Requena, merece la pena.
Una de las zonas más desconocidas de Valencia, formada por sierras de preciosos paisajes, pantanos y caminos revirados, es la que se ha dado en llamar como "Pirineo Valenciano".
El nombre ya nos da una idea de lo que nos vamos a encontrar, por lo que decidimos realizar una ruta con salida y llegada en Requena que nos transportase por los secretos que esconden las sierras de Utiel, del Negrete y de los Bosques.
Encontrarnos además en el corazón de la Denominación de Origen Utiel-Requena y sus afamados vinos, no iba a ser precisamente un hándicap o impedimento para que nos decidiéramos a hacerla, por lo que tomamos Requena como centro de operaciones y punto de salida y llegada de nuestra ruta de hoy.
El término municipal de Requena se extiende por una gran parte de la cuenca superior del río Magro y es, por extensión, el mayor término de la Comunidad Valenciana.
Ubicada entre la meseta castellano-manchega y el Mediterráneo del que tan sólo la separan 67 km. después de la crisis de la industria sedera del siglo XIX, surge en Requena, en 1910, la enseñanza enológica con la Estación Enológica de Requena, dirigida por don Rafael Janini, quien prácticamente define la trayectoria económica que debería seguir la ciudad para sustentarse en el vino.
Continuando la trayectoria vitivinícola, el 16 de noviembre de 1961 se inaugura y comienza a funcionar su Escuela de Enología (en aquella época llamada Escuela de Capataces, Bodegueros y Viticultores de Requena), una de las primeras escuelas enológicas de España.
Desde entonces la ciudad ha basado prácticamente toda su actividad económica en el cultivo de la vid y la mejora en la producción de vinos, siendo en estos momentos con unas 18.000 hectáreas uno de los municipios de España con mayor superficie de cultivos de viñedo y mayor producción vinícola.
Muchos son los monumentos y lugares para recorrer en Requena, un motivo más para empezar, terminar y, porque no, quedarse a dormir en la ciudad.
Podríamos empezar por el Barrio de la Villa. Es el más antiguo de Requena, donde se registraron los primeros indicios de población y fue declarado en 1966 Conjunto Histórico Artístico de carácter nacional.
También será interesante recorrer la Calle de Santa María con sus casonas en las que se pueden apreciar los arcos con dovelas de piedra, puertas originales con jambas, rejas y blasones; el Callejón de Paniagua, típico callejón moruno, donde se pueden observar dos de los contrafuertes de la Iglesia de San Nicolás; la Casa de Santa Teresa, situada frente a la Iglesia de Santa María, recibe su nombre porque en la antigua vivienda se hospedó Santa Teresa de Jesús en una de sus visitas a la ciudad; las Cuevas de La Villa, construidas por los árabes y que recorren el subsuelo de la Plaza de La Villa y la mayoría de las casas adyacentes.
En cuanto a edificios, destaca la Iglesia de San Nicolás, del siglo XIII es la más antigua de las iglesias de La Villa. Su estilo inicial era gótico, pero su pórtico quedó destrozado en 1702 en la Guerra de Sucesión, y fue reconstruida en el siglo XVIII en estilo neoclásico. Fue declarada BIC con la categoría de monumento el 14 de diciembre de 2008.
La Iglesia de Santa María, del siglo XIV, la más grande de las iglesias de La Villa declarada Monumento Nacional en 1931; la Iglesia del Salvador, cuyo templo fue declarado monumento histórico-artístico y pertenece al Tesoro Archivístico Nacional desde 1931.
La Alcazaba, construida por los almohades en el siglo XI y situada en la parte más elevada de La Villa; la Fortaleza, de estilo mudéjar, la Judería, la Medina, el Palacio del Cid y por supuesto, la Plaza de la Villa, la Plaza del Castillo, la Torre del Homenaje, el Monumento a la Vendimia, la Plaza de Toros... si, lo mejor es echar un fin de semana entero en Requena, merece la pena.
Desde el mismo Requena se accede a pista y enseguida, vides y almendros flanquean nuestro caminar, las pistas son en principio muy fáciles, y permiten contemplar el paisaje con relajación y tranquilidad. A pesar de ser mediados de febrero, los almendros en flor son en ocasiones los protagonistas del paisaje.
Poco a poco la pista se va estrechando y llenándose de piedras sueltas, aunque nada de esto parece molestar de momento al Renault Kadjar que hoy nos acompaña. En un momento dado llegamos a un arroyo que lleva más agua de la que parece, lo que nos obliga a bajarnos y mirar la profundidad. Decidimos cruzarlo poniendo primero la posición del selector de tracción en el modo bloqueo de diferencial y el Kadjar pasa sin inmutarse a pesar de unos rulos de Salsola amontonados en el lecho que hay que sacar empujando con el morro.
Pronto vislumbramos la pedanía de Estenas en la distancia, enclavada entre montañas, a 918 metros sobre el nivel del mar, en una zona de pinares.
Seguimos ascendiendo hasta llegar a Las Nogueras, la aldea situada a mayor altitud del término municipal. Está a 1.010 metros sobre el nivel del mar, casi 300 más que Requena.
Por preciosas pistas llegamos a vislumbrar Villar de Olmos en la distancia, pero no abandonamos la pista hasta llegar a Villar de Tejas, aldea de interés histórico de la Comunidad Valenciana y que además de la Iglesia de la Misericordia, no perdimos la oportunidad de fotografiar el Kadjar junto a la Tasca, definición de taberna cada vez menos empleada.
Seguimos nuestro camino y, en ocasiones, la pista se torna más complicada, con algunas zonas llenas de profundos regueros que llegan a dejar el coche en cruce de puentes y que hay que tomar con precaución para proteger los bajos.
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El premio viene en forma de increíbles paisajes cuando empezamos a bajar la cara norte de la Sierra de Negrete, en dirección al Embalse de Loriguilla... hasta que se vuelve a complicar con zonas estrechas, empinadas y muy pedregosas que en ocasiones nos obligan a bajar del coche y comprobar si es prudente seguir hacia delante.
Por suerte, esto es posible y finalmente llegamos al Embalse de Loriguilla, terminado en el año 1965 y localizado en la cuenca del río Turia, entre Chulilla y Loriguilla, a 63 km de la ciudad de Valencia. El contenido de su vaso se dedica a abastecimiento urbano, abastecimiento y regulación para regadío y producción hidroeléctrica, ya que aguas abajo de la presa (pie de presa), se localiza la Central Hidroeléctrica de Chulilla, con una capacidad instalada de 10,40 MW.
Seguimos avanzando en dirección a Chulilla y ya antes de llegar tenemos las primeras e impresionantes imágenes de las Hoces del Turia.
El río Turia, al introducirse en Chulilla, ha creado con el paso de los siglos una profunda garganta de paredes verticales que atraviesa la roca calcárea y constituye un espectacular cañón.
La población, dominada por el Castillo árabe, conserva torreones y murallas del lado de la población, ya que por la parte que da al río existe un impresionante cañón que lo hace inexpugnable por lo que, en ese lado, carece de construcciones defensivas.
Este es un lugar excepcional para realizar rutas de senderismo y cerca de la población se encuentran los famosos puentes colgantes de Chulilla. Se trata de dos puentes que nos permiten atravesar de un lado al otro el río, sorteando el estrecho barranco. Es por estos puentes por donde transitaban todos los días los trabajadores que participaron en la construcción del Embalse de Loriguilla en los años 50, y están rehabilitados desde hace unos cuatro años.
El patrimonio de Chulilla incluye la Iglesia de la Virgen de Los Ángeles, construida sobre la mezquita (siglos XV y XVI); la Ermita de Santa Bárbara, a las afueras de la ciudad, de estilo gótico y, por supuesto, el Castillo de Chulilla, que consta de antemuralla, torre barbacana, un bastión circular, dependencia abovedada, torres esquineras, y el recinto señorial con torre y restos de la residencia y dependencias auxiliares.
En las proximidades del pueblo no podemos olvidar las Pinturas Rupestres del Barranco de Falfiguera. Conjunto de representaciones antropomorfas y zoomorfas localizadas en un abrigo situado a escasos veinte metros sobre el lecho del río Turia. Fue descubierto en 1998 y desde 2011 se encuentra protegido tanto por la legislación nacional como por la autonómica, formando parte del Patrimonio de la Humanidad arte rupestre del arco mediterráneo de la Península Ibérica.
Seguimos dirección Sot de Chera, pero antes pararemos a hacer las últimas fotos de Chulilla desde la distancia primero, y de la Ermita de San Roque, después.
Estamos en la recta final de nuestra ruta, en la zona del denominado Parque Natural de Chera-Sot de Chera.
Los municipios de Chera, Sot de Chera y su entorno, son un espacio natural emblemático para el País Valenciano, ya que posee unos relevantes valores medioambientales, paisajísticos y culturales, además de ser la sede del primer parque geológico del País Valenciano, el parque geológico de Chera.
Se trata de un parque natural distinto a los habituales porque en él prima la geología. Una zona de enormes fracturas, que han llevado a desplazamientos de la corteza terrestre de hasta 600 metros y han hecho aflorar una gran diversidad de estratos. Cuenta además con un hermoso embalse, el de Buseo que se alimenta de las aguas del Reatillo, integrado en el paisaje.
En la zona en la que nos encontramos predomina la gastronomía serrana, que como se puede suponer, se compone de platos fuertes que ayudaban antiguamente a sobrellevar mejor los fríos inviernos y los arduos trabajos en el campo.
Podemos destacar los platos más importantes que, previo encargo, se pueden saborear en muchos de los establecimientos hosteleros de la zona; entre ellos, no deberemos perder de vista la olla churra, el rin-ran, los gazpachos del pastor, las gachasmigas, el ajoarriero, el mojete, los mantecados, congretes y las Llescas o Torrijas.
Finalmente y ya de vuelta en Requena, no quisimos perder oportunidad de "aprender" un poco más sobre los vinos de su denominación. Vinos que nacen cerca del mar, sobresalientes en relación calidad-precio y de una calidad fuera de dudas. Así, copa en mano, nos enteramos de que un 94 % del viñedo está cultivado de variedades tintas y que las blancas apenas representan un 6 %.
Sus vinos "Tradición", tienen como principal característica el ser obtenidos a partir de la variedad Bobal (autóctona de la DO Utiel-Requena, como la Tardana o Planta Nova), y solamente admitirán una mezcla de otras variedades en un máximo del 30%. Tendrá una graduación alcohólica mínima de 12% y en cualquiera de sus tipificaciones finales podría además ser crianza, reserva, gran reserva, superior o madurado en barrica.
Por citar solo algunos, destacaría el "Primum", elaborado con uva bobal con la participación de unas cuantas bodegas en un proyecto común y que resulta especialmente sabroso. El "Lagar de Lar" de la bodega Finca Ardal y elaborado con las variedades Tempranillo, Cabernet Sauvignon y Merlot; o el "Vegalfaro Crianza", posiblemente una de las mejores elecciones en cuanto a relación calidad-precio (en el entorno de los 8 €), y que "se deja beber" agradablemente en cualquier situación.
Efectivamente, no había ni ganas ni condiciones para coger el coche, algo que no nos preocupó lo más mínimo al tener reservada una habitación... no nos íbamos a ir de allí sin catar sus elaborados Cavas ¿no?... pero esto, forma parte ya de otra historia.
Excelente reportaje por la Comunidad valenciana (y que cada uno la llame como quiera), y muy bonito el Kadjar, aunque como alguno dice por ahí, el nombrecito se las trae.