Vendaval de potencia y prestaciones
"Con 200 CV bajo el capó, viento en popa a toda vela, no corta el asfalto sino vuela, un coupé alemán...". Así podría empezar el cuento para los felices y afortunados propietarios de un Volkswagen Scirocco 2.0 TSI DSG como el de la prueba. A estos privilegiados les espera un largo y prometedor periodo de dicha, gracia y disfrute al volante de esta máquina de precisión deportiva. Y es que pilotar este automóvil es una experiencia tan intensa como gratificante. La firma alemana, especialista en versiones deportivas tan míticas como las GTI o las R (32, 36...) ha condensado en este producto la esencia mecánica y dinámica de un buen deportivo con la arquitectura seductora y subyugante de un coupé y ha aderezado la mezcla con la calidad de acabados de una berlina de lujo para que en todo amante de los automóviles de raza se genere esa chispa de emoción, ese brote de deseo y ese sentimiento de posesión que alimenta la compra de un vehículo aspiracional como este. Aunque la razón nos dicte que su configuración resulta poco práctica o que su precio es elevado, afortunadamente, el corazón se impone en ocasiones y se dejará llevar por su sonoridad, su diseño, sus prestaciones y su genio. Enhorabuena a quienes sucumban al poder del deseo y se compren un ejemplar como éste. Texto y fotos: Narcís Reixach
Se mire por donde se mire es un verdadero acierto desde el punto de vista estético. Para un coupé no se podrían haber elegido unos rasgos más atractivos e impactantes. Con una imagen que destila agresividad y genio por los cuatro costados, el Scirocco concentra gran parte de su fuerza visual en una trasera musculosa, compacta y con unos hombros poderosos y sobredimensionados. Sus pilotos horizontales estrechos y su ancho parachoques posterior parecen sobresalir por los laterales. El efecto, generado a su vez por una línea de cintura ascendiente y unas ventanillas cortas, es sin duda impactante y de una gran contundencia visual. Y si la zaga es prominente y característica en este modelo, no lo es menos el frontal. Esta sección del vehículo introdujo por vez primera los rasgos estéticos que dominarían todos los productos de la marca tras su llegada y que se impondrían también en su "primo hermano", el Golf de sexta generación. En definitiva su genio y su poderío mecánico se evidencian con sólo un vistazo y su presencia, casi amenazadora, revela su alto contenido deportivo.
El interior es sólo apto para cuatro personas y en las plazas posteriores no sobra el espacio; es más, son bastante justas para dos personas especialmente si la envergadura y la corpulencia de las mismas sobrepasa ligeramente la media. De todas formas, es un peaje que se paga a gusto, incluso viajando detrás, por las "compensaciones dinámicas" que ofrece este vehículo. La ventaja es que los asientos individuales traseros, con reposacabezas integrados calados y fijos, recogen muy bien el cuerpo y se va cómodo aunque algo "encajonado". Delante sucede lo mismo, la sensación es algo más confortable pero también escasea el espacio. Los asientos deportivos ofrecen un agarre lateral excelente y un confort muy alto. Además, aunque la posición de conducción es bastante baja y da la sensación de no disponer de mucha visibilidad, encontrar la postura es fácil. Ello se debe en parte a un volante de agradabilísimo tacto y agarre. De aro ancho, con la parte baja ligeramente achatada y unas agarraderas muy ergonómicas a lado y lado de los radios centrales, su manejo es un placer. Lo mismo sucede en general con el tacto y la visión que proporcionan otros elementos del interior, como el original tirador de las puertas o la atmósfera que desprende su habitáculo, muy deportiva gracias a detalles como las costuras y el tapizado de los asientos a base de estrechas franjas o la instrumentación y el salpicadero, sobrio y con todos los controles concentrados de forma muy ordenada.
El corazón que anima a este atleta de la carretera es el dos litros gasolina con doble sobrealimentación del Grupo VW, que se equipa también en otros modelos de la casa de espíritu deportivo. Montado en este coupé despliega una verdadera sinfonía acústica pero sobre todo hace gala de una impresionante capacidad de aceleración. Sus 200 CV tiran de él con una fuerza inusitada desde muy abajo gracias a la presencia de un compresor (para el régimen bajo y medio de revoluciones) y un turbo (para la zona media y alta del cuentavueltas). El resultado es que entre las 1.700 y las 5.000 rpm, el empuje es constante y contundente sin atisbos de desfallecimiento en ningún momento. Gracias a este bloque, sus prestaciones no dan lugar a equívocos: de 0 a 100 en 7,2 segundos y velocidad máxima de 235 km/h. Aunque sin duda, lo mejor está por contar. Por un lado, merece la pena destacar que el consumo medio de este propulsor es de sólo 7,8 litros, un valor excelente teniendo en cuenta la potencia que es capaz de desplegar. Aunque cuando el ritmo es vivo esta cifra se sitúa fácilmente por encima de los 9 litros, sigue siendo merecedor de todos los halagos puesto que un V6 o un V8 de similar caballaje casi doblarían los registros. En segundo lugar merece reconocimiento y alabanza el excepcional rendimiento que ofrece este motor y el "jugo" que se le puede sacar al coche si está equipado -como era el caso- con el cambio automático DSG de doble embrague y seis velocidades con levas en el volante. Con esta transmisión, el motor da lo mejor de sí y permite un ritmo endiabladamente rápido de cambios de marchas y reducciones. Tanto en automático como en funcionamiento manual, su manejo es una delicia, y en posición Sport, las sensaciones se acercan a las de pilotar un verdadero bólido de competición.
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El dinamismo visual que proporciona la estilizada silueta del Scirocco se refrenda una vez comprobamos sus habilidades por carretera. No existe ningún parámetro que presente deficiencias a nivel de respuesta o funcionamiento. Su frenada es dosificable pero contundente, su dirección, precisa y rápida, su cambio (como mencionábamos antes) un prodigio de suavidad y efectividad, y su estabilidad, intachable gracias a su bajo centro de gravedad (altura de sólo 1,40 m). El chasis deportivo en combinación con el conjunto de suspensiones deportivas le otorgan la capacidad de ofrecer una velocidad de paso por curva tremenda con una mínima inclinación de la carrocería. Además, de forma opcional, se puede mejorar aún más su aplomo y su agarre con el sistema de suspensión adaptativa electrónica, que por 900 euros modifica el comportamiento del vehículo con tres niveles de dureza: Normal, Comfort y Sport. Lo cierto es que las de serie ya resultan suficientemente duras, aunque sin llegar a ser secas ni incómodas en un uso diario sin exigencias. Esta es precisamente otra de las ventajas de este modelo, que permite una conducción suave y relajada con una entrega de potencia muy progresiva si lo que deseamos es circular pausadamente.
En un vehículo de prestaciones tan considerables y altamente deportivo y dinámico, la seguridad cobra una relevancia aún más destacada. Lo cierto es que con semejante potencial, en la conducción del coupé alemán se agradecen y se hacen necesarias las ayudas electrónicas que equipa. Si la exigencia es alta, su contribución es definitiva y su actuación frecuente, proporcionando una sensación de seguridad que genera confianza en el conductor y le permite centrarse en otros aspectos relacionados con el manejo del coche. Los habituales ABS con EDS y asistente de frenada de emergencia, control de estabilidad y tracción, presión de los neumáticos y Auto Hold (equipamientos todos ellos incluidos en esta versión) realizan un papel decisivo en este automóvil, que si no fuera por estas ayudas requeriría de una pericia al volante sólo al alcance de los conductores más avezados.
El VW Scirocco 2.0 TSI de 200 CV está disponible con cambio manual de 6 velocidades por 28.950 euros o el DSG de 6 marchas de la unidad de pruebas por 30.690 euros. Por 30.000 euros disponer de un deportivo de raza como éste, que igual que proporciona diversión y seguridad en la conducción puede también resultar fácil y cómodo de llevar, no es algo sencillo. A este nivel prestacional, las mecánicas suelen ser V6 de mayor cubicaje, más costosas, pesadas y consiguientemente más "tragonas". Y eso sin hablar del excelente nivel de acabados interiores y la calidad inherente a los productos del Grupo VW. Es cierto que posee limitaciones como las dos plazas traseras, de altura justa y escaso espacio, o un maletero de 292 litros en configuración básica (aunque se puede ampliar hasta 755 litros al abatir los asientos posteriores). Lo que está claro es que una vez asumidas las limitaciones estructurales de un coupé compacto, pocos automóviles tienen reservadas a sus propietarios unas satisfacciones tan emocionantes e intensas como las que les aguardan a los poseedores de esta versión del VW Scirocco
VW.. no gracias,en cuanto entre en taller te lo capan....