Uno de los modelos revelación en el último año ha sido el Peugeot 3008. Este coche ha agitado el segmento de los SUV’s de tamaño medio al ofrecer una estética original y atrevida, un equipamiento a la última y unas aptitudes en carretera sobresalientes. Estas características le han llevado, por ejemplo, a ser nombrado Coche del Año 2017 en el pasado salón del Automóvil de Ginebra.
Otra muestra del interés que ha despertado este modelo la tenéis en nuestro canal de youtube, cuya videoprueba que os ofrecimos con motivo de la presentación del coche va camino de alcanzar el millón de visualizaciones. El Peugeot 3008, sin hacer ruido, se ha convertido de golpe y porrazo en una de las referencias en el sector de los crossovers. Aquí también podéis ver una comparativa contra uno de sus principales competidores y también recién llegado al segmento: el Seat Ateca.
Línea más deportiva
He podido conducir durante una semana una de las versiones más equilibradas de la familia 3008, la que monta el motor 2.0 BlueHDI de 150 CV, con cambio manual de seis velocidades. En este caso, se trata de una unidad GT Line, un acabado tope de gama basado en el acabado Allure al que añade una estética exterior más deportiva y un interior con detalles específicos.
El Peugeot 3008 GT Line se identifica por montar un paragolpes delantero más deportivo, faros full LED de serie y una parrilla con rejilla idéntica a la del Peugeot 3008 GT, la versión más prestacional de la gama, que monta el mismo motor diésel pero con 180 CV.
Otros detalles exteriores que le dan ese aspecto más deportivo son las dos salidas de escape cromadas, los marcos de las ventanillas en acero inoxidable, las carcasas de los retrovisores en negro perla nacarado y el techo de color negro brillante o “Black Diamond”. La unidad que veis en las fotos equipaba llantas de aleación de 18” bitono y venía pintada en un bonito color Metallic Copper, una opción que cuesta 500 euros. El 3008 luce así una imagen de crossover robusto, atlético y también un poco más rácing. Las luces traseras con las características tres garras de Peugeot lo identifican de noche, visto por detrás.
La estética del 3008 resulta así muy original, consigue diferenciarse de su competencia más directa, y al parecer, entra bastante bien por los ojos a una gran mayoría de público.
Original interior
También es atrevido el diseño del habitáculo. Peugeot ha diseñado un salpicadero con aire futurista, distribuido en dos niveles y en el que predominan las formas angulosas. A pesar de que la consola central es muy ancha y elevada, la sensación de espacio que se recibe desde el primer instante es buena.
La marca francesa insiste en ofrecer consolas centrales que dividen claramente el espacio entre conductor y pasajero, con la idea de potenciar un diseño de la posición de conducción de tipo cockpit. De hecho, en el 3008 se ofrece la segunda generación del i-cockpit, que se caracteriza por un volante de pequeño diámetro (que ahora tiene forma achatada en su parte superior e inferior) un cuadro de instrumentos totalmente digital en posición elevada, una segunda pantalla digital de 12,3” también en posición superior y central del salpicadero y una serie de teclas (denominadas Toggle Switches) para el manejo de los diferentes sistemas del vehículo, cuyo diseño recuerda al de las teclas de un piano.
Uno de los aspectos que siempre he criticado del i-cockpit es que, en mi particular posición de conducción, no puedo leer con claridad el cuadro de instrumentos, precisamente porque el menor diámetro del volante hace que su aro coincidida con el campo de visión de los relojes. Esto parece haberse solucionado de una forma muy simple: achatando también la parte superior de este mini-volante. Y, ciertamente, la visión de la instrumentación mejora. Eso sí, ahora hay que acostumbrarse a las nuevas formas no totalmente circulares del aro, algo que no gustará a todo el mundo.
El 3008 abandona el clásico cuadro de relojes analógico a favor de uno totalmente digital, algo que parece ir imponiéndose poco a poco en el sector. Además, y a diferencia de otros fabricantes, este cuadro de instrumentos digital viene de serie en toda la gama. Se puede configurar en diferentes vistas, y podemos cambiar su aspecto activando el botón “Sport”. Sólo tiene un punto criticable: la orientación de la aguja del cuentarrevoluciones, que gira de derecha a izquierda (un detalle que se introdujo en el Peugeot 308) al contrario de lo que está establecido como norma. Es un “capricho” del diseño al que personalmente no veo en qué mejora el formato tradicional de un cuentarrevoluciones, la verdad.
Otro punto de información digital, el que ofrece la pantalla central del salpicadero, se sirve de unos menús muy fáciles, con gráficos agradables y buena rapidez en la ejecución de las órdenes. La posición de la pantalla, a pesar de que es muy poco integrada, es perfecta para no apartar la vista de la carretera. En este coche se adopta una posición de conducción elevada, muy de todoterreno, por lo que la visibilidad hacia el entorno del vehículo es óptima, excepto hacia la zona trasera, como suele ser habitual en muchos SUV´s. Para compensarlo, cuenta con un sistema de cámaras que proyecta en la pantalla lo que hay detrás del coche.
Con este equipamiento, y después de recibir una primera impresión positiva tanto del diseño como de los acabados del habitáculo, queda patente algo que Peugeot repite mucho últimamente: quieren ofrecer un producto de mayor calidad, más refinado, de mayor nivel, más “Premium”, en definitiva.
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Un detalle de esta filosofía lo encontramos en detalles como el doble pespunte en la tapicería de los asientos, el interior de las puertas y algunas zonas de salpicadero; o el i-Cockpit Amplify (de serie) que ofrece al conductor tres aromas diferentes (Cosmic Cuir, Aerodrive y Harmony Wood) que puede escoger en función de su estado de ánimo. Cada aroma elegido se combina con una luz ambiental acorde y con su correspondiente masaje de espalda y lumbar, de forma que la experiencia de conducción sea lo más agradable posible.
Sensaciones a medida
El estado de ánimo también nos puede llevar a querer practicar una conducción más viva, más deportiva, y para ello este SUV ofrece una configuración Sport de su cadena cinemática, que se activa con un pulsador al lado de la palanca de cambio. El programa Sport hace más duro el tacto de la dirección, modifica la cartografía del acelerador para responder con mayor prontitud, hace más reactivo el motor y más rápido el cambio de marchas. Finalmente, también se modifica el sonido del escape, aunque en un grado muy suave. La sensación al volante es muy parecida a la de conducir un turismo, por agilidad y reacciones. La dirección es bastante directa y suspensión más rígida de lo esperado para tratarse de un SUV. Esto le permite tomar las curvas balanceando poco la carrocería.
El Peugeot 3008 es, junto con el nuevo Seat Ateca, es uno de los SUV’s con mejor comportamiento en carretera, algo que será del agrado de aquellos que buscan un SUV pero apenas van a pisar el campo.
Nuestra unidad equipaba sistemas de asistencia a la conducción como el Park Assist o asistencia al aparcamiento automático, incluso en batería; sistema de mantenimiento de carril; de vigilancia de ángulo muerto; y de cambio automático de luces de carretera; Active Safety Brake o sistema de frenado de urgencia en ciudad; y control de crucero adaptativo, como tecnologías más punteras.
Diésel equilibrado
El acabado GT Line está disponible para toda la gama 3008 excepto para las versiones que montan el motor 1.6 BlueHDI 100 o el 2.0 BlueHDI 180, este último reservado para el acabado GT.
Para esta prueba escogimos el motor diésel más equilibrado, el 2.0 BlueHDI de 150 CV, un cuatro cilindros diésel que comparte con el Peugeot 308, el 508 y el recientemente lanzado 5008. Es un motor de concepción moderna, que cumple la normativa Euro6 de emisiones gracias a la tecnología de reducción catalítica selectiva (SCR), que obliga a rellenar el depósito de solución de urea cada cierto número de kilómetros, y el filtro de partículas (FAP). Según Peugeot, esta tecnología permite reducir hasta en un 90% la emisión de óxidos de nitrógeno (NoX) y las partículas finas en un 99,9%. También es un motor de bajo consumo, que oficialmente gasta 4,4 l/100 km. y que en condiciones reales como las de nuestra prueba se queda en 6,4 l/100 km., con un máximo de 8 l/100 km. en ciudad.
La respuesta de este motor es agradable, tiene una correcta entrega de par a bajas vueltas y a partir de 2.000 r.p.m estira con fuerza hasta cerca de las 4.000 r.p.m., con bastante rapidez. No es, por lo tanto, un diésel perezoso, y contribuye a dar un buen dinamismo a este SUV. Por lo que respecta al cambio de marchas, se trata de un cambio manual de seis velocidades, de accionamiento un tanto tosco pero a la vez muy directo. Al estar la palanca en una posición elevada, la sensación de manejo es bastante deportiva.
En autopista es un coche cómodo, que rueda muy desahogado gracias a su sexta relación de largo desarrollo, y que demuestra estar muy bien insonorizado. Los viajes son placenteros, y los pasajeros disfrutan de un buen espacio interior. En las plazas traseras hay buen espacio en todos los sentidos, sobre todo en lo relativo a distancia entre filas y anchura de hombros. No tanto en altura al techo. El pasajero de la plaza central viaja relativamente cómodo gracias a que no hay túnel de transmisión que moleste, aunque el respaldo, como es habitual, es muy duro.
A la hora de transportar bultos, el Peugeot 3008 ofrece un maletero de 520 litros ampliables a 1.482 si se pliegan los respaldos de la segunda fila, una operación muy sencilla que se hace mediante dos palancas situadas en los laterales del maletero. Este maletero tiene buenos detalles, y dispone de una bandeja que puede colocarse en tres posiciones (una de ellas diagonal) , ganchos, conexión de 12 V y huecos en los laterales para transportar pequeños bultos.
En este SUV también pueden transportarse bultos de gran longitud gracias a la modularidad del asiento del pasajero, que puede abatir completamente su respaldo.
Son detalles funcionales propios de un monovolumen, algo lógico en un modelo que en sus inicios fue eso, un familiar puro y duro. Ahora ha evolucionado hacia una estética todocamino, como marca la tendencia actual. Es la forma de agradar a un público más amplio, que busca coches con una mayor carga emocional y una estética menos funcional, aunque en el fondo las aptitudes sean similares.
La trasera le queda muy bien, el interior es digamos que atrevido y el frontal no me gusta mucho la verdad. De todas maneras es sólo mi opinión y cada cual tiene las suyas por suerte.