De compra inteligente a compra soberbia
La búsqueda de una berlina tradicional siempre ha obligado a elegir entre dos caminos: subir hacia el segmento premium, donde encontraremos automóviles costosos, con gran calidad de marcha y acabados pero con demasiadas y muy caras opciones de equipamiento; o bien descender al territorio de las marcas generalistas, que suelen ofrecer coches más económicos pero ni tan refinados como los premium ni con la misma capacidad de aportar “estatus social” a su propietario (admitámoslo: determinadas personas eligen su coche en función del llavero).
Tal vez sea ésta una razón, junto con el desarrollo del SUV como vehículo familiar, por la que el mercado de las berlinas generalistas no se encuentra en su mejor momento; pero de todas maneras la oferta actual es bastante completa y variada. Pudimos comprobarlo no hace mucho en nuestro vídeo con las mejores berlinas de tamaño grande, en el que comparamos a los nuevos Ford Mondeo y Volkswagen Passat contra los Mazda6, Peugeot 508 y Opel Insignia. En vuestros comentarios nos preguntábais por la ausencia del Hyundai i40 y el Skoda Superb; la razón era sencilla: en el momento de grabar aquel vídeo, ninguno de ellos había salido al mercado. De la berlina coreana ya os hemos traído nuestras primeras impresiones; y ahora que el modelo checo está disponible en España, lo probamos para vosotros.
Con las mismas cualidades de siempre. Y ahora es hasta bonito.
El Superb siempre ha destacado de entre sus rivales por ofrecer la mejor habitabilidad interior y la mejor capacidad de carga. Pero podría decirse que esta nueva generación tiene como objetivo desmarcarse también por diseño y calidad general, situándose en la práctica a medio camino entre las ofertas generalistas y premium.
No hay más que verlo de cerca y sentarse en él para constatar este salto cualitativo. La tercera generación del buque insignia de Skoda suma a sus habituales virtudes un atractivo innegable; sobrio, sí, como cabe esperar de cualquier diseño de la firma de Mladá Boleslav, pero con una presencia imponente que, lo creáis o no, hace girar cabezas por la calle.
Su exterior sigue al pie de la letra el actual lenguaje de diseño de la marca. El frontal queda presidido por su amplia parrilla, ahora con el logotipo situado por encima y flanqueada por unos faros poligonales de gran superficie y que, a decir verdad, recuerdan más a los de un Seat. Este detalle, y el del extraño enrasado de las esquinas del capó, son los únicos detalles estéticos que no acaban de convencerme. Pero en su conjunto, el nuevo modelo destila elegancia.
La vista lateral presenta una estampa sedán mucho más agraciada que la del modelo anterior, combinando perfectamente la suavidad de su silueta con la dureza de las líneas de tensión que lo recorren de extremo a extremo. Mucho mejor proporcionada y resuelta, la zaga recurre a unas ópticas de disposición horizontal para remarcar la sensación de amplitud.
También cambia la plataforma del vehículo, que ahora es la modular con motor transversal MQB del grupo Volkswagen; sí, esa que lo mismo sirve para un Audi TT como para un Seat León, un Skoda Octavia o, claro, un Volkswagen Passat. Pero en contra de lo que pueda parecer, el nuevo modelo apenas ha variado en dimensiones: ahora es 2 cm más largo (4,86 m en total), 4 cm más ancho (1,86 m) y 1 cm más alto (1,47 m). Dicho esto, sí hay un cambio importante: la distancia entre ejes ha crecido en 8 cm nada menos, distancia que se ha restado parcialmente del voladizo delantero.
Todavía más práctico y amplio
Este notable aumento de batalla permite disponer de un habitáculo más espacioso, especialmente en la fila posterior. El que era uno de los puntos fuertes del Superb ahora lo es todavía más: la distancia longitudinal de la que disfrutarán nuestros pasajeros es tal que difícilmente pasaremos los pies por debajo del asiento de delante (cosa difícil de ver en coches no tan grandes como un Mercedes Clase S o un BMW Serie 7, por poner dos ejemplos). A menos que nuestra estatura se acerque al metro noventa, el techo quedará lejos de la cabeza; como tampoco notaremos estrechez en ninguna de las plazas exteriores, aunque en estos casos el Superb se sitúa en la media del segmento. La plaza central, sin ser inutilizable, se ve perjudicada sobre todo por el túnel de transmisión, que obliga a apartar los pies; y también por la dureza del respaldo.
Otro de los aspectos que más han mejorado en esta nueva generación es el del maletero. En primer lugar, porque el Superb es ahora un verdadero liftback de 5 puertas a diferencia de la segunda generación, que presentaba un complejo mecanismo para abrir solamente la tapa del maletero o bien el portón al completo. En el nuevo modelo, el portón puede contar con accionamiento eléctrico y abrirse con sólo pasar el pie bajo el paragolpes.
Además, el volumen de carga ha subido desde los 595 litros del modelo anterior hasta alcanzar unos respetables 625 litros con los asientos traseros en uso. Si los abatimos –cosa que podemos hacer fácilmente desde el mismo maletero-, la capacidad total será de 1.760 litros. Es cierto que el fondo no queda perfectamente enrasado, pero al menos las formas del maletero son regulares. También contaremos con ganchos, argollas y redes para sujetar la carga; y bajo el doble fondo podremos elegir entre ubicar una rueda de emergencia o elegir un kit antipinchazos para ganar espacio.
De todas maneras, aunque este portón inclinado ofrece una boca de carga bastante rectangular, si planeamos viajar a menudo con toda la familia y su equipaje tal vez sea preferible optar por la carrocería Combi: ganaremos 35 litros en el maletero y una mayor practicidad para el día a día, a cambio de aumentar ligeramente el peso total.
El puesto de conducción es típicamente Skoda (es decir, sobrio, cómodo y con buena ergonomía), pero refleja la gran evolución de diseño que hemos visto en el exterior del coche. Sin ir más lejos, el salpicadero destaca por su elegancia: dibujado con trazos horizontales y con cierto sentido minimalista, puede que no emocione pero sin duda convence por su agrado visual pero también por la calidad y buen tacto de los mandos y revestimientos. Lástima que la pantalla del navegador quede en una posición tan baja y que la visibilidad a través del retrovisor interior sea mejorable.
Sentados en el asiento del conductor, podremos sacar partido de los numerosos huecos portaobjetos así como de las habituales soluciones Simply Clever, que en esta ocasión incluyen hasta un paraguas plegable escondido en cada una de las contrapuertas delanteras.
Bien equipado de serie pero con muchas, muchas opciones
Pero antes de pasar al apartado dinámico hablemos de equipamiento, del que nuestra unidad de pruebas no adolece precisamente. Este modelo en concreto corresponde al acabado Style, el segundo más alto del catálogo y superado únicamente por el luojso y exclusivo Laurin & Klement. Su equipamiento de serie es muy completo, e incluye faros de xenón, llantas de 17 pulgadas, climatizador, asistente de aparcamiento, control de crucero y unos comodísimos asientos de cuero y revestidos de cuero y Alcantara. Asociado como en este caso al motor diésel 2.0 TDI de 150 CV con cambio automático, el Skoda Superb Style tiene un precio de partida de 34.460 euros, que
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Hay demasiadas opciones de equipamiento, y algunas no deberían serlo.
gracias a la promoción ofrecida por la marca en el momento de escribir esta prueba, se queda en 29.830 euros.
A todo ello hay que añadirle el numerosísimo equipamiento opcional incorporado por nuestro coche: asientos eléctricos con memoria, iluminación del espacio de los pies y asiento plegable con cajón inferior para el acompañante (385 €), selector de modos de conducción Driving Mode Select (100 €), techo corredizo de cristal (940 €), Llantas de 19” (895 €), arranque sin llave y función de alarma (660 €), asistente anti-colisión frontal (320 €), iluminación decorativa Led Plus para el habitáculo (150 €), asistente de aparcamiento (315 €), punto de acceso WiFi con telefonía e internet (225 €), asistente de ángulo muerto y cambio de carril (850 €), regulación dinámica de luces de carretera y cámara frontal multifunción (975 €), enchufe de 230 V y conector USB para las plazas traseras (140 €) …
… Tomo aire y sigo: sistema de sonido Canton de alta fidelidad con pantalla de 8” y conectividad SmartLink con CarPlay, Android Auto y Mirrorlink (525 €), bolsa de equipaje plegable y extraíble Unibag (110 €), bandeja del maletero con red portaobjetos (20 €), redes de sujeción (50 €), cámara de marcha atrás (360 €), pantalla a color para el ordenador de a bordo (85 €), accionamiento eléctrico del portón (415 €), asientos delanteros y traseros calefactados (475 €), espejo de cortesía iluminado (5 €), cristales traseros tintados (220 €), cortinillas traseras (270 €), sintonizador de TV y radio digital (1.030 €), desbloqueo de asientos desde el maletero (85 €) y alfombrillas anatómicas para las plazas traseras (95 €). Demasiadas opciones, y algunas de ellas no deberían serlo, ¿verdad? En total hablamos de 10.305 euros en extras, con lo que el precio final se eleva hasta los 44.765 euros (40.135 euros con el descuento ya aplicado).
La línea recta es el camino más corto -y confortable-
El motor que hemos elegido para esta prueba es el que probablemente acaparará el grueso de las ventas del nuevo Superb. Me refiero al diésel TDI de dos litros de cilindrada y 150 CV; un habitual del grupo Volkswagen que en esta ocasión se ve acompañado del cambio automático de doble embrague DSG de 6 velocidades. Este propulsor se muestra capaz de mover el coche con bastante solvencia, aunque hay que dar gracias también a la reducción de peso que traen consigo tanto la plataforma MQB como la propia cadena cinemática (alrededor de 70 kg según versiones).
También es cierto que esta caja DSG muestra sus carencias cuando le exigimos algo más. Por ejemplo, cuando utilizamos el modo manual (ya sea a empleando las levas situadas tras el volante o la propia palanca de cambios) acostumbra responder tarde en ocasiones y a subir de marcha por su cuenta al acercarse al corte de inyección, con lo que es fácil que encadenemos dos cambios sin querer. Y al contrario, cuando circulamos con más tranquilidad en modo automático, está programada para hacer que el motor gire en un régimen muy bajo, con lo que no siempre saca partido de la zona “buena” del motor diésel.
Pero siendo justos, la caja DSG también atesora virtudes. En el uso cotidiano exhibe gran finura, que la convierte en una alternativa muy recomendable frente al cambio manual. Y además, cuenta con un modo Eco que reduce el consumo de combustible circulando “a vela”; es decir, desconectando la transmisión cuando dejamos de pisar el acelerador.
Esta combinación de propulsor y caja de cambios demuestra ser muy interesante para un automóvil de carácter tranquilo como el Superb, en el que por encima del rendimiento puro buscamos suavidad de respuesta en toda circunstancia; virtud que agradeceremos en los desplazamientos diarios pero sobre todo en nuestros viajes por carretera.
La autopista es, de hecho, el entorno en el que el Skoda Superb se desenvuelve con más naturalidad. Y no solo por contar con una aerodinámica bastante lograda y por el confort acústico que proporciona el buen aislamiento del habitáculo. Cuando la pista se extiende en línea recta hacia el horizonte, esta berlina nos brinda una calidad de marcha de alto nivel. Cuesta encontrar peros a su rodadura suave y confortable, salvo por el tacto demasiado “asistido” de la dirección y porque las suspensiones de serie pecan de ser bastante blandas, llevando al coche a cabecear en curvas cerradas.
Por fortuna, este último inconveniente se ve mitigado por el chasis adaptativo que equipaba nuestra unidad de pruebas, y que nos permite elegir entre tres niveles de dureza para la suspensión: de más rígida a más blanda, Sport, Normal y Comfort. Al elegir el nivel Sport, el tarado de los amortiguadores gana bastante firmeza, lo que permite que el coche gire mucho más plano. Esta circunstancia, sumada al control del subviraje efectuado por el emulador de deferencial XDS –que funciona de manera eficaz pero tiende a fatigar los frenos-, permite afrontar tramos revirados con mayor velocidad, seguridad y confianza.
Dicho todo esto, tampoco quiero que me malinterpretéis: no estoy sugiriendo que este Skoda sea ningún deportivo, porque claramente no lo es; pero sí que cumple a un nivel más alto de lo esperado.
Finalmente, los consumos. La homologación para ciclo mixto indica que el Skoda Superb TDI de 150 CV con cambio DSG consume sólo 4,5 litros por cada 100 km. Ya sabéis que estatras cifras no se corresponden para nada con las del mundo real –aquí os explicamos cómo se homologa el consumo de un coche-; ni tampoco nos empeñamos en alcanzarlas. Después de conducir este diésel durante una semana con total normalidad y por toda clase de vías, el promedio obtenido fue de 6,3 l/100 km; valor más que razonable para un sedán cercano a los cinco metros de longitud.
Una de las mejores berlinas del mercado, si no la mejor
Con la configuración mecánica presente en esta unidad de pruebas, el Superb es ante todo un viajero infatigable. Controversias aparte, el motor diésel TDI de 150 CV ofrece buenos consumos y prestaciones más que suficientes para afrontar cualquier necesidad y cualquier aventura; más aún cuando se suma a un cambio automático eficaz y a la ligereza del nuevo chasis.
Por sus buenas cualidades ruteras pero también por su silencio de marcha, nivel de acabados, magnífica habitabilidad y correctísimo diseño, en mi opinión el Skoda Superb por fin ha hecho honor a su nombre, convirtiéndose en un automóvil “soberbio”. Por lo que he podido comprobar, estamos ante la mejor y más equilibrada berlina del mercado generalista; incluso por encima del Volkswagen Passat, considerado por muchos como la referencia en su segmento. Y digo más: algunas berlinas consideradas como premium deberían mirar quién se les acerca por el retrovisor.
Hola.estoy interesado en comprar un skoda superb del 2017 manual 2.0 150cv.,con 128.000km.Por 15000?. Que os parece de pecio? Espero un consejo de alquien que seapa mas que yo.gracias