Más automatismos, mismas aptitudes
El Toyota Land Cruiser ha sido durante años uno de los todoterrenos más vendidos en España, y uno de los más aclamados entre el gran público aficionado o no al 4x4. La fuerte competencia y la crisis han hecho tambalear esta hegemonía en las últimas temporadas y ha obligado a Toyota a actualizar su modelo más emblemático, que ahora incorpora más electrónica, mejor equipamiento y unos acabados más cuidados si cabe. No obstante, El Land Cruiser no cambia en lo básico. Mantiene la misma eficacia fuera de la carretera, el conocido confort en asfalto y su destacado equilibrio y versatilidad. Mejorar un buen producto no resulta fácil, pero era necesaria esta actualización para hacer frente a sus competidores más directos, Mitsubishi Montero, Jeep Grand Cherokee y Land Rover Discovery4, que también han hecho los deberes.
Los sistemas electrónicos que son novedad en este Toyota tienen como objetivo facilitar la conducción todoterreno y aportar un plus de seguridad en la conducción. Así, el MTS (Multi-terrain System) o el Crawl Control, un sistema ya visto en el Land Cruiser 200, son nuevas tecnologías que harán feliz al aficionado al todoterreno menos experto o menos habituado a meterse en complicaciones, pero quizás no tanto al aficionado más purista que prefiere los sistemas mecánicos de toda la vida. En cualquier caso, Toyota ofrece las versiones básicas del Land Cruiser desprovistas de estos sistemas, para el que quiera prescindir de ellos, y que sólo están disponibles para los acabados Limited y VXL, como el de nuestra versión de pruebas.
Esta generación del Land Cruiser se presentó en 2003, y desde entonces apenas había recibido cambios, excepto algunas modificaciones a nivel mecánico y de equipamiento. El diseño exterior sufría el riesgo de convertirse en un clásico después de siete años, y requería una actualización.
El nuevo Land Cruiser exhibe nuevos detalles exteriores que, podrán gustar o no, pero es evidente que le dan el toque de modernidad esperado y necesario. El frontal es ahora más contundente, los pasos de rueda se integran en la carrocería y aparece un alerón trasero que le da un aire más deportivo, entre otros cambios. Hemos probado la versión con carrocería de tres puertas, cuyas dimensiones varían ligeramente con respecto al anterior Land Cruiser: es 12 cms. más largo y 1 cm. más ancho. Sigue manteniendo unas excelentes cotas: 32 grados para el ángulo de ataque, 22 grados para el central y 25 grados para el de salida. La altura libre es de 21,5 cms, y la profundidad de vadeo de 70 cms. Por lo tanto, podemos estar tranquilos si nos vamos a plantear poner en riesgo la carrocería durante una excursión al monte, ya que ésta nos sigue dando mucho juego. Se mantiene la rueda de recambio en el portón, los antiniebla se integran en el paragolpes delantero, los intermitentes en los retrovisores y se emplean lámparas LED en los faros traseros, como cambios más destacados. Las llantas de aleación de la unidad probada eran de 18 pulgadas, que vienen de serie en el acabado VXL. La pintura metalizada, un nuevo y bello blanco perlado, es opcional.
Habitabilidad
La estructura del Land Cruiser no ha cambiado en absoluto, y la batalla es idéntica a la del anterior modelo. Por lo tanto, no podemos esperar demasiados cambios en cuanto a habitabilidad. La carrocería de tres puertas ofrece un correcto espacio interior, aunque si lo nuestro son los viajes en familia es más recomendable la versión de cinco puertas.
El acceso a la segunda fila sigue siendo algo dificultoso debido a la altura del coche (aunque un estribo nos pretenda facilitar la operación) y al corto desplazamiento de la banqueta del acompañante, que deja poco espacio. No obstante, una vez dentro ninguno de los cuatro viajeros sufre estrecheces y sí disfrutan de un confortable habitáculo cargado de detalles de confort. Podemos subir a una quinta persona, pero deberá viajar en la banqueta que también sirve de apoyabrazos, un tanto incómoda. El maletero ofrece una capacidad de 381 litros hasta el techo. Es muy justa para un uso de este TT como vehículo familiar pero que cabe considerar lógica teniendo en cuenta que estamos hablando de la versión con carrocería corta. Para ampliar esta capacidad, podemos abatir la segunda fila de forma muy fácil y rápida en una proporción de 60:40. Detalles como la cubierta para el equipaje, la toma de corriente de 220 V o los ganchos de sujeción de la carga disimulados en la tapicería indican el cuidado que Toyota ha puesto en el acabado del coche. La atención al detalle brilla en la versión VXL: sistema de arranque sin llave, asientos tapizados en piel calefactables y con regulación manual de distancia, altura, respaldo y ajuste lumbar, volante multifunción ajustable eléctricamente en distancia y altura, toma auxiliar para MP3, portabotellas, mininevera o el techo solar eléctrico, entre otro equipamiento. Sólo mejoraríamos dos aspectos: una mayor precisión en el ajuste longitudinal de la banqueta (que obliga a optar por un sistema de ajuste eléctrico si queremos solucionarlo) y una mayor abundancia de huecos donde depositar objetos, ya que los existentes son de poca capacidad. El conductor tiene ante sí un renovado salpicadero en el que destaca el nuevo volante multifunción, más agradable al tacto y de mejor sujeción que el anterior. El cuadro de instrumentos es de muy fácil lectura e incorpora ahora una pantalla multifunción en el centro, con la que controlar todos los dispositivos electrónicos que incorpora el vehículo.
En el centro del salpicadero se sitúa una pantalla táctil de 7" con la que controlamos el sistema de audio, el navegador o la proyección que las múltiples cámaras realizan sobre el entorno del vehículo. Todo se ha diseñado para que la superior información que recibe el conductor con respecto a la anterior versión (debido lógicamente a la introducción de nueva tecnología) se controle de forma intuitiva y segura. Este es quizás el aspecto más relevante del restyling realizado por Toyota en este TT, cuyo nivel de refinamiento y sofisticación da un paso adelante.
Mecánica
El motor diesel 3.0 D-4D es ya un viejo conocido. Eroga 173 CV a 3.400 r.p.m. y tiene un par máximo de 410 Nm entre 1.600 y 2.800 r.p.m. Es un propulsor que destaca por su contundente respuesta a bajas vueltas y una buena elasticidad en su respuesta. No es demasiado rumoroso ni vibra en exceso, gracias en parte a que incorpora dos ejes de equilibrado. También contribuye a su silencio de marcha la óptima insonorización del habitáculo, mejorada con respecto a la anterior versión del Land Cruiser. Nuestra unidad de pruebas montaba un cambio automático de cinco velocidades, que podemos utilizar en modo secuencial. Sólo las versiones automáticas montan un indicador de conducción ECO, que señala al conductor mediante un chivato en el cuadro de instrumentos si está conduciendo o no de forma eficiente y "ecológica". Creemos que es más una curiosidad que un "gadget" que contribuya realmente al ahorro de combustible, a no ser que estemos pendientes en todo momento del indicador.
En este sentido, el Land Cruiser gasta de media oficialmente 8 litros/100 km, superando los 10 litros tan sólo en ciudad. A modo orientativo diremos que el ordenador de a bordo de nuestra unidad de pruebas señaló entre un mínimo de 9 l/100 km (en un recorrido por autopista a 120 km/h sostenidos) a un máximo de 14,7 l/100 km (una ruta de 60 km. por pistas forestales de variada dificultad). En carretera y ciudad el consumo se movió en torno a los 10 l/100 km. El resto de la cadena cinemática de este TT sigue siendo tan efectiva como siempre. Su transmisión es permanente a las cuatro ruedas, con diferencial central Torsen y dos bloqueos de diferencial (central y trasero, este último sólo disponible en el acabado VXL automático).
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Comportamiento
El equilibrio siempre ha sido un calificativo muy apropiado para el Land Cruiser. Es un 4x4 que va tan bien dentro como fuera de la carretera, aunque preferimos su comportamiento off-road.
En asfalto es un auténtico tragamillas y ofrece un gran confort a los pasajeros, gracias al suave tarado de las suspensiones y su gran capacidad de absorción de irregularidades. Aunque lo suyo son las vías rápidas antes que las reviradas carreteras de montaña., ya que no es muy ágil en los cambios de apoyo, debido a su elevado centro de gravedad y peso. El guiado es bueno, y los sistemas de control de tracción, estabilidad y KDSS (este último encargado de optimizar el efecto de las estabilizadoras y minimizar el balanceo), acaban de sujetar el coche a la carretera, aunque no evitan que la carrocería balancee ligeramente en curvas. En off-road, destaca por el excelente comportamiento de su suspensión, especialmente a la hora de superar los cruces de puentes. El enorme recorrido garantiza la motricidad en la mayoría de situaciones. Es difícil hacer que una rueda pierda el contacto sobre el terreno, casi recuerda la efectividad de un Land Rover Defender. En pista es cómodo, aunque se perciben ligeros cabeceos en el frontal, consecuencia lógica de su sistema mixto a base de eje rígido trasero y suspensión independiente en las ruedas delanteras. Con este TT podemos aventurarnos en excursiones camperas de nivel alto, aunque para ello también sería recomendable montar unos neumáticos más especializados. Incluye sistemas como el Crawl Control, que ayuda al conductor a circular a ritmo lento por superficies complicadas, sin preocuparse del acelerador y el embrague; o el Multi Terrain System (permite que el conductor escoja entre cuatro programas de adecuación de la respuesta del coche al tipo de terreno: tierra y barro, gravilla, rocas y badenes (algo similar al Terrain Response del Land Rover Discovery4).
Esta tecnología es de gran ayuda si el conductor está poco experimentado en la práctica del TT, y suple la "falta de manos" a la hora de afrontar dificultades en la montaña. Por supuesto, la eficacia de la transmisión permanente con reductora y dos bloqueos de diferencial, junto con la milimétrica respuesta que permite el cambio automático, hacen el resto.
Seguridad
Ni el ABS ni el control de estabilidad VSC parecen demasiado intrusivos, algo que se agradece al forzar el coche en los apoyos o al circular a fuerte ritmo en off-road.
Si estamos manejando el coche en trialeras o zonas muy rotas, podemos hacer uso del sistema de cámaras montadas en los retrovisores, el frontal y el portón, que ofrecen una visión de 360º del entorno del vehículo, para saber por dónde pisamos.
En lo que a seguridad pasiva se refiere, equipa siete airbags, pretensores de cinturones y reposacabezas activos, entre otros. Los faros de Xenón y autodireccionables también formaban parte del equipo de serie de nuestra unidad de pruebas.
Con esta actualización, Toyota ofrece un paso más en la evolución de su mítico Land Cruiser, al incorporar nueva tecnología electrónica al servicio de la conducción y la seguridad, así como un mayor y lujoso equipamiento, especialmente en las versiones superiores de la gama. Afortunadamente, hay cosas que no cambian, como las excelentes aptitudes para el todoterreno que proporciona su cadena cinemática, prácticamente invariada en la última década. La electrónica complementa el funcionamiento de la transmisión y del sistema de suspensión para hacer más efectivo y seguro el coche dentro y fuera de la carretera.
Para aquellos que quieran prescindir de los nuevos sistemas electrónicos introducidos por Toyota en este TT, pueden acudir a las versiones más básicas, menos equipadas con esta avanzada tecnología de control dinámico, pero también más baratas y tremendamente válidas para un uso intenso en todoterreno.
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