Mini John Cooper Works
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1 opinión

Un "juguete" para expertos

Es el Mini más deportivo, más exclusivo y también más caro de la gama. No en vano, muchos de sus componentes derivan del coche de carreras Mini Challenge. El motor proviene directamente de la competición, los frenos aumentan el diámetro de los discos, y el sistema de escape y la caja de cambios manual de seis marchas se han optimizado para sacar el mayor provecho posible a los 211 CV que ofrece el propulsor 1.6 litros sobrealimentado que equipa. Con su lanzamiento comercial, a finales de septiembre, la marca "John Cooper Works" quedó oficialmente integrada en Mini.

El precio del Mini "John Cooper Works" es de 30.830 euros. También está disponible en versión Clubman por 32.830 euros.

Los logotipos John Cooper Works de la parrilla y del portón trasero ya ponen de manifiesto que no se trata de un Mini "normal". Este logotipo también se inscribe en el perfil embellecedor de las puertas, en incluso en los discos de los frenos delanteros que se acompañan de unas llamativas pinzas de aluminio de color rojo.

Para convertir esta versión del Mini en única, hay una interminable lista de opciones de personalización. Entre ellas el kit aerodinámico, el chasis deportivo con muelles de color rojo que rebaja la altura del coche 10 milímetro, los discos de freno perforados y el alerón posterior. El techo puede ser blanco, negro o del mismo color de la carrocería, hay diez posibles.

La habitabilidad no es precisamente un factor determinante para los compradores de Mini. En cualquier caso, su interior puede alojar a cuatro adultos aunque el maletero tiene unos testimoniales 160 litros de capacidad a carga, a menos que se prescinda de las dos plazas traseras, en cuyo caso dicha capacidad aumenta hasta los 680 litros.

El velocímetro del Jhon Cooper Works es exclusivo de esta versión pues la aguja encontraría su tope en los 260 km/h. pero al igual que las otras variantes, su ubicación en la consola central no resulta demasiado práctica pues obliga a apartar la vista de la carretera por más tiempo si queremos saber a la velocidad a la que circulamos. Y en este sentido tampoco resulta muy legible. En su círculo interior se aloja el navegador. Tiene mucho diseño pero poca claridad. Y no nos referimos al brillo de la pantalla sino a lo confuso de la información. Por ejemplo, en el mapa todos los nombres de las calles aparecen en horizontal, lo que da lugar a error.

Los asientos son cómodos y el volante, de cuero y alcántara, especialmente ergonómico.

El motor del John Cooper Works es exactamente el mismo que montan los Mini de la Copa Challenge. Se trata de un 1.6 de cuatro cilindros con turbocompresor de doble entrada e inyección directa de gasolina que toma la base del bloque del Cooper S, aunque en este caso aumenta su potencia de 175 a 211 CV. Se han reforzado los pistones, la culata y las válvulas de admisión para mejorar la resistencia de la cámara de combustión. Si bien el aumento de potencia se debe fundamentalmente a la adaptación del turbocompresor y a la optimización de la entrada y salida de aire.

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Tiene un par máximo de 260 newton metro que empieza a estar disponible a partir de 1.850 rpm aunque la potencia máxima, 211 CV, la entrega a 6.000 vueltas. La función "overboost" permite aumentar momentáneamente el par a 280 Nm entre 1.950 y 5.500 rpm.

Acelera de 0 a 100 km/h en 6,5 segundos y alcanza una velocidad máxima de 238 km/h.

El Mini John Cooper Works no es un coche fácil de conducir. La contundente entrega de potencia que recibe el eje delantero al pisar el acelerador se deja sentir en la dirección de forma acusada, provocando la sensación de que las ruedas quieren seguir rectas aunque la posición del volante indique lo contrario. También resulta especialmente sensible al mal estado del firme, dada la dureza de la suspensión y el perfil 40 de los neumáticos calzados sobre llantas de 18 pulgadas de nuestra unidad. Salvado esto, la dirección es muy directa y su asistencia electromecánica permite programar un reglaje más sport. Para ello basta pulsar la tecla situada al lado de la palanca de cambios. Accionando esta tecla la respuesta del acelerador también se muestra más deportiva.

El cambio manual de seis velocidades tiene una relación bien escalonada pero no destaca por su tacto que se siente un tanto áspero. Además es fácil seleccionar la marcha atrás en lugar de la primera.

Los frenos de nuestra unidad de pruebas no estaban en perfecto estado pues mostraban síntomas de agotamiento mucho antes de lo que cabría esperar. Así que no podemos plantearnos dar una opinión objetiva sobre su rendimiento.

En el apartado de seguridad el Mini JCW ofrece de serie múltiples sistemas electrónicos que ayudan a "domar" sus 211 CV. Entre ellos están el ABS con distribución electrónica de la frenada, el sistema de regulación de los frenos en curvas (CBC) y el control dinámico de estabilidad (DSC) que incluye el sistema de asistencia para arrancar en pendientes y el control dinámico de tracción (DTC). Este último permite, por primera vez en un coche de tracción delantera, que al iniciar la marcha sobre superficies deslizantes las ruedas delanteras puedan patinar ligeramente de forma controlada para facilitar la maniobra. El DTC se activa o desactiva pulsando un botón, lo mismo que el control de estabilidad. En el caso de que el control de estabilidad esté desconectado un diferencial autoblocante electrónico actúa en el eje delantero para evitar la pérdida de tracción al trazar curvas. Valoración

Cuando uno se pone al volante del Mini John Cooper Works la sensación es muy parecida a la que ofrece un kart: dirección muy directa, suspensión muy firme, bajo centro de gravedad...pero eso sí, con muchos más aditamentos de diseño, de confort y por su puesto, tecnológicos. La conclusión es que el John Cooper Works es un capricho caro, aunque no tanto como otros. De modo que si uno se lo puede permitir ¿por qué no?.

Cuando uno se pone al volante del Mini John Cooper Works la sensación es muy parecida a la que ofrece un kart: dirección muy directa, suspensión muy firme, bajo centro de gravedad...pero eso sí, con mucho más equipamiento adicional de diseño, de confort y por supuesto, tecnológico. La conclusión es que el John Cooper Works es un capricho caro, aunque no tanto como otros. De modo que si uno se lo puede permitir ¿por qué no?.

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abigail rivera vargas

esta muy padre el carro pero cuanto es lo que corre y cual es su velosidad