Maneras de disfrutar
Pionero del exitoso segmento SUV, también llamado todocamino, el RAV4 de Toyota se sitúa en la actualidad como el segundo 4x4 más vendido, por detrás del incombustible Suzuki Grand Vitara. Con el paso de los años su configuración ha ido cambiando perdiendo parte de su atractivo, aunque ganando en practicidad de uso y agrado de utilización. Antes de entrar en detalle a valorar como es el RAV4 conviene echar una mirada atrás para poder valorar el mérito y la valentía que tuvo la marca nipona cuando en 1993 presentó este 4x4, que sentaría las bases del futuro "todocamino" tal y como lo conocemos a día de hoy. Bajo las siglas que hacen referencia a las siglas RAV "Recreacional Active Vehicle" se presentaba un vehículo de compactas dimensiones y peso contenido, cuya tracción total de reparto variable con diferencial trasero, otorgaba un comportamiento de lo más divertido al volante. El tiempo y las sucesivas versiones aparecidas en 2000 y 2006, junto al "restyling" de ésta última presentada este año fueron engordando dicho modelo, que fue perdiendo sus facultades camperas para ir ganando un mejor comportamiento en asfalto.
Sin sufrir un cambio drástico en su imagen, el nuevo RAV4 luce una estética todoterreno mas suavizada, gracias a una carrocería de líneas perfiladas, disponible ahora sólo en configuración de cinco puertas.
Los cambios más significativos que ahora muestra el actual RAV4, que fuera presentado en Ginebra y previamente en el Salón de Bolonia se centran en la parrilla, ahora con las lamas cromadas, los intermitentes expuestos en los retrovisores exteriores y las nuevas llantas de aleación. Sus contenidas dimensiones - como así lo manifiestan sus 4.395 mm de longitud, 1.815 mm de altura, 1.720 mm de altura y 2.560 mm de batalla -, junto a que aún conserva la rueda de repuesto en el portón trasero, continúan siendo los rasgos inherentes de este característico SUV.
Como en la anterior generación, su habitáculo está muy bien aprovechado, donde los pasajeros situados en las plazas traseras contarán con espacio suficiente como para no viajar incómodos. El hecho de que estos sean reclinables y desplazables longitudinalmente adecuando el tamaño del maletero a nuestras necesidades no hanhecho sino incrementar su versatilidad. Y ya que mencionamos el maletero diremos que sus 450 litros de capacidad con los que parte resulta estar muy bien aprovechado, gracias también a su generoso doble fondo - con capacidad de 80 litros -, que permite aprovechar al máximo su capacidad. Dicha capacidad puede aumentar hasta los 586 litros si desplazamos 18,5 centímetros y medio las plazas traseras e incluso alcanzar los 1.752 litros si abatimos las mismas. El principal inconveniente que presenta éste radica en su acceso, pues la apertura lateral del portón dificulta el mismo cuando aparcamos en línea. Delante no hay problemas de espacio que resaltar pues contamos con una suficiente altura al techo como para no viajar incómodos. Al volante, la postura se nos antoja ideal por natural, cómoda y muy próxima a la de un turismo, gracias entre otros aspectos a que su volante de pequeño diámetro permite un manejo proio de un deportivo. Lástima que los asientos delanteros no acompañen en este aspecto, pues carecen de una buena sujeción lateral.
La gama diesel del RAV4 se limita en esta generación a una sola variante mecánica derivada del bloque 2.2 D4-D y potenciada ahora hasta los 150 caballos. Alimentada por inyección directa por conducto común a una presión de 2.000 bares, este nuevo motor cuenta, entre otras mejoras con inyectores piezoeléctricos y menor relación de compresión para optimizar su rendimiento y prestaciones, aparte del consumo y su agrado de utilización, respecto a su antecesor de 136 CV. Dicha mecánica sorprende por su solvencia y buena respuesta desde bajas revoluciones, ideal como para no pasar demasiados agobios fuera del asfalto. Además cuenta con carácter para moverse con rapidez y estirarse con fuerza a partir de las 2.000 hasta casi las 4.500 rpm, cifra en la que ya hay poco que rascar. Manejado por un agradable y preciso cambio manual de seis velocidades, dicho motor logra un consumo de 7,8 litros/100 km; registro que no está nada mal a tenor de su envergadura y peso cifrado en 1.650 kilos. En resumen, un motor que ha satisfecho nuestras expectativas pues se muestra suave, progresivo, agradable de utilizar y con empuje de sobra para mover con agilidad la carrocería del RAV4. Además y a diferencia de su antecesor diesel D4-D de 136 CV emite menos nivel de ruido dentro del habitáculo, lo que redunda en un mayor confort y agrado de uso.
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La mencionada caja de cambios va unida a una transmisión permanente al eje delantero, con acoplamiento automático a las ruedas traseras, en caso necesario, gracias a un embrague de discos controlado electrónicamente, que reparte el par en proporción 55/45 %. También contamos con la posibilidad de bloquear el reparto, mediante un botón ubicado en la consola central, que reparte el par en la proporción mencionada con anterioridad. Este eficaz sistema junto al control de tracción permite al RAV4 desenvolverse con soltura fuera del asfalto franqueando obstáculos y avanzando en caminos de mediana dificultad donde otros SUV se tienen que parar. A tales ayudas, el sistema de arranque en pendientes, que mantiene los frenos apretados durante apenas un par de segundos junto al control de descenso evita sobresfuerzos del embrague si tenemos que descender o subir por alguna pendiente acusada. Aunque no hay que llevarse a engaño, pues cuando el camino se complica en demasía, sus capacidades de avanzar por el mismo se reducen considerablemente, pues su escasa altura libre y recorrido de la suspensión requieren extremar la prudencia para no tocar con los bajos. Además la ausencia de reductora hace replantearse el avance cuando el terreno se pone difícil sobre todo en barrizales, fuertes descensos y ascensos, etc. Claro que por pistas con gravilla es toda una delicia al volante, pues se muestra rápido, capaz de tragarse con eficacia cualquier bache sin que apenas resulte molesto dentro del habitáculo. En definitiva, un coche para divertirse conduciendo ligero por pistas o avanzar por el monte con solvencia. Abandonado el campo y una vez en asfalto nuestro protagonista tiene mucho que decir, pues se convierte en todo un gran rutero, gracias a la inestimable ayuda de sus chasis monocasco y de unas suspensiones, que a pesar de ser blandas en su tarado guardan cuentan con la firmeza necesaria para guardar un perfecto equilibrio entre un uso en carretera y fuera de ella. Pasajeros y conductor se encontrarán tan bien aislados, que los kilómetros pasan sin enterarse. Su eficaz dirección eléctrica no hace sino acrecentar su buen comportamiento demostrando su buena estabilidad y aplomo en autovía cuando se presentan curvas largas, pues lejos de manifestar inercia alguna otorga un comportamiento similar al que puede ofrecer una berlina.
En curvas más lentas, más de lo mismo, aunque no hay que olvidar el coche que llevamos, pues si obligamos en demasía las masas terminan por imponer su ley y a pesar de que no se manifiestan grandes oscilaciones de la carrocería, el subviraje sale a relucir. Potenciado por unos neumáticos Yokohama Geolander G91 en medida 225/65 R17, que adelantan en mayor medida que los de asfalto la pérdida de adherencia, debido a la falta de un mayor apoyo lateral aunque se muestran eficientes en campo. En cualquier caso, la electrónica está presente en todo momento y actúa para corregir los errores que podamos tener en la trazada, aunque otorga cierto margen en superficies deslizantes, pues conviene recordar que el VSC (control de estabilidad) no se puede desconectar totalmente.
Los frenos, aunque se muestran resistentes echamos en falta un tacto mejor tarado del pedal, que ayude a modular con mayor eficacia la frenada. En cuanto a su equipamiento dentro de este apartado, resulta bastante completo, pues a los correspondientes controles de tracción, de estabilidad y de descenso, además del arranque en pendientes, se suman dentro del habitáculo una buena batería de airbags, incluido el de rodilla para el conductor. No obstante tiene algunas lagunas como la imposibilidad de equipar en las versiones más equipadas, como era el caso, de opciones tan importantes como los faros de xenón, airbags laterales o el control de presión de neumáticos. Elementos que sí pueden llevar algunos de sus rivales más directos, caso del Volkswagen Tiguan, BMW X3 o Ford Kuga.
Cómodo, ágil en carretera y sobre todo divertido en firme deslizante así es el RAV4, un todocamino lo suficientemente valiente para darse algo más que un paseo campestre, sin grandes excesos, pues no hay que olvidar que no se trata de un todoterreno puro. La actual puesta al día al comienzo de este año le ha permitido codearse con rivales de la talla del Volkswagen Tiguan o el recién llegado al mercado, BMW X1; sin temor a verse sobrepasado con holgura ante rivales de tal entidad. Para ello suma a su carácter aventurero y rutero, un confortable habitáculo y una versatilidad de uso acorde a su tamaño.
me gustaría saber el precio de este RAV4. Gracias