Peugeot 308 CC Sport Pack 2.0 HDi 136 CV FAP Aut.

Auténtico especialista en la fabricación de cabrios, la marca del león seduce en sus formas y contenido con este coupé cabriolet de impecable calidad de realización y noble comportamiento, cuyo motor diesel es toda una garantía tanto en prestaciones como en suavidad.

Cuando el calor acecha sumergirse a lomos de un convertible es toda una gratificante experiencia, tanto en la salida del sol como en su ocaso para disfrutar de la masajeadora brisa de aire fresco y así olvidar, por uno momento, las altas temperaturas que marcan los termómetros en este caluroso mes de agosto. Peugeot nos ofrece tal posibilidad con su 308 CC: un descapotable de techo metálico retráctil, que permite disfrutar tanto del aislamiento de un coupé como de las propias sensaciones de un cabrio. ¡Ah y todo ello en cuatro plazas!

Ver más fotos

Visualmente su imagen ha ganado bastantes enteros respecto a su antecesor el 307 CC. Su musculosa estampa afila ahora en mayor medida sus contornos para otorgar un aspecto más dinámico. Prueba de ello es su inclinado parabrisas, sus marcados pasos de rueda así como la gran toma de aire frontal con rejilla cromada, que ha tomado prestada de las versiones más deportivas de la gama. Remata su escultural imagen una zaga con unos grupos ópticos que parecen avanzar hacia los laterales del vehículo. Elemento que se encuentra acompañado por un discreto y perfilado alerón. 22 segundos, ese es el tiempo exacto que nuestro protagonista tarda en pasar de coupé a cabriolet, en una maniobra que requiere pulsar una tecla dispuesta en la consola central, junto al cambio para que su techo se pliegue en dos partes. Dicha maniobra se puede hacer en parado o en movimiento, siempre y cuando no superemos los 12 km/h. Junto al pulsador antes mencionado encontramos otro que permite bajar o subir al unísono las cuatro ventanillas.

De puertas para dentro nuestro reconfortante protagonista ofrece cuatro razonables plazas, si bien las delanteras ofrecen máximo confort de a bordo para no verse angustiado. Detrás el espacio se ve condicionado por las exigencias de configuración del chasis así como por el techo duro retráctil. Detalles que repercuten directamente en el confort de a bordo, ya que sus respectivos respaldos se encuentran en una posición muy vertical. Dichas plazas traseras no son especialmente muy amplias por lo que resultan más recomendables para disfrutar de un corto pero agradable paseo. Otra cosa es acceder a estas plazas traseras, ya que exige contar con cierta agilidad para no golpearnos con la cabeza cuando el techo se encuentra puesto. El puesto de conducción está perfectamente resuelto gracias a sus amplios reglajes del asiento, que permite tener una baja posición al volante que resguarde perfectamente del viento. Lástima que la visibilidad no sea todo lo óptima que cabria esperar, pues los voluminosos arcos de seguridad tapan bastante la luneta trasera. A la hora de mantener una conversación dentro del mismo no requiere mayores problemas, para lo que además se encuentra dispuesto un paravientos que evita despeinarse a aquellos que gocen de larga melena, aunque dicho elemento obliga a dejar inutilizadas las plazas traseras. No obstante si circulamos a marchas legales sin el mencionado deflector, el aire en ningún caso resulta molesto. Ni que decir tiene que con el techo puesto el confort acústico interior es similar al que pueda tener un automóvil cerrado convencional, gracias a la perfecta hermeticidad del techo con el habitáculo. Detrás, el cofre encargado de albergar la carga cuenta con una notable capacidad cuando se circula con el techo metálico de 403 litros. Capacidad del maletero que se reduce a unos aceptables 226 litros cuando circulamos en modo cabrio.

La marca del león recurre en esta versión al propulsor 2.0 HDi de 136 caballos que destaca por su buen rendimiento desde bajo régimen, baja rumorosidad y ausencia de vibraciones; cualidades que repercuten en su agrado de conducción. Su magnífico rendimiento a bajo régimen -como acabamos de señalar - le permiten contar con un rodar fácil y rápido en cualquier circunstancia. Incluso en aquellas en las que necesitamos de una potencia a mayor celeridad, por ejemplo cuando realizamos un adelantamiento en cuesta, gracias a que disponemos del sistema overboost, donde el turbo cuenta con una mayor presión de soplado incrementando momentáneamente el par motor en 20 Nm cuando volcamos a fondo el pie sobre el acelerador. Dicha mecánica acopla una caja de cambios automático de seis velocidades, que destaca por su suavidad, precisión y ajustados desarrollos. Para colmo su consumo no se resiente otorgándonos a lo largo de la prueba una media de 6,5 litros, lo que no esta nada mal a tenor el potencial que es capaz de desarrollar.

Si en algo llama particularmente la atención aparte de su nivel acabado este cabrio es por lo bien que pisa el asfalto, incluso cuando el firme se torna irregular y los baches se suceden. Todo ello sin que se revierta en el confort de los ocupantes que son tratados con gran esmero dada su cómoda amortiguación. Su chasis está tan bien afinado que muestra una buena rigidez a la torsión, que no transmite de forma patente las vibraciones. Su nivel de aplomo y estabilidad es tal que las curvas las traza en un santiamén. De hecho gira tan rápido y de manera tan plana en sus apoyos, que ni su elevado peso próximo a los 1.700 kilos (1.686 kg) limita su agilidad más propia de un deportivo que de un descapotable al uso.

A unos frenos eficaces tanto en tacto como en resistencia a la fatiga se suma una buena batería de airbags donde no faltan los frontales, laterales y de cabeza. Mientras los reposacabezas traseros se encargan de hacer las veces de arcos de seguridad. Si a estos elementos mencionados con anterioridad sumamos un dinamismo en marcha de primer nivel, que no desfallece ni en la carretera más exigente, tenemos un cabriolet con el que disfrutar con las máximas garantías posibles desde una conducción placentera a una más exigente sin que se resienta en este apartado.

Tras tener el placer de conocer mejor a nuestro protagonista he de decir que me ha sorprendido gratamente no sólo por las sensaciones placenteras que me transmite circulando a ritmo de paseo sino por la eficacia que muestra cuando la carretera se retuerce. Todo ello acompañado por un motor vigoroso desde bajas vueltas y cuidadoso con el consumo. Su calidad de construcción y, sobre todo, exquisita presentación interior incrementa su buena nota final. Aunque tales detalles hacen aumentar su precio, algo alejado de sus directos rivales de marcas generalistas, pues el 308 CC apunta fuerte al segmento "Premium" de este tipo de vehículos.