El leasing es un arrendamiento financiero que consiste en un alquiler a largo plazo con derecho de compra. El usuario dispone del vehículo para su uso y disfrute durante el tiempo establecido y llegado el final del contrato tiene la opción de renovar el contrato, devolver el coche o comprarlo pagando un precio determinado.
La cuota final se calcula por el valor residual, que es la diferencia entre lo que pagó la compañía de leasing y lo que el usuario ha abonado durante la duración del contrato, cantidad a la que se añaden los gastos e intereses del contrato.
Con un contrato de leasing el usuario lo que busca es una fórmula de financiación que le permita comprar el coche al final del contrato, que suele durar un mínimo de dos años. Durante este tiempo paga cuotas mensuales que se van reduciendo del importe final del valor de compra.
Ventajas e inconvenientes del leasing
Es una de las fórmulas más demandada por empresarios y autónomos. Sus ventajas principales son que se puede financiar el 100% de la inversión, no requiere un desembolso inicial, la operación no conlleva riesgo financiero a efectos bancarios, se paga una cuota fija mensual durante la duración de todo el contrato y que los vehículos no se inmovilizan dentro del activo del balance de la sociedad. A eso se añade que el IVA es deducible y permite una amortización acelerada.
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En contra del leasing, hay que señalar que supone un mayor coste financiero de la deuda en relación a un crédito bancario tradicional.
A diferencia del renting, en el leasing no se incluye el pago de ningún servicio (seguro, reparaciones, mantenimiento…). Todo corre a cuenta del arrendatario, aunque la empresa que alquilar lo puede ofrecer.
Una estafa para particulares, que es lo que publicitan las marcas en sus promociones y en sus páginas web.