Toyota llevaba ya seis años sin tener un deportivo en su gama. El último en la saga fue el Toyota MR2, y quién no recuerda al Toyota Supra o el Toyota Célica, este último de notable éxito comercial en España. El nuevo Toyota GT86 quiere ser un digno heredero del espíritu deportivo que, aunque no lo parezca, ha impregnado históricamente a esta firma japonesa. Aunque últimamente la identificamos por ser la creadora de magníficos coches híbridos, utilitarios y compactos. El Toyota GT86 se ha diseñado pensando principalmente en generar sensación y placer de conducción a sus propietarios, sin términos medios. Es un 2+2, con una carrocería de marcada estética rácing, muy ligera y rígida. Monta un motor de gasolina de tipo bóxer de 200 CV, situado delante en posición horizontalmente opuesta. Este coche es un propulsión trasera y equipa diferencial Torsen de deslizamiento limitado. Hemos conducido el GT86 en el circuito de Castellolí (Barcelona) y por un sinfín de carreteras de montaña en los alrededores de la montaña de Montserrat. Son dos escenarios ideales que han servido para comprobar la eficacia del chasis de este nuevo Toyota, el comportamiento de su potente motor y en definitiva, el cúmulo de sensaciones que se reciben cuando te pones a su volante. Es un auténtico coche de capricho, que ya podemos comprar (las primeras unidades llegan en Julio) a partir de 29.990 euros. Un coche que demuestra que Toyota, esta vez en colaboración con Subaru, sabe hacer bastante más que coches híbridos.
PVP: TOYOTA GT86 manual 29.990 € TOYOTA GT86 Automático + piel/Alcántara 33.490 €
Diseño
El Toyota GT86 es un deportivo bastante compacto. Mide 4,24 metros de longitud y su carrocería es de tipo 2+2. Es decir, básicamente es un biplaza con un par de asientos traseros para uso muy ocasional. Según afirman los responsables de Toyota, para diseñar el GT86 se inspiraron en las formas de algunos de los clásicos deportivos de la historia de la marca, como el Toyota 2000 GT de 1965, el Sports 800 de 1962 o el Corolla Levin AE86 de principios de los ochenta. Como mínimo, podemos afirmar que el GT86 hereda el espíritu deportivo de estos clásicos, que podemos ver en sus agresivas formas, tanto en el frontal como en la zaga, así como la silueta cupé que muestra visto de perfil. Es inconfundiblemente un deportivo, pero de tamaño compacto. Comparte estética con el Subaru BRZ, del cual tan sólo le diferencian pequeños y casi imperceptibles detalles. Ambos son resultado de la alianza entre Subaru y Toyota, que desde 2005 ha dado como primer fruto este deportivo japonés.
Habitabilidad
Como es lógico, el Toyota GT86 no tiene en la habitabilidad uno de sus puntos fuertes. Es un cuatro plazas, pero en realidad sólo es apto mínimamente para dos personas. Las banquetas traseras sólo sirven para un uso muy esporádico, apenas hay espacio. Disfruta, eso sí, de un maletero bastante profundo, aunque con muy poca altura. El habitáculo se percibe un poco angosto, en parte debido a la altura a la que nos queda el salpicadero y la baja posición del asiento. Un asiento que, por cierto, tiene un diseño tipo baquet y que ofrece una excelente sujeción. Al volante del GT86 adoptamos una postura de conducción muy deportiva, con todo el salpicadero orientado hacia nosotros. El volante es e pequeño diámetro, forrado en piel, y muestra un diseño de tres radios muy clásico, casi diríamos que simple. La piel abunda por doquier, y según la versión, pueden combinarse algunos elementos como el volante, la palanca de cambios y freno de mano o los apoyabrazos de las puertas en color negro y rojo. Algunos paneles imitan al carbono y otros cuentan con acabados en color aluminio . La utilización de estos materiales y la piel crean un ambiente de lujo y calidad, que percibimos desde el primer momento. En la columna central sobreelevada podemos depositar objetos sin problemas, y disfrutar de una palanca de cambios situada en una posición muy deportiva y efectiva cuando se trata de manejar con soltura el coche.
Mecánica
Por primera vez, Toyota echa mano de un motor de gasolina de tipo bóxer de cuatro cilindros, de clara inspiración Subaru. Toyota aporta principalmente su sistema de inyección directa de combustible. El resultado es sobresaliente, ya que con tan sólo 2 litros de cilindrada y cuatro cilindros se consiguen unas prestaciones notables y un comportamiento muy eficaz en toda circunstancia. Es un motor de tipo "cuadrado", con un diámetro y carrera de 86X86 mm. De ahí deriva la denominación comercial de este nuevo Toyota. Este motor no monta turbo, es de aspiración natural. Se une a una caja de cambios que puede ser manual o automática, de seis velocidades. La disposición el motor en la carrocería ha sido particularmente estudiada, para rebajar al máximo el centro de gravedad del coche (ver foto). Herencia o no de la filosofía Subaru, lo cierto es que esta particular disposición contribuye a hacer el coche más estable y con un comportamiento más "lineal" en curva. El motor entrega su potencia de forma muy progresiva, y sube de vueltas hasta las 7.400 r.p.m. No se percibe la "patada" del turbo, ya que no existe , pero sí que disfrutamos de un buen empuje desde el primer momento en el que apretamos el acelerador.
Suscríbete a la newsletter
Si quieres estar al día de nuestras noticias, tienes que tener una cuenta en coches.net.
Comportamiento
Los reglajes manuales de banqueta y volante nos permiten adoptar una postura de conducción que en este coche es forzosamente baja y retrasada. Las pequeñas vibraciones que recibimos al arrancar el motor (a botón) nos indican brevemente que se trata de un bóxer. A bajo régimen, el sonido es suave y agradable. No obstante, al dar gas, podemos percibir de forma clara y casi adictiva el sonido de la admisión y los escapes. Y es que parte de ese sonido se ha llevado al interior del coche, canalizado mediante un manguito de goma. Así, cuando aceleramos a fondo, sentimos de forma plena que estamos conduciendo un deportivo. Este es un pequeño detalle que aunque parezca poco importante, nos demuestra claramente la intención de Toyota de diseñar un coche para estimular nuestros sentidos. La inserción de las marchas, tanto en el cambio manual como en el automático secuencial, es rápida y precisa. La palanca del cambio se sitúa en una posición muy elevada, y en el caso del cambio manual, tiene un recorrido muy corto, aunque en ocasiones resulta algo dura de maniobrar. En el caso del cambio automático, tenemos levas detrás del volante, como debe ser. Acelerar a fondo con este coche es toda una experiencia. Pudimos hacerlo en el circuito de Castellolí (Barcelona). Acelera muy bien desde bajas vueltas hasta las 7.500 vueltas aproximadamente, frontera en la que se nos limita el régimen de forma suave, sin brusquedad. La dirección de este coche es rápida y precisa, y nos permite apuntar al vértice de la curva con total seguridad de que vamos a pasar por donde esperamos. El chasis del GT86 es excelente. El coche es muy estable y a pesar de ser un tracción trasera, permite una conducción poco estresante aún yendo gas a fondo. El tren trasero siempre está bien sujeto gracias a la electrónica y el buen hacer del control de estabilidad y tracción. Este control de estabilidad podemos desconectarlo parcialmente (modo VSC Sport), y entonces provocar un ligero deslizamiento del tren trasero para diversión nuestra. En VSC Sport el control de estabilidad y el de tracción actúan más tarde, pero siguen activados por seguridad. Podemos desconectar totalmente el VSC, pero entonces nos encontraremos con un coche más delicado de conducir que requerirá un mayor control de la aceleración, ya que en un exceso de gas podemos ver cómo nos adelanta la trasera. Sin duda, este Toyota podría ser un perfecto coche para hacer drifting. De hecho, parece como si la firma japonesa hubiera pensado en ello, poniendo muy a mano los pulsadores que permiten controlar la activación o desactivación de los controles de estabilidad y tracción (ver foto).
En carretera abierta, el coche es altamente efectivo en carreteras de montaña, como las que recorrimos durante la presentación. Sus suspensiones son muy rígidas, quizás en exceso para largos recorridos, en los que pueden provocar algo de incomodidad. Por otro lado, es un coche que frena con contundencia, pero que obliga a aplicarse en el pedal, ya que el tacto inicial parece tener poca mordiente. No es un coche con demasiados compromisos, como vemos. Uno de los puntos fuertes del Toyota GT86 está en su excelente relación peso/potencia, buena distribución de pesos (53:47) y bajo centro de gravedad. Esto se traduce en un coche muy aplomado, que se percibe muy ágil y seguro, tanto en curva como en vías rápidas. Curiosamente, El Toyota GT86 equipa llantas de 17 pulgadas con neumáticos "convencionales", los mismos que monta el Toyota Prius. Según los responsables de la marca, la intención es que el cliente disfrute de las bondades del chasis y de la cadena cinemática del coche sin necesidad de recurrir a costosos neumáticos de alto rendimiento. Y de paso, reducir el consumo de combustible, ya que se tratan de unos Michelin Primacy HP en medidas 215/45 R17.
Valoración final
Muchos simpatizantes de Toyota añoran el Supra, Celica o MR2. La firma japonesa les ofrece ahora un digno sucesor, que viene a hacer la guerra a deportivos compactos como el Audi TT, Volkswagen Scirocco, Peugeot RCZ o al futuro Hyundai Veloster Turbo. Su precio, 29.990 euros en la versión básica, nos parece muy razonable para lo que se ofrece, aunque lo alejan, como es lógico, de un público joven de bajo poder adquisitivo. Toyota afirma que el "target" del GT86 son hombres en torno a los 40 años que busquen un segundo coche con el que disfrutar de buenas sensaciones al volante. Podemos afirmar que esto último lo han conseguido. Ahora sólo falta que las ventas acompañen.
¿Quién no querría tener este coche después de conocer la serie "MFGhost" del legendario Suichi Shigeno, famoso por ser también el autor de "Initial D"?