Dentro de los elementos de seguridad activa de un vehículo es importante saber qué es el ABS de un coche. Y lo primero que debemos destacar es que se trata de un sistema de vital importancia para garantizar el mejor comportamiento ante una frenada, con el objetivo de evitar o reducir el riesgo de accidentes.
El primer coche en incorporar ABS, patentado por Bosch, fue un Mercedes Clase S W116 del año 1972, aunque esto ocurrió en 1978. El éxito de este sistema electrónico fue inmediato, ya que rápidamente quedó demostrada su efectividad, aunque no fue hasta 2003 cuando se estableció que todos los coches nuevos en Europa debían incorporarlo de manera obligatoria.
¿Qué significa ABS?
Las siglas ABS se derivan del inglés Anti-lock Braking System o, lo que es lo mismo, Sistema Antibloqueo de Frenos.
¿Cómo funciona el ABS de un coche?
El funcionamiento del ABS se basa en una serie de sensores que monitorean la velocidad de rotación de cada rueda. Cuando estos sensores detectan una disminución abrupta en la velocidad de rotación de una o varias ruedas, el sistema interpreta que el vehículo está en proceso de frenado y evalúa la necesidad de intervenir para prevenir el bloqueo.
En caso de que sea necesario, el ABS ajusta la presión de frenado en cada rueda de manera independiente, evitando así el bloqueo, mejorando el agarre y proporcionando al conductor un mayor control sobre la dirección y, por tanto, sobre el vehículo.
¿Qué elementos componen un ABS?
El sistema ABS ha ido evolucionando con el paso del tiempo, mejorando su respuesta en diferentes situaciones, como curvas o superficies deslizantes, y adaptándose a los requerimientos de los nuevos sistemas de propulsión, como los que incorporan coches híbridos y eléctricos.
Sin embargo, su finalidad siempre es la misma, la de gestionar el frenado a través de una serie de elementos:
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Sensores o captadores: están ubicados en cada uno de los neumáticos del coche y su misión es identificar la velocidad de giro de cada uno. Y es que no siempre todas las ruedas giran a la misma velocidad; por ejemplo, en una curva, las interiores van más despacio que las exteriores.
Válvulas: se encargan de regular la presión del líquido de frenos en cada rueda a través de un pistón. Con ello, se consigue frenar más o menos la velocidad de giro del neumático.
Unidad de control: este elemento se encarga de recoger la información de los sensores y decide cómo actuar sobre las válvulas en cuestión de milisegundos para evitar el bloqueo de las ruedas.
Sistema convencional de frenos: como es lógico, elementos como el líquido de frenos, tuberías, pinzas de freno, pastillas, frenos de disco y bomba de frenado trabajan en consonancia con los anteriores. Todos ellos deberán estar en buen estado porque de lo contrario, el ABS no funcionará correctamente.
¿Cuál es la diferencia entre frenar con ABS y sin ABS?
Existe una gran diferencia entre frenar con un coche con ABS y otro sin ABS, siendo este último mucho más complicado de gestionar, ya que requiere de un mayor control sobre el pedal del freno:
Frenar con ABS: con el Sistema Antibloqueo de Frenos, el conductor tan solo tendrá que pisar de manera vigorosa pedal de freno y embrague para conseguir frenar el coche y maniobrar de manera eficaz, puesto que será la unidad de control la que gestione la presión a ejercer para evitar el bloqueo de las ruedas.
Frenar sin ABS: el conductor deberá ser especialmente hábil ya que, sin ABS, tendrá que pisar y soltar varias veces, de forma rápida y continuada, el pedal para evitar que las ruedas se bloqueen. Y no todo el mundo está capacitado para ello.
Otros beneficios del ABS
Además de aumentar de manera notable la seguridad ante una frenada de emergencia, aportando al conductor un mayor dominio del vehículo en esta circunstancia, el ABS del coche tiene muchos beneficios.
Al evitar el bloqueo de las ruedas, ayuda a que los neumáticos duren más tiempo, evitando un desgaste irregular, además de minimizar la generación de calor en los frenos.
Como consecuencia de lo anterior, se reducen los costes de mantenimiento y, por ende, también habrá menos residuos generados por neumáticos y frenos, ya que no hará falta cambiarlos de manera tan frecuente.