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El Adam es la apuesta urbana que la marca alemana Opel lanza al mercado para hacer frente a modelos de aire desenfadado y chic como lo son el Audi A1, el Fiat 500 o el Mini. Vehículos claramente orientados al público juvenil, que no dispongan de ataduras familiares, con una cuenta corriente saneada -no son demasiado baratos- y que busquen un vehículo que les permita mostrar su estilo personal. Aunque tampoco descartamos que en algunos casos pueda adquirirse pensando en introducir un segundo coche en la familia.
Pero el pequeño Opel va un paso más allá, y es que se podría decir que es un modelo hecho a la carta. Sus innumerables opciones de personalización le aportan ese punto extra al que sus rivales no pueden llegar y que hará que sea prácticamente imposible encontrarse con dos Adam iguales.
Su aparición completa la gama de Opel en el segmento A, compartiendo protagonismo con el Agila, otro urbano, pero éste de cinco puertas, que apuesta por un mayor grado de funcionalidad sacrificando una estética depurada y el mayor nivel de los acabados con los que cuenta el Adam.
Lo probamos con la variante mecánica más potente de las tres que se ofrecen inicialmente -en unos meses llegarán nuevas mecánicas para sustituir o completar la gama-, es decir con el 1.4 de 100 CV que, a priori, debería ampliar horizontes y permitir al Adam salir de la ciudad con ciertas garantías.
Personalidad propia
Sin lugar a dudas, el punto fuerte es su marcado estilo e inconfundible apariencia. Su diseño podrá gustar más o menos, pero logra captar la atención de los viandantes allá por donde pasa. Como ya hemos comentado, cuenta con una carta bajo el brazo, y en este caso se trata de un as. Su increíble nivel de personalización ofrece la posibilidad de confeccionar un Adam distinto para cada propietario.
Su extenso configurador nos permite personalizar prácticamente todos los elementos que conforman el conjunto exterior, desde una variada paleta de colores para la carrocería, diferentes diseños de llantas con detalles personalizables y distintos tamaños para elegir, cuatro tonalidades para el techo o hasta cromados para la parrilla delantera, por nombrar algunos.
Si le echamos el ojo por delante nos sorprende con un frontal simpático, presidido por una toma de aire central “sonriente” flanqueada por los intermitentes redondos, relegando a los faros, con luz de día incluida, a una posición más elevada de lo normal. Visto de costado su forma no sorprende tanto, recordando ligeramente a la silueta que ya nos ofrece el Fiat 500, con una caía desde el techo hasta el parachoques trasero prácticamente recta. En cambio sí que incorpora una solución cuanto menos curiosa referente a la unión del techo con la carrocería: se han incorporado unos elementos negros, tanto en el montante A como en el C, que aportan una sensación de que dichos montantes están cortados, dejando el techo "flotando" encima del vehículo. Además, la línea cromada resalta aún más esta sensación. Se ha aprovechado para añadir el nombre del modelo con letras cromadas en dicho espacio del pilar posterior, eliminando el que vulgarmente encontramos en el portón del maletero.
Todo el esfuerzo de los diseñadores alemanes queda concentrado en unas medidas muy compactas (3.698 milímetros de largo, 1.720 de alto y 1484 de ancho) que nos hacen pensar en un coche fabricado para la ciudad, perfecto para aparcarlo en el primer hueco que encontremos y poder callejear sin problemas.
Gran calidad en el interior
Quizás el punto más sorprendente del Adam sea su habitáculo. Me ha impresionado muchísimo el alto grado de calidad que percibí en el primer instante que me puse al volante. Es increíble el buen hacer de la gente de Opel para dotarlo de elementos de gran calidad y de un nivel de acabados al más puro estilo "premium". Comparado con el Corsa o el Agila, el Adam se sitúa a años luz de ellos. Los materiales blandos inundan prácticamente todo el interior, combinados con plásticos duros bien rematados y con detalles cromados que aportan cierto toque elegante.
La disposición de la instrumentación está bien repartida, además de ser bastante vistosa, aunque el único “pero” se lo otorgaría a la posición de la pantalla táctil del sistema Multilink, demasiado baja, lo que obliga a bajar en exceso la vista para toquetear sus funciones.
Los asientos delanteros en general me parecieron bastante cómodos, con una sujeción lateral bastante marcada (no sé si podría llegar a resultar algo molesta en personas algo voluminosas) y con un mullido bien conseguido. Éstos pueden regularse manualmente, que junto a la configuración del volante en altura y profundidad nos permite encontrar nuestra postura de conducción óptima.
Lamentablemente no todo podían ser alabanzas, y es que el Adam cuenta con dos pegas demasiado acusadas. La primera es el hueco para las piernas en las dos plazas traseras (sólo tiene cuatro plazas en total), las cuales sólo podrán albergar niños o personas de pequeña estatura. Además, la caída del techo es demasiado acusada y molesta para gente de talla media-alta. Si el conductor o el acompañante sitúan sus asientos en la posición más retrasada es literalmente imposible que alguien pueda sentarse detrás.
El segundo suspenso lo encontramos en el maletero. Abrir el portón y encontrarme con aquello estuvo a punto de causarme un paro cardíaco. ¿Maletero, dónde estás? La ficha técnica del Adam nos cuenta que tiene un volumen total de 170 litros, uno de los peores maleteros de todo el segmento. Su volumen nos limita a transportar apenas algunas bolsas del supermercado, una bolsa de deporte, un par de bolsos o, como mucho, una maleta de cabina de avión. Sin exagerar, yo creo que el maletero de un Smart es mucho más aprovechable que este. Existe la posibilidad de abatir los respaldos de los asientos traseros para aumentar el espacio de carga, pero claro, perderemos las dos plazas, por lo que si deseamos cargar elementos voluminosos no podrá acompañarnos más que el "copiloto" y ya está.
Único
Atrevido y colorido o discreto y elegante. El Adam nos permite mostrar nuestra forma de ser gracias al enorme catálogo de personalización que se nos plantea. Para que os hagáis una idea, os voy a detallas todos los elementos que montaba nuestra unidad de pruebas, que no son pocos precisamente: Para empezar, parte con la base del acabado Glam que incluye de serie el techo solar, el pack cromado para el exterior, el climatizador digital, botón City Mode, llantas de 16 pulgadas, faros alógenos con luz diurna LED, faro antiniebla trasero y algún que otro sistema más.
El color “La morada indiscreta” supone un sobrecoste de 1.025 euros sumados a los 515 € que cuesta el techo en contraste “La Crème de la Crème”. Para enfatizar la sensación de deportividad, equipaba unas espectaculares llantas de 18 pulgadas de diseño “Twister” (1.130 €) que, a nuestro parecer, le quedaban incluso demasiado grandes.
En el interior vemos que monta el pack “La morada indiscreta” (205 €) que tiñe de morado el freno de mano, la palanca del cambio y el volante, haciendo simbiosis con el salpicadero “Rosa palo” sin sobrecoste y la tapicería de cuero de los asientos y la parte superior del salpicadero en morado (1.025 €). Detalles como los pedales de aluminio (130 €) el sistema multimedia Intellilink (310 €), el Infiniti Sound System (410 €) compuesto por 7 altavoces y subwoofer, las alfombrillas (60 €) y el Pack Vision Plus (255 €), con el encendido de las luces automático, el sensor de lluvia y el retrovisor fotosensible, completan el equipamiento de nuestro Adam.
Como veis, se le puede echar mano a casi todo, aunque por supuesto habrá que rascarse el bolsillo para ponerlo a punto como más nos guste.
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Ágil y divertido pero falto de bajos
Durante la primera fase del lanzamiento, el Opel Adam está disponible con tres variantes ecoFlex de gasolina: un 1.2 de 70 CV y dos 1.4 de 87 y 100 CV. Posteriormente, y sin tener la fecha concretada, aparecerán a escena unas nuevas variantes también de gasolina de tres cilindros, turboalimentadas, y con una nueva caja de cambios de seis velocidades para suplir a la actual de cinco. Además se espera que alguna de ellas supere en potencia a la tope de gama que estamos probando.
Este motor, el 1.4 ecoFlex de 100 CV, no es nuevo para mí, ya pude probarlo anteriormente en un Opel Corsa y la verdad es que no me gustó demasiado. Con el Adam me ha pasado básicamente lo mismo. Es una mecánica a la antigua, atmosférico, que entrega la potencia de forma muy lineal y tranquila a bajas y medias revoluciones. No le gusta demasiado moverse alrededor de las 2.000 vueltas, donde se aprecia una falta considerable de par. Es por esto que si nos queremos mover con relativa soltura hay que situar la aguja de la mitad para arriba del cuentarrevoluciones.
Para circular por ciudad no hay problema siempre que nos lo tomemos con relativa calma, aunque su consumo se dispara de todas las maneras con medias en torno a los siete litros cada cien kilómetros, y eso que el sistema Start&Stop que monta rebaja esas décimas que siempre se gastan de más parados en los semáforos.
Cuando salimos de la urbe comprobamos algo que ya nos temíamos, y es que para circular a la velocidad máxima permitida en autopista, con la quinta marcha engranada, el motor va demasiado revolucionado, prácticamente a 3.500 rpm, un hecho que afecta de manera negativa cuando llevas un buen rato conduciendo y la molesta rumorosidad acaba apoderándose de tu paciencia. ¿La solución? Bajar el ritmo o poner la música más alta. Aún y así, consigue mantener medias por debajo de los 5 l/100 km con facilidad, pero una sexta marcha para el desahogo pienso que le vendrá muy bien.
Buscando localizaciones para ilustraros esta prueba nos topamos con una bonita carretera de montaña, la cuál despertó mi temperamento más “racing” para intentar encontrar hasta el último caballo que debía tener el Adam por ahí escondido. ¡Ojo! Porque rápidamente los encontré. Sólo hay que acercarse a la zona roja del cuentarrevoluciones para disfrutar de un motor totalmente diferente, alegre, con un empuje más que correcto, capaz de despertarme una sonrisa picarona. Aunque como podréis imaginaros, el consumo de combustible se disparó hasta límites inimaginables para un pequeño 1.4...
Otra de las sorpresas que esconde es su exquisito chasis deportivo, equipado de serie cuando montamos llantas de 17 o 18 pulgadas, que permite disfrutar con gran aplomo de una conducción alegre. En el eje delantero se ha instalado un sistema de suspensión de tipo McPherson, mientras que se ha diseñado un eje compuesto por barra de torsión en el trasero. Esta configuración no merma demasiado la capacidad del Adam a la hora de conseguir una excelente estabilidad. Su tarado, más bien duro, nos gustó mucho cuando se trataba de enlazar curvas. No tanto cuando el firme estaba roto y deteriorado, con algún que otro socabón, donde mi espalda sufría más de lo deseado.
Un aspecto que me dejó algo frio es el de su dirección. Tiene un tacto agradable y el aumento de la dureza cuando subimos el ritmo es perceptible, pero tiene una pequeña holgura con el volante totalmente recto que lo hace un poco impreciso. Nada exagerado, pero creemos que desentona un poco con el alto nivel global que ofrece el Adam.
Los frenos, delantero de disco y traseros de tambor, cumplen con su función de una forma efectiva. Sinceramente no creo que le haga demasiada falta incorporar discos detrás ya que en conjunto frenan bastante bien los poco más de 1.100 kg que pesa el Adam.
Tras una semana con él, haciéndole kilómetros por todo tipo de vías y condiciones me acabó gustando más de lo que pensaba. Es un coche que gran parte del tiempo se va a conducir de forma tranquila, aunque en cierto modo también permite ese pequeño punto de desenfreno cuando necesitamos pasarlo bien al volante. A la larga el consumo no subió tanto como pensaba: no pudimos acercarnos a los 5,1 l/100 km que homologa pero tampoco nos quedamos demasiado lejos (5,9 l/100 km).
Sistemas ingeniosos
Unas líneas más arriba os he comentado que esta unidad de pruebas venía equipada con el sistema multimedia Intellilink, pero ¿Qué es realmente el Intellilink? Este sistema es lo último de Opel en cuanto a infoentretenimiento se refiere. Ofrece al conductor un alto grado de flexibilidad al trasladar las capacidades de un Smartphone a la pantalla táctil del coche. Ofrece conectividad mediante Bluetooth o puerto USB para poder reproducir las canciones que llevemos en nuestro teléfono o mp3 portable, traspasar la libreta de contactos del teléfono y llamar sin marcar, acceder a las galerías de fotos y vídeos y proyectarlas en la pantalla.
Otra de las nuevas utilidades es la posibilidad de descargar aplicaciones desde el teléfono y más tarde traspasarlas al vehículo. Por ejemplo, está disponible una aplicación de navegador que, una vez descargada, se puede utilizar tanto en la pantalla del Intellilink (sin gasto de datos) como en el teléfono para movernos a pie. El único fallo es que al elegir este sistema nos quedamos sin ranura para los CDs.
Otro accesorio interesante que se presenta como opción es el portabicicleta FlexFix. Este sistema se integra perfectamente en el paragolpes trasero y, una vez montado, permite transportar una bici de una forma sencilla sin tener que andar montando y desmontando una baca en el techo o elementos similares para el transporte en la parte trasera.
La ventaja de este sistema es que siempre está disponible y que no requiere de herramientas para montarlo. En poco más de uno o dos minutos podemos tener lista nuestra bicicleta bien anclada. Además, el sistema permite la utilización del radar de proximidad trasero para evitar golpes indeseables en las tareas de aparcado.
Mejor de lo esperado
El nuevo Adam llega para hacer frente a los urbanos más “cool” del marcado. Con un precio de partida de 13.650 € (versión 1.2 de 70 CV) arranca con fuerza para quitarle un buen grueso de ventas a los modelos anteriormente mencionados (A1, 500 y Mini) y con el objetivo de convertirse en uno de los más vendidos.
Cuenta con una calidad de acabados de primer nivel, con una puesta a punto de chasis y suspensiones altamente gratificante que enamora cuando llevamos un rato conduciéndolo. La gama mecánica, a mi parecer, se ha quedado un poco desfasada, aunque está previsto que lleguen nuevas, más potentes y eficientes, con una transmisión de seis velocidades que seguro aportará mejores prestaciones.
No voy a cansarme de repetirlo, pero la amplia oferta de accesorios y acabados tanto para el interior como para el exterior, suponen un punto de inflexión en la forma de entender el automóvil. Un coche al gusto de quien lo compra, con todo lo que él o ella quiera. Eso sí, es muy probable que al dejarnos llevar por su embriagador configurador acabemos echando para atrás algún que otro elemento tras ver el precio final del modelo. En nuestro caso, el Adam que probamos valía prácticamente 21.000 euros, un precio algo excesivo para un coche de estas características…
Me parece un coche de lo mas cool ,elegante ,es practico en ciudad y una calidad excelente.Para personas sin cargas familiares que tengan una cuenta saneada ,y anden mucho por ciudad me parece una buena compra .