Porsche ha dado un salto decidido hacia la electrificación total de su gama con el nuevo Porsche Macan, un SUV que abandona el motor térmico, pero conserva la personalidad dinámica que ha definido al modelo desde su nacimiento, como ya pudo comprobar mi compañero Juan Carlos Grande en la primera prueba del Porsche Macan Turbo en asfalto.
Pero ¿cómo de bien o mal parada sale la faceta todoterreno de este SUV tras semejante transformación? Para responder a esta pregunta nos hemos desplazado hasta Bassella (Lleida), un entorno muy especial para la marca: fue aquí donde Porsche desarrolló, entre 1998 y 1999, los primeros prototipos del Cayenne, su primer SUV. Aquellos primeros mulos, que anticipaban el modelo definitivo lanzado en 2002, supusieron un punto de inflexión en la historia de la firma.
Allí se ha celebrado la Porsche Off-road Experience, un evento diseñado para que decenas de clientes puedan disfrutar de sus vehículos en un entorno ideal para poner a prueba su verdadero potencial. Y allí hemos tenido también la oportunidad de conducir todas las generaciones del Cayenne, que aún hoy sorprenden.
Son coches capaces de llevarte al campo de golf con comodidad y elegancia, pero igual de aptos para abrirse paso sin titubeos por pistas embarradas y caminos complicados. Especialmente las dos primeras generaciones, que conservaban una vocación claramente más aventurera.
Sin embargo, el protagonista de nuestra prueba off-road ha sido el Porsche Macan Electric, en su versión Turbo, que ha demostrado tener mucho de ese legado en su genética. Quizá las roderas no vayan a ser su hábitat natural, pero quiere dejar claro que está preparado para afrontarlo si la oportunidad se presenta...
Arquitectura eléctrica del Macan: ¿cómo influye?
El nuevo Macan Electric se construye sobre la plataforma PPE (Premium Platform Electric), desarrollada junto a Audi. Equipa dos motores eléctricos -uno por eje- que en conjunto ofrecen hasta 639 CV, con tracción integral electrónica y sin árbol de transmisión físico. Esto le permite una capacidad de respuesta hasta cinco veces más rápida que una tracción convencional.
Ambos ejes están conectados electrónicamente con un reparto de par variable e instantáneo, lo que se traduce en una motricidad y un dinamismo sobresalientes que pudimos comprobar en carnes propias. Además, incorpora un bloqueo de diferencial trasero electrónico (PTV Plus), que actúa casi al instante cuando detecta pérdida de tracción.
Chasis y suspensión del nuevo Macan
La suspensión es completamente independiente en ambos ejes, con sistema neumático adaptativo, capaz de modificar tanto la altura de la carrocería como la firmeza de los amortiguadores en tiempo real.
Se puede elegir entre varios modos de conducción -Normal, Sport, Sport+ y Off-road, este último con dos niveles de exigencia- que no solo modifican la respuesta del sistema de propulsión, sino también el comportamiento del chasis, la dirección y la altura libre al suelo.
Es posible, además, configurar un morro específico 'Off-road' para mejorar el ángulo de ataque, una solución útil frente al spoiler deportivo de algunas versiones (como nuestras unidades de prueba), que genera más carga aerodinámica pero resta capacidad en terrenos complicados.
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A pesar de ello, bastó con ser un poco más cautos a la salida de ciertos obstáculos -de dificultad media- para evitar cualquier roce o impacto; y en la ruta por la montaña, cabe destacar que enfrentó sin titubeos pendientes y desniveles por donde sería habitual ver a vehículos con mejores cotas todoterrenos. Una verdadera sorpresa.
Es más grande, pero también más ágil
El nuevo Macan ha crecido: 4,78 metros de largo, con una distancia entre ejes aumentada en 86 mm, aunque Porsche ha compensado el crecimiento con voladizos más cortos. Unido al nuevo eje trasero direccional (hasta 5º más), ofrece una agilidad sorprendente tanto en carretera como en pista.
En curvas enlazadas o giros cerrados sobre tierra, el coche transmite aplomo y una respuesta muy precisa, incluso en situaciones comprometidas. Y eso se nota especialmente en modo Off-road, donde la suspensión elevada y la electrónica de tracción trabajan para mantener el control en todo momento. Resulta complicado pillarle desprevenido, le pidas sobre el terreno que le pidas.
Comportamiento dinámico
Sobre el asfalto, el nuevo Porsche Macan Turbo impresiona por su respuesta inmediata (1.130 Nm de par) y por cómo gestiona el peso de las baterías sin sacrificar sensaciones. La dirección es firme y comunicativa, la carrocería apenas se inclina, y la suspensión neumática logra el difícil equilibrio entre confort y deportividad.
Eso sí, el neumático de carretera de serie puede limitar su rendimiento en terrenos más rotos o embarrados, aunque el trabajo conjunto del chasis y la electrónica logra una respuesta más que digna. Tracciona con autoridad -gracias también a su par motor- y transmite mucha confianza, incluso en superficies deslizantes como el fango.
Solo echamos en falta una mayor regulación de la frenada regenerativa, que actualmente solo permite activarla o desactivarla, sin posibilidad de modular su intensidad ni desde levas ni desde el sistema.
Una apuesta versátil y con espíritu
Porsche lleva más de dos décadas construyendo su legado SUV con modelos que no solo se defienden bien fuera del asfalto, sino que han marcado un estándar de comportamiento dinámico. Tras nuestra prueba en carretera y ahora en tierra y barro, podemos afirmar que el nuevo Porsche Macan Electric es una de las propuestas más completas y versátiles de su categoría.
Desde aquellos primeros Cayenne que rodaron por Bassella hasta este nuevo SUV 100 % eléctrico, muchas cosas han cambiado. Pero también ha quedado claro que cuando la base es sólida, la forma puede evolucionar sin perder su verdadero espíritu.
