911 Carrera 4S Cabrio
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911 Carrera 4S Cabrio

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Toda una tradición

No existen muchos automóviles en el mundo capaces de impresionar en tantos aspectos como lo hace este 911, un biplaza conceptuado como un 2+2 y concebido como un coche de altísimas prestaciones. Este superdeportivo posee una poderosa imagen que llama la atención, una posición de conducción prácticamente única y un comportamiento que puede resultar tan embriagador cuando se le exige al máximo como dócil en su conducción en el tráfico urbano.

Conducir un automóvil es una actividad agradable para la inmensa mayoría de los automovilistas, para otros una mera necesidad y para una minoría una actividad de lo más gratificante. Para el auténtico aficionado, el automóvil es otra cosa que la utilización de un mecanismo que habitualmente te transporta a cualquier sitio. No hay mas que ver las últimas campañas publicitarias. Y para conseguir esto, el Carrera 4S Cabrio dispone de todos los ingredientes necesarios para proporcionar una inmensa satisfacción. Bajo el pie derecho dispone de 320 caballos, capaces de proporcionar una experiencia difícil de olvidar y de un bastidor tremendamente eficaz y noble de reacciones que, además de otorgarle una estabilidad de primer orden, permite en gran medida algún que otro error en la conducción.

Lo primero que llama la atención de este modelo es su estética. El espectacular resultado obtenido por el fabricante se traduce en musculoso aspecto, donde se conjugan una imagen deportiva, carente de líneas estridentes, y unas líneas suaves y armoniosas, que en conjunto dan como resultado un vehículo espectacular. Si para muchos la versión cabrio no es más que una versión añadida al 911 Carrera 4S, las diferencias entre uno y otro son lo bastante significativas como para poder ser considerados dos vehículos distintos.

Nada más girar la llave de contacto, la mecánica pretende intimidarnos con un potente rugido, profundo e irregular, acompañado de un leve pero perceptible cabeceo, que una vez en marcha, se traduce en una suave respuesta del conjunto. La verdad, es que, con esa tarjeta de presentación se espera un carácter mucho menos tratable, pero poco a poco, con el paso de algunos kilómetros, su descomunal potencia se manifiesta tratable y dosificable a nuestra voluntad. Este motor destaca en todos los apartados y se encuentra complementado brillantemente por una excepcional caja de cambios, que dispone de seis marchas perfectamente escalonadas y sin recurrir al clásico desarrollo largo de la relación superior. En esta caja, la velocidad punta de 280 Km/h se consigue en sexta mientras que, en el otro extremo, con la misma relación se puede circular a 60 Km/h con total comodidad. Un sistema de varillaje especial no solamente permite una selección suave sino también precisa y exenta de vibraciones.

Una fiera inagotable

Por fin, nos ponemos en marcha a la búsqueda de una carretera en la que podamos explotar las cualidades deportivas del Carrera. Una vez que la mecánica se acerca a las 4.000 rpm, los seis cilindros opuestos se dejan sentir con violencia. Acelerando con decisión, las marchas se nos van acabando con una rapidez pasmosa y, en estas condiciones aparecen las primeras oportunidades de tantear los frenos, cuyo tacto, muy duro al principio, permite dosificar con eficacia su enorme potencial. La dirección, dura y precisa, autoriza unas trazadas milimétricas y poco a poco el coche nos va demostrando hasta donde es capaz de seguir por obedecer nuestras instrucciones.

Nuestra unidad de pruebas contaba con lo que la marca denomina chasis deportivo, que incluye un reglaje de amortiguadores y muelles más firmes, estabilizadora de mayor diámetro y el control de tracción ASR -desconectable desde el salpicadero- que actúa sobre la inyección y ADB, que actúa sobre el freno. Con esta suspensión, el Carrera 4S ofrece una mayor precisión, mas aplomo y una mejora en su comportamiento dinámico. A cambio, las irregularidades del asfalto, por mínimas que sean, se transmiten con total fidelidad al interior del habitáculo.

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Gratificantes sensaciones

Su conducción en curva exigirá llevar bien aprendida la lección de acelerar en recta, frenar, girar el volante y, cuando se vea la salida de la curva, acelerar sin miramientos. Eso sí, nada mas aprender la teoría, abandonamos con rapidez la ciudad y nos dirigimos a un tramo de carretera con firme irregular. En él, nuestro 911 se manifiesta encantado, casi tanto como nosotros. Un pequeño balanceo antes de la curva y ya estamos con el coche de costado. El diferencial central, el autoblocante trasero y un enérgico acelerón se encargan de facilitar la tracción necesaria para negociar la curva de manera que parece que nos ha salido de casualidad. Y así, una y otra vez, a pesar de que, el Carrera 4S Cabrio, presente una menor rigidez de chasis y un coeficiente aerodinámico menos favorable respecto al modelo del que deriva. La facilidad con la que se controla semejante vehículo alaba nuestro amor propio, aunque es mejor no fiarse; se trata de un largo tropel de «purasangres» que requieren unas importantes dosis de respeto para no acabar por un error fuera de la cuneta, fruto más de nuestra confianza que por de capacidades del vehículo.

Ya en carreteras abiertas o autopistas, conducir este 911 con el cielo descubierto y con una conducción mas civilizada, resulta tan gratificante o más, como lo anterior. El trazado más rápido en este tipo de carreteras no representa el mínimo problema de comportamiento.

Podremos disfrutar de sus dosis de aceleración, de su capacidad de frenada, de la seguridad y control que transmite sin apenas despeinarnos, ya que el diseño de la carrocería junto al cortavientos nos permiten circular descapotados a más de 170 Km/h sin demasiados problemas para mantener una conversación.

Eso sí, si apuramos sus capacidades, trazados y tramos de carretera que conocíamos muy bien, ahora nos harán dudar si se trata de los mismos y, curvas que hace unos días veíamos con amplios y generosos radios, aparecen con radios cerrados que se negocian en una exhalación. Una rápida ojeada a los relojes del salpicadero y sorpresa, rodamos a 160 Km/h, a sólo 4.000 vueltas y con absoluto control. ¿Que más se puede pedir?

Sin duda, otro de los puntos que se deben mencionar por sus resultados son los frenos. Su potencia es igual a la de cualquier automóvil de estas características, pero no su resistencia. Son capaces de detener el coche una y otra vez desde 200 Km/h hasta parar y echar humo, sin que la eficacia decaiga y sin que el tacto varíe. Tratar de justificar la razonabilidad de un vehículo como este es tarea imposible. Sobran más de cien caballos y capacidades por los cuatro costados. Además, tiene prestaciones que nunca llegaremos a explotar en su totalidad, y a pesar de está configurado como un 2+2, se trata de un dos plazas puro y duro. Más de 110.000 euros es una factura difícil de asumir por cualquiera de los mortales. Eso sí, si algún día, un buen día, mirase que nuestro décimo de lotería ha resultado agraciado, ¿sabéis qué es lo primero en que pensaría?.

Victor M. Gascón

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