El SUV japonés estrena nueva generación con una batería de mejoras que desembocan en un automóvil más eficiente, más ágil y más habitable que el modelo que le precede. En el primer caso cabe destacar que el propulsor diésel que mueve al todocamino de Mitsubishi es un 2.2 de 150 CV, es decir, que cuenta con 27 CV menos que el anterior Outlander. Este motivo, unido al profundo trabajo realizado por la marca de los tres diamantes en cuestión de ahorro de combustible, da lugar a unas cifras de consumo realmente buenas sin que se perciba el descenso de potencia.
Por otra parte, debe tenerse en cuenta que el vehículo ahora es algo más firme de suspensiones y que, manteniendo unas dimensiones casi idénticas, gana amplitud en la zona trasera. Dada la proliferación de contendientes de los últimos tiempos en el segmento SUV de tamaño medio, la cantidad de rivales del Outlander es elevada. Entre ellos se encuentran el Hyundai Santa Fe, el Kia Sorento, el Mazda CX-5, el Renault Koleos o el Honda CR-V.
Cambio de look
Al haberse renovado casi por completo, el Outlander estrena un aspecto muy distinto a su predecesor. En general, se caracteriza por unas líneas más limpias y suaves, con formas más redondeadas, minimizando la presencia de aristas. Ello, sin embargo, no le hace perder un ápice de carácter ni de apariencia robusta, cualidades que conserva con el nuevo diseño.
En términos aerodinámicos, la mejora ha sido sustancial, ya que ahora registra un coeficiente Cx de 0,33, lo que supone una reducción del 8%. Donde apenas hay variaciones es en materia de dimensiones, ya que mantiene unas cotas muy similares al modelo anterior.
Desde el fabricante japonés se ha trabajado en optimizar el peso al máximo. De esta forma, se ha logrado una reducción de más de cien kilogramos en comparación con el anterior Outlander.
Aún más habitable
El puesto de mando del nuevo Outlander se distingue por su amplitud y la comodidad del asiento. Destaca también el nivel de ergonomía, que ha dado un paso adelante con esta nueva generación, a lo que se suma la posibilidad de ajustar el volante en profundidad. El habitáculo dispone de una buena calidad de acabados, con mejores revestimientos en el salpicadero que en el modelo anterior.
Pese a contar con un tamaño prácticamente calcado al del anterior Outlander, el interior de la nueva generación se distingue por ser más espacioso, sobre todo a partir de la segunda fila. Ésta es un poco más ancha, aunque sigue siendo más adecuada para dos pasajeros. Como solución versátil, debe señalarse que es posible desplazar estos asientos de forma longitudinal. Ello sirve para ampliar el espacio de maletero si se viaja en configuración de cinco plazas o bien para hacer más sencillo el acceso a la tercera fila.
El interior de la nueva generación se distingue por ser más espacioso
Precisamente esta fila de asientos es la que sale más beneficiada en el nuevo Outlander. Además de resultar algo más amplios que antes, sus dos asientos también son más anchos. No obstante, estas plazas están más bien pensadas para niños o adultos de estatura baja debido a la posición elevada en que quedan las piernas.
La capacidad de maletero también se ha visto incrementada, de modo que ahora cuenta con un buen volumen de carga de 519 litros. Si es necesaria más capacidad, con la segunda y tercera filas abatidas se alcanzan 930 litros. De cara a alojar objetos largos, con esta misma posición de los asientos se consigue una superficie de maletero totalmente plana y una longitud de 1,69 metros.
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Equilibrado y eficiente
El Outlander se comercializa con un solo propulsor, el 2.2 diésel de cuatro cilindros, con inyección directa common rail y una potencia de 150 CV. Su entrega de par motor a bajas vueltas es buena y posee fuerza suficiente para mover con soltura al vehículo. Se muestra además muy suave en cuanto a funcionamiento y es más silencioso que antes. Este aspecto aún mejora gracias a un mayor aislamiento acústico general, lo que incide positivamente en la sensación de confort.
En la unidad probada, el motor se acopla a una caja de cambios manual de seis velocidades, caracterizada por un escalonado de marchas muy equilibrado. Esta versión incluye de serie el sistema automático de arranque y parada, llamado AS&G por Mitsubishi. Se trata de una novedad en este modelo, ya que el anterior Outlander no permitía esta posibilidad. Este elemento ayuda al SUV japonés a registrar una notable media de consumo homologado de 5,4 litros cada 100 kilómetros. Tras nuestra prueba, la media fue algo superior, exactamente de 6,2 litros, valor bastante ambicioso para lo que se estila en el segmento.
En lo que se refiere a prestaciones, esta versión del Outlander acelera de 0 a 100 km/h en 10,2 segundos, una cifra más que aceptable teniendo en cuenta la cilindrada y el caballaje del motor. Por otra parte, puede alcanzar una velocidad máxima de 200 km/h.
Mejoras dinámicas evidentes
La disminución del peso del nuevo Outlander tiene una relación directa con su ganancia en agilidad, por lo que en este ámbito da un paso al frente. Su arquitectura se basa en suspensión de tipo McPherson en el tren delantero y Multi-Link, en el trasero. Se distingue por una mayor firmeza, aspecto que contribuye a reducir las oscilaciones de la carrocería. Por este motivo, se muestra más estable que su antecesor al tiempo que genera un alto nivel de comodidad. El sistema de frenado ha sido renovado para lograr una efectividad superior, objetivo que cumple a la perfección. En lo que respecta a la dirección asistida eléctrica, ésta ofrece un tacto agradable y bastante preciso, transmitiendo además suficiente información al conductor sobre el firme por el que se circula.
Aunque se puede escoger con tracción delantera, nuestra unidad contó con el nuevo sistema de tracción a las cuatro ruedas Multi-Select. Éste permite variar entre tres modos distintos. En el modo Eco, el vehículo rueda generalmente con dos ruedas motrices para optimizar consumos, si bien pasa a puntualmente a 4x4 si detecta pérdida de tracción. Por otro lado, el modo Auto es adecuado para tipos de pavimento variables, ofreciendo un resultado muy efectivo en casi todas las circunstancias. Para los firmes de más baja adherencia contamos con el tercer y último modo, denominado Lock.
En términos de seguridad, el Outlander dispone de airbags frontales, laterales, de cortina y de rodilla para conductor. También cuenta con el control de tracción y estabilidad activo (ASTC) y la ayuda de arranque en pendiente (HSA), entre otros sistemas.
Conclusión
La nueva generación del SUV de mayor tamaño de la familia Mitsubishi está plagada de virtudes. En primer lugar, destaca por una dinámica más efectiva, basada en una mayor estabilidad y ligereza así como una motricidad optimizada gracias al renovado sistema de tracción integral. La mecánica diésel, por su parte, ofrece un gran compromiso entre rendimiento y consumo. Asimismo, con unas dimensiones casi iguales a las del modelo anterior, el modelo japonés logra un mejor nivel de habitabilidad, principalmente en lo que se refiere a la tercera fila de asientos.
Hola yo tengo el 140 cv y tiene un ruido en el interior cuando apuras la marcha que no es normal y en carretera suena mucho