenta nuevas nervaduras. Por supuesto, pasado el pilar B todo cambia. A partir de allí, la línea del techo desciende con rapidez para desembocar en la zaga del vehículo, muy prominente en su parte inferior. Bajo aquella, y como corresponde al equipamiento Urban de nuestra unidad, dos escapes de acero pulido sobresalen bajo el paragolpes como si quisieran proteger al difusor fabricado en el mismo metal.
Parece que el nuevo CLA pretenda robar clientela al Clase C. Curiosamente, el CLA es 40 milímetros más largo que aquél (mide 4,63 m) y también 7 mm más ancho (mide 1,78 m), si bien es 43 mm más bajo (sólo 1,
El CLA 220 CDI equipa el motor diésel más potente de la gama, con 170 CV.
44 m). La mayor diferencia está en la distancia entre ejes, 7 cm más corta en el CLA. Resulta fácil apostar por un próximo Clase C de mayor tamaño.
Pero como decíamos, el Mercedes CLA es un modelo derivado del Clase A. Está basado en la misma plataforma compacta para motores de posición transversal y tracción delantera, estrenada en su momento por el monovolumen Clase B. Que la plataforma esté diseñada para montar tracción delantera no significa que no exista la posibilidad de equipar tracción total; de hecho, la marca ya ha anuncia que el sistema 4Matic estará disponible a partir del próximo otoño.
Existen cuatro motorizaciones posibles: una diésel (CLA 220 CDI de 170 CV, que es la que probaremos en esta ocasión) y tres gasolina (CLA 180 de 122 CV, CLA 200 de 156 CV y CLA 250 de 211 CV). Los CLA 220 CDI y 250 equipan de serie la caja de cambios automática 7G-DCT. Más adelante saldrán a la venta el 200 CDI de 136 CV (motor que ya hemos probado en el Clase A) junto con un espectacular CLA 45 AMG de 360 CV de potencia, con tracción total y caja de cambios automática.
Tracción delantera no es sinónimo de hastío
Ya comentábamos este coche no es nada aburrido de conducir. Para empezar, porque su chasis es simplemente fantástico. En autopista nos hace sentir que viajamos en un automóvil de mayor tamaño, deslizándose plácidamente sobre el asfalto con un silencio de marcha encomiable. Pero en cuanto nos asomamos a una carretera de montaña, el CLA se transforma en un compacto atrevido y gamberro como pocos. Enlaza curvas de forma endiablada, sin titubeos, pidiendo más y más guerra para darnos a cambio más y más diversión.
Pensaréis que un tracción delantera como éste ha de ser subvirador, pero de hecho resulta difícil ponerlo en jaque: obedece al pie de la letra nuestras órdenes al entrar en curva, mientras que a la salida basta con dosificar el gas para que el coche salga catapultado en la trayectoria correcta. Del resto se encargan una dirección especialmente rápida y un control de tracción muy poco intrusivo. La frenada también exhibe un alto nivel, mostrándose potente, dosificable y segura gracias a un sistema ABS que sólo intervendrá cuando superemos los límites del agarre.
A estas alturas, vamos viendo que Mercedes-Benz ha sabido combinar en su justa medida los ingredientes necesarios para convertir un simple automóvil en un generador de sonrisas: hace falta un buen chasis, una electrónica bien ajustada y desde luego también una suspensión eficaz.
Hablando de esta última, su comportamiento impecable se ve favorecido por la presencia de un eje trasero multibrazo (de serie en todas las versiones). El acabado Urban de nuestro coche de pruebas incluye suspensión deportiva con altura rebajada, que otorga un plus de eficacia y velocidad de paso por curva. No podemos decir que su tacto sea demasiado seco, pero sí puede resultar algo incómoda cuando el firme no se encuentra en buen estado. Siempre queda, por supuesto, la opción de elegir la más confortable suspensión estándar.
Un diésel con aroma a gasolina
Pero todas estas buenas cualidades dinámicas servirían de poco sin un motor a su altura. Nuestro coche de pruebas equipa un renovado 220 CDI turbodiésel de 2.143 centímetros cúbicos capaz de entregar 170 CV junto con un notable par de 350 Nm. Con este propulsor, el CLA puede acelerar de 0 a 100 en 8,2 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 230 km/h.
Este motor -que por cierto, ya cumple la estricta normativa Euro 6- le viene al CLA como anillo al dedo, ya que ofrece una buena capacidad de recuperación junto con una estirada final digna de elogio. A acercarse a las 3.000 vueltas, parece convertirse mágicamente en un motor de gasolina, empujando con contundencia hasta casi el corte de inyección mientras nos dedica un rugido impropio de un diésel.
El CLA 220 CDI va asociado necesariamente a una caja automática 7G-DCT (de doble embrague y siete relaciones, como su nombre sugiere), ciertamente suave en los cambios, con una clara tendencia a emplear marchas largas y un comportamiento adecuado para el día a día.
Pero es en el modo secuencial donde su rendimiento deja de ser satisfactorio. Como es costumbre en Mercedes, sube de marcha automáticamente al alcanzar el límite de revoluciones; y de manera opuesta, se niega a realizar reducciones agresivas, ignorando nuestras órdenes sobre la leva izquierda hasta que el régimen del motor baja a un nivel seguro.
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Con estos inconvenientes, sólo nos queda rendirnos ante la adversidad para acabar utilizando el modo automático Sport, que apura bastante las marchas y elige con desigual acierto el momento del cambio. Es una lástima que no exista una versión con cambio manual para este motor tan aprovechable.
Nos han sorprendido las cifras de consumo obtenidas durante nuestra prueba, bastante buenas para un diésel potente con cambio automático: su promedio en conducción real no excede los 6 litros de gasóleo cada 100 km (aún así, litro y medio por encima de las cifras oficiales), mientras que en ciudad suele rondar los 7,5 litros y en autopista podremos mantenerlo alrededor de los 5 litros. Si decidimos divertirnos conduciendo por carreteras de montaña, tampoco será fácil vaciar el depósito en una sola jornada, ya que superaremos por poco los 10-11 litros cada 100 km.
Disculpe: ¿le conozco?
Si ya os habéis sentado en un Mercedes Clase A, este interior os resultará muy familiar. La distribución de los mandos es idéntica; y como ocurre con el modelo compacto, hay que habituarse a controlar la caja de cambios automática con el mando situado tras el volante (también hay levas para el modo secuencial) y activar el freno de estacionamiento a través del pulsador que encontraremos por debajo de los mandos de iluminación.
El salpicadero, agradable y diáfano, concede protagonismo a un cuadro de indicadores con fondo plateado y unas salidas de aire circulares que le dan un toque juvenil. Nada que objetar en cuanto a su diseño. Bueno; en realidad sí hay algo que objetar: ¿qué hace ahí en medio esa pantalla multifunción postiza? De acuerdo, está situada en la posición ideal, pero esta suerte de pequeño tablet rompe un diseño que podría haber sido sobresaliente. Queda como una cicatriz sobre una cara bonita.
Los asientos delanteros son de tipo semi-bacquet; atractivos, cómodos y bien confeccionados, destacan además por ofrecer una sujeción notable. La postura de conducción es propia de un cupé, algo baja y alejada del volante -este último, a propósito, merece una mención especial por su diseño, calidad, grosor, agarre y tacto; un volante exquisito-. La visibilidad se ve afectada por el diseño de la carrocería, sobre todo a través del retrovisor interior y al mirar directamente a través de las ventanillas traseras.
Los acabados son más que correctos, si tenemos en cuenta que estamos hablando de un coche del segmento C. Los plásticos son de buena calidad independientemente de su dureza, y el cuidado de su ajustes no da lugar a holguras ni ruidos extraños –vaya, aquí vuelve a aparecer ese navegador adherido al salpicadero, haciendo ruido al vibrar con los baches-. Como suele ocurrir, los revestimientos de la mitad inferior del habitáculo son más discretos.
Pónganse cómodos, si pueden
Aunque el Clase CLA está homologado para cinco ocupantes, lo cierto es que atrás sólo podremos ubicar cómodamente a dos personas adultas; dudo que ni siquiera un niño pueda sentirse a gusto entre ellas. En primer lugar por la estrechez y dureza del respaldo, pero sobre todo porque el túnel central ocupa demasiado espacio (hola, tracción 4Matic) y no
Sentados atrás, podemos tocar fácilmente con la cabeza en el techo. Claro que es un cupé.
hay manera de colocar los pies a ambos lados sin molestar ni estar molestos. Los dos asientos exteriores, en cambio, son mucho más amplios y confortables, con espacio suficiente para rodillas y algo menos para los hombros. No es ninguna sorpresa que las personas de estatura media puedan tocar con la cabeza en el techo.
Además, las plazas traseras tienen un acceso complicado. El dibujo de las puertas, junto con la caída de la línea del techo y un voluminoso montante del pilar C, convierten al CLA en un coche poco adecuado para trasladar frecuentemente a personas mayores, exceptuando quizás a nuestra querida suegra. Así, es fácil dar con la cabeza al agachar el cuerpo para dejarnos caer sobre el asiento; y hay más: las ventanillas con cristal al aire –una solución muy elegante en cuanto a la estética- pueden jugar en contra de nuestra mandíbula. Avisados estamos.
El maletero dispone de una capacidad de 470 litros y ofrece una gran superficie de carga bajo la que se esconde un doble fondo. Por desgracia, las formas de la carrocería y los pilotos traseros condicionan bastante el acceso, limitado por una boca de carga estrecha y demasiado elevada. Al fin y al cabo, está diseñado para alojar maletas de viaje, en vez de muebles de origen sueco plegados en cajas de cartón.
Mucho que ofrecer si estamos dispuesto a pagarlo
La dotación de serie es muy completa en este Mercedes. Además de un motor diésel de última generación con cambio automático de doble embrague, cuenta con un amplio equipamiento de seguridad activa, que incluye control de tracción y estabilidad, frenada adapta
Viene muy bien equipado de serie. Y es un Mercedes. Que a nadie le sorprenda su precio.
tiva y sistemas de control de ángulo muerto, alerta por cansancio y advertencia de colosión. También son de serie los faros bi-xenón adaptativos con luces diurnas LED y el sistema Tempomat con Speedtronic.
No es de extrañar, por lo tanto, que su precio de partida sea elevado: 38.300 euros. Y si además le sumamos el equipamiento extra que lleva nuestra unidad de pruebas (que incluye entre otros pintura metalizada, cristales tintados, suspensión deportiva, llantas de 18” con neumáticos 225/40, techo corredizo panorámico, ayuda activa de aparcamiento, detector de cambio involuntario de carril y navegador Becker Map Pilot) la cantidad a pagar supera los 45.700 euros. Mucho dinero para un sedán con alma de compacto... pero es un Mercedes, y eso hay que pagarlo.
A la vista de estos precios, queda claro que los compradores del nuevo CLA sumarán a los requisitos que citábamos al principio una saludable cuenta corriente. Pero a cambio podrán llevar a su garaje uno de los mejores automóviles diésel de tracción delantera disponibles en nuestro mercado.
Algún día, (no) todo esto será tuyo
Esta vez ha sido Mercedes la primera en golpear a sus rivales. Con la aparición del CLA, la marca de la estrella crea un segmento completamente nuevo, y además lo hace con un modelo que ni mucho menos va a pasar desapercibido. Con una estética joven, atrevida, espectacular, sin dejar de lado el aura de calidad de la marca de la estrella y con un precio en la línea de lo acostumbrado-, el CLA es un claro ejemplo de la rebeldía que trae consigo esta nueva Mercedes-Benz.
Pero su escapada en solitario no le va a durar mucho tiempo: es más, los grandes rivales alemanes han iniciado el contraataque. Mientras que Audi prepara una doble ofensiva con ya presentados A3 y S3 Sedán, BMW trabaja a toda máquina para sacar a la luz lo antes posible un prometedor Serie 2, versión cupé del actual Serie 1. Esta nueva historia promete emociones.
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