Qué hacer si se rompe la luna del coche
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Qué hacer si se rompe la luna del coche

Jaume Gustems

Jaume Gustems

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La rotura parcial o general del parabrisas es algo que ocurre con relativa frecuencia, y sobre lo que no cabe restar importancia. Dependiendo de la rotura, es necesario sustituir la luna del coche o simplemente repararla. Os explicamos en qué casos podemos ahorrarnos el coste de la sustitución.

Una de los incidentes más frecuentes durante la conducción es la rotura, generalmente de forma leve, de la luna del coche, provocada por el impacto de una piedrecilla despedida por otro vehículo.

Cuando en la luna aparecen grietas de este estilo, la reparación no es posible y se recomienda la sustitución.
Cuando en la luna aparecen grietas de este estilo, la reparación no es posible y se recomienda la sustitución.

Este impacto puede producirse debido al mal estado de la carretera (por la presencia de gravilla, por ejemplo), o por no haber mantenido correctamente la distancia de seguridad respecto al coche que nos precede; o simplemente, por mala suerte.

Puede ocurrir que el impacto sobre el parabrisas sea tan fuerte que produzca la rotura total del mismo, con el peligro que ello representa si seguimos conduciendo. Nuestra primera reacción después del golpe debe ser de calma, y debemos detener el coche progresivamente, sin brusquedades, activar las luces de emergencia y apartar el vehículo de la carretera para poder pedir ayuda externa.

Afortunadamente, los parabrisas actuales son laminados (disponen de una capa de plástico entre vidrio y vidrio) , y aunque el impacto provoca la rotura del parabrisas en minúsculos vidrios, éstos quedan enganchados a la lámina de plástico y no “estallan” dispersándose por el habitáculo o impactando al conductor. El peligro de la rotura total de la luna viene en realidad dado por la pérdida de visibilidad que se produce de forma instantánea, sobre la que hay que reaccionar con calma.

Pequeños impactos, lo habitual

Lo más habitual es recibir el impacto de una piedra de la calzada que provoca este hueco en el cristal, que sí puede ser reparado si no supera el tamaño de una moneda de dos euros, aproximadamente.
Lo más habitual es recibir el impacto de una piedra de la calzada que provoca este hueco en el cristal, que sí puede ser reparado si no supera el tamaño de una moneda de dos euros, aproximadamente.

Lo más habitual es que el parabrisas reciba un ligero impacto, de una piedrecilla de la carretera, que provoca un pequeño agujero en el vidrio, generalmente inferior al tamaño de una moneda de un céntimo. En un principio, puede parecer poca cosa, pero en realidad, es un desperfecto que, de no solucionarse de inmediato, puede amplificarse y acabar arruinando todo el parabrisas, obligando a su sustitución.

De hecho, ese pequeño impacto puede hacer que rápidamente el parabrisas presente grietas en horizontal, y esto hará que la reparación no sea posible. Si existen grietas, obligatoriamente deberá sustituirse toda la luna, con el coste que ello representa, ya no solo económico, sino también desde el punto de vista medioambiental.

En un taller especializado se utilizan herramientas que permiten hacer el vacío y eliminar la humedad presente en el área del parabrisas a reparar antes de aplicar la resina.
En un taller especializado se utilizan herramientas que permiten hacer el vacío y eliminar la humedad presente en el área del parabrisas a reparar antes de aplicar la resina.

Hay que puntualizar que esas grietas pueden aparecer también de forma repentina, sin haber habido un impacto sobre el vidrio previamente. Suelen ser provocadas por cambios bruscos de temperatura. Por ejemplo, al haber activado el aire acondicionado a tope y directamente sobre el vidrio en un momento en el que la temperatura exterior era muy inferior o muy superior. En este supuesto, la luna deberá cambiarse por completo.

Tampoco es reparable una rotura, por pequeña que sea, que esté localizada en los extremos del parabrisas o en el campo de visión directa del conductor, por seguridad.

En el resto de casos, si el agujero provocado no supera el tamaño máximo de una moneda de dos euros, aproximadamente, es muy factible su reparación; y del todo recomendable.

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Antes de aplicar la resina hay que limpiar restos de suciedad o pequeños vidrios que estén presentes en el área afectada.
Antes de aplicar la resina hay que limpiar restos de suciedad o pequeños vidrios que estén presentes en el área afectada.

Pensad que el parabrisas tiene que estar siempre en perfecto estado, ya que cualquier desperfecto afecta a su resistencia como estructura. Según señalan en Carglass, especialistas en la reparación de lunas de automóvil, "este elemento, cuando está en perfectas condiciones, soporta hasta en un 30 por 100 la deformación de la estructura o el aplastamiento del techo, en caso de vuelco, por ejemplo.

Además, la eficacia del airbag del acompañante está condicionada por el buen estado del parabrisas, pues al desplegarse se apoya sobre él, ejerciendo una enorme presión que podría llegar a arrancarlo. Por último, los sistemas ADAS de seguridad activa, basados en multitud de sensores, suelen instalarse en el parabrisas". Por todo ellos, es necesario llevar un correcto mantenimiento del parabrisas, y repararlo si este presenta algún defecto.

La resina, principal aliada

Una vez se ha aplicado la resina, hay que curarla con rayos ultravioleta.
Una vez se ha aplicado la resina, hay que curarla con rayos ultravioleta.

Existen kits de reparación caseros, que pueden dar un resultado más o menos satisfactorio, pero indudablemente la labor de un taller especialista garantiza los mejores resultados.

En ambos casos, la luna se repara mediante la utilización de una resina especial, que se aplica para rellenar el hueco generado en el vidrio por el objeto que ha impactado. Previamente hay que limpiar bien el parabrisas y la superficie afectada, eliminando restos de pequeños vídrios o suciedad; A continuación se adhiere al parabrisas una pequeña herramienta que sirve para hacer presión sobre el área afectada por el impacto y , a la vez, crear un efecto de vacío, eliminando aire y humedad. De esta manera, se podrá aplicar la resina que rellenará el orificio con total eficacia.

Finalmente, se eliminan los restos de resina y se pule el parabrisas para disimular casi por completo el desperfecto.
Finalmente, se eliminan los restos de resina y se pule el parabrisas para disimular casi por completo el desperfecto.

Finalmente, se retira esta herramienta, y se vuelve aplicar una gota de resina al punto de impacto. Después se coloca encima una pequeña lámina de plástico y se procede al curado de la resina mediante una máquina de rayos ultravioleta o dejando el coche al sol.

Para dejar el mejor acabado, se retiran los restos de resina sobrante con una cuchilla y se pule el parabrisas.

Esta es básicamente la operación que permite que el desperfecto quede prácticamente invisible, a un coste bastante económico.

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