La conducción nocturna en España sigue siendo un gran desafío para la seguridad vial. Así lo revela un estudio realizado por la Fundación Línea Directa y Fesvial. Durante la década que va de 2013 y 2023, se registraron más de 276.000 accidentes nocturnos que dejaron más de 6.500 fallecidos, con un aumento del 24,5% entre esos años. El riesgo de usar el coche de noche ha crecido.
Según los resultados que arroja el informe en cuestión, a pesar de representar solo un tercio de los siniestros totales, los choques nocturnos tienen un índice de letalidad un 55% superior al de los diurnos, evidenciando los peligros específicos de conducir en condiciones de poca luz y mayor fatiga (en estas circunstancias, el campo de visión es un 20% inferior).
El documento que resumimos en este artículo, que ha sido respaldado por datos exhaustivos y la opinión de 1.700 conductores, pone de manifiesto la necesidad de reforzar la educación vial, mejorar las infraestructuras y extremar la prudencia para reducir unas cifras que son alarmantes.
Accidentes más letales y un perfil recurrente de las víctimas
El análisis destaca que los accidentes nocturnos no solo son más frecuentes al inicio y final de la noche, sino que los más mortales suelen ocurrir entre las 3 y las 5 de la madrugada, sobre todo durante los fines de semana y en los meses de noviembre y diciembre. Además, según el perfil de las víctimas, el conductor más habitual es un hombre de 38 años que maneja un turismo con entre 10 y 15 años de antigüedad en áreas urbanas, aunque los accidentes en vías interurbanas tienden a ser más letales, especialmente debido al factor velocidad.
Al margen de los usuarios de coches y otros vehículos más voluminosos y pesados, los peatones y motoristas también se ven gravemente afectados: más de 1.500 peatones y 1.300 motoristas perdieron la vida en los últimos 10 años, representando un 24% y un 20% del total de fallecidos, respectivamente. En cualquier caso, entre los siniestros más comunes se incluyen colisiones frontolaterales, atropellos y alcances, siendo los más graves los despeñamientos y los choques frontales directos.
Por comunidades autónomas, Navarra, Castilla-La Mancha y Castilla y León lideran las tasas de accidentalidad nocturna mortal, mientras que Madrid, Cataluña y País Vasco presentan los índices más bajos de la misma. En cuanto a los tramos más peligrosos, se encuentran el paso de la AP-7 por Tarragona, la N-340 en Castellón, la A-7 en Málaga, la B-10 en Barcelona y la M-50 en Madrid, zonas que acumulan decenas de fallecidos.
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Los factores de riesgo y la percepción de los conductores
El informe señala que los mayores temores de los conductores españoles al conducir de noche son la falta de visibilidad, los deslumbramientos y la somnolencia. El último caso no es baladí, pues el 5% de los automovilistas admite haber sufrido un accidente nocturno, con independencia de su gravedad, debido al sueño, mientras que el 20% afirma haber estado cerca de tenerlo. Adicionalmente, un 39% de los encuestados reconoce haber experimentado alguna "cabezada" al volante.
Los deslumbramientos también representan un problema significativo, ya que el 88% de los conductores asegura haberlos sufrido, mientras que 19 millones demandan mejoras en la iluminación de las carreteras convencionales y los pasos de peatones. Los expertos también advierten sobre fenómenos como la "hipnosis de la carretera", que afecta la atención de los conductores en trayectos largos y monótonos.
En este sentido, la Fundación Línea Directa subraya la gran importancia de medidas preventivas para disminuir los riesgos de conducir de noche. Se trata de acciones muy simples, como mantener limpios los cristales del automóvil, evitar deslumbramientos desviando ligeramente la mirada y descansar con la frecuencia adecuada en trayectos largos.