Nissan LEAF: Silencio, se rueda

Aunque desde la pasada primavera se podían hacer reservas hubo que esperar hasta el mes de septiembre para que empezaran a llegar las primeras unidades, así que el Leaf lleva escasos meses en el mercado. Claro que no es un coche de volumen, primero porque a pesar de las ayudas sigue siendo caro, cuesta casi 30.000 euros, y segundo porque en el mejor de los casos su autonomía llega a los 175 kilómetros, que si bien es suficiente para la mayoría de los recorridos urbanos su utilización en el extrarradio ya es más limitada dado que, según el tipo de conducción, la autonomía se reduce a la mitad o incluso algo más.

Por otro lado los puntos de recarga todavía son escasos y no todo el mundo tiene la posibilidad de enchufar el coche a una toma de corriente de su casa.

Eso sí, recorrer 100 kilómetros con el Nissan Leaf cuesta unos 2 euros. Al margen de que la suavidad de marcha, la ausencia de ruido y el saber que circulando con él no se producen emisiones contaminantes, no tiene precio.

Diseño exterior

El LEAF está diseñado desde un principio para ser un vehículo eléctrico, es decir, que no se trata de la adaptación de otro modelo. Mide 4,44 metros de longitud, 1,77 m de anchura y 1,55 m de altura, de modo que es un compacto de tamaño generoso. Un Volkswagen Golf, Toyota Auris o Peugeot 308, por citar algunos, tienen una longitud notablemente inferior.

Aparentemente el LEAF podría pasar por un compacto más, aunque hay algunos detalles que no pasan desapercibidos. Por ejemplo, en el frontal tan solo hay una escueta y alargada toma de aireación en la parte baja del paragolpes, el morro es afilado, con una marcada uve en el capó y una pronunciada caída que continúa la línea del parabrisas. Aunque esto se disimula con la horizontalidad que buscan los protuberantes faros en su parte más alta.

Un gran logotipo de la marca ocupa la parte central que aloja, asimismo, la tapa de acceso a los enchufes de recarga.

De la parte trasera llama la atención que el portón del maletero queda retranqueado respecto a la carrocería y prácticamente la totalidad de sus laterales están flanqueados por unos grupos ópticos con cierta forma de boomerang.

Tanto el alerón del techo como el difusor inferior contribuyen a reducir la resistencia al viento del LEAF.

Habitabilidad

El interior del Nissan LEAF es amplio, más de lo que cabe esperar para un vehículo compacto pero menos si tenemos en cuenta su tamaño.

El mullido de los asientos resulta muy confortable pero ni siquiera el del conductor es regulable en altura. La plaza central trasera es más cómoda que en la mayoría de los modelos con un habitáculo para cinco ocupantes. El piso, en la parte trasera, está más elevado de lo normal de modo que no es posible pasar los pies por debajo de los asientos delanteros.

El maletero tiene una capacidad de carga de 330 litros, volumen que está en la media de su segmento, y aunque los respaldos de los asientos traseros se pueden abatir en dos partes asimétricas, no dejan una superficie plana.

La calidad percibida en el interior del LEAF es alta pese a que el salpicadero es de plástico duro. La consola central, destaca sobremanera por sus formas cuadradas y su fondo negro brillante con contraste con el tono claro que predomina en el habitáculo. Dicha consola está dominada por una gran pantalla en la que se muestra información sobre la energía consumida y el historial entre otros, porque también es la pantalla del navegador.

La palanca que acciona el selector del cambio, que por cierto es de tipo joystick, tiene una ubicación que resulta muy cómoda.

El cuadro de instrumentación se divide en dos: en la parte superior se muestra información sobre la velocidad, la hora o el grado ecológico de nuestro modo de conducción, mientras que en la parte inferior, la principal, podemos ver el nivel de carga, la autonomía, la temperatura de la batería y también si nos encontramos en una fase de aceleración o de recuperación de energía. En la parte central aparece la información típica de los ordenadores de abordo. Esta parte inferior tiene un grado de inclinación que resta visibilidad.

Por otra parte el volante se puede regular en profundidad pero no en altura.

Mecánica

El LEAF está equipado con un motor eléctrico situado en la parte frontal que envía la potencia al eje delantero. Desarrolla 80 kW, o lo que es lo mismo: 109 CV, y un par de 280 Nm. Algo que le permite alcanzar una velocidad máxima de 145 km/h, según su ficha técnica.

El motor se alimenta de una batería de iones de litio con 48 módulos que se aloja bajo el piso del LEAF. Esta batería tiene una capacidad de recarga de 24 kW/h de modo que si se utiliza un cargador de carga rápida de 50 kW, la batería puede recargarse al 80% en menos de media hora, pero para ello es necesario acudir a un punto que disponga de este tipo de cargador (algunos concesionarios de la marca lo tienen). Pero como lo normal será hacer la recarga en una toma de corriente convencional de 220-240 voltios, entonces hay que tener en cuenta que el tiempo para una recarga completa es de unas 10 horas.

Si se va a utilizar la red doméstica Nissan aconseja instalar un equipo de recarga doméstico y, en cualquier caso, que la toma de corriente que se vaya a utilizar "esté protegida con un diferencial o fusible debidamente instalado".

Comportamiento

La suavidad es la nota dominante una vez que ponemos en marcha el Nissan LEAF. Para ello pulsamos el botón de arranque y llevamos el selector del cambio a la posición D, que es el equivalente al modo normal, bueno, así es como lo denomina la marca pero por su respuesta bien puede equipararse con un modo sport, sobre todo por la diferencia de respuesta que entre éste y el ECO, que es la otra opción posible y la que, como su nombre indica, hace primar el ahorro energético, a costa, claro está, de limitar la potencia.

El par está disponible de manera inmediata de modo que se puede practicar una conducción muy lineal en todas las circunstancias. Pero donde más se agradece la propulsión eléctrica es en la ciudad, el hábitat por excelencia de este tipo de vehículos. El LEAF se mueve con agilidad, sin brusquedades y sin hacer ruido, aunque a medida que se eleva la velocidad resulta inevitable que se cuelen al habitáculo ruidos aerodinámicos y de rodadura.

Al abandonar la ciudad y rodar a velocidades más altas, el LEAF transmite aplomo y, por extensión, confianza. Si bien, para un tipo de conducción más dinámica se agradecería una respuesta de la dirección más firme. Por otro lado, a lo que hay que acostumbrarse es al tacto del pedal del freno, un tanto esponjoso pero efectivo.

Seguridad

La respuesta del Nissan LEAF a los tests de choque y atropello es la misma que la de cualquier otro vehículo equivalente de combustión, y en la marca aseguran que la parte eléctrica también.

En cuanto a los elementos destinados a la seguridad cuenta con airbags frontales, laterales delanteros y de cortina para todas las plazas. Los asientos exteriores traseros incorporan fijaciones Isofix para sillas infantiles.

También cuenta con control de tracción, control de estabilidad y ABS con distribución electrónica de la frenada.

Valoración

Sin ser un deportivo de los que ponen a prueba la adrenalina, ni una berlina de lujo de las que ofrecen el más alto grado de confort, el LEAF es un coche del que cuesta desprenderse. Y es que la suavidad que transmite su rodar eléctrico y su marcha silenciosa, proporcionan un placer al volante como solo los de su clase pueden hacerlo. Casi podría decirse que resulta relajante conducir el Nissan LEAF, independientemente del ritmo al que se circule.

Si como apuntábamos en la introducción de esta prueba, ni el precio, ni la autonomía fueran un condicionante, seguro que se convertiría en un líder de ventas.