Seat León Cupra 2.0 TSI 265 CV

Pese a contar con un aspecto bastante más discreto que en la generación anterior, el León Cupra no ha rebajado sus pretensiones deportivas, sino al contrario. Los ingenieros de Seat le han dotado de un extraordinario chasis que puede llevarnos hasta límites insospechados de agilidad y estabilidad. Asimismo, el motor brinda un nivel de rendimiento y una respuesta que hacen que disfrutar al volante se convierta casi en una obligación. Por todo ello, estamos ante un verdadero paradigma entre los GTI de tracción delantera.

Con un interior de corte deportivo, aunque también menor que el León Cupra precedente, el importante nivel de equipamiento y las amplias alternativas de personalización de la conducción según las preferencias de cada momento se sitúan como otras de sus grandes bazas. El precio es uno de los aspectos que penaliza a León Cupra, pues es algo elevado pese a sus condiciones deportivas. Entre sus rivales directos encontramos, cómo no, al Opel Astra OPC, al Ford Focus ST o al Renault Mégane RS.

Esta es la gran pregunta cuando nos enfrentamos al León Cupra. Seat ha desarrollado, por razones fiscales de aplicación en otros países donde los impuestos se aplican en función de la potencia en kilovatios (265 CV equivalen a menos de 200 KW), dos variantes del Cupra, una con 280 CV, la que probamos en esta vidoprueba, y otra, la que probamos ahora, de 265 CV. Las diferencias son mínimas y, en el apartado mecánico, se limitan a la centralita de gestión del motor. La diferencia de precio entre uno y otro está en 600 euros y si, la única diferencia fuera la comentada centralita, nos parecería una tomadura de pelo. No obstante, en esos 600 euros, se incluyen unas llantas de 19 pulgadas para la versión más potente por las de 18 de nuestra unidad de pruebas y unas pinzas de freno mejores. Esos cambios sí justifican el sobreprecio del 280 y, sinceramente, a este nivel de precio (32.270 euros), optar por el 265 CV nos parece absurdo.

Pese a ello, vamos con la prueba de este León ya que, a diferencia del probado anteriormente y, motor aparte, este cuenta con cambio manual y con carrocería de cinco puertas.

Como versión más deportiva de la gama, el León Cupra cuenta con un aspecto que busca diferenciarse del resto de versiones con elementos que le aportan una personalidad propia, aunque sin revolucionar la estética de esta carrocería de cinco puertas. De hecho, pensamos que es poco ambicioso en ese aspecto, puesto que es demasiado semejante a un FR. Los elementos y detalles exteriores específicos los hallamos, principalmente, en el frontal y en la trasera del vehículo. Comenzando por la zona delantera, caben señalar las tomas de aire de considerables dimensiones, que están cubiertas por una rejilla de forma de nido de abeja.

El principal objetivo de dichas tomas consiste en aumentar la refrigeración tanto del potente motor como de los frenos. Sobre la matrícula se encuentran las cinco pequeñas oberturas horizontales que suponen una de las señas de identidad de esta variante del compacto de Martorell que lo hacen reconocible desde media distancia. De serie, el León Cupra dispone de ópticas delanteras de LED integrales, tecnología aplicada también a los faros traseros con la que logra una imagen vanguardista y tecnológica.

Si le echamos un vistazo a la zaga observamos la doble salida de escape ovalada, que acentúa la deportividad del vehículo, así como la inserción negra en la zona baja del paragolpes sin olvidar el alerón específico. Por su parte, las llantas de 18 pulgadas, exclusivas de esta versión, refuerzan su aspecto atractivo y su carácter, al igual que las pinzas de freno de color rojo.

El espíritu deportivo que se aprecia exteriormente también se respira dentro del habitáculo del León Cupra. Uno de los mayores protagonistas es el volante deportivo multifunción de cuero perforado, cuyo diseño es exclusivo de esta versión. La sensación de dinamismo y calidad que se desprende de él es bastante elevada, aunque el hecho de que su parte inferior sea plana no favorece demasiado a la hora de realizar giros rápidos de volante. El tablero se distingue por unos mandos muy intuitivos y claros, con una notable ergonomía y con la consola levemente orientada hacia el conductor. Pero faltaría una zona acolchada para la rodilla derecha del conductor.

En la misma línea del volante se encuentran los asientos deportivos, de Alcántara y con costuras blancas. Son realmente confortables y brindan una óptima sujeción lateral en conducción dinámica. Refuerzan esta atmósfera del puesto de conducción los pedales revestidos de aluminio. Para aportar una mayor sensación de calidad, el León Cupra también dispone de luz ambiental de tipo LED en los paneles de las puertas. El sistema operativo Seat Easy Connect centraliza las funciones relativas al infoentretenimiento, entre otras. El sistema Media System Plus, por su parte, integra una pantalla de 5,8 pulgadas, con ocho altavoces y reconocimiento de voz. También disponemos de lector de tarjeta SD y entrada de USB.

Además de ello alberga entre su equipamiento airbags frontales, laterales, de cortina y de rodilla, control de estabilidad, asistente de arranque en pendiente, control de crucero, sistema Start-Stop, climatizador bizona, ordenador de a bordo o indicador de marcha recomendada. En las plazas traseras, el nivel de habitabilidad es muy bueno, incluso para ocupantes de altura superior a la media. En cualquier caso, todo ello está pensado para dos ocupantes, ya que la plaza central es menos confortable tanto por la mayor dureza del asiento como por el tamaño del túnel central. Por su parte, el modelo dispone de un maletero generoso dado su segmento, con un volumen de 380 litros.

No decimos nada nuevo cuando afirmamos que hablar de Cupra es sinónimo de deportividad y de inspiración en la competición. Por eso, uno de los máximos exponentes de la versión que tenemos entre manos se encuentra debajo del capó. Se trata del motor 2.0 TSI de gasolina turboalimentado de cuatro cilindros, que en esta versión entrega 265 CV. No obstante, no se trata del techo de potencia, pues también existe otra variante de este mismo motor pero con 280 CV. La versión que nos ocupa brinda un par máximo de 350 Nm entre 1.750 y 5.300 rpm, factor que tiene mucho que ver con su fantástico rendimiento.

Cuando le pedimos el máximo, el motor no se amilana, pues al pisar a fondo el acelerador nos regala una contundente respuesta desde bajas vueltas. Su impresionante capacidad de aceleración se mantiene constante casi por encima de las 5.500 vueltas, lo que permite exprimir al máximo sus excelentes prestaciones. En este sentido, hay que tener en cuenta que, durante el 0 a 100, detiene el cronómetro en tan sólo 6 segundos y puede rodar a una velocidad punta de hasta 250 km/h limitados electrónicamente.

El motor va engranado a una caja de cambios manual de seis velocidades. La suavidad de cambio y la precisión son dos de las mayores virtudes de esta transmisión. Se caracteriza también por unos desarrollos más bien cortos en general, para fomentar las cualidades deportivas, si bien la sexta marcha es más larga para optimizar el consumo. En este ámbito, la media homologada por la marca es de 6,6 litros cada 100 kilómetros. Sin embargo, nuestra cifra media rondó los 8 litros en conducción tranquila, mientras que sobrepasó los 11 cuando hicimos que el vehículo se empleara a fondo, por lo que las diferencias con respecto a las cifras oficiales son considerables.

El León Cupra no esconde que es un automóvil pensado para ir rápido, muy rápido, circunstancia en la que demuestra un sorprendente nivel, aunque no por ello se trata de un vehículo incómodo. Y es que mantiene en gran medida el confort de marcha de un León convencional, aunque con una mayor firmeza de suspensión y unas cualidades dinámicas mejoradas. Cabe señalar que, entre las ruedas delanteras se encuentra un diferencial autoblocante. Su objetivo consiste en impedir que la rueda con menos adherencia pierda motricidad, llegando a enviar hasta el 100% del par motor a la rueda que lo necesite. Esta característica le otorga un grado de motricidad magnífico cuando circulamos por carreteras reviradas que, sin duda, son su terreno favorito.

Su gran estabilidad en los apoyos y su imponente agilidad se ponen de manifiesto sobre todo por este tipo de vías, características que se complementan por una dirección de gran precisión y muy directa. El modelo de la marca de Martorell nos permite un excelente grado de personalización dinámica. Y es que para adaptar el comportamiento del vehículo a nuestras preferencias, contamos de serie con el sistema Cupra Drive Profile, que se activa mediante un botón situado en la consola central y nos ofrece cuatro modos de conducción, Confort, Sport, Cupra e Individual. Este sistema adapta diferentes parámetros como la suspensión adaptativa DCC, la dirección, el diferencial delantero e incluso el motor para conseguir un rendimiento distinto en cada caso.

Como es evidente, el modo Cupra es el que nos permite sacar todo el jugo deportivo al vehículo. Ello se consigue, principalmente, gracias a la eficacia de la suspensión de dureza variable, que permite pasar de un extremo a otro con una facilidad pasmosa. Es decir, podemos variar de una notable absorción de las irregularidades en el modo Confort a una conducta mucho más firme con una inspiración más radical en el modo Cupra.

En definitiva, estamos ante un vehículo pensado para disfrutar al volante y explotar a fondo su perfil deportivo pues, si nos lo proponemos, puede llevarnos muy lejos dinámicamente hablando. La respuesta del motor es imponente y el chasis no se queda atrás. La combinación de ambos da lugar a un GTi de tracción delantera que llega a sorprender. El precio, algo elevado, y una estética a la que no le vendría nada mal un toque extra de agresividad acorde con lo que nos transmite el vehículo cuando animamos el ritmo son dos de los pocos “peros” que le encontramos a esta variante del compacto del fabricante español.