Soñar despierto
Descapotable biplaza por excelencia en la marca de la estrella, el SL es la máxima expresión del lujo hecho arte, un perfecto cóctel entre potencia y estilo, cuya última puesta al día no sólo ha llevado a cabo una renovación estética sino la dotación de una mecánica inédita como la probada un V6 de 231 CV, que sin encandilar cumple sobradamente con su cometido. Pasen y lean porque la función va a empezar... Completadas ya cinco generaciones de este descapotable de ensueño, nacido en 1954 para tres años más tarde dar lugar al 300 SL Goldwind o "alas de gaviota", el restyling llevado a cabo le ha sentado de maravilla a este modelo, cuyo placer más preciado es el lujo de conducirlo.
Fuente de inspiración de modelos legendarios como el mencionado en la introducción, el SL cuenta con una imagen que encandila a primera vista. Los cambios más patentes se encuentran en las ópticas delanteras heredadas de su hermano CLS, que ahora incluyen en opción luces activas - como era nuestro caso -; su rediseñado capó, cuyas nervaturas longitudinales recuerdan a aquel SL del 54; las branquias laterales tipo SLR y la nueva calandra con solo una barra horizontal. La zaga al igual que el frontal estrena nuevo paragolpes con las dos salidas de escape perfectamente integradas. Por su parte el conjunto de luces formadas por las ópticas traseras, junto a la tercera luz de freno integrada en la tapa del maletero presenta ahora una imagen mucho más armoniosa y suave de formas que la anterior generación. En definitiva, una línea que combina perfectamente trazos de los años 50 con detalles habituales de corte "racing" como las branquias laterales. Su capota de chapa elaborada por las prestigiosa empresa Car Top Systems - la misma que equipa el Cadillac XLR y el 307 CC - tarda en replegarse tan sólo 16 segundos, aparte de contar con una estanqueidad perfecta cuando la plegamos. Aunque se encuentra bien resuelta, ya que no produce turbulencias y cuenta con una gran rigidez, echamos en falta que no se pueda accionar a baja velocidad, caso del 308 CC o el Astra Twin Top.
Partiendo de una longitud de 4.552 mm, a la que se suma una batalla y anchura considerables de 1.820 y 1.315 mm, respectivamente es lógico pensar que el habitáculo del SL es de lo más confortable. De hecho cuenta con dos amplias plazas y unos asientos que parecen más propios a los de una berlina de lujo que a los de un deportivo. Dichas butacas cuentan con un reglaje eléctrico completo como para que viajemos a nuestras anchas aportando además las firmeza y la sujeción necesarias para fijarnos en las mismas cuando la carretera se vuelve más sinuosa. Mención especial merecen los reposacabezas, los cuales presentaban como elemento opcional el "Airscarf" (720 euros), es decir añaden calefacción a nuestra nuca incrementando en mayor medida el confort para no vernos congelados en los helados días de invierno al circular descapotados. Por el contrario, su posición más avanzada puede restar cierta comodidad a la hora de posicionar nuestra cabeza en los mismos. El puesto de conducción es francamente perfecto, cuya posición del pedalier junto a la regulación eléctrica del volante y el acceso a los distintos mandos del vehículo hace que llevemos las piernas ligeramente tendidas en una posición ideal para la conducción. Para albergar la carga el SL dispone de un hueco bajo el portón trasero de 339 litros con el techo plegado, que se quedan en 235 litros cuando este se repliega con el inconveniente que el hueco dejado resulta poco profundo además de irregular. Aunque no hay que alarmarse en demasía, ya que detrás de las plazas delanteras dispone dos pequeños cofres para albergar pequeños enseres como un neceser o incluso un bolso de considerable tamaño. Volviendo otra vez al maletero señalaremos que bajo el piso del mismo encontramos una rueda de repuesto de emergencia desinflada con su correspondiente compresor para inflarla en caso de necesidad.
De mover el SL se encarga un seis cilindros en V atmosférico de tres litros capaz de rendir 231 caballos a 6.500 rpm y lograr un par motor estable de 300 Nm entre las 2.500 y las 5.000 vueltas. Aunque no es un derroche de energía que ofrezca potencial a borbotones, lo cierto es que no se desenvuelve nada mal. De hecho acelera en 7,8 segundos y es capaz de alcanzar una velocidad máxima nada despreciable de 250 km/h. A la hora reflejar el consumo del mismo aunque la marca refleje unos optimistas 9,4 litros, nosotros hemos alcanzado 10,3 litros/100 km siendo comedidos con el acelerador, pues si se desata la adrenalina es fácil no bajar de los 14 litros. Dicha mecánica se encuentra asociada al resolutivo cambio automático secuencial "7G Tronic" firma de la casa, conjuntado en nuestro caso con levas al volante (370 euros), que permite desde un funcionamiento puramente automático a uno deportivo y manual, en cuyo último caso podemos estirar la mecánica hasta cruzar ligeramente el umbral de las 6.500 rpm. Rápido, efectivo y sin resbalamiento entre las marchas resulta ser todo un complemento ideal que potencia las prestaciones más comedidas de esta mecánica en relación a las demás desarrolladas para el SL. Suave, silencioso y progresivo, dicho motor dota al SL de un rodar gratificante donde la brisa será nuestro mejor acompañante. No es un portento de carácter, ya que esa misión queda relegada para el 500 y más aún el todopoderoso 63 AMG.
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Con casi 4,56 metros de largo y un peso elevado de 1.815 kilos que con conductor se planta en más de 1.900 está claro que donde mejor se desenvuelve nuestro protagonista es en las autopistas y autovías, ya que su lentitud en zonas carreteras más serpenteantes y llenas de curvas no le permiten aprovechar del todo las cualidades de su bastidor. No obstante su dirección - de desmultiplicación mecánica variable - se muestra rápida, precisa y directa ayudando a negociar con precisión las curvas cualesquiera que sea su radio de giro. A pesar de ello, su avanzado chasis unido a sus suspensiones independientes en ambos trenes le hacen permiten llevarlo rápido. Además la suspensión ofrece un sensacional equilibrio entre agilidad y comodidad, pues no sólo contiene con eficacia los balanceos en los tramos más virados sino que filtra de cine cuando los baches se suceden en asfalto.
Sus frenos electrohidráulicos se muestran contundentes en todo momento y aunque ofrecen un tacto de pedal esponjoso en su primer recorrido se muestran sobresalientes en la frenada y resistentes a un uso continuado de los mismos. Para una conducción dinámica exigente siempre contaremos con las ayuda del inestimable control de estabilidad, que en este caso se encuentra bien equilibrado y en alerta para corregirnos pequeños desmanes siempre y cuando no rompamos las leyes de la física.
Leyenda viva de toda una saga de triunfadores, el SL porta en sus genes la elegancia hecha arte en este roadster biplaza que encandila no sólo por lo fácil que es llevarlo rápido sino por el dulce rodar que transmite a conductor y pasajero al llevarlo de paseo. Su impecable realización interior unido a su espectacular diseño, que permite transformarse de coupé a cabrio - gracias a su techo retráctil - en un abrir y cerrar de ojos potencia el deseo de tenerlo. Bien es cierto que su motor no es un misil, pero tampoco lo pretende ya que para esos menesteres se encuentran las versionesw AMG, aunque cumple sobradamente con su cometido otorgando unas cifras satisfactorias. Sus 88.500 euros que requiere tener esta versión de entrada no está al alcance de muchos, aunque marca un buen escalón de acceso a uno de los descapotables más carismáticos del mercado.
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