Un valor seguro para Toyota. Y también para sus clientes.
El utilitario "de toda la vida" es un tipo de coche tan habitual en Europa como importante para las marcas que compiten dentro de sus mercados. El hecho de que uno de cada cinco automóviles vendidos en Europa corresponda al segmento B explica que veamos por la calle tantos Seat Ibiza, Renault Clio, Volkswagen Polo, Opel Corsa, Peugeot 208 y compañía, todos ellos coches polivalentes de tamaño reducido y precios razonables.
Este sector del mercado europeo resulta especialmente valioso para el gigante japonés Toyota, puesto que casi la cuarta parte de sus automóviles vendidos en 2013 lucen el apellido Yaris en el portón trasero. Desde su lanzamiento hace quince años, el utilitario nipón ha logrado acumular tres millones de unidades vendidas en el viejo continente, con lo que el gran objetivo de Toyota es ahora que sus clientes decidan repetir cuando toque cambiar de coche. Y todos los cambios que presenta el Yaris recién actualizado parecen dirigirse en ese sentido.
Más atractivo y juvenil. Más "unisex".
La mejor manera de ganar nuevos clientes para el Yaris, o hacer que los actuales deseen cambiarlo por uno nuevo, consiste en crear un producto visualmente atractivo para el gusto occidental (y a ser posible, tanto para hombres como mujeres). Aquí el grupo Toyota ha demostrado ser inteligente, permitiendo que fuese su centro de diseño europeo el encargado de llevar la batuta en este aspecto tan crucial -algo que otras marcas orientales como las coreanas Hyundai y Kia también han sabido tener muy en cuenta-.
En consecuencia, los cambios estéticos se concentran en el frontal, y resultan ser mucho mayores de lo que podíamos esperar. Llama la atención su prominente diseño en forma de aspa, visto por primera vez en el pequeño Aygo presentado en el Salón de Ginebra 2014 y que también otorga mucha personalidad al utilitario japonés (opinión que, debo indicar, no he visto compartida por todas las personas a las que he consultado).
Este nuevo lenguaje visual, bautizado como Under Priority, sin duda concede protagonismo y agresividad a la parrilla y el paragolpes delantero. La línea cromada de la calandra se prolonga hacia el interior de los faros, que también son completamente nuevos y adoptan el diseño Keen Look. Se ha modificado además la estructura interna de todas las ópticas, incluyendo las traseras, que lucen un nuevo dibujo formado por LEDs. Y poco más cambia en el exterior, aparte de un paragolpes trasero de nueva factura. Por supuesto, las dimensiones son prácticamente las mismas, con 3,95 m de longitud por 1,51 m de altura y 1,70 m de anchura.
Todo sigue igual... pero mejor
Podría parecer a simple vista que el habitáculo no se ha visto afectado por este restyling. Nada más lejos de la realidad. Lo que sucede es que los cambios se han aplicado de manera incremental, mejorando algunos aspectos de diseño y otros de ergonomía, pero sobre todo elevando la sensación general de calidad, que ha subido algunos enteros.
El salpicadero evoluciona discretamente sobre el diseño del modelo anterior, al que aporta una mayor integración visual, un cuadro de instrumentos algo más estrecho y mayores superficies de tacto blando. También llega como opción un nuevo sistema multimedia Toyota Touch 2, con navegador, manos libres Bluetooth, entrada USB y pantalla de 7 pulgadas en lugar de las 6,1" del modelo anterior.
Aparte de lo mencionado, llega un nuevo diseño para las contrapuertas y mejores materiales de recubrimiento para la mayoría de superficies del habitáculo. Todo ello sin perjudicar la principal virtud del Yaris: su buena relación entre dimensiones exteriores y espacio útil para los ocupantes del vehículo.
De hecho, la fila posterior todavía sorprende por su aprovechamiento, quizás no tanto por distancia desde las rodillas hasta la butaca delantera -aquí gana sin duda el nuevo Hyundai i20- sino por su buena anchura y por la cantidad espacio liberado por la ausencia del típico túnel de transmisión. Gracias a esto último, la plaza del centro puede servir para algo más que un uso puntual, sobre todo si la ocupa un niño (que no sufrirá tanto la menor anchura y mullido en asiento y respaldo).
Con 286 litros, la capacidad del maletero se sitúa en la media del segmento. Las formas de su interior no son muy regulares y se echa en falta la presencia de ganchos de sujeción; carencias que se compensan de algún modo con una boca de carga bastante amplia y no muy elevada. La balda separadora puede situarse en una posición más elevada para enrasarse con los asientos abatidos (configurados en disposición 60:40), dejando al tiempo más espacio en el doble fondo, donde en vez de rueda de repuesto tenemos un kit antipinchazos.
Interesante por equipamiento y precio
Hablemos ahora de equipamiento. El Toyota Yaris está a la venta con tres niveles de acabado: City, Active y Advance. Nuestra unidad de pruebas corresponde al nivel intermedio Active, que incluye de serie: volante multifunción, pomo y palanca de cambios tapizados en cuero, aire acondicionado, sistema multimedia Toyota Touch 2, ordenador de viaje, control de velocidad de crucero y llantas de acero de 15”.
En el momento de escribir esta prueba, Toyota España tiene vigente una atractiva promoción para el Yaris Active 100 de 5 puertas con motor de gasolina 1.3 de 99 CV (el mismo coche que hoy os presentamos), a cuyo equipamiento suma el Pack Look que añade faros antiniebla delanteros, llantas de aleación de 15”, cámara de visión posterior y ópticas traseras LED. Todo ello por un precio de 12.551 euros (PIVE 6 incluido). Nuestra unidad equipa como extras la pintura metalizada Azul Kallfü (375 €), el Pack Cool (climatizador bi-zona y guantera refrigerada, 500 €), el sistema de navegación Toyota Touch & Go 2 (800 €) y la función de llamada de emergencia y asistencia, para sumar un precio final de 14.226 euros (impuestos y plan PIVE incluido).
Completamente revisado, también bajo la superficie
Hasta aquí llega la lista de modificaciones estéticas y características de equipamiento. Pero más importantes son si cabe los cambios realizados sobre el apartado dinámico, que por número y alcance superan lo acostumbrado en un rediseño de media vida comercial.
Con el objetivo básico de elevar el confort general de marcha, los ingenieros de la casa japonesa han llevado a cabo en un completo reajuste del chasis, dirección y suspensiones. El Toyota Yaris recibe nuevas barras estabilizadoras, amortiguadores y topes de suspensión junto con muelles más blandos en ambos ejes. El eje trasero, en concreto,
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Los cambios más importantes son los que afectan al apartado dinámico.
incorpora un eje torsional más rígido y topes de suspensión más largos para mejorar la maniobrabilidad del coche. De manera añadida se ha buscado aumentar la rigidez de la carrocería (reforzada con hasta 36 nuevos puntos de soldadura) y mejorar la insonorización mecánica y aerodinámica.
Las novedades en la gama de motores se han centrado en mejorar la eficiencia de la versión híbrida y presentar una nueva motorización de acceso: un tricilíndrico de gasolina 1.0 con 69 CV, que viene a complementar al 1.3 de 99 CV de nuestro coche de pruebas y que permanece sin cambios respecto del modelo precedente aparte de un mejor aislamiento del sistema de escape. Por tanto, conserva su misma arquitectura de cuatro cilindros en línea sin sobrealimentación y siguie asociado a una caja de cambios manual de seis velocidades.
Más puntos a favor y casi los mismos en contra
Pese a las mejoras de calidad y diseño antes mencionadas, la postura de conducción apenas presenta cambios. Sólo hay uno que encuentro destacable: la consola central queda más elevada, y con ello la palanca de cambios, lo que facilita la tarea de enlazar relaciones. Continuaremos disfrutando de una buena sensación de espacio, de unos asientos bien confeccionados y una visibilidad más que correcta. Pero también siguen presentes algunos defectos…
Para empezar: aun siendo regulable en profundidad, el volante siempre queda demasiado lejos, lo que obliga a acercar y enderezar el asiento más de lo deseable. Por otro lado, la pantalla del navegador, aun siendo táctil y de buena calidad, está situada en una posición que la hace prácticamente invisible en días soleados por mucho que pongamos el brillo al máximo. Y como curiosidad, los intermitentes no hacen los habituales tres “tics” al pulsarlos, confundiéndonos al anunciar cambios de carril en autopista.
No hace falta recorrer muchos kilómetros por carretera para comprobar que los cambios sobre la dinámica del coche han sido para mejor. El Yaris se muestra más aplomado sin sacrificar el confort de rodadura; de hecho, ahora me parece un automóvil mejor equilibrado, aún más fácil de conducir y muy bien resuelto en general. Enlaza curvas sin darnos el menor susto, con poca tendencia al subviraje y sin balanceos excesivos.
Un coche mejor equilibrado, aún más fácil de conducir y muy bien resuelto en general.
Además, la dirección tiene la rapidez justa para evitarnos tener que “manotear” en curvas cerradas, pero sin llegar a mostrarse nerviosa. Simplificando al máximo, definiría al nuevo Yaris como un coche dócil, noble y de confianza.
Todo lo que no me ha convencido en este Yaris 100 tiene que ver con su mecánica. Para empezar porque su propulsor cumple con todo lo que no me gusta de los motores atmosféricos de pequeña cilindrada. Este 1.3 de gasolina ofrece una respuesta prácticamente vacía por debajo de las 2.000 revoluciones por minuto, y todavía algo escasa entre las 2.000 y 4.000 vueltas. Si queremos encontrar sus 99 caballos, tendremos que ir a buscarlos aún más arriba (la potencia máxima llega a 6.000 rpm), pero dudo mucho que vayamos a conducir a regímenes altos cada vez que cojamos el coche. Y tampoco ayuda que el par se quede en sólo 125 Nm a 4.000 rpm, obligándonos a jugar bastante con el cambio a la hora de afrontar repechos y adelantamientos.
Pero como decía, su respuesta puntiaguda es consecuencia de la arquitectura de este tipo de motores, sencillos, económicos y por otro lado muy fiables. Si buscáis un rendimiento más uniforme, con mejor respuesta desde bajo régimen, lo encontraréis en el Yaris 90D de 90 CV. Siempre a cambio de –cosas de los diésel- un nivel más elevado de ruido y vibraciones. Y de pagar 1.000 euros extra.
En cualquier caso, estamos hablando de un coche con un motor de gasolina de casi cien caballos para mover poco más de mil kilogramos de masa, así que las prestaciones no pueden ser malas. Y no lo son: el Toyota Yaris 100 acelera de 0 a 100 km/h en 11,7 segundos, con una velocidad máxima de 175 km/h.
Por último, los consumos; un asunto siempre delicado por mucho que nos empeñemos en recordar cómo se homologa el consumo de un coche. Todos sabemos que igualar los consumos oficiales en el mundo real es cosa de ciencia-ficción, y que los resultados son siempre superiores a lo escrito sobre el papel. Pues bien, durante nuestra semana de pruebas con el Toyota Yaris 100 hemos obtenido un promedio de 6,4 l /100 km; un valor que excede la cifra oficial en 1,5 litros y que, a decir verdad, queda dentro de lo que esperábamos. No es para nada un mal resultado, teniendo en cuenta que hemos conducido nuestro coche por toda clase de vías y sin esforzarnos en contener los consumos.
Un buen utilitario, aunque no en su mejor versión
Como hemos podido comprobar, el cuidado y atención con los que Toyota continúa evolucionando el Yaris bien podrían servirle para vender otros tres millones de unidades durante los próximos quince años. Se trata de un coche bien construido, atractivo a la vista, relativamente espacioso por dentro y bastante fácil de conducir. Además tiene un precio de venta interesante, y promete un coste de mantenimiento muy contenido.
Para mi gusto, la versión que hemos probado sólo desentona por el rendimiento su motor de gasolina, pero siempre podemos optar por las mejores prestaciones de la opción diésel. Es más: tratándose de Toyota, ¿por qué no elegir un Yaris Hybrid? Los 2.500 euros de diferencia bien pueden merecer la pena, sabiendo que disfrutaremos de las ventajas de conducir a diario un coche híbrido.
Esos niñitos emporrados, deberian viajar solo un poco, salid de los bares del poblacho y vereis que en las mas duras condiciones de diferentes rincones del mundo, solo se ven Toyotas e Isuzu, (este ultimo ni os suena dada la ignorancia supina en la que vivís) en guerras y desiertos, Africa y Sudamerica, con que os fijeis en los telediarios de TV-5 (que son los unicos que veis porque es la tele de fondo para la gente cotilla e ignorante) que perdida de tiempo empezar a leer vuestros inmaduros comentarios ¡¡