Todo un capricho
El diseño y la multitud de opciones de personalización que ofrece hacen del Mini un coche de capricho que alcanza su grado máximo de originalidad en la versión Clubman. Una carrocería alargada que gana algo de funcionalidad pero, a nuestro juicio, pierde esencia. Claro que, en este caso, la preparación John Cooper Works y los 211 CV que representa es un aliciente a tener en cuenta. La limitación la pone el precio: 32.830 euros.
Fotos: Alvaro Jiménez
John Cooper Works es sinónimo de deportividad y eso se aprecia ya en el exterior de esta variante del Clubman, y no sólo por el logotipo específico que luce en la parrilla, la zaga, los embellecedores de las puertas e incluso en las pinzas de los frenos delanteros, sino porque, por ejemplo, las llantas de 17 pulgadas que equipa son las mismas que montan los coches que compiten en la Mini Challenge. También existen kit de personalización que potencian aún más su imagen deportiva.
La ventaja del Clubman es que puede contar con cinco plazas, ya que en la parte de atrás gana algunos centímetros a lo ancho, a lo largo y a lo alto. Aunque lo cierto es que sigue habiendo poco espacio para poder acomodar a tres adultos, sin embargo, para dos, sí se nota el incremento de espacio. El maletero también se beneficia del estirón de la carrocería, así que en lugar de 160 litros de capacidad pasa a tener 260 litros. El acceso al maletero se realiza mediante dos portones simétricos de apertura opuesta que constituyen una de las notas de estilo características de este modelo. Los acabados cuidan al máximo los detalles, sobre todo, en lo que a diseño se refiere.
El motor es un inyección directa de gasolina de 1.6 litros que desarrolla 211 caballos. También cuenta con un turbo compresor Twin-Scroll que permite una respuesta más rápida y una entrega más inmediata de la potencia. El par máximo de 260 newton metro está disponible desde las 1.850 rpm, además la función "overboost" permite que en momentos puntuales de aceleración el par aumente temporalmente a 280 Nm. La velocidad máxima que alcanza el Clubman JCW es de 238 kilómetros por hora, mientras que el 0 a 100 lo realiza en 6,8 segundos. El cambio es manual de 6 marchas.
En salidas o en fuertes aceleraciones es tal la tracción que se genera en el eje delantero por el empuje del motor y la inmediatez de su respuesta que la dirección muestra cierta tendencia a autoalinearse así que hay que sujetar el volante con firmeza para mantener la trayectoria deseada. Esto no significa que ofrezca poca seguridad, pero sí que se requieran ciertas "manos" para disfrutar al volante del Clubman JCW y poder sacar partido a todo su poderío mecánico. En cualquier caso, los 8 centímetros de batalla que gana respecto al Mini convencional y los 24,4 cm "extra" de carrocería le hacen ser un poco menos radical en sus reacciones.
Para ganar aplomo y mejorar sus cualidades dinámicas esta versión del Clubman cuenta de serie con un chasis de reglaje deportivo y unos frenos más potentes, autoventilados de 316 mm de diámetro en el caso de los delanteros y macizos de 280 mm los traseros. Por otro lado, la estabilidad la garantizan las múltiples ayudas electrónicas que incorpora. Entre ellas el control dinámico de estabilidad (DSC) que incluye el sistema de asistencia para arrancar cuesta arriba y el sistema de control dinámico de la tracción (DTC). También dispone de un diferencial autoblocante electrónico en el eje delantero para que el coche no pierda tracción en las curvas cuando se ha desactivado el sistema DSC.
Divertido, diferente, deportivo y de diseño, así es el Mini Clubman John Cooper Works. Un capricho algo caro y, como tal, poco racional, pero capaz de dar muchas satisfacciones a aquellos que disfrutan al volante, y también algún toque de advertencia a los que intentan exprimir sus cualidades creyéndose pilotos sin serlo. En cualquier caso los que no tienen claro sus límites encuentran en los controles electrónicos sus mejores aliados.
