Subaru Forester 2.0D: Polivalencia diésel

Estamos ante un SUV de 4,56 metros de longitud que destaca por su gran polivalencia dinámica, pues ofrece un comportamiento realmente ejemplar por asfalto mientras que su notable motricidad asegura una gran conducta por campo. Además, dispone de un habitáculo espacioso que ha sabido aprovechar el incremento de tamaño con el que vino acompañada esta tercera generación.

Pero, por encima de todo, cabe destacar la revolución que supuso hace ya algún tiempo la llegada de una alternativa de gasóleo para un modelo históricamente monopolizado por la gasolina. La refinada mecánica 2.0D de 147 CV le permite al Forester competir de tú a tú con la mayoría de sus rivales en el segmento SUV, entre los cuales las versiones diésel son las verdaderas protagonistas. Algunos de sus principales competidores son el Opel Antara, el Honda CR-V, el Citroën C-Crosser o el Ford Kuga, entre otros muchos.

Tras la aparición de su más reciente generación, el Forester evolucionó desde una estética de turismo familiar hacia otra bien distinta más basada en los parámetros del segmento SUV. La parrilla resalta por la franja transversal cromada que alberga el logotipo de la marca, con dos lamas inferiores de menor tamaño que le aportan una imagen de dinamismo. Justo debajo, integrado en el prominente paragolpes, observamos el protector delantero, que además de resguardar el vehículo le aporta un aire aventurero.

Por su parte, las ópticas se distinguen por un diseño estilizado y están limitadas por la línea del capó. Éste incorpora una toma de aire central con la que distinguiremos fácilmente la versión diésel de la gasolina. Su presencia contribuye a lograr una cierta apariencia de robustez, reforzada también por otros aspectos estéticos como los pasos de ruedas sobredimensionados que apreciamos en la vista lateral del automóvil.

No hay que pasar por alto las barras situadas en el techo, así como las llantas de aleación de 17 pulgadas, que cuentan con cinco amplios radios y que forman parte del equipamiento de serie en el acabado Executive de la unidad probada. En la parte trasera del vehículo se observan los pilotos de diseño triangular. Asimismo, debe remarcarse que el portón registra una caída bastante vertical y que en la parte inferior de la zaga se observan dos salidas de escape.

El crecimiento de la carrocería del Forester con respecto a la anterior generación provocó una notable mejora de la habitabilidad. Ello se percibe desde todas las zonas del vehículo, comenzando por el puesto de conducción. Además de la amplitud de la que se beneficia el conductor, el asiento sujeta muy bien el torso gracias al diseño de la banqueta y al mullido del material utilizado. En general, el SUV japonés dispone de acabados de buena calidad, aunque algunos revestimientos podrían ser algo más agradables al tacto.

El vehículo equipa volante multifunción y su panel de mandos cuenta con retroiluminación en color azul, lo que la aporta un aire sofisticado. Los mandos ubicados en la columna central ofrecen una buena accesibilidad y su uso se distingue por ser muy intuitivo. En la fila posterior de asientos viajaran holgadamente dos adultos, que dispondrán de un espacio generoso para las piernas. La plaza central es un poco justa para un tercer adulto, al igual que suele suceder en la mayoría de sus rivales de segmento.

De cara a alojar el equipaje, el maletero ofrece una destacable amplitud. Con la segunda fila de asientos en posición normal, el volumen de maletero es de 450 litros. Si es preciso contar con un mayor espacio de carga, si plegamos dicha fila puede ampliarse hasta los 1.610 litros. En esta zona también cabe señalar la presencia de ganchos para colgar bolsas además de una toma de 12V que puede ser como fuente de alimentación durante actividades de ocio.

Hasta no hace demasiado tiempo, el concepto de motor bóxer estaba únicamente ligado a la gasolina. Sin embargo, Subaru se encargó de romper esta tendencia y desarrolló el primer bóxer diésel de la historia. Se trata del bloque turbodiésel DOHC de 2.0 litros de cilindros horizontalmente opuestos que monta el modelo que hemos probado. Gracias a esta disposición, no sólo se consigue un centro de gravedad más bajo sino que también existe un menor nivel de vibraciones y, por consiguiente, un mayor silencio de marcha. Este motor bóxer diésel dispone de una potencia de 147 CV y genera un par motor de 350 Nm entre 1.600 y 2.400 rpm. Su entrega de fuerza es constante desde bajas revoluciones y se estira bien hasta altos regímenes. En el terreno de las prestaciones, acelera de 0 a 100 km/h en 10,3 segundos, mientras que puede rodar a una velocidad punta de 186 km/h. En cuanto a ahorro de combustible, esta motorización logra unas buenas cifras, ya que homologa un consumo medio 6,0 litros cada 100 km. Si repasamos sus emisiones, observamos que registra 158 g/km de CO2.

El propulsor está asociado a una caja de cambios manual de seis velocidades desarrollada específicamente para el motor bóxer diésel. Esta transmisión cuenta con un buen escalonado y con una sexta marcha pensada sobre todo para reducir consumos a velocidades elevadas. El tacto de la palanca es suave y proporciona una encomiable precisión en todo momento. Si el motor bóxer es una de las cartas de presentación de Subaru, también lo es el sistema simétrico de tracción a las cuatro ruedas Symmetrical AWD, que viene de serie en toda la gama del Forester.

En la última renovación completa del Forester, la marca japonesa estrenó el concepto de control dinámico de chasis. Gracias a él, se logró mejorar aún más el ya alto nivel de comodidad del vehículo. A ello se añadió una optimización de la suspensión que vino acompañada por un rendimiento dinámico mejorado. Y es que, en este aspecto, estamos ante uno de los vehículos más eficaces y equilibrados si valoramos sus cualidades tanto dentro como fuera de asfalto.

Subaru se caracteriza por trabajar a fondo en la consecución el centro de gravedad más bajo posible. Por este motivo, fomentado por comentados aspectos como el motor bóxer o el sistema simétrico de tracción, alcanza una envidiable estabilidad durante la conducción por carreteras de montaña a ritmo animado. Cuando llega la hora de cubrir largas distancias por autopista, el Forester demuestra un remarcable aplomo, así como un bajo nivel de sonoridad que hace la conducción más agradable.

Y las posibilidades del Forester no acaban aquí, pues gracias a una generosa altura libre al suelo y a su sistema de tracción a las cuatro ruedas Symmetrical AWD puede realizar excursiones por campo con buenas garantías. Siempre y cuando nos movamos por pistas sencillas, el vehículo nos ofrecerá un elevado grado de confort gracias a una destacable absorción de las irregularidades del firme. Asimismo, el comentado sistema de tracción total proporciona una gran motricidad incluso en momentos en que los niveles de adherencia sean bastante bajos. Eso sí, a diferencia de la versión de gasolina, el Forester diésel no cuenta con reductora.

En cuestión de seguridad, el equipamiento del Forester incluye ABS con EBD, además de airbag frontal de conductor y de acompañante, airbag lateral de cortina delantero y trasero y airbags laterales delanteros. En términos de ayudas electrónicas, dispone de control electrónico de tracción y control de estabilidad. También cabe reseñar el sistema de tracción Symmetrical AWD, que aporta un mayor nivel de seguridad en terrenos exigentes. El vehículo equipa anclajes Isofix para instalar sillas infantiles.

Al más que conocido rendimiento dinámico que mantiene el SUV japonés desde sus primeras generaciones cabe añadir las mejoras en materia de suspensión introducidas en su última renovación. A todo ello se suma la incorporación de una de las históricas carencias del modelo, como era la ausencia del motor diésel. Con ese aspecto ya solucionado desde hace algún tiempo, el Forester se confirma como una alternativa muy a tener en cuenta para los conductores que busquen un automóvil espacioso y polivalente, extremadamente eficaz tanto en asfalto como fuera de él.