Para distinguirse y ser distinguido
La marca germana quiso dotar a su afamada berlina Passat en la primavera del presente año de un mayor recorrido lanzando un elegante automóvil con carrocería de berlina-coupé de cuatro puertas sin marcos, cuatro confortables plazas y un generoso maletero. Si su imagen encandila allá por donde pasa, más enamora su motor de gasolina 1.8 TSi con el que se alcanza un dinamismo y silencio en marcha propios de sus más reputados elegantes rivales de su segmento.
La apuesta de los fabricantes por abrir nuevos segmentos de vehículos que incrementen su volumen de negocio parece no tener fin y si en un principio Mercedes con su CLS se convirtió en la pionera en evolucionar la idea de coupé hacia un cuatro puertas de dinámico diseño, dotado de cuatro plazas con las que resolver la incomodidad que suponía introducirse en el interior de un vehículo de estas características. Volkswagen no ha hecho más sino lanzar su particular propuesta de origen más terrenal y accesible al cliente en este elitista nicho de mercado que contará en años venideros con propuestas tan interesantes y esperadas como el Aston Martin Rapide que se lanzará el próximo año o el Porsche Panamera.
Las variaciones en su diseño se perciben en un vehículo 31 mm más largo que la berlina Passat con 4.796 m, con una anchura que se ha visto incrementada en 36 mm hasta alcanzar los 1.856 m y cuya altura ha descendido en 50 mm hasta situarse en 1.417 m. Sus particulares rasgos saltan a primera vista con un frontal más contundente y afilado y una zaga más recortada. Igualmente llaman la atención las inclinadas superficies acristaladas, en este caso tanto el parabrisas como la luneta trasera y la ausencia de marcos en las puertas. Toda la silueta se encuentra adornada con una gran abundancia de cromados, que se vislumbran en la parrilla delantera, listones de las puertas, ventanas laterales y protectores de sendos paragolpes. También se diferencia del Passat berlina del que deriva en los intermitentes que se encuentran insertados en los retrovisores, los cuales emplean una fila de diodos. . . . .
El habitáculo, al que accedemos a través de puertas sin marco, ofrece un estricto espacio dispuesto para cuatro pasajeros que van alojados en butacas independientes y al igual que muchos otros coupé, las traseras se encuentran separadas por una consola rígida, que alberga en su interior un pequeño receptáculo con tapa, junto a dos prácticos posavasos. El puesto de conducción se encuentra calcado al de la berlina de no ser porque vamos un poco más cerca del suelo, fruto de un reglaje de la suspensión propio de este modelo -15 mm más rebajado que la berlina -. Las regulaciones en altura de la banqueta así como las referentes al volante en altura y profundidad - facilitan en gran medida nuestro acomodo. Además conductor y pasajero disfrutarán de unos asientos deportivos forrados en Alcántara y cuero, que no sólo son cómodos sino que además sujetan bien. Detrás, dos adultos entran perfectamente con un hueco para las piernas generoso, aunque a la hora de acceder a las correspondientes plazas hay que agacharse más de lo normal, fruto de la caída del montante, que adquiere su particular diseño. Quienes no viajarán del todo cómodos son aquellos que superen el 1,80 m, pues aunque encuentran un buen espacio para las piernas - como ya hemos comentado - la altura para la cabeza se queda algo justa lo que hace que rocemos con el techo sobre todo cuando el pavimento se encuentran irregular y se atraviesa algún que otro bache. El maletero destaca por su notable capacidad situada en 455 litros si equipa una rueda de repuesto de tamaño similar a las del resto - como en nuestro caso - o por el contrario si prescindimos de la misma se incrementa a 532 litros, una cantidad nada despreciable. Sin embargo el único "pero" lo ponemos en su angosta boca de carga, propia de la forma del vehículo. Aún a pesar de todo ello es práctico, ya que el respaldo trasero es abatible por secciones para facilitar la entrada de objetos largos. La comentada ausencia de marcos en las puertas no repercute en el confort acústico, ya que no produce una mayor sonoridad en el interior que la berlina para que se pueda mantener sin mayores problemas una conversación normal con los pasajeros situados en las plazas traseras. En este sentido cabe señalar que tanto el ruido de rodadura como el procedente del motor, se encuentran muy apaciguados. . .
Pare realizar este test nos hemos decantado por la versión más barata de la gama, que también resulta ser la más interesante. Se trata del 1.8 turboalimentado de gasolina dotado con 160 caballos e inyección directa, que también se utiliza en otros modelos del Grupo Volkswagen. Derivado del 2.0 TSi de 200 CV - que cuesta en la gama 3.600 euros más - es un motor idóneo para mover al Passat, incluso más para aquello que piensan en el 2.0 litros diesel de 140 caballos pues aunque consuma más, el gasto no es tan exagerado - 8,3 litros de media frente a 5,8 de la versión diesel -, además suena mucho mejor, vibra muchos menos, es más refinado y es 980 euros más barato a la hora de decantarse por una u otra versión. Gracias a la ayuda del turbo el rendimiento de esta joya tecnológica hace olvidarse de los modernos turbodiesel, pues ofrece una buena respuesta ya desde las 2.000 hasta las 6.000 vueltas permitiendo realizar la maniobra de adelantamiento de manera rápida y sencilla, gracias a su constante progresividad. Además su motor ofrece una sonoridad agradable, resulta suave y refinado y su consumo es moderado -siempre y cuando mantengamos una velocidad constante y no practiquemos una conducción más dinámica. Prueba de ello es que se puede tornar por encima de los 10 litros cuando circulamos por zonas lentas de curvas con sucesivos adelantamientos. Incluso a ritmos más elevados y exigiendo en mayor medida al cambio, este se torna aún más elevado pudiendo alcanzar los 12,2 litros/100 km de media. Aún con todo ello goza de un buen depósito de 70 litros. Sus registros prestacionales no están nada mal pues acelera de 0 a 100 km/h en 8,6 segundos es buena , cubre el kilómetro en 29,1 segundos y recupera de 80 a 120 km/h en 7,3 segundos en 4ª y 10,3 segundos en 5ª. En este sentido, contribuye de manera eficaz su cambio manual de seis velocidades, pues a su tacto y correcto guiado, se añade seis relaciones bien ajustadas. Tan sólo éste último desarrollo presenta una relación más larga dificultando el adelantamiento, aunque fuera de esta maniobra es plenamente utilizable.
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El Passat CC toma la plataforma de su hermana la berlina manteniendo su misma batalla (2.711 mm), aunque incrementando su anchura de vías - 11 mm delante y 16 mm detrás - a lo que añade de manera opcional un muy recomendable y afinado control dinámico de comportamiento, que regula la amortiguación adaptativa y la asistencia de la dirección. Dichos sistema - que equipaba nuestra unidad testeada - denominado DCC por la marca germana, que se adapta continuamente a las características de la vía, permite calibrar la suspensión mediante un tecla situada junto al cambio, que ofrece tres reglajes base: Confort, Normal y Sport. Su bien elaborado bastidor junto a la buena puesta a punto de las suspensiones, permite un comportamiento perfecto entre confort y estabilidad en las vías rápidas con un grado de aplomo francamente notable. Incluso cuando rodamos por zonas con asfalto irregular el confort interior no pasa demasiada factura a los pasajeros. Para colmo al movernos por carreteras comarcales y de montaña, el buen guiado del tren delantero y la precisa y directa dirección permite efectuar una conducción dinámica con total solvencia. Su elevado límite de adherencia y aplomo ante fuertes apoyos, así lo confirma. Lástima que sus cualidades en carretera se conviertan algún que otro pero en ciudad por su consumo algo elevado -en torno a los 10,3 litros -, y su justa visibilidad, fruto de sus generosas dimensiones. .
Estamos ante uno de los apartados en los que el Passat brilla con luz propia pues su efectivo chasis logra una solidez y aplomo digna de elogio, más aún con el DDC. Además permite incorporar entre su equipamiento un alto nivel tecnológico con elementos como el control de velocidad con radar de proximidad ACC, así como el "Front Assist", que combinado con el mencionado control activa los frenos para atenuar el impacto ante una colisión por alcance. Y ya que e destacan por estamos mencionando los frenos diremos que cuentan con un buen equilibrio, gracia a su bien calibrado distribuidor electrónico de la frenada. Además presentan una buena resistencia a la fatiga. También puede equiparse con sistema de cambio de carril "Lane Assist", que a partir de los 65 km/h corrige levemente el giro del volante si el vehículo detecta que pierde la trayectoria mediante un microcámara encargada de leer las líneas de la carretera ¡Atención! conviene tener claro, respecto a este sistema, que si tras ocho segundos no hemos retomado la dirección, el sistema avisa con un pitido para después desactivarse. Tampoco falta el freno de mano eléctrico. Hasta cuenta con unas cubiertas especiales desarrolladas por Continental, que se denominan "Contiseal", cuya banda de rodadura se autosella para no perder aire ante un eventual pinchazo. Todo ello se completa con el control de presión de neumáticos. .
Valoración final
El particular diseño de berlina-coupé no sólo está cargado de gran atractivo sino que incrementa el confort de uso, en cuanto a accesibilidad, respecto a los modelos de dos puertas. Además la exclusividad de este producto - con un precio de 33.050 euros - tampoco se paga de manera exagerada si observamos que tan sólo le distancian 3.220 euros de su hermana berlina equipada con esta misma mecánica. Un motor turbo de 160 CV que le viene como anillo al dedo, a este producto de gran calidad que se sitúa un punto por encima de la mayoría de las berlinas medias del mercado.
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