Como casi todo en la vida, el precio es lo que marca verdaderamente las diferencias. En el caso del Mini Countryman Cooper D ALL4, con 27.050 euros como tarifa base para la versión probada -repleta de extras, por cierto- no se puede considerar que tenga un precio precisamente ajustado. Es cierto que tras él y bajo el paraguas de una marca "especial" en el panorama del automóvil se concentra un halo de exclusividad, un posicionamiento Premium, una larga trayectoria de innovaciones estéticas y un estudiado "estilo de vida" desde el punto de vista del marketing y la imagen.
Por todo ello y por el rendimiento y las sensaciones que transmite, globalmente es un producto convincente. Sin embargo, comparativamente, si miramos a otros rivales de la competencia de similares características como el Skoda Yeti 4x4, el Nissan Juke 4x4, el Daihatsu Terios, el Fiat Sedici 4x4, el Suzuki SX4 o el Toyota Urban Cruiser 4x4, los argumentos que ofrece en relación a lo que cuesta ya no están tan equilibrados. Para entusiastas de la marca y para quienes se sienten representados con lo que supone conducir un Mini, esta variante les abre un sinfín de nuevas posibilidades de uso que sin duda sabrán apreciar.
Diseño
Con todo el glamour habitual de Mini, sus rasgos característicos e inconfundibles y la "amabilidad y simpatía" que transmiten todos los modelos de la marca, el Countryman aporta un tamaño de carrocería superior que alcanza los cuatro metros de largo, una mayor altura libre al suelo (149 mm) cuatro puertas laterales y unos pasos de rueda ensanchados para enfatizar su robustez.
No se puede negar que la propuesta transmite fuerza y músculo sin perder un ápice de encanto y atractivo. Además, las casi infinitas posibilidades de personalización que caracterizan desde siempre al Mini, contribuyen a configurar un automóvil a la medida de su propietario, con el punto de exclusividad que su cliente demanda. En este caso, con franjas blancas sobre el capó, la bandera inglesa en el techo de apertura eléctrica, faros suplementarios sobre la parrilla y otros tantos elementos distintivos, la imagen particular y única es uno de los grandes alicientes del Countryman.
Habitabilidad
El interior de este Countryman dispone de cinco asientos (existe una opción de cuatro plazas), con un aceptable espacio en cotas de habitabilidad, tanto de altura al techo como de espacio para las piernas, aunque no tanto de anchura entre pasajeros. Los asientos traseros pueden abatirse en proporción 60/40, o bien en proporción 40/20/40 y además existe la posibilidad de desplazarlos longitudinalmente y de regular su grado de inclinación. La posibilidad de configurar el espacio amplía de nuevo su versatilidad y flexibilidad, que en cualquier caso cuenta con un maletero de capacidad más que aceptable: 350 litros ampliable a 450 y con un doble fondo en el que caben algunos objetos que no se desea que estén a la vista.
En las plazas delanteras, pese a contar con un reposabrazos, guantera y algunos huecos, los espacios para dejar objetos no son abundantes ni especialmente amplios, mientras que la gran presencia de botones y el gran aprovechamiento de la consola central hace que resulte difícil de manejar cualquier botón o función de manera intuitiva o "táctil", sin dirigir la vista al mando que manipular. Como contrapunto, es de justicia reconocer que las sensaciones al manipularlos y visualmente son excelentes, así como la presentación global y la atmósfera interior que siempre evoca el particular diseño interior con el sello Mini.
Mecánica
Los 112 CV de su motor 1.6 diésel no resultan especialmente brillantes al principio; es cierto que en general el rendimiento es correcto y que su fenomenal puesta a punto de chasis y su tradicional comportamiento deportivo contribuyen a que al final su conducción resulte dinámica y divertida. Sin embargo, del "apellido" Cooper quizás se espere algo más en cuanto a aceleración inicial. Una vez superadas las primeras revoluciones, se "destapa" más y con una buena gestión del cambio es posible realizar una conducción animada y rápida.
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El cambio, y especialmente la dirección, son precisos y rápidos mientras que el apartado que "cojea" ostensiblemente es el del consumo. Pese a estar dotado con Start/Stop (algo ruidoso cada vez que se activa) y certificar según la marca 4,9 litros a los 100 de media, resulta difícil mantenerse en un registro aceptable para un 1.6 turbodiésel cuando se rueda ligero durante unos cuantos kilómetros. La velocidad de crucero es buena y los ruidos aerodinámicos están bien trabajados pues no se aprecian apenas silbidos. En definitiva, por motor permite afrontar viajes largos incluso a plena carga con garantías, aunque se ve penalizado ligeramente en el apartado de la autonomía.
Comportamiento
Como hemos apuntado, las sensaciones son las de siempre de Mini: excelente aplomo pese a sus medidas, notable agilidad por todo tipo de recorridos, rapidez y precisión en las trayectorias, buena estabilidad en los apoyos y pisada bastante firme, que en este caso se complementa con la dosis extra de estabilidad que proporciona su sistema de tracción a las cuatro ruedas.
En condiciones normales, la tracción es enviada al eje delantero, pero en caso de necesidad, se reparte al 50% entre ambos ejes. Incluso en situaciones extremas, este sistema automático puede enviar el 100% del par a las ruedas traseras, lo cual dota al Countryman de notables habilidades en firmes poco adherentes, pudiendo afrontar pistas no asfaltadas en caso de necesidad. Los neumáticos y la altura libre al suelo es, en el caso de adentrarse por la montaña, la principal limitación, pues su orientación asfáltica y sus escasos 15 cm no evitan rozar los bajos del faldón frontal con piedras, raíces o cuando hay desniveles. Sea como sea, es siempre una posibilidad que suma y nunca resta el poder abandonar la carretera de forma ocasional.
Seguridad
Para potenciar la seguridad activa, está equipado de serie con control de estabilidad y opcionalmente se le puede dotar del sistema DTC, un control dinámico de la tracción y una función de bloqueo electrónico del diferencial del eje delantero. Estos mecanismos permiten practicar una conducción rápida, eficaz y dinámica con superiores niveles de seguridad. Los neumáticos RunFlat son también un extra que por su coste, unos 90 euros, vale la pena plantearse en esta versión para evitar eventuales problemas de presión durante alguna excursión campestre. En cuanto a la seguridad pasiva, cinco estrellas según los nuevos estándares EuroNCAP.
Valoración final
27.050 euros pueden parecer demasiado, pero los "devotos" de Mini tienen a su alcance alternativas hasta ahora impensables. Por primera vez en un modelo de la marca el maletero es "real" y no testimonial, y las plazas traseras son aprovechables incluso en trayectos largos y para pasajeros de todas las tallas. Además, la opción de adentrarse por pistas y caminos, o sencillamente de contar con la seguridad añadida de una tracción integral y de una posición de conducción más alta se agradecen. En lo que sí merece todos los reconocimientos este coche es en la interpretación de la polivalencia y la versatilidad pero respetando los parámetros estilísticos propios de Mini.
JA
El coche que vendo es el coche de esta prueba, al que quitamos las pegatinas blancas. Jajaja, Que casualidad