La reciente reafirmación de Teresa Ribera, vicepresidenta de la Comisión Europea, sobre la conocida prohibición de vehículos de combustión interna desde el año 2035 ha reabierto un fuerte debate sobre el tema en España y en Europa. Ya en su primer acto como alto cargo del comisionado europeo, el cual ha tenido lugar en una planta belga de la empresa AcelorMittal, la citada política ha descartado rotundamente que se vaya a aplazar o dar marcha atrás sobre el fin de los coches térmicos en 10 años dentro de los países que conforman la Unión Europea.
La ex ministra de Transición Ecológica en España y, desde hace pocos días, vicepresidenta y comisaria de Competencia del organismo geopolítico en cuestión, aseguró que retrasar esta medida no está sobre la mesa, subrayando el compromiso de la UE con la neutralidad climática. Sin embargo, estas declaraciones han desatado críticas desde diversos sectores que consideran que tal decisión podría tener consecuencias severas para la industria automotriz, el empleo y el Producto Interior Bruto comunitario y de algunos Estados miembros.
"La estabilidad con respecto a los horizontes temporales y las razones por las que se fijaron esos objetivos siguen siendo válidas y, en principio, no hay ninguna intención de cambiarlas", ha dicho Ribera, que complementaba sus afirmaciones indicando que es algo que ni la Comisión Europea (CE) ni casi nadie se plantea. Frente a la prensa, la ministra se preguntaba cómo se puede acompañar a la industria del automóvil a nivel europeo en un proceso de transformación que está en marcha y en una carrera global.
La transición más polémica del siglo, reavivada
Ribera defendió la medida como un paso esencial para mitigar el impacto ambiental del transporte, argumentando que el futuro debe estar centrado en tecnologías limpias (refiriéndose a los sistemas de propulsión). Sin embargo, representantes del Partido Popular Europeo han denunciado, otra vez, lo que consideran una postura sectaria y poco flexible. "Tenemos a una comisaria que no cuenta con ninguna sensibilidad hacia los problemas de la gente real. No se puede gobernar con imposiciones", comunican, alegando intransigencia y falta de diálogo.
En particular, el grupo conservador destaca la contradicción entre las declaraciones de Ribera y las directrices de la reelegida presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien ya abogaba por una transición basada en la neutralidad tecnológica. Fue ella quien abrió la puerta a combustibles sintéticos como los e-fuels, que podrían seguir alimentando motores térmicos más allá de 2035 (para lo cual sólo queda una década). Por lo tanto, la polémica vuelve a estar servida.
Impacto potencial en el empleo y la industria
La industria automovilística del Viejo Continente ha tratado, por todos sus medios, presionar para evitar el veto de Bruselas a los impulsores tradicionales, posición que ha compartido el PPE. Con todo, el nuevo Ejecutivo de la CE tendría previsto crear un plan de acción para el sector con ambiciones que rescatan la idea de limitar las ventas a sistemas de propulsión alternativos con el eléctrico y la pila de hidrógeno a la cabeza.
Los críticos señalan que la prohibición podría amenazar cientos de miles de empleos en el sector y varios eurodiputados han solicitado a la CE un análisis profundo e imparcial de los efectos económicos y sociales de estas políticas. Según dichos detractores, la nueva comisaria ignora los desafíos de la industria que más ha sufrido en el último lustro, priorizando objetivos ambientales sin proponer soluciones viables para una transición equilibrada y justa.
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Además, el mundo del motor europeo ha de afrontar otras barreras mientras tanto y tan pronto como en 2025. Por ejemplo, a partir del año que viene, Bruselas impondrá multas a los fabricantes de coches por superar los niveles de emisiones fijados por la recién estrenada normativa CAFE (Clean Air For Europe). Todo ello mientras combate, con estrategias más o menos improvisadas, una entrada imparable, pese a aranceles y otras medidas proteccionistas, de productos procedentes de China.
El debate sigue abierto y será crucial encontrar un ansiado punto de equilibrio entre sostenibilidad ambiental y preservación del tejido industrial. De momento, un total de siete Estados miembros ya han reclamado una alternativa a las sanciones anteriores, además de una prórroga para la prohibición de los turismos con motor de combustión interna. Todo ello, aseguran, limitará sus capacidades de innovación y también su competitividad en un contexto comercial agresivo.
En este vídeo te explicamos la normativa CAFE:
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