Nissan Cube 1.6 110 CV Gasolina Tekna : Originalidad oriental

Su atrevimiento estilístico sin parangón denota que tiene su origen en una lejana cultura de gustos muy diferentes a los europeos. Sin embargo, en cuestiones estéticas es difícil establecer "fronteras" por lo que Nissan ha considerado que las formas más suavizadas y curvilíneas de la tercera generación del Cube ya eran suficientes como para plantearse la posibilidad de comercializarlo como producto global (también está a la venta en EE.UU.). Casi tan alto (167 cm) como ancho (170 cm) y con las ruedas muy en las esquinas, persigue la mejor habitabilidad posible y una gran sensación de espacio en el interior. Entre las muchas cosas que llaman la atención de sus rasgos (la lista sería interminable) destaca el diseño asimétrico de la parte trasera, con un solo montante visible en un lado y el otro camuflado por la unión de las ventanillas. La intención de esta asimetría es que el conductor tenga la mayor visibilidad posible en las maniobras marcha atrás para aparcar.

Como apuntábamos antes, la atmósfera interior es "relajante". La idea es que sea una prolongación de la sala de estar de casa pero a la japonesa, es decir con recursos propios de sus costumbres. El diseño de los asientos es a base de respaldos anchos y cómodos y mullidos muy espesos. El techo de cristal, por su parte, cuenta con una especie de cubierta corredera tipo panel japonés para tamizar la luz y para que ésta entre de forma más difusa. También las formas del salpicadero pretenden generar buena sintonía entre hombre y máquina, mientras que el tapizado del techo forma unas ondas que reproducen el movimiento del agua cuando cae una gota. Todo muy "zen", muy espiritual y minimalista. Ya en un aspecto más prosaico, destacar que el portón trasero -de 1,3 m de ancho por cerca de un metro de altura- se abre por el lado más próximo de la acera, con tres posiciones fijas para facilitar la carga y que su maletero ofrece 255 litros con la banqueta trasera corredera en posición máxima y 403 litros moviéndola hacia delante. La calidad de los materiales es correcta, así como el nivel de acabados, aunque no hay que olvidar que es un utilitario de vocación urbana y carácter familiar, por lo que carece por completo de cualquier lujo.

Como es de suponer por su planteamiento y su motorización (1.6 gasolina de 110 CV) no se puede esperar de este modelo un alarde de prestaciones ni un dechado de dinamismo. Su conducción va acorde con misma filosofía con que se ha diseñado el interior. Es decir, gusta de una conducción suave, fácil y pausada. Para ello se ha buscado una buena insonorización mecánica para que en el habitáculo no penetren los ruidos exteriores. Las prestaciones de este motor de gasolina, asociado a una caja manual de cinco marchas, son suficientes para obtener una movilidad razonable, justo para lo que está pensado el coche. De hecho, no es necesario más y en principio tampoco demanda más; su aceleración es correcta y el consumo sin ser nada del otro mundo es correcto, tirando a alto (6,6 litros de media).

Con semejante planteamiento y orientación, es lógico pensar que se pretende acercarlo a un público que no tenga en el dinamismo su principal preocupación. Personas mayores, mujeres, familias con niños pequeños, etc. son algunos de sus potenciales clientes que encontrarán un coche poco exigente en su conducción, bastante blando de suspensión -se inclina con facilidad si se le fuerza en las curvas- y con una dirección también algo mórbida. Por el contrario, en ciudad posee una agilidad aceptable y buenas capacidades para callejear con un buen radio de giro y facilidad para aparcar. Para estas maniobras resulta muy útil la cámara de visión trasera que puede incorporar.

El Cube aprovecha la misma plataforma del Micra, aunque es 30 cm más largo: 3,98 m. Tiene una gran distancia entre ejes (2,53 m) y un amplio ancho de vía debido a que las ruedas están ubicadas justo en los extremos de la carrocería. El acabado básico incluye ABS, ESP, seis airbag: frontales, laterales y de techo, faros antiniebla y programador y limitador de velocidad, entre otros equipamientos de seguridad.

Hay que reconocer su original planteamiento y su valiente y audaz apuesta por replantear las normas establecidas en materia de imagen, pero la propuesta está tan alejada de lo habitual que resulta complicado y difícil que llegue a convencer como para comprarlo. Pese a que resulta simpático, también hay que valorar otros aspectos, como por ejemplo que la habitabilidad de las plazas traseras no es nada del otro mundo, que su capacidad de maletero es escasa y que pese a ser un Nissan (cuyas tarifas son realmente competitivas en otros productos y segmentos) el Cube, desde 16.950 euros, resulta algo caro en las versiones más equipadas.