Deportivo hasta cierto punto
Es difícil situar al RCZ en el mercado. Nacido como una alternativa razonable y económica al Audi TT, cumple con creces si se plantea como tal. En efecto, como rival del emblemático y ya veterano modelo de Audi, el Peugeot juega la carta de una carrocería similar, también con un notable encanto, un equipamiento completo que puede mejorarse tirando de opciones y un precio sin competencia ya que es 8.000 euros más barato que el Audi TT TDi de 170 CV con un mejor equipamiento y, eso sí, sin contar con el sistema de tracción integral quattro del modelo alemán.
Con el motor de 163 CV diesel que hemos probado, este Peugeot es un rara avis en el mercado ya que no hay ningún otro modelo -Audi TT al margen- que se le parezca. Los coches de carácter deportivo con motores de unos 160 CV o bien son compactos deportivos -Opel Astra GTC 2.0 CDTi Sportive (23.700 €), Renault Mégane Coupé GT (26.550 €), BMW 120d 3 puertas (29.900 €), Volkswagen Scirocco R-Line TDi (29.310 €) o bien son coches de gasolina como el Toyota GT86 (30.900 €), rival directo de la versión de gasolina THP de 200 CV del RCZ pero difícilmente de este diésel.
Así las cosas, viene una pregunta difícil de responder. ¿Tiene sentido un coupé diésel? Que queréis que os diga. Yo no acabo de verlo pero atendiendo al grado de dieselización de nuestro mercado, puede ser que haya clientes enamorados completamente del RCZ, de su línea, de su planteamiento 2+2, de ese bonito doble abombamiento del techo, que crean que con un motor diésel sobrio y con cierto empuje les basta. Para ellos, por tanto, este RCZ. Para el resto, el de gasolina.
Y es que el diésel desnaturaliza la esencia del coche. Un motor de 163 CV de gasoil que puede encontrarse en un 3008 no parece el más adecuado para mover un coche con pretensiones abiertamente deportivas. Y no es que vaya mal porque la verdad es que este dos litros del Grupo PSA es uno de los mejores en su nivel de potencia; tiene la potencia adecuada, es sobrio (gastar seis litros en el RCZ e incluso bajar de ahí es perfectamente posible), se muestra elástico y tiene incluso un ruido que, sin ser el de un gasolina, no tiene el claqueteo de los diésel tradicionales.
Así pues, encaja mal que bien con la filosofía del coche pero yo debo ser un poco antiguo y a mi, los deportivos me gustan de gasolina, tengan o no turbo, con motores que estiren más y que, aunque tengan menos par en baja, no se acaben tan pronto como este diésel que sobre las 4.500 dice, como todos los de su "especie" hasta aquí hemos llegado.
Dejando de lado el motor, sobre el que volveré más tarde al analizar el comportamiento, decir que el nuevo RCZ -nuevo porque acaba de recibir un rediseño de media vida- tiene un morro completamente distinto, más de acuerdo con el diseño corporativo de los últimos modelos de Peugeot, pero mantiene la disposición de 2+2 plazas y su portón trasero de acceso al maletero.
Un habitáculo 2+2 que en realidad es casi biplaza
El habitáculo es relativamente amplio -es mucho menos claustrofóbico que el del Audi, por ejemplo- con unas plazas delanteras cómodas y con unos asientos que recogen el cuerpo de manera eficaz sin tener un diseño excesivamente deportivo. La posición de conducción es baja y estirada de manera que, por ahí, las sensaciones deportivas, están presentes.
Las plazas traseras, por su parte, son de emergencia. Acceder a ellas y abandonarlas requiere estar en perfecta forma y no ser muy grande pero viajar en ellas con un mínimo de confort sólo está al alcance de los niños. Para adultos son plazas de emergencia, de "llévame a la esquina" o "vamos los cuatro al cine si el cine está muy cerca". Para cualquier otra cosa, no sirven. Un adulto, sentado en ellas, toca con la cabeza el cristal del portón trasero (y fijaros que digo toca y no roza) con lo que debe viajar agachado y sufriendo ya que cualquier bache puede proyectar su cabeza contra el cristal con el coscorrón consiguiente. Además, no hay espacio para las piernas.
El maletero, en cambio, es bastante generoso, con 320 litros y muy aprovechable ya que pueden abatirse los asientos traseros. Para un fin de semana en pareja es perfecto, de manera que esta es la vocación de este coche, la de viajar a duo en un vehículo con personalidad.
Bien equipado, con un habitáculo agradable, bien diseñado y rematado con un cierto lujo -especialmente si optamos por los packs de cuero-, el RCZ es un coche de capricho que lleva todo lo que se espera de un deportivo que supera los 30.000 euros y que ofrece numerosas opciones de personalización. Vamos con ellas.
De serie, dispone de un equipo de audio con Bluetooth, USB y el sistema Peugeot SOS Connect gratuito. Este sistema activa una llamada de emergencia en caso de accidente -de manera automática si se disparan los airbags del coche- y facilita la llegada de asistencias mediante la geolocalización. Además, permite avisar a una central de alarmas en caso de que seamos víctimas o testigos de cualquier incidente.
Personalizable al gusto
En el equipo de serie destacan también los faros y los limpias automáticos, los retrovisores plegables eléctricamente, el climatizador y las llantas de aleación de 18 pulgadas. Si las queremos más grandes, Peugeot nos ofrece cinco diseños de llantas de 19 pulgadas a precios que van de los 650 a los 850 euros.
Las posibilidades de personalizar el coche no acaban ahí. Por 210 euros podemos encargan los característicos arcos de techo en color arena y por 500, en color negro mate. La marca ofrece además un pack Black que permite pintar de negro brillante la parrilla delantera, los retrovisores, las pinzas de freno y los mencionados arcos, todo ello por 800 euros.
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Para rematar el tema estético a nivel exterior, la opción del techo de carbono cuesta 1.550 euros, la pintura metalizada 550 excepto si optamos por el blanco nacarado, que sube a 800 euros y, finalmente, podemos colocar un sticker en la parte baja de la carrocería donde leeremos My RCZ.
En el habitáculo, las principales opciones son un equipo Hi-fi de la marca JBL (510 euros), el navegador WIP Com con mapas en 3D y disco duro (2.000 euros), el pack Visión, que incluye los faros de xenón direccionales, los lavafaros y el sistema de control de presión de neumáticos, facturado a 950 euros y los diferentes Packs de Cuero o Alcántara.
El Pack Cuero ofrece por 2.000 euros asientos revestidos en cuero, eléctricos y con calefacción mientras que el Alcantara (1.500 euros) ofrece una tapicería mixta Alcantara-Cuero con contrapuertas en cuero y asientos con apoyo lumbar. Finalmente el Pack Cuero Integral (3.000 euros) ofrece lo mismo que el Pack Cuero pero utilizando asimismo este material para el tapizado de las contrapuertas y del salpicadero completo.
Plataforma sencilla pero bien puesta a punto
El RCZ está basado en la plataforma del Peugeot 308 -del anterior, se entiende- y, por tanto, hereda una plataforma con suspensión delantera McPherson y trasera por barra de torsión. Poca cosa a priori para garantizar un comportamiento preciso en carretera frente a los esquemas de doble triángulo delantero y multibrazo trasero de otros modelos deportivos. Y digo a priori porque la verdad es que el comportamiento en carretera del RCZ es sorprendente.
Peugeot es una marca con fama de hacer buenos chasis y la verdad es que se trata de una fama ganada a pulso. En casos como este se demuestra de manera palpable. El RCZ diésel, con un motor pesado en la parte delantera, tiene un chasis compensado, no excesivamente duro, y muy bien puesto a punto. Se trata de un coche bastante cómodo para tratarse de un deportivo y con un chasis al que el motor rara vez llega a poner en apuros.
Este mismo chasis se endurece en la versión con motor de dos litros de gasolina -y no digamos ya en el nuevo RCZ-R- pero para este diésel, combina eficacia en carretera y confort de marcha de una manera muy lograda confirmando, de paso, esa deportividad sólo a medias con que lo definíamos al principio.
En autopista es un coche relativamente silencioso, de rodar aplomado, estable y preciso a alta velocidad -donde cuenta con la efectista ayuda del alerón trasero que se eleva al superar los 80 km/h.- que proporciona un buen grado de confort y permite tiradas largas gracias a su gran autonomía producto del bajo consumo del motor diésel.
En carretera de montaña, lo mejor que puede decirse de él es que resulta muy preciso y que nunca engaña. Es un coche con una clara tendencia al subviraje -tiene el motor -pesado- y la tracción en el eje delantero y además, la suspensión no es muy dura por lo que se produce una cierta deriva del eje delantero a la entrada de las curvas. Una vez sabido eso, hay que pararle bien antes del vértice de la curva y acelerar progresivamente para que no tienda, de nuevo, a irse de morro, pero se le coge el truco rápidamente y es un coche que genera confianza por la precisión con la que traza. Los neumáticos anchos 235/45 R 18 contribuyen a ello sin que compliquen las cosas ecesivamente sobre piso mojado.
Al acelerar, el eje delantero asume la caballería del motor sin extraños en la dirección y recorre las curvas sin problemas y de manera progresiva. Estamos de acuerdo en que el motor no es un tiro pero tiene bajos para aburrir y, por tanto, en marchas cortas, le proporciona una buena aceleración y una recuperación perfecta a la salida de las curvas, con un gas franco y fácil de dosificar.
No es un coche de rallies, cierto, pero no le hace ascos a un andar ligero en carreteras de segundo orden, de manera que vale para disfrutar al volante de manera ocasional y para gozar de sus virtudes como coche de viaje con un toque deportivo que es lo que realmente mejor sabe ofrecer.
En definitiva, un coche diferente, con una cierta polivalencia y funcionalidad si se viaja a duo, perfectamente usable a diario, incluso en la jungla urbana, correctamente equipado, personalizable y apto para viajes largos con un confort notable y un motor que gasta poco y corre bastante. Para los que busquen una alternativa a vehículos más convencionales pero sin caer en la deportividad a ultranza, este nuevo RCZ es una buena alternativa que, además, juega la carta de una cierta exclusividad ya que está poco visto y puede configurarse estéticamente al gusto de cada cual. El precio, 30.550 euros sin opciones.
Peugeot es una marca con fama de hacer buenos chasis y la verdad es que se trata de una fama ganada a pulso. En casos como este se demuestra de manera palpable.