¡Quién lo iba a decir!
Porsche y diesel... hace unos años parecía impensable una asociación como esta y más teniendo en cuenta la procedencia de una marca como la de Stuttgart, cuya totalidad de deportivos a lo largo de su historia han sido gasolina. Ahora la casa germana sucumbe a la utilización de esta mecánica para ganar un mayor número de adeptos y de paso rebajar las emisiones. Que te quede claro, el Cayenne diesel no es un modelo que sirva de comparsa a la gama sino todo un auténtico deportivo - como veremos más adelante al analizarlo con más detenimiento - al que prestaciones no le faltan para acercarse en cronos a los establecidos por el V8 gasolina sin tener que pecar en el ronroneo característico de lo motores diesel y sin perder un ápice en satisfacción al volante.
Si lo observas con detenimiento apenas existen diferencias respecto a sus hermanos de gama, ni siquiera porta logotipo alguno en su figura que refleje su condición de diesel. Así pues su musculosa estampa llama la atención, como ocurre con la versión V6 gasolina por la enorme toma de aire frontal así como la doble salida de escape y el esculpido spoiler situados en la zaga. Su sugerente calzado montado en llanta de 18 pulgadas - de serie 235/65 R17 - pone la guinda a una imagen cuanto menos arrebatadora.
Como el resto de los Cayenne, su habitáculo permanece igual en términos de espacio interior con dos confortables y efectivos asientos deportivos delante y tres cómodas plazas traseras, para dar cabida sin estrecheces, que pongan en entredicho su capacidad a cinco adultos. Aunque para ser sinceros el pasajero situado en la plaza central trasera notará el paso de los kilómetros dado el duro mullido de su respaldo, propio de la segunda función establecida para el mismo como es la de servir de reposabrazos. En cuanto al puesto de conducción nada que objetar, pues pedales y volante se encuentran en una posición perfecta para llegar a los mismos sin problemas. Además el asiento, por forma y mullido, sostiene con eficacia a nuestro cuerpo y la regulación eléctrica del mismo facilita encontrar la postura perfecta. Tampoco ha sufrido variación alguna su maletero, que parte de unos aprovechables 540 litros pudiendo alcanzar los 1.740 litros si batimos los respaldos de las plazas traseras. A sus formas regulares, que permiten un máximo aprovechamiento del mismo se suma un práctico detalle -en este caso opcional - como el hecho de contar con accionamiento eléctrico del mismo.
Para su Cayenne diesel, Porsche ha optado por incorporar el V6 de 3.0 litros que monta el Touareg; no hay que olvidar que la colaboración establecida entre Porsche y Volkswagen sirvió para la creación del Cayenne. Sin embargo dicha mecánica, que utiliza también el Q7 de Audi presenta ciertas mejoras que lo difieren de estos y que lo hacen más contenido en consumo y menos contaminante. Para empezar se ha optimizado el sistema de inyección, que permite ahora hasta cinco inyecciones, controladas exactamente con precisión de reloj suizo en momentos milimétricamente determinados, hasta alcanzar los 1.800 bares de presión. Gracias a ello le ha permitido ser 0,3 litros más austero en consumos que los Audi Q7 y Volkswagen Touareg equipados con este motor. Dicha mejora de la inyección ha permitido una mayor precisión de la dosificación del combustible con tiempos de accionamiento más cortos, gracias a contar con inyectores piezoeléctricos con un 75 por ciento menos de masa. Nada más arrancar lo primero que percibes es un sonido atenuado, evidentemente a diesel pero con un nivel de vibraciones mínimo. Incluso dentro del habitáculo si agudizas tu oído el sonido no difiere demasiado del que puede emitir el Cayenne gasolina, cuya diferencia más palpable se encuentra en el tacómetro que muestra un rango de revoluciones menor. Este turbodiésel common rail no se amilana respecto a sus hermanos de gasolina procurando alcanzar una aceleración mejor que la establecida por el Cayenne V6, gracias a su mayor par motor de 550 Nm entre 2.000 y 2.250 frente a los 385 Nm de este último que le hace marcar un registro de 0 a 100 km/h en tan sólo 8,2 segundos frente a los 8,3 que tarda su homónimo gasolina. Un dato que da buena muestra de su carácter. Si es cierto que frente al S su dato en aceleración se quedan algo lejo con un devastador registro de con 6,8 segundos, pero no en recuperación donde sólo saca un segundo y medio - 4,2 frente a 5,7 segundos -. Vamos que puedes retar a ambos a que no te dejan tirado en una salida desde parado. Datos bien elocuentes para un SUV como este cuyo peso en báscula supera las dos toneladas. Otra cosa bien diferente es cuando salimos a autopista, pues aunque logra unos espléndidos 214 km/h, superada la barrera de los 200 km/h le cuesta bastante ir ganando más velocidad respecto al V6 (227 km/h) y el S (275 km/h). En resumen nos ha dejado bastante satisfecho en este apartado pues basta pisar el acelerador para obtener una respuesta inmediata, un nivel de prestaciones suficientes al potencial capaz de suministrar y un consumo más austero que sus hermanos V6 y S gasolina tras registrar una satisfactoria media de 9,2 litros/100 kilómetros, lo que repercute en poder alcanzar casi los 1.000 kilómetros de autonomía. Toda una delicia que evita parar tantas veces como el gasolina en una estación de servicio. Destaca también su cambio automático Tiptronic de seis velocidades, perfectamente programado por los ingenieros de Porsche, para trabajar a regímenes altos. Tanto es así que los desarrollos entre marchas se realizan de forma instantánea como para no echar de menos un cambio manual, que por otro lado no permite montar.
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Al Cayenne diesel se le puede aplicar aquella famosa frase que definía al mítico boxeador Cassius Clay "se mueve como una mariposa y pica como una avispa", porque la agilidad que demuestra nuestro protagonista en asfalto así lo refleja, a pesar de sus 2.240 kilos. Su aplomo es tal que parece ir "sobre raíles" como si de un tren se tratara y todo ello sin prácticamente manifestar balanceo alguno. Claro que a evitar el mismo contribuye un eficaz sistema de amortiguación variable (PASM), así como el control dinámico del chasis (PDDC), que contribuye a que las estabilizadoras activas manifiesten una mayor rigidez a la torsión pudiendo así virar más plano. Avanzado equipamiento dinámico que completa con una eficaz caja de reductoras y eficiente control de tracción apoyado en el diferencial central de bloqueo electrónico para hacer de la conducción "off road" una auténtica aventura. Elementos al que también contribuye los neumáticos Michelin Attitude con los que va calzado y que por otro lado le proporcionan un excelente agarre en terreno arcilloso como a la hora de realizar vadeos.
Al igual que ocurre con el resto de las versiones del Cayenne, la impulsada por gasóleo incorpora toda una serie de elementos en materia de seguridad que son toda una garantía en la conducción off road tales como el diferencial automático de frenado, el sistema ABS de antibloqueo de frenos y el control de estabilidad definido por la marca germana bajo las siglas PSM, así como el control del par motor en retención (MSR), cuyas funciones ya las explicamos en este mismo apartado correspondiente a la prueba del Cayenne S efectuada en el Circuito de Bercimuel. A la hora de detener el Cayenne observamos que los frenos presentan en un principio un tacto esponjoso, aunque aguantan con entereza un uso intensivo de los mismos lo que es muy de destacar en un automóvil como este de tamaño y peso considerables.
Potente y con una capacidad de respuesta acorde con su potencial y con las expectativas que presenta un modelo de sus características, el Cayenne diesel es un Porsche en toda "regla", pues es capaz de ofrecer prestaciones, a veces superiores a sus hermanos gasolina con la ventaja de cuidar el consumo, que muchos agradecerán a la hora de repostar. Tampoco tiene nada que envidiar al resto de sus hermanos en dinamismo, nivel de confort y aspecto exterior. Desde luego si tienes pensado comprarte un SUV de lujo, que no haga ascos a salir del asfalto y que resulte tan prestacional como ajustado en consumos, este es tu coche... siempre y cuando el bolsillo te lo permita.
Nunca entenderé que se fabriquen motores tan potentes con gasoil, los que quieran coches deportivos que paguen gasolina, luego los que utilizamos utilitarios diesel acabamos pagando caro el combustible debido a la excesiva demanda. Es ilógico.