Kodiaq y Karok, los dos nuevos SUV de Skoda, no le pondrán las cosas fáciles al Superb. La moda de los coches con carrocería sobre-elevada y estética todo-terreno resta cada vez más ventas a las berlinas tradicionales.
No obstante, un sedán es mucho más confortable a la hora de viajar en carretera y consigue unos niveles de consumo inferiores. Lo curioso es que prácticamente ningún usuario de SUV termina pisando jamás un camino sin asfaltar. Entonces, ¿por qué los compran?
Hoy probamos en un largo viaje por carretera el Superb con motor 1.8 TSI. Después de más de 5.000 kilómetros este motor me ha dejado gratamente sorprendido tanto por sus buenas prestaciones como por su bajo consumo.
Atractivo por los cuatro costados
El elegante diseño del Superb, inspirado en el concept VisionC (Salón de Ginebra de 2014), combina a la perfección con el toque de deportividad que aporta el acabado SportLine y las llantas de aleación Vega de 19” (1.035 euros).
El color gris plata brillante metalizado (630 euros) ensalza las líneas de tensión de la carrocería y al mismo tiempo permite disimular bastante bien la suciedad. El techo solar de gran formato en color negro combina con los detalles también en negro del acabado SportLine en retrovisores, línea de los bajos de carrocería y alerón trasero.
Su batalla de 2,8 metros favorece dos amplias plazas en la primera fila y un extraordinario nivel de confort detrás. Es precisamente la segunda fila donde prácticamente no tiene rival.
Sólo se le acercan las grandes berlinas de lujo, al estilo de Audi A8, BMW Serie 7 o Mercedes-Benz Clase S. Pocos automóviles ofrecen tanto espacio para las piernas, haría falta a recurrir a coches de batalla larga como las limusinas aquí arriba citadas.
En su interior ofrece 5 cómodas plazas. Sí, 5 plazas de verdad. Hoy que casi todos los turismos cuentan con banquetas traseras pensadas sólo para dos adultos, la del Superb acomoda bien a tres adultos.
La aerodinámica carrocería no resta ni un ápice de espacio a la altura de la cabeza de los ocupantes de los asientos traseros. La opción de los cristales tintados (75 euros) protege bien del sol, a la vez que da privacidad cuando dejas el coche aparcado en la calle.
En las plazas traseras hay una toma de USB así como un práctico enchufe de 220V (150 euros). La cómoda plaza central podemos transformarla en un práctico apoyabrazos o bien acceder al maletero a través de la trampilla que integra.
Los asientos deportivos tapizados en Alcantara que equipa de serie, sujetan bien pero por lo que más destacan es por un altísimo nivel de confort. Después de horas de viaje te bajas del coche como si nada. El del conductor de serie es regulable eléctricamente y cuenta con tres memorias.
El volante deportivo de aro grueso y con cuero perforado es de los mejores del mercado. Aporta un tacto gustoso, a la vez evita que suden las manos. Skoda cada vez ofrece mejores acabados y este es un claro ejemplo de ello.
La practicidad también es otra de las cualidades que siempre asociamos a la marca checa. En el túnel central tiene tres huecos con tapa de gran formato. El que está bajo el apoyabrazos, el mayor de ellos, cuenta con refrigeración. Con el climatizador a 22 grados y en el segundo nivel de potencia puedo asegurar que enfría mucho, pero mucho, mucho.
Los huecos de las puertas también son muy generosos y a ellos debemos sumar los siempre útiles paraguas plegables integrados en las dos puertas delanteras. Esas prácticas soluciones Simply Clever de Skoda.
Trastero sobre ruedas
La capacidad de carga del maletero con 5 plazas es descomunal. Declara 625 litros, un registro muchísimo más elevado que el de rivales de su tamaño como: Audi A4 480 litros, BMW Serie 3 480 litros, Ford Mondeo 550 litros, Renault Talisman 515 litros o Volkswagen Passat 586 litros.
Las cifras sirven para dar una idea con respecto a la competencia y así tener una medida de referencia. Sin embargo, una imagen vale más que mil palabras. Todo esto que hay en esta foto de aquí abajo es lo que entró en el maletero del Superb.
La superficie de carga completamente plana, la elevada altura a bandeja y la gran cota de longitud permiten aprovechar del primer al último litro. Pero no termina ahí. Sus cuatro ganchos de gran formato pueden sujetar bolsas de considerable y también puede equiparse con paquetes de redes para sujetar la carga pequeña cuando vamos casi de vacío.
El único pero que le encuentro al maletero es el enganche que sobresale del portón, una vez éste se encuentra abierto y estás cargando es muy fácil darte un golpe en la cabeza, sobre todo si no abres el portón hasta su altura máxima, es bastante fácil darte un cabezazo.
Ahorrador casi como un diésel
Realizamos un viaje de más de 5.000 kilómetros. En los recorridos estrictos de autopista el consumo llegó a bajar hasta los 7,4 l/100 km, con cuatro ocupantes, el maletero cargado a tope y el climatizador a fondo. Esta fue la media del trayecto de 800 kilómetros entre Almería y Barcelona.
En ese mismo trayecto hace unos meses con un 320d Touring, prácticamente con la misma carga, y sin llevar el aire acondicionado a tope el BMW diésel gastó 7,3 l/100 km. Sólo una décima menos que el Superb gasolina con el aire a tope.
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En otro trayecto de 854 kilómetros, entre París y Andorra también pude hacerlo sin repostar. Una vez en destino, en el depósito de 66 litros de capacidad sólo quedaba 1 litro de sin plomo.
Una media real de consumo de 7,6 l/100 km. Todo ello con el coche cargado a tope y con el climatizador a fondo. Pocos motores de gasolina ofrecen sus prestaciones y mucho menos un consumo tan ajustado. Viajando solo y en invierno el consumo habría podido estar próximo a los 6 l/100 km.
Evidentemente, si subes un puerto de montaña a un ritmo alegre es fácil superar los 11 l/100 km. Un registro parecido al que lograríamos en idénticas condiciones al volante de un diésel de potencia equivalente.
El motor 1.8 TSI es el gran tapado de la gama, aporta unas prestaciones muy próximas a las del 2.0 TSI pero con unos consumos casi de 2.0 TDI. La clave de su éxito es el gran par que brinda a muy pocas vueltas.
Desde 1.450 rpm hasta 3.900 rpm eroga 320 Nm de par máximo. Acto seguido a 4.000 llegan los 180 CV de potencia máxima que continúan disponibles hasta las 6.200 rpm. Un motor prácticamente lleno a lo largo de todo el rango de revoluciones.
Sólo a la salida de las curvas más cerradas el tren delantero se ve algo desbordado con la entrega de par si aceleramos de forma brusca. A partir de segunda velocidad no se descompone lo más mínimo.
Es muy fácil moverte siempre con la marcha más alta posible dentro del régimen de par máximo, conduciéndolo como si de una mecánica diésel se tratara. La ventaja es que no vibra nunca y tampoco hace ruido como un diésel.
Si optas por estirar las marchas hasta el corte de inyección te obsequia con un comportamiento típico de un motor de gasolina con una considerable garra también en la parte alta del cuenta-vueltas. En esta parte alta llega a muestra una sonoridad agradable y con cierto toque deportivo.
Hay coches en los que la suspensión pilotada apenas aporta cambios a la conducción. El DCC del Superb si que se nota y para bien. En Confort filtra a la perfección los baches pero deja la carrocería algo suelta, con lo que inclina a veces en exceso.
En la posición Sport rebota más, pero pasa a ser más estable en curva, eliminando casi por completo la tendencia a inclinar la carrocería. En una secundaria con el asfalto en mal estado es preferible dejar el modo Confort.
No ha sido diseñado para ofrecer el máximo placer de conducción en un puerto de montaña, aun así, sorprende en este terreno incluso con sus 1,5 toneladas de peso. Tanto por la nobleza de su chasis como por la patada de su 1.8 TSI que parece tener más de 180 CV.
Las prestaciones declaradas no se quedan cortas precisamente con una punta de 232 km/h y un 0 a 100 km/h en 8,1 segundos. El 2.0 TSI de 280 CV (+7.690 euros) no es precisamente mucho más prestacional con 245 km/h y 7 segundos en el mismo ejercicio. Es importante tener en cuenta que el sobre precio del modelo más potente también incluye tracción integral y cambio automático.
Cambiando el perfil de conducción también modificamos la dureza de la dirección. En modo Sport ofrece un tacto agradable y un guiado bastante preciso para tratarse de una dirección eléctrica. En modo Confort no me gusta tanto, transmite muy poco.
El pedal del freno tiene un tacto blando y no presenta toda la mordiente que cabría esperar al principio del recorrido. Bien es cierto que el equipo formado por discos ventilados delante y macizos detrás es más que suficiente. Incluso en un puerto de montaña a buen ritmo responden aportando gran seguridad.
La caja de cambios manual de 6 relaciones ofrece un buen escalonamiento y unos recorridos de palanca bastante precisos. La cuarta marcha ofrece una capacidad de recuperación espectacular y además es con la que mejor se estira el motor. La sexta es prácticamente un overdrive para lograr bajos consumos en vía rápida.
En resumidas cuentas
Con esta prueba he aprendido dos cosas. La primera que un motor gasolina de última generación como es el 1.8 TSI de Skoda puede ofrecer consumos ajustados a la vez que unas prestaciones más que destacables.
En segundo lugar que la carrocería sedán del Superb ofrece un confort de marcha y un maletero que sacan los colores a la mayoría de familiares y SUV del mercado.
Si me planteara un Superb, sin duda alguna optaría por el motor 1.8 TSI de 180 CV, el acabado Sportline y la carrocería sedán. Un coche bonito, cómodo, muy bien acabado y que encima tiene un precio ajustado. La firma ofrece ahora un descuento de 6.140 euros con lo que baja de 36.855 euros a 30.260 euros.
Me gustaría saber tu opinión respecto a este motor con cambio dsg y carrocería combi. Me parece que puede ser una buena compra si no se hacen muchos kilómetros.