Alegoría del espacio
Desde que llegó la motorización diesel a la gama Forester la versión de gasolina ha quedado relegada a un segundo plano, sin embargo, su menor precio y el hecho de contar con reductora lo convierten en una opción más atractiva para los que buscan ampliar su uso fuera del asfalto y para aquellos que no recorren demasiados kilómetros al año. La versión que hemos probado es la más equipada de la gama, cuesta 33.150 euros y solo deja como opción la pintura metalizada por 360 euros.
La tercera generación del Subaru Forester ha ganado empaque al inclinar la balanza de su apariencia hacia el lado de los todoterreno y no de las berlinas familiares como ocurría antes. Tiene la misma longitud que un BMW X3, es decir, 4,56 metros, aunque en distancia entre ejes gana el alemán por 17 centímetros. Y también en anchura, donde le saca 7 cm (1,78 m el Forester y 1,85 m el X3). Respecto a la altura sus 1,70 m le sitúan a la par con el Renault Koleos y por encima de modelos como el Honda CR-V, el Volkswagen Tiguan y el BMW X3, entre otros.
El interior del Subaru está bien aprovechado, pero resulta sencillo en el diseño y un tanto básico en la calidad de materiales empleados, máxime teniendo en cuenta que pretende codearse con modelos Premium. Los plásticos del salpicadero y de los paneles de las puertas son duros, mientras que en la consola central predomina la austeridad. Una austeridad que, en este caso, se ve perturbada por la pantalla del navegador de 7 pulgadas. Eso sí, los asientos son de cuero, los delanteros calefactables, y abundan los detalles de aluminio satinado. El Forester ofrece un acceso al habitáculo de los más fáciles y cómodos. La banqueta de los asientos se queda a una altura óptima y en el caso de las plazas traseras las puertas permiten un ángulo de apertura de 75º para facilitar, por ejemplo, la colocación de una silla de niño. El maletero ofrece una capacidad de carga de 450 litros, pero se puede ampliar si se abaten los respaldos de los asientos traseros.
El motor de gasolina que equipa el Forester es el conocido 2.0 litros de 150 CV y, como ocurre en todas las mecánicas de la gama Subaru, su principal característica es la configuración bóxer. Otra particularidad, común en los Subaru, es la tracción integral simétrica, a la que la marca se refiere como Symmetrical AWD. Dado que esta unidad monta una transmisión manual de cinco velocidades, la distribución del par a los ejes se realiza mediante un diferencial central de acoplamiento viscoso. Aunque las modificaciones realizadas en este motor también han ido enfocadas a mejorar su rendimiento en un régimen medio-bajo, lo cierto es que sigue siendo bastante lento en recuperaciones.
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En carretera, el Subaru Forester, tiene un comportamiento dinámico impecable. Se muestra preciso en el guiado y trasmite un gran aplomo, sin apenas balanceos de la carrocería. Pero hay que llevarlo alto de vueltas para que el ritmo no decaiga. Esto obliga a recurrir al cambio con frecuencia, sobre todo en ciudad y recorridos con curvas enlazadas. Fuera del asfalto cumple. Y es que pese a que no es de los SUV más altos, su distancia libre al suelo roza los 23 centímetros, una muy buena cota que le permite afrontar con éxito crestas y terrenos rotos sin temor a dejarnos los bajos. Claro que conviene estar atento al terreno por donde se pisa porque aunque esta versión del Forester disponga de reductora su capacidad para sacarnos de según que atolladero es limitada. Además, su escasa respuesta a bajo régimen tampoco facilita las cosas.
El Forester equipa de serie un sistema de control dinámico del vehículo (VDC), independientemente del nivel de acabado elegido. ABS, airbags frontales, laterales y de cortina, reposacabezas activos y anclajes Isofix son otros de los elementos destinados a la seguridad activa y pasiva que incluye el SUV japonés. Los modelos con transmisión manual también cuentan con un sistema de ayuda para arranque en cuesta.
El Forester dispone de un amplio espacio interior, aunque a decir verdad la plaza central no resulta cómoda, entre otras cosas porque esconde una especie de mesa con sujetavasos que la vuelven demasiado dura para ser ocupada con el confort deseado. Por otro lado el cinturón destinado a esta plaza no se integra en el asiento sino que parte del techo, un detalle inapropiado para un vehículo de su categoría. Sin embargo, incluye una rueda de repuesto del mismo tamaño que las que monta de serie. Algo destacable del Forester es el aplomo que muestra en carretera, en parte por el bajo centro de gravedad que le proporciona la disposición del sistema de tracción y el motor horizontalmente opuesto. Claro que esta tecnología también se deja sentir en el precio.
Tengo una FORESTER 2010 y se comporta super en autopista y en caminos de barro y cuando entras a la cuesta de montaña pones la reductora y ¡¡¡ya!!! No haré mas comentarios porque la unica manera que te sacudas la ilusion y disfrutes el placer es montandola