Alma deportiva, cuerpo familiar
Con más de 15 millones de unidades vendidas en sus 35 años de presencia continuada en el mercado, el Passat es líder en su segmento gracias a una progresiva consolidación entre la elite de las berlinas medias. Los propios responsables de la marca alemana lo califican como el "triunfador silencioso" por su notable peso en las ventas pero su discreta presencia en las calles. Tras el Golf, es el modelo más importante de VW en Europa y en España. También es para fidelizar a clientes de la marca, provenientes del Golf, pero que desean "crecer" y saltar al segmento de las berlinas manteniendo un cierto componente de deportividad, VW ha diseñado esta versión R-Line, que se añade a las existentes Advance, Highline, Individual y Bluemotion. De hecho, todas ellas incorporaron unos meses atrás, coincidiendo con el lanzamiento del R-Line, nuevos equipamientos para mejorar su confort y seguridad, ampliando además el listado de elementos opcionales con nuevos y sofisticados dispositivos tecnológicos y multimedia. Con el R-Line, que sustituye al acabado Sportline, el Passat ha incrementado notablemente su deportividad pero también ha mejorado su competitividad, su imagen y su notoriedad. Texto y fotos: Narcís Reixach
Exteriormente, es fácil distinguir el Passat R-Line gracias a toda una serie de componentes específicos que los responsables de VW han dispuesto para potenciar su talante deportivo. Así, esta versión -de imagen más dinámica y exclusiva que el resto de variantes de la berlina alemana- se caracteriza por unos parachoques frontal y trasero más anchos, la parrilla delantera cromada, las estriberas laterales y el spoiler trasero, las llantas de aleación de diseño exclusivo de 17 pulgadas con neumáticos 235/45 (con rueda de repuesto del mismo tamaño y también con llanta de 17") y una suspensión deportiva recalibrada específicamente para esta versión; además, claro está, de los logotipos y emblemas distintivos R-Line que luce el coche en los laterales. Además de estos vistosos aditamentos, se cuentan también en el paquete específico R-Line las molduras de aluminio en las puertas y los faros bixenón autodireccionales.
Lo cierto es que a excepción del radical R36, la versión más "racing" del Passat, con 300 CV, ningún otro acabado ofrece una estética con detalles tan deportivos; ni siquiera las variantes con motor de 3,2 litros y seis cilindros.
Gracias a todos estos componentes estéticos que luce en su carrocería el R-Line, se realzan y enfatizan las líneas robustas y deportivas del Variant.
Por lo que se refiere al interior, las aportaciones del R-Line respecto a otros acabados son los asientos deportivos con regulación eléctrica, que ofrecen un excelente apoyo lateral en conducción deportiva pero sin resultar angostos ni comprimir en exceso la espalda y los brazos contra las "jorobas" laterales. También el volante multifunción forrado en piel y la incorporación del sensor de lluvia y luces son de serie en el R-Line. Este equipamiento adicional completa desde el punto de vista del confort un exterior claramente enfocado a la deportividad, pero con la sobriedad y la elegancia tradicional de la berlina alemana. Y es que la versión R-Line del Passat ha sido desarrollada por VW Individual, empresa subsidiaria del Grupo especializada en idear equipamientos exclusivos para satisfacer los gustos de los clientes más exigentes. Por lo que se refiere a las plazas traseras ofrecen el espacio necesario para que tres adultos viajen sin excesivas estrecheces, aunque tampoco con un confort de primera categoría. La zona de carga, en cambio, dispone de unos generosos 513 litros muy aprovechables gracias a la enorme boca de acceso y a unas formas muy rectas que permiten colocar en su interior una cantidad de bultos y objetos verdaderamente sorprendente. Con los asientos abatidos, su volumen total útil crece hasta los 1.641 litros.
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La unidad probada, equipada con un 2.0 TDI de 170 CV con cambio DSG, es quizás la motorización más recomendable para la variante familiar del Passat, dado su excepcional relación entre prestaciones y deportividad y confort de marcha y autonomía. Existen otras alternativas interesantes, como el reciente 1.8 TSI de 160 CV, aunque la explosividad del propulsor de gasóleo y su consumo desbancan claramente a la opción de gasolina, en especial con esta configuración de carrocería, a la que se le presupone un uso ligeramente diferente al de una berlina. Los Variant, asociados a perfiles de clientes más activos y jóvenes, suelen circular a menudo a plena carga y su conducción, dado el talante y el estilo de sus propietarios, acostumbra a ser más ágil y dinámica que la de las berlinas, vinculadas tradicionalmente a clientes "senior". Sus registros no dejan lugar a dudas respecto a su potencial mecánico y dinámico: casi 220 de punta, menos de nueve segundos para alcanzar los 100 y con una media de poco más de seis litros a los 100. En definitiva, una verdadera delicia si además viene asociada como en este caso al fascinante DSG de Volkswagen. Lo cierto es que poder escoger entre la confortable suavidad y progresividad de la posición D de la caja automática o las ultrarrápidas transiciones de marchas de la función secuencial es una verdadera gozada.
Como mencionábamos con anterioridad, el R-Line no es sólo imagen, sino que su comportamiento destila una dosis de deportividad extra gracias a elementos como la suspensión recalibrada o las llantas de 17 pulgadas con gomas de medidas especiales. Desde luego lo que más se deja notar es la eficaz puesta a punto de los amortiguadores, que ofrecen un funcionamiento muy bien conseguido, sin excesivos movimientos de su carrocería ni rebotes sobre firmes en mal estado. El tarado, optimizado también por las expertas manos de la división VW Individual, es más duro que en otros Passat y su altura se ve rebajada en 15 mm respecto a otros modelos de la gama. Además, no comprometen en absoluto el confort pero responden como se espera cuando el dinamismo aumenta y se fuerza el ritmo de marcha. La dirección y la frenada actúan en la línea habitual de los productos de la firma del Wolfsburg, es decir con una efectividad brillante.
No cabe duda de que nos encontramos frente a una berlina familiar de las que establecen la norma a seguir en el segmento; así lo demostró VW con la nueva generación del Passat (5 estrellas EuroNCAP con 34 pts) y por ello los técnicos alemanes han considerado que el R-Line debía ser de nuevo el abanderado en cuanto a equipamiento de seguridad pero también en confort. Equipa de serie 6 airbags, ABS con EDS y asistente de frenado de emergencia, control electrónico de tracción y estabilidad (TCS+ESP) con recomendación de dirección, faros de bixenón direccionables, sensor de lluvia y luces e incluso un sistema de aparcamiento automático similar al Park Assist del Touran. Con él se logra aparcar el coche de forma precisa y casi autónoma sin riesgo de lastimar los parachoques por falta de precisión durante la maniobra. A todo ello hay que añadirle un nuevo dispositivo estrenado en la gama Passat a principios del año pasado como es el navegador con disco duro y pantalla en color de 6,5 pulgadas.
Esta versión del Passat resulta especialmente recomendable para aquellos clientes de la marca que provienen de categorías inferiores (como el compacto Golf) y que desean realizar una transición natural y subir un escalón en cuestión de espacio, confort -y también representatividad- pero sin dejar de lado el estilo deportivo como sello de identidad y manteniendo el dinamismo como uno de los elementos esenciales. En el aspecto opuesto hay que citar el elevado precio que supone disponer de la mencionada deportividad de su línea exterior con el nivel de equipamiento que presenta y con la guinda del DSG vinculado a su potente mecánica de dos litros turbodiesel de 170 CV. Hay que reconocer que casi 37.000 euros no es una tarifa que puedan asumir muchas familias jóvenes, en principio, los clientes a quienes va dirigida esta versión.