Renault Twingo RS 1.6i

Desarrollado partiendo de la base del Twingo GT, su musculosa y agresiva estética despliega una imagen cuanto menos arrebatadora. Detalles como sus específicos paragolpes - con un protuberante delantero que aloja los faros antiniebla y un trasero en cuya parte inferior simula un difusor -, sus ensanchados pasos de rueda, sus afilados faldones laterales, las ópticas oscurecidas, el spoiler trasero, el escape cromado y las llantas de radios dobles confirman esta percepción, además de diferenciarlo del resto de versiones. Ponen la guinda a tan atractivo atleta algunos elementos en tonalidad gris aplicados en el marco de los antinieblas, carcasa de los retrovisores y el spoiler, así como su carrocería serigrafiada mediante adhesivos dispuestos en las puertas.

En lo que se refiere a espacio interior, el Twingo y más especialmente esta versión RS está destinada a satisfacer a los pasajeros de las plazas delanteras, que a sus eventuales acompañantes dispuestos en las plazas traseras, cuyo acceso es algo incómodo debido a su escasa altura. Prueba de ello es que ni el espacio ni el confort invitan a ocupar las mismas en un largo viaje en un principio, sobre todo en espacio para las piernas. Aunque si desembolsamos la cantidad de 327 euros, podemos incrementar el espacio habitable hasta convertirlo en más que correcto, gracias a que dichas plazas no solo pueden ser abatibles sino contar con recorrido longitudinal, además de incluir los reposacabezas. También permite incrementar una capacidad de maletero que con 230 litros resulta suficiente a tenor de su tamaño. El puesto de conducción es francamente bueno pues no sólo ofrece unos específicos asientos, que aportan una eficaz sujeción en curva, sino que además añade una buenas ergonomía de a bordo, gracias a que todos y cada uno de los elementos principales quedan muy a mano, ya sea la palanca del cambio o el volante de cuatro radios, cuyo grueso aro se adapta perfectamente a la mano.

Bajo su capó se ha recurrido al 1.6 litros de cuatro válvulas al que los ingenieros de Renault Sport Technologies han exprimido al máximo hasta obtener un elevado rendimiento. No es de extrañar que este atmosférico reciba tecnología aplicada a la Fórmula Uno como el diseño del colector de escape 4 en 1, que además de otorgar a conductor y pasajeros con una acústica más deportiva, permite descender las emisiones de C02. También se ha elevado su compresión respecto al propulsor originario y se le ha cambiado la cartografía respecto a la distribución variable, entre otras mejoras que han tenido bastante incidencia en lo que a la admisión se refiere. Prodigioso en la entrega de potencia, suficiente para mover con soltura al Twingo RS, este 1.6 litros da muestras de sus calidades con nada más volcar el pié sobre el pedal del gas. Claro que para lograr su detonante capacidad de aceleración hay que llevar el motor alto de vueltas - más bien entre las 5.000 y las 7.000 vueltas -, momento en que la potencia se manifiesta con contundencia. Gran parte de culpa de este carácter explosivo lo tiene su cambio manual de cinco velocidades, que a pesar de recurrir a unos a cortos desarrollos y un rápido funcionamiento en sus inserciones no se traduce en unas recuperaciones contundentes. De hecho tarda 8,4 segundos en cubrir los 80 a 120 km/h en 4ª y 12,3 segundos en hacerlo en quinta velocidad. Esto se puede deber a que encontramos un salto acusado entre segunda y tercera velocidad. Además la aplicación de un cambio de seis desarrollos ayudaría a contener en gran medida el nivel de rumorosidad, que en viajes por autopista o autovía empieza a ser demasiado acusado. Mención aparte merece su moderado consumo como así lo reflejan los poco más de ocho litros de media que gastó a lo largo de la prueba (8,3 litros/100 km para ser exactos) donde el gran parte del recorrido se analizó por carreteras de segundo orden con presencia de puertos de montaña.

Si sobresaliente ha sido el trabajo de Renault Sport con el motor no es para menos el realizado en la elaboración del bastidor, el verdadero "arma" de este Twingo. Así nuestra unidad de pruebas equipaba el chasis Sport, que en comparación con la versión GT cuenta con vías más anchas, una suspensión 10 mm más rebajada y un 30 por ciento más dura y unas barras estabilizadoras más gruesas. A tales elementos se sumaban el equipo de neumáticos equivalente al que incorpora el Chasis Cup, una opción más radical a la montada que por 251 euros rebaja las suspensiones en 14 mm y las endurece un 44 por ciento, además de incorporar ruedas de 17 pulgadas. Excepcional, muy pero que muy divertido y fácil de conducir, así es el Twingo Sport. Su aplomo en autovías es digo de elogio, ya que ni siquiera desvía su trayectoria, que nos obliga a hacer continuas correcciones de volante ante situaciones como las de pisar un junta transversal, no es para menos su agilidad en carreteras estrechas y viradas. En este último entorno, lejos de ser nervioso muestran un tren delantero obediente y eficaz, gracias a una dirección directa y precisa con una zaga participativa, que ante cualquier situación podemos corregir con un ligero toque de gas. Además para controlar tales excesos disponemos de un control de estabilidad (ESP), que podemos desconectar por completo y cuyo tarado están muy conseguido pues resulta poco intrusito entrando en acción solo cuando la situación lo requiere. La suspensión, más bien dura lee con total fidelidad las irregularidades del pavimento, aunque se dejan notar en el interior, ya que no filtra todo lo necesario para facilitar el confort tanto a conductor como a pasajeros.

Al igual que el chasis el sistema de frenos se ha sobredimensionado con la adopción de discos ventilados delanteros y traseros con diámetros de 280 y 240 mm, respectivamente. Todo un gran acierto por parte de Renault, pues además de mostrarse solvente cuenta con un tacto de pedal fenomenal y una resistencia a la fatiga a "prueba de bombas". Todo ello unido al buen tarado del control de estabilidad (ESP) hacen del Twingo Sport un utilitario seguro y cómodo de pilotar.

Por diseño y sensaciones de conducción,

estamos ante un auténtico deportivo, que lejos de tener reacciones incontrolables sirve como una escuela de aprendizaje al pilotaje de lo más asequible para los menos experimentados en la materia. Incluso los más exigentes pueden exprimir en mayor medida sus bondades con la adopción del chasis "Cup" encargado de mejorar su magnífico rendimiento. Para colmo su competitivo precio y completo equipamiento ponen la guinda a un producto bien realizado, que de haber mostrado un motor con más carácter podría ser calificado de sobresaliente.