Ruta en coche eléctrico: ¿de Madrid a Bilbao con una sola carga?

¿Se puede actualmente recorrer grandes distancias en coche eléctrico sin sufrir por la carga? Es una pregunta que se hace a menudo. La teoría nos diría que sí. Echamos un vistazo a los dossiers de prensa de los diferentes coches eléctricos y vemos cifras de autonomía que nos hacen confiar en ello… Pero, ¿y en la práctica?

Como sabemos, las cifras de homologación suelen ser medias, combinadas en ciclos urbanos y por carretera, pero lo cierto es que la realidad suele ser algo diferente, porque influyen en ella muchos factores.

Por ese motivo, cuando recibí la invitación para hacer una ruta con un coche eléctrico de Madrid a Bilbao me pareció una forma excelente de vivir en primera persona cómo es enfrentarse a un viaje propulsada por electricidad, siguiendo condiciones reales de conducción.

Cuando llegamos a la sede de Iberdrola en Madrid, que es el lugar desde el que salíamos, varios coches nos esperaban. De todos ellos, el Mercedes EQS 580 es el que homologaba una mayor autonomía (678 km), así que aposté por él con el objetivo de saber si realmente podría llegar hasta Bilbao sin la angustia de mis compañeros, al volante de coches con menor autonomía.

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Al subir al coche y encender la pantalla, me encontré con que realmente, con la batería cargada al 100%, el EQS registraba únicamente 482 km. Hay una gran diferencia respecto a la cifra que homologa Mercedes, sí, pero es que el coche registra el modo de conducción previo que hemos hecho, las características de nuestra ruta… y el resultado final es distinto al esperado.

Sin embargo, estamos a 402 km de Bilbao, con lo cual esto debería ser suficiente para llegar a destino, así que nos ponemos en marcha.

Arrancamos de Madrid con la batería cargada a tope y, 231 km después, decidimos hacer la primera parada, en el Restaurante Hotel Abadesa (Burgos). Allí Iberdrola tiene un gran despliegue de cargadores, que el resto de compañeros de viaje reciben con alegría… Por las características de sus coches, ninguno de ellos hubiera podido llegar a Bilbao sin hacer esta parada.

¿Y nosotros? Al llegar a este punto, el Mercedes EQS 580 aún marca un 44% de autonomía, lo que son 192 km. Nos quedan 152 km para llegar. El consumo ha sido elevado en este primer tramo -26,1 kWh- y puesto que llevamos uno de los coches con más funcionalidades de la marca alemana, no hemos escatimado en usarlos: hemos “jugado” con la Hyperscreen, hecho uso de la calefacción, aprovechado las funciones de masaje… En definitiva, hemos disfrutado de él.

Y es que, si desembolsas 153.000 euros por un coche eléctrico, es comprensible que no quieras privarte de nada de lo que ofrece… y mucho menos con la angustia de la autonomía. El propio coche ofrece un sistema que te asesora sobre cómo optimizarla, desactivando, precisamente, algunas de sus funcionalidades e informando de la autonomía que podrías ganar en ese caso, pero no es el momento de hacerlo. Queremos que nuestro viaje no sea forzado.

Enchufamos el EQS -que ofrece una potencia de recarga máxima en C.C de 200 kW- a uno de los puestos de carga más rápida de los que allí dispone Iberdrola -a 350 kW- y entramos a disfrutar de un tentempié. Hace dos horas que hemos salido de Madrid y el hambre aprieta…

La parada se nos alarga un poco -50 minutos en total- pero cuando salimos la batería está cargada al 100%. Echamos un vistazo a la gráfica de recarga y, realmente, con tan solo unos 20-30 minutos de parada, hubiésemos podido recuperar el 80% de la capacidad de la batería para continuar nuestro viaje…

Es cierto que no partíamos de cero, pero la carga ha empezado lenta, a 102 kW. No podemos determinar por qué, pero una causa probable es que haya sido el propio coche el que no ha demandado más para autoprotegerse, probablemente por la temperatura de la batería.

Sin embargo, la curva de recarga nos demuestra que, durante nuestra ausencia, el pico de carga sí ha subido hasta los 120 kW, descendiendo lentamente una vez que ha llegado a ese 80% de batería y ha seguido a una potencia inferior hasta completar el 100%. En total, hemos recuperado 64 kWh. Y el resto de compañeros periodistas también han conseguido la carga suficiente en sus coches para seguir.

Vale, "¿y si realmente no necesito hacer esa parada o no me apetece hacerla?" Realmente, hay que usar el sentido común. Cualquier persona debería parar durante un rato, tras dos horas de conducción, a estirar las piernas y despejar la mente… por lo que realmente, esta parte del viaje no resulta tan descabellada. Estamos listos para seguir.

Que el destino de nuestro viaje haya sido Bilbao no es casualidad. Dado que viajamos acompañados por gente de Iberdrola, vamos a conocer el Global Smart Grids Innovation Hub que trabaja a destajo para dar respuesta a los desafíos de la transición eléctrica.

Es un laboratorio pionero en España. En él, por ejemplo, se tienen unidades de todos lo cargadores de todos los fabricantes del mercado, se hacen pruebas, se controla su funcionamiento y también se identifica si alguno no funciona correctamente, actuando en consecuencia.

¿Pueden pasar estas cosas? Desde luego, todavía sigue siendo un riesgo real... aunque en esta ocasión todo ha salido a pedir de boca para nosotros. Además, se colabora con los fabricantes de coches para testear la comunicación de sus baterías con los puntos de recarga.

También hay un centro de distribución que todos visitamos con entusiasmo. Es la centralita que identifica las demandas de energía y, por tanto, el lugar adecuado para hacer la pregunta del millón: ¿y qué pasará cuando todos los coches eléctricos se enchufen?, ¿debemos temer el apagón?

La respuesta que nos dan no es tan clara como nos gustaría, pero la conclusión a la que llegamos es que todo es fruto de un proceso. Antes de que eso ocurra, aseguran que serán capaces de identificar qué es lo que se necesita, dónde se necesita y cómo suministrarlo y adelantarse a los acontecimientos.

De momento, no es la situación a la que nos enfrentamos -aún no tenemos un parque móvil de coches eléctricos tan grande como para temerlo-, pero que existan lugares como este garantizan que el reto de las redes eléctricas en el futuro se aborde con seguridad. O en ello confiamos.

Antes de regresar a casa, ya al día siguiente y tras hacer noche en Bilbao, nos queda por descubrir otro lugar más: el parque eólico de Oiz; pero antes de subir a conocerlo, hacemos una parada. Iberdrola ha instalado en la subestación eléctrica de Abadiño, que es precisamente donde evacúa el parque eólico, baterías estacionarias.

Es la primera batería de almacenamiento eólico conectada a la red de España -hay otra procedente de fotovoltaica en Puertollano, pero no funciona de esta manera- y lo que hace es conservar los excedentes de producción de energía renovable para inyectarlos en el sistema cuando sea necesario, en lugar de parar las instalaciones de generación si la red no tiene capacidad para absorber su producción.

Los aerogeneradores tienen una potencia instalada de 6 megavatios (MW) y la planta dispondrá de una capacidad de almacenamiento garantizada de más de la mitad, en concreto 3,5 MW.

También servirá, por ejemplo, para aquellos días en los que el viento no hace acto de presencia y hay más demanda; una manera de tener garantizado siempre una fuente de energía limpia y renovable.

Finalmente, nos dirigimos al parque eólico. La ruta es preciosa, por una carretera de curvas absorbida por altos árboles y una densa niebla -Euskadi en todo su esplendor-, y toda la caravana de coches eléctricos se siente como en una procesión en esta subida que les lleva a venerar la fuente de vida que les da y les dará de beber en su futuro más inmediato. Y allí, entre nubes, están los molinos, trabajando sin parar para ganarse la confianza de todos los que aún miran esto de la electromovilidad con escepticismo.

Hay mucha gente trabajando detrás para que todo salga a pedir de boca en esta transición, pero el ser humano es un animal de costumbres y creo que aún nos queda camino por recorrer. A mi juicio, se requiere de planificación, de perder el miedo a lo desconocido y de confianza aún un poco a ciegas en este nuevo mundo de megavatios no exento de complejidad y barreras que destruir.

Aunque nuestro viaje llegue a su fin, pienso que la aventura más importante de todas no ha hecho más que empezar...