Por causas ajenas a nuestra voluntad (es decir, un vuelo cancelado a última hora) no pudimos asistir en su día a la toma de contacto de la nueva generación del Toyota Avensis. Desde entonces teníamos ganas de probar este coche para comprobar hasta dónde ha mejorado esta berlina japonesa, que sobre el papel llega a una nueva generación, la cuarta. El Avensis no es un coche de venta masiva, pero siempre ha tenido un lugar destacado en el segmento de las berlinas medias. Como buen Toyota, tradicionalmente ha hecho gala de una buena calidad de construcción, aunque estéticamente no convencía a todo el mundo. La renovación experimentada en esta nueva generación que podéis ver en las fotos cambia radicalmente las cosas.
La estética del Avensis está en línea con los últimos Toyota, y ahora es mucho más atractiva. También ha mejorado la calidad percibida del interior, ya de por sí alta en el modelo precedente. El nuevo equipamiento disponible en las versiones más completas, como el sistema multimedia Touch & Go, el equipo de sonido Premium con 11 altavoces o la tapicería de cuero perforado combinada con acabados de color níquel en el salpicadero hacen más refinado y lujoso su habitáculo.
Desde un punto de vista mecanico, Toyota ha revisado la suspensión para hacer más confortable la marcha, y ha montado un conjunto de sistemas de asistencia al conductor que hacen la conducción más segura. Hemos podido comprobar todo esto a los mandos de un Avensis Cross Sport , la versión familiar apenas seis centímetros más larga que el sedán pero con mayor capacidad de carga. Como la mayoría de ventas de este coche son diésel, nada mejor que un 2.2 de 150 CV con cambio automático para acabar de cuadrarlo todo y comprobar cómo funciona.
PVP: TOYOTA Avensis 150D Executive AutoDrive Cross Sport 36.850€ PVP Unidad probada 40.850 €
A medida
El Toyota Avensis se ha diseñado, creado y fabricado en Europa, con el mercado europeo como principal objetivo. La versión familiar que probamos encaja perfectamente con las necesidades de ese público europeo, que opta por coches con una buena capacidad de carga y de transporte de personas, que sean prácticos y económicos. No ocurre exactamente lo mismo en España, donde los Station Wagon se venden básicamente en el norte de la península, y tienen matriculaciones anecdóticas en el resto. Esto es algo provocado en parte por una época en la que los coches familiares tenían una estética discutible que llevaba a la mayoría del público a optar por la tradicional berlina de forma un tanto conservadora. Es algo parecido a lo que ocurre con el cambio automático, que arrastra desde mediados del siglo pasado una desmerecida fama de poca efectividad y fiabilidad, cuando hoy en día esto no es así. Pues bien: llevando un poco la contraria al sentimiento mayoritario, os presentamos el Toyota Avensis en su versión familiar y con cambio automático, para que podáis ver cuáles son sus aptitudes. Eso sí, hemos probado la versión equipada con un motor diésel de 2.2 litros que, junto con el 2.0 D-4D, es el más solicitado en los concesionarios. Esta versión familiar del Avensis es unos 2.500 más cara que la berlina. Ofrece a cambio una mayor capacidad de carga y más versatilidad interior, y sólo es 7 centímetros más larga. Cuesta 36.850 euros en el acabado Executive Auto, el que podéis ver en las fotos. Es un precio considerable, pero está en la línea de sus más directos competidores. La versión más equipada de un Opel Insignia Sport Tourer diésel con cambio automático cuesta unos 5.000 euros menos, pero ofrece menos potencia. Algo parecido ocurre con el Skoda Superb con cambio DSG. El Peugeot 508 SW y el Renault Laguna Grand Tour en sus versiones altas de gama se sitúan ligeramente por debajo. Y el Volkswagen Passat Variant y el Honda Accord Tourer por encima.
Frontal Toyota
El Toyota Avensis ofrece, a diferencia de algunos de ellos, una carrocería con una estética poco vanguardista, pero a la vez intemporal, que va un poco al margen de las modas. Y es que a pesar del restyling, que le ha sentado francamente bien, el coche sigue manteniendo una imagen bastante discreta. El frontal es donde se muestra la expresión más atrevida de su diseño, con sus afilados faros y la nueva parrilla orientada hacia la calzada, que le da un aire bastante agresivo. Visto de perfil, la silueta es claramente la de un break, con la línea del techo ligeramente en línea descendente hacia la zaga, una tendencia muy en boga en el diseño actual. En la zaga, las ópticas y el paragolpes son de nuevo diseño, ahora más atractivo. Tened en cuenta que nuestro Avensis de prensa con acabado Executive, el tope de gama, venía equipado de serie con llantas de 18 pulgadas con neumáticos 225/45, cristales tintados, techo panorámico, luces de circulación diurna LED y faros bi-Xenón direccionables. Este equipamiento, que optimiza el aspecto exterior del coche, es opcional en el acabado Advance o no está disponible en el Comfort.
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Interior sobrio, pero de calidad
La entrada y arranque de nuestra versión es de tipo inteligente, sin llave. El interior muestra un nivel de excelencia notable. Domina el color negro del salpicadero y de la tapicería de piel, que contrasta con el acabado metálico de la consola central y los radios del volante. El techo solar que equipaba nuestro Avensis es una opción recomendable para mejorar la iluminación del habitáculo. Detalles como los asientos regulables eléctricamente, el equipo de sonido con 11 altavoces o el sistema multimedia Toyota Touch & Go Plus(con reconocimiento de voz avanzado, envío de correo electrónico o navegación por satélite en 3D) demuestran el nivel de calidad y refinamiento alcanzado en este familiar. La sensación de calidad percibida es alta, en parte por todo el equipamiento a nuestro alcance y por la textura y aspecto de los materiales.
Se percibe que en este coche todo ha sido muy cuidado para hacer agradable la vida a bordo. Sólo merece crítica el tamaño de algunos huecos, demasiado pequeños para depositar la cartera o el móvil.
El acceso a las plazas es fácil y el espacio disponible en el habitáculo es holgado. El maletero ofrece 543 litros de capacidad mínima (34 litros más que el Avensis Sedán) y con los asientos traseros replegados llega a 1.609. En comparación con algunos de sus rivales, es una buena cifra, aunque podría ser mejor si el compartimento del maletero tuviese mayor altura. Ésta se ve perjudicada por la línea descendente del techo, algo que también le ocurre al Honda Accord o el Opel Insignia, por ejemplo. Este maletero es, por otro lado, muy aprovechable gracias a que deja un piso plano una vez se abatimos los respaldos de la banqueta trasera, tiene doble piso y puede equiparse con redes separadores y una prácticas guías con ganchos para sujetar bultos.
Un diésel equilibrado
El motor que equipa este Toyota es el conocido diésel 2.2 D-4D de 150 CV que montan el Verso y el RAV4. En nuestra unidad se asociaba a un cambio automático de 6 velocidades. Es un motor más que suficiente para mover con agilidad los 1.600 kilos de este familiar, y con unos consumos razonables, aunque algo más elevados de lo esperado: autopista 6,9 l/100km, carretera 8 l/100km y ciudad 10,3 l/100km, son las cifras que nos marcó durante nuestra prueba. Creemos que el cambio automático tiene algo que ver con ello, teniendo en cuenta que el mismo Avensis SW con cambio manual gasta casi 1 litro menos de media, según el consumo oficial. Y es que el cambio automático de seis velocidades de este coche adolece de un excesivo resbalamiento, que perjudica sus prestaciones y el consumo. Podemos insertar las marchas mediante las levas detrás del volante, de forma secuencial y con el modo Sport insertado, con lo que se gana en rapidez. Aún así, no es comparable a un automático de doble embrague, aunque sí tiene como principal atributo su suavidad de funcionamiento. El Avensis, en cualquier caso, no ha sido diseñado para ofrecer prestaciones deportivas. Es un coche en el que prima el confort y la facilidad de conducción. Motor y cambio se asocian bien para ofrecer un buen par a bajas vueltas y una respuesta elástica, suave y progresiva que haga placenteros los desplazamientos. La dirección tiene un buen tacto, es precisa e incisiva. El coche se guía muy fácilmente, incluso en ciudad, y no se percibe ni pesado ni torpe en los cambios de apoyo. La nueva carrocería, que ahora es más rígida, y las modificaciones en la suspensión (ajustes en el tarado de los amortiguadores y una estabilizadora trasera de mayor grosor, entre otros), han mejorado el manejo y la experiencia de conducción de este familiar.
Avanzado equipamiento de seguridad
Para acabar de facilitar las cosas, este Toyota monta control de crucero adaptativo (ACC), sistemas de aviso de cambio involuntario de carril y mantenimiento de trayectoria, sensor de aparcamiento con cámara de marcha atrás. Estos sistemas, además de facilitarnos la conducción, también la hacen más segura. Eso sí, son todos opcionales. La versión que probamos, con motor diésel 2.2 de 150 CV y transmisión automática, es la única que puede equipar, además, el sistema de seguridad precolisión (PCS) que alerta al conductor si detecta la posibilidad de un accidente, activando los pretensores de los cinturones y ayudando a la frenar el coche. Esta tecnología nos permite hacernos una idea de hasta qué punto Toyota ha elevado el listón de este modelo, que ahora se vende más equipado y bien terminado que nunca. Refleja así la tendencia que existe hacia la democratización de la tecnología y el lujo. Sistemas que antes eran exclusivos de coches de altísima gama, los podemos instalar en modelos de gama media, aunque sea a un coste extra. Pocas cosas podremos encontrar a faltar en un coche que hace una década y media que se ha asentado en el segmento D europeo, manteniendo su pequeña, pero consolidada, cuota de mercado.
es coche muy fino de llevar y umn motor delos mas buenos del mundo mas quisieran los alemanes tener estos motores dos cosas la palanca de cambio un poco larga y la parte de atras un poco fea para mi gusto por lo demas un 10 estos motores no resudan nada que se lo digan a los alemanes